Leer o no leer, ésa es la cuestión

AutorMaría José González Ordovás
CargoUniversidad de Zaragoza
Páginas151-1646

Page 151

Este texto formó parte del Proyecto Docente defendido en una plaza de profesor titular de la Universidad de Zaragoza el pasado mes de noviembre de 2001. Agradezco aquí las consideraciones y sugerencias manifestadas entonces por la Comisión compuesta por los profesores Gregorio Peces-Barba, Juan Antonio García Amado, M.ª José Añón, Virginia Martínez Bretones y Joaquín Rodríguez-Toubes.

Hombre sin noticias, mundo a oscuras

Oráculo manual y arte de prudencia,

Baltasar Gracián

1. De la necesidad de un contexto para el texto

"Lee todo, pero con sentido crítico"

Conversación en la catedral, M. VARGAS LlOSA

Se atribuye a Oliver Wendell Holmes (jr.) una breve lección a algunos alumnos de leyes, "vuestra labor como abogados, les dijo, Page 152 será ver la relación entre vuestro hecho particular y todo el marco del universo". Según Harold Berman, el juez sabía bien que, "sin un particular contexto universal, los hechos son enteramente precarios" 1.

De cuáles sean las fuentes más adecuadas para proveer de ese "contexto universal" se ha hablado, al menos, desde Platón. En el libro III de su República el rechazo a la poesía, fábula y por ello falsaria, es el favor al monopolio de la mentira de magistrados 2. La Poética de Aristóteles da, en cambio, amparo a la representación 3. "El arte literario, decía él, es "más filosófico" que la historia, porque la historia se limita a mostrar "qué sucedió" mientras que las obras literarias nos muestran "las cosas tal como podrían suceder" en la vida humana" 4. El discípulo "defiende la preservación de las artes literarias por la convicción fundamental de que la poesía comparte no sólo su objeto, sino también su método de investigación con las ciencias éticas. Al igual que la ética, la tragedia investiga la acción humana" 5.

En cualquier caso, en el mundo antiguo la lectura fue privilegio reservado a la élite y así continuó hasta que el programa del humanismo se hizo praxis en la cultura occidental. Hablamos del siglo XIX, e incluso en algún caso XX, en época de mayor auge de las ideologías liceístas laicas de los estados nacionales burgueses. Hasta ahí el camino no había sido fácil. "El gusto por las letras, la filosofía y las bellas artes reblandece los cuerpos y las almas, asegura Rousseau [...]. El estudio gasta la máquina, agota el espíritu, enerva el coraje [... ] es así como uno deviene cobarde y pusilánime, incapaz de resistir tanto a la pena como a las pasiones" 6.

Todo lo cubre el "pérfido velo" de la cultura ilustrada. "Consideremos los horrorosos desórdenes que la imprenta ha causado ya en Europa, juzguemos el futuro por el progreso que el mal hace de un día para otro; fácilmente puede preverse que los soberanos no tardarán en aplicar su celo en prohibir en sus Estados este arte terrible igual que Page 153 hicieron para introducirlo" 7. Todo lo mueve el temor al fantasma de la corrupción, "propia de un yo complejo, presa del entramado que teje la cultura ilustrada" 8.

Mal que le pesase a Rousseau, con el tiempo el canon de lectura se convirtió en tentación y señuelo de la sociedad política. Tan es así que, sólo retóricamente, se pregunta Sloterdijk "¿Qué otra cosa son las naciones modernas sino eficaces ficciones de públicos lectores que, a través de unas mismas lecturas, se han convertido en asociaciones de amigos que congenian?" A decir verdad, eso y no otra cosa es, para Sloterdijk, el humanismo burgués, "el pleno poder para imponer a la juventud los clásicos y para declarar la validez universal de las lecturas nacionales [...]. Naturalmente también la validez nacional de las lecturas universales" 9.

Cuando la humanidad sólo había comenzado a acostumbrarse a vivir con los libros, previsiones algo agoreras dan ya por terminado el momento de mayor esplendor de la lectura. Como en tantos otros casos la cosa arranca de 1945. Los medios de comunicación de masas y las redes informáticas son hoy más que soportes de significados, nuevos fundamentos para la existencia. De tal modo que las sociedades actuales "sólo ya marginalmente pueden producir síntesis políticas y culturales sobre la base de instrumentos literarios, epistolares, humanísticos". Señal, y sigo con Sloterdijk, de que "la era del humanismo moderno como modelo escolar y educativo ha pasado, porque ya no se puede sostener por más tiempo la ilusión de que las macroestructuras políticas y económicas se podrían organizar de acuerdo con el modelo amable de las sociedades litararias" 10.

Page 154

Pero eso, aun discutible 11, no empaña las esperanzas que tenemos depositadas en la lectura. Un insigne administrativista ha dicho que "con un solo libro se puede formar un buen jurista" 12. No alcanzo a adivinar de qué libro pueda tratarse, imposible un manual, por bueno que sea. La lectura se nos hace imprescindible. Y no es sólo porque todo aspirante a jurista debe, en esta etapa, adquirir una "capacidad de construcción verbal" cuyo grado de precisión dependerá, en buena medida, de los libros 13. Ése sería motivo bastante, pues "encontrar las palabras oportunas en el momento oportuno es acción" 14. Pero hay algo más, de nuevo una convicción epistemológica.

2. Convicciones epistemológicas

Nuestros pensadores, los occidentales, han imaginado el comprender de dos formas bien distintas. O a la manera de Platón y Descartes que culminaría en Spinoza. O a la manera de Nietzsche. La primera "siempre caracterizó el conocimiento por el logocentrismo, la semejanza, la adecuación, la beatitud, la unidad". En la de Nietzsche, el entender es "la forma misma en que se nos hacen perceptibles a un tiempo las tres cosas (denostadas por Spinoza), un resultado de esos impulsos distintos y contradictorios que son los deseos de burlarse, de deplorar y de detestar" 15.

Para Nietzsche no sólo no es verdad que intelligere se opone a ridere, lugere y detestara, como dejó dicho Spinoza, sino que se trata precisamente de lo contrario. Intelligere, comprender, vendría a ser el resultado de cierta composición o compensación de las tres pasiones. Ni habría conocimiento absoluto y consciente, ni en su raíz nada parecido a la felicidad o al amor, sino más bien a un enfrentamiento de impulsos encontrados. También Foucault lo ve así cuando dice: "el Page 155 conocimiento es siempre una cierta relación estratégica en la que el hombre está situado [...], sería totalmente contradictorio imaginar un conocimiento que no fuese en su naturaleza obligatoriamente parcial, oblicuo, perspectivo. El carácter perspectivo del conocimiento no deriva de la naturaleza humana sino siempre del carácter polémico y estratégico del conocimiento" 16.

Quizá en la base de esa discrepancia lo que haya es un olvido y es que "bajo las condiciones de la modernidad ningún conocimiento es conocimiento en el antiguo sentido del mismo, donde "saber" es tener certeza, y esto se aplica por igual a las ciencias sociales y a las ciencias naturales" 17. Acaso por ello, con el tino de Hannah Arendt sea preciso discernir entre "pensamiento y cognición (que) no son lo mismo" 18. El primero emparenta la filosofía con el arte, "carece de fin u objetivo al margen de sí, y ni siquiera produce resultados" 19. En cambio, a través del segundo, convenientemente almacenado, llegamos a las ciencias, porque el conocimiento es un proceso que finaliza cuando persigue y alcanza los objetivos definidos. Por su parte la actividad de pensar, cosa de la literatura tanto como de la filosofía, "es tan implacable y repetida como la vida misma, y la cuestión de si el pensamiento tiene algún significado constituye un enigma tan insoluble como el de la vida; sus procesos impregnan de manera tan íntima la totalidad de la existencia humana que su comienzo y final coinciden con los de la vida del hombre" 20.

Pues bien, y si así es, ¿por qué no enriquecer la perspectiva como lo hicieran el propio Radbruch 21 o Carbonnier 22? Aunque pocos casos Page 156 se han dado de lo contrario, el propio Stendhal confesaba en una de sus cartas a Balzac que "mientras estaba escribiendo la Cartuja, para adquirir el tono correcto, leía de vez en cuando unas pocas páginas del Código Civil". Nadie sostiene que el Código Napoleónico sea una "obra maestra en el arte de la expresión literaria que un novelista deba tomar como modelo. Pero una ley de uso diario y extendido si ha de cumplir su función tiene que ser esmeradamente puntual en lo que enuncie: no ha de contener ni un vocablo superfluo, ni ha de faltarle ninguno indispensable, a fin de no dar pie a equívocos o ambigüedades" 23.

Aprovechemos la afinidad lingüística y discursiva de la literatura y el Derecho. Añadamos a las lecturas técnico-jurídicas y ensayos sociológicos, fundamentales en nuestra disciplina, una selección de obras literarias 24. Y no sólo por el entrenamiento que reporte al estudiante, dadas "las analogías existentes entre la interpretación de una obra literaria y la de un texto jurídico" 25. Inclusive a los teóricos dice Aarnio 26 o a los abogados, según Dworkin, a quienes "les vendría bien estudiar interpretaciones literarias [...] para mejorar la comprensión del Derecho" 27. Pero, aunque no es poco hay algo más, y es que "la buena literatura es perturbadora de una manera en que rara vez lo son la historia y las ciencias sociales". Se trata de aprovechar Page 157 el impulso de conocimiento insito en las buenas obras, consistente en "la interacción entre las aspiraciones generales humanas y ciertas formas particulares de la vida social que alientan o frustran dichas aspiraciones, modelándolas en el proceso" 28. El objetivo es acercar al estudiante a "formas persistentes de necesidad y deseo humanos encarnadas en situaciones sociales específicas" 29. En el fondo, una táctica más de acercarse a lo complejo de lo real. Porque somos todos iguales, dice la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR