De la investigación aplicada a la comunicación científica. Orientaciones para la realización de trabajos fin de grado y trabajos fin de máster

AutorFrancisco González Gómez y Jorge Guardiola Wanden-Berghe
Páginas57-74

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1. Introducción

Cuando tenemos en nuestras manos una publicación científica —artículo, capítulo de libro o cualquier otro formato—, podemos encontrarnos con distintos modelos de difusión del conocimiento. Textos de corte eminentemente metodológico en los que se expone una nueva técnica para el análisis de datos o un refinamiento de alguna técnica ya existente, revisiones críticas de la literatura, o, entre otros, estudios de caso. Sin embargo, el tipo de texto con mayor presencia en el ámbito científico es el que tiene por objeto difundir los resultados de una investigación aplicada. El interés por acercarse a este formato de comunicación científica tiene un creciente interés entre los estudiantes. De una parte, porque en ocasiones tiene que consultarlo para hacer algún tipo de actividad o trabajo que debe apoyar con referencias bibliográficas. De otra parte, porque ahora son los propios estudiantes quienes tienen que hacer trabajos de investigación aplicada que han de presentar a sus profesores y comisiones de evaluación. Es el caso de la modalidad de investigación para algunos Trabajos de Fin de Grado (TFG) y de Trabajos de Fin de Máster (TFM). Obviamente, también será el principal formato de trabajo para las Tesis Doctorales.

Pero, qué se entiende por investigación aplicada. Los trabajos de investigación aplicada tienen como punto de partida el planteamiento de una pregunta a la que se pretende dar respuesta. Dar respuesta a esa pregunta obedece a una doble finalidad: tener un mejor y más amplio

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conocimiento sobre el objeto de la investigación; y, en segundo lugar, contar con una base de conocimiento que permita tomar decisiones dirigidas a la mejora del propio estado de la cuestión objeto de estudio.

Para hacer investigación aplicada debe respetarse una secuencia. De manera esquemática, en la columna que aparece a la izquierda de la tabla 1 pueden verse cuáles son las fases seguidas en la investigación aplicada, desde que se formula la pregunta, hasta el momento en que el investigador obtiene conclusiones y recomendaciones para la toma de medidas. En el lado derecho de la tabla puede verse un ejemplo que ilustra y facilita la comprensión de las fases. Tomamos como ejemplo el ámbito de las ciencias de la educación, ámbito en el que, a buen seguro, el lector se sentirá cómodo en la interpretación.

El objetivo de este capítulo es explicar a personas no iniciadas en el tema cómo se escribe un texto científico. Esto es algo que puede ser de interés para alumnos que quieran hacer, según el caso, un TFG o un TFM, doctorandos en proceso de realización de la tesis doctoral y, en general, toda persona que tenga pensado hacer una investigación aplicada y desee su posterior difusión a través de un texto científico.

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Tras esta introducción, el capítulo se estructura en las siguientes partes. En el segundo apartado tratamos la elección del tema de investigación. En el tercer apartado se hace una reflexión sobre la importancia de los datos en el ámbito de la investigación aplicada. a continuación, en los apartados cuarto y quinto centramos la atención en la escritura del manuscrito. además, se aportan unas recomendaciones generales y se explica cada una de las partes de las que debe constar el texto científico. En el sexto apartado damos unos consejos a tener en cuenta una vez realizado el manuscrito. Finalmente, concluimos con unas reflexiones.

2. Sobre el tema de la investigación

Aunque pueda parecer algo sorprendente, la investigación y el investigador forman parte de un mercado. No perderlo de vista nos ayudará a elegir el tema y a orientar nuestro trabajo de investigación. En todo mercado hay un comprador y un vendedor. ahora bien, ¿quién compra y quién vende en el mercado de los textos científicos? En este mercado el productor y, consecuentemente, el vendedor es el autor del manuscrito. Ejerce de comprador, según sea el caso, el director del TFG, TFM o tesis doctoral, los miembros de los tribunales que han de valorar esos trabajos y, llegado el caso, el editor jefe de una revista o de un libro. Todos ellos reciben el trabajo y han de dar su visto bueno, les ha de convencer nuestro producto.

Por tanto, la pregunta que hemos de formularnos es qué podemos hacer para obtener un producto que sea atractivo. Hay dos elementos clave a considerar: la originalidad y el interés de la investigación, y la forma en que presentemos los resultados de la investigación. Nos centramos ahora en el primero de los elementos, el segundo lo desarrollamos en los siguientes apartados.

El trabajo deberá ser original, o relativamente original. Hemos de ser capaces de contar algo relativamente novedoso sobre un tema. Para poder decir algo novedoso sobre algún tema es necesario haber hecho un esfuerzo previo de revisión de la literatura. Leer mucho sobre un tema nos permite saber cuál es el estado del conocimiento sobre ese tema, y, consecuentemente, generar ideas que permitan ampliar el estado del conocimiento existente. El tutor de nuestra investigación podrá ahorrarnos esta fase si nos propone un tema que forme parte de su línea o líneas de investigación. Él ya habrá hecho ese esfuerzo previo de revisión de la literatura y conocimiento del tema que le permita proponer líneas de trabajo originales.

En los manuscritos se hace explícito el elemento de originalidad o novedad de la investigación cuando en la introducción se dice ‘La principal contribución del trabajo…’ o ‘El valor añadido de la investigación…’.

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Ya sabemos uno de los elementos que debe tener nuestro manuscrito: la originalidad. ahora bien, qué entendemos por algo relativamente original o novedoso. Podría considerarse como algo novedoso:

• Hablar sobre un tema no tratado previamente.
• Hacer un tratamiento del tema incorporando una nueva técnica de análisis de datos.

• aportar evidencia sobre un hecho concreto para una región/colectivo que no ha sido objeto de análisis previo.

• aportar evidencia sobre algún hecho concreto tras haberse producido algún cambio importante en el escenario de análisis. Por ejemplo, podría estudiarse qué ha sucedido en una determinada relación de causa-efecto después de producirse un cambio en el marco legal o institucional de relevancia.

• analizar el hecho a partir de un modelo ya consolidado en el ámbito de estudio, pero introduciendo alguna particularidad, como puede ser la incorporación de una nueva variable explicativa.

• Siempre, aunque sea el último recurso al que debamos acudir, podremos decir en nuestro trabajo que estamos aportando nueva evidencia para confirmar o refutar una determinada hipótesis de partida. Es lo que se llama aportar evidencia añadida sobre un tema.

Además, el tema deberá ser de interés para el potencial lector. Un tema muy novedoso, pero sin interés para la sociedad, no tendrá mercado. Habrá que tratar temas-problemas que preocupen a la sociedad. Un par de pistas para encontrar temas que sean de interés social. Por ejemplo, la consulta de la encuesta que pasa periódicamente el Centro de Investigaciones Sociológicas sobre la percepción que tienen los ciudadanos de los principales problemas en España. Otra posibilidad sería consultar recientes informes de instituciones internacionales como la OCDE, la ONU o la UE.

3. Los datos: el ingrediente imprescindible para la investigación aplicada

Ser esforzado en el trabajo y tener una idea original no son todavía ingredientes suficientes para plantearse seriamente la realización de un trabajo de investigación aplicada. Tenga en cuenta que sin datos no vamos a ninguna parte.

Una vez que hemos hecho una revisión de la literatura y tenemos cierto dominio del estado del conocimiento sobre un tema concreto, lo más coherente sería empezar la investigación a partir de la formulación de una pregunta o una hipótesis de partida cuya respuesta permita tener un mayor conocimiento sobre el objeto de análisis. ahora bien, para poder contrastar una hipótesis en el terreno de la investigación aplicada es ne-

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cesario contar con una buena base de datos. Sin una buena base de datos, no será posible avanzar en la investigación.

Entendida la hipótesis como un supuesto de partida que se establece con carácter provisional como base de una investigación en la que se tiene como objetivo confirmar o negar su validez.

Desafortunadamente, muchas buenas ideas de investigación se quedan en la imaginación de los investigadores o a medio camino de realización por no poder acceder a una buena base de datos. En ocasiones, la falta de recursos no hace posible la realización de un trabajo de campo que permita recopilar la información necesaria, en otras ocasiones la falta de transparencia de instituciones y empresas se convierte en un obstáculo infranqueable para el investigador.

Por tanto, una alternativa pragmática antes de comenzar cualquier investigación es poder asegurarse que será posible contar con una buena base de datos. ¿algún instituto u organismo hace públicos en su web los datos que se necesitarán?, aunque no sean de libre disposición ¿tengo recursos para adquirir las bases de datos que elaboran algunas organizaciones?, ¿cuento con recursos financieros suficientes para pasar un cues-tionario o hacer algún experimento?

En...

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