Islam y poderes públicos en francia: el caso del futuro consejo francés del culto musulmán

AutorAntonio Pelé
Cargo del AutorInstituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas. Universidad Carlos III de Madrid

El objetivo de este trabajo es analizar los potenciales problemas que pueden originarse a raíz de la próxima creación del Conseil Français du Culte Musulman ("Consejo Francés del Culto Musulmán"). Con la creación de este consejo se daría por fin reconocimiento político a una religión que es la segunda en número de fíeles en Francia1. Sin embargo dicho reconocimiento podría afectar los principios de laicismo de la República. Antes de estudiar el caso concreto del Islam en Francia (mediante el análisis del proyectado Consejo), nos interesaremos brevemente en la situación de los otros países occidentales, con una especial referencia a la especificidad norte americana.

1. Panorama de las relaciones entre el Islam y los poderes públicos en Europa

Más de once millones de musulmanes viven en los principales países europeos, y más de veinte millones si tomamos en cuenta a los países de Europa central y oriental2. Su presencia deriva de los flujos migratorios provenientes de los antiguos imperios coloniales de Asia, África y el Caribe. Desde 1945, hubo varías olas migratorias: la de la reconstrucción económica de la post-guerra, la del crecimiento económico de los años' 60 y 70 con la interrupción oficial, en 1974, de la inmigración con fines laborales. A partir de la mitad de los años 80' la inmigración toma la forma del asilo político y de la clandestinidad. El asentamiento definitivo de la población musulmana se volvió irreversible y tuvo como consecuencia una gran visibilidad del Islam en las ciudades occidentales, como lo notó el profesor Felice Dassetto en su libro La constrution de l'Islam européen3. Dicha visibilidad refleja una realidad sociológica: el Islam tiene una de las más grandes expansiones en términos demográficos. Es en este contexto que la expresión de la identidad islámica emergerá como un elemento relevante de arraigo y con la manifestación de este fenómeno se cristalizaran las interrogaciones y las oposiciones que a veces, asumirán un carácter violento.

Debemos apuntar que la población musulmana no puede ser considerada como un todo homogéneo, sino que tiene una gran diversidad derivando de los países de origen (Turquía, países del Magreb, Pakistán, etc.) y de las escuelas de interpretación del Islam sunnita4: hanefismo (Turcos, musulmanes de los Balcanes), malekismo (Países del Magreb), hambalismo (Arabia Saudita) y chaafismo (Kurdos, Egipcianos).

La gran mayoría de los musulmanes inmigrantes en Europa y Estados Unidos proceden de países donde el Islam ostenta el papel de religión de Estado o de la mayoría de la población. La transferencia de esta cultura a un entorno no musulmán, pluralista y secularizado facilita nuevas formas de vivir la tradición islámica, debido sobretodo a la gran variedad de culturas de origen, pero también a las tradiciones y lógicas de cada sociedad de acogida. Ello requiere por parte de los musulmanes una cierta síntesis entre el Islam y la modernidad occidental.

En los países donde existe el reconocimiento jurídico de todas las religiones (Bélgica, Italia, Alemania y España), se ve favorecida la legitimación institucional del Islam. Así, por ejemplo, la ley española del 26 de enero de 1992 reconoce el culto musulmán a través de la Comisión Islámica de España (CIE) que aglutina a la mayoría de las asociaciones y federaciones musulmanas5. Se considera que vivían en el año 2000 en España más de 250.000 musulmanes, en mayoría clandestinos6. En 1974, el Estado belga fue el precursor en otorgar reconocimiento institucional al culto musulmán (300.000 fíeles), aunque fue recién en 1998, cuando tuvieron lugar las primeras elecciones del Ejecutivo de los Musulmanes de Bélgica.

La resistencia al reconocimiento del Islam tiene sus orígenes en mayor medida en la ausencia de apertura de las mentalidades que en la existencia de obstáculos institucionales. En Alemania, vivirían tres millones de musulmanes (dos millones serían turcos). La reivindicación de las principales asociaciones islámicas - ser reconocidas como organizaciones religiosas de derecho público (köperschaften öffentliechen)- se encuentra en pugna con el hecho de que la sociedad no está dispuesta a respectar el Islam como religión reconocida. Un rechazo que tuvo su colmo con la publicación en 1997, del libro de Wilhelm Heitmeyer, que vinculaba directamente los actos de violencia en Alemania con los jóvenes musulmanes de origen turco7. Sin embargo, la Islamische Föderation, tiene derecho a organizar clases de árabe en las escuelas públicas. En Austria, por el contrario, los musulmanes, lograron un reconocimiento oficial desde 1979.

En países donde existe una religión de Estado (Gran-Bretaña, Dinamarca, Grecia, Noruega) o una religión profesada por una gran mayoría, se otorgan los mismos derechos a la religión minoritaria, con un cierto retraso más o menos prolongado. Los dos millones de musulmanes británicos (la mayoría de los musulmanes en Gran Bretaña tienen en efecto la nacionalidad británica) militan hace desde tiempo para que las escuelas islámicas sean reconocidas por el Estado inglés. El reconocimiento de las escuelas patrocinadas por Yusuf Islam8 constituye un ejemplo de progreso limitado. También, se habló en este país de una "islamofobia", según el informe de Runnymede Trust en 19979.

Sin embargo, en los países de estricta separación Iglesias-Estado como Francia, la cuestión de la legitimidad institucional del Islam está aún pendiente10. Desde 1989, el reconocimiento de esta legitimidad se ha vuelto un asunto de Estado. En el caso francés, las dificultades derivan principalmente de una concepción muy rígida del laicismo, según el cual se deberían proscribir los signos religiosos del espacio público. Esta rigidez en la noción de laicismo se observa mayoritariamente en el mundo educativo, a propósito del uso del velo islamico. No obstante, desde 1989, el Consejo de Estado continúa afirmando que llevar signos religiosos no es incompatible con la laicismo11.

Por fin, si existe en Europa un cierto ocaso de la práctica religiosa entre los jóvenes musulmanes (solamente 12 % rezan cada día y casi 80 % no saben hablar su idioma de origen12) ellos mismos impulsaron asociaciones promoviendo la religión musulmana, tales los Young Muslims, la Islamic Society of Britain en Gran Bretaña, la Union des Jeunes Musulmans, la Association des Etudiants Islamiques de France, en Francia.

El caso de los Estados Unidos

Otra vez, es muy difícil evaluar el número de musulmanes en los Estados Unidos. Según la Muslim American Society serían 7 millones mientras que para el Council on American Muslim Relation la cifra sería de 11 millones. También, 30 a 40% de los musulmanes son Africano-Americanos autóctonos13, a la diferencia de Europa donde las comunidades musulmanes proceden de olas migratorias por distintos motivos, tanto laborales, sociales como políticos. 18 % de los esclavos procedentes de África eran musulmanes y fueron convertido al catolicismo14.La cuestión de la organización y legitimidad del Islam no se plantea tradicionalmente en este país15. Los asuntos religiosos están considerados como parte de la sociedad civil y sería inconveniente, incluso incongruente, que intervenga el Estado federal o los Estados federados.

De todas formas, lo dicho anteriormente no nos permite concluir que el Islam llega a ser aceptado por la sociedad americana. Los prejudicios y discriminaciones, símbolos de la paradoja americana, continúan. Esta característica se evidencia, por ejemplo en los medios de comunicación: las noticias, las ficciones de Hollywood, todo participa en la presentación de un Islam como sinónimo del terrorismo. Numerosas películas taquilleras como True Lies, 2000's Rules of Engagement, The Rock o The Siege, han sido criticadas por su representación estereotipada del terrorista musulmán16 y dicha visión afecta a los musulmanes en su vida cotidiana como lo apunta el American-Arab Anti-Discrimination Comittee17. Después de los atentados del World Trade Center, los musulmanes americanos han sido víctimas de distintas formas de intimidación y amenaza. En la semana siguiente al 11 de septiembre, fueron detectados 80 actos de vandalismo en contra de las mezquitas o centros musulmanes en el único Estado de New-Jersey por ejemplo18. Tal situación ocurrió también en Francia durante la guerra civil argelina y particularmente después de los atentados de París en 1995.

A diferencia de Europa, los musulmanes norteamericanos disponen de numerosos recursos para defenderse. Mientras que Europa los musulmanes tendrían dificultades en participar efectivamente en los asuntos políticos, los Estados Unidos presentarían mejor condiciones para que pudieran defender sus posturas19. Las libertades de conciencia y de expresión constituyen las piedras angulares de la sociedad civil y se encuentran garantizadas mediante importantes recursos jurídicos. Los musulmanes disponen así de una capacidad de expresión considerable a través de periódicos, institutos y organizaciones que tratan de minimizar y contrarrestar el discurso dominante acusador del Islam.

La primera organización musulmana, la Federation of Islamic Associations fue creada en 1954 y aglutinaba ya a 52 mezquitas y centros islámicos en Canadá y Estados Unidos...

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