El liberalismo clásico y su influencia en perjuicio de los derechos de los consumidores

AutorRamiro Prieto Molinero
Páginas44-46

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La filosofía liberal, que tenía al individuo como elemento central, era hostil a la protección del consumidor. Las concepciones surgidas en la revolución francesa, cuyos principios eran la igualdad, el individualismo y la libertad económica, eran reacias a la protección de ciertas personas o de ciertas categorías de personas. El razo-

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namiento era que, si todos los hombres eran iguales, entonces no debía haber ningún tipo de «privilegio especial», de manera que tanto productor como consumidor concurrían a negociar en igualdad de condiciones y con igual poder negocial3.

Al mismo tiempo, el liberalismo exigía en el plano económico un fuerte abstencionismo del Estado (el llamado «Estado gendarme»), de manera que, en nombre de la libertad de comercio y de la industria, éste no debía adoptar medidas que alteraran el libre juego de las fuerzas económicas involucradas; no debía, una vez más, inter-venir para imponer restricciones en defensa de los consumidores4.

Corolario de esta libertad económica era el principio pacta sunt servanda, el cual también era manifestación de la autonomía de la voluntad y se fundaba en la regla moral del respeto por la palabra empeñada; de esta forma, tampoco era posible la revisión o modificación de las condiciones contractuales, ni siquiera por razones de equidad. Aquello que dos partes iguales habían acordado libremente y con pleno conocimiento del negocio no podía alterarse, so pena de violar la libertad de negociación y afectar la certidumbre jurídica que todo contrato persigue como fin último. También en defensa de la libertad de las personas, el individualismo va a rechazar la idea de que alguien pueda ser juzgado responsable de un daño que no ha sido el resultado de su libre actuación; con lo cual, la idea de indemnizar daños producidos sin mediar culpa o negligencia resultaba impensable o directamente repugnante a tal concepción.

¿Cómo se daba la compra de un producto desde la óptica de la economía liberal? Pues bien, ésta suponía que en dicha operación existirían dos partes que, en virtud de la autonomía de la voluntad, se encontraban no sólo en igual situación económica de negociación, sino también con iguales conocimientos tanto respecto de la negociación en sí misma como del objeto sobre el cual ésta versara.

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Todo un razonamiento que en la compra de un producto masivo no se cumple en absoluto. Y esto es así no sólo porque en ella el consumidor vaya a encontrarse frente a una...

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