Introducción

AutorIgnacio Ruiz Rodríguez
Cargo del AutorLicenciado y doctor en derecho por la Universidad de Alcalá de Henares
Páginas13-31
INTRODUCCIÓN
Hoy en día no son pocos los que todavía me preguntan, cómo co-
nocí al menos una parte de la historia vital de Francisca de Pedraza, de
la cual poco se sabe hoy en día más allá de ese periodo histórico que se
proyecta desde el momento en el cual contrajo matrimonio, en 1612, al
año en el cual nalizaba su calvario judicial, en 1624.
Al margen de todo ello, tenemos alguna referencia de lo que fue su
educación en uno de los conventos que en ese momento se ubicaban en
la localidad de Alcalá de Henares, en donde pasaría su infancia tras ha-
ber quedado huérfana de padres, posiblemente a causa de alguna de las
múltiples pandemias que de manera cíclica se presentaban, llevándose
por delante, y de una manera tristemente habitual, a parte de la pobla-
ción de aquellas zonas afectadas.
En este sentido, hay que recordar que corrían los años 1994 y 1995,
cuando me encontraba enfrascado en el análisis y estudio de muchos de
los documentos manuscritos e impresos, que a la postre servirían para
confeccionar mi tesis doctoral en derecho, en la Universidad de Alcalá
de Henares. Por aquellos años había ya visitado muchos e importantes
archivos históricos españoles, que iban desde el de la Real Chancillería
de Valladolid, al General de Simancas (Valladolid), sin olvidar el Archi-
vo General de Indias, en Sevilla, al igual que algunos parroquiales de
lo que hoy son las comunidades autónomas de Madrid y de Castilla-La
Mancha. Igualmente visité la sección histórica del Archivo Municipal
de Alcalá de Henares y, por supuesto, varias bibliotecas universitarias,
como es la de la Universidad Complutense de Madrid, además de la Bi-
blioteca Nacional de España, en donde pasé varios meses inmerso en el
estudio de muchos de los libros y documentos que almacena, especial-
mente, en la Sala Cervantes.
14 Ignacio Ruiz Rodríguez
Finalmente, tocaba visitar al que sin duda es uno de los más im-
portantes archivos españoles, por el grueso documental que allí se al-
macena: el Archivo Histórico Nacional, ubicado en la madrileña calle
de Serrano. Allí, durante meses, nuevamente me enfrasqué en el aná-
lisis de miles de documentos procesales de la histórica universidad de
Alcalá de Henares, preferentemente en aquellos que de una manera u
otra contemplaban los siglos XVI y XVII1. Tras todo ello, en 1996, ahora
hace ya más de veinticinco años, tuve la fortuna de defender mi trabajo
de investigación ante un tribunal de catedráticos universitarios, cuya
presidencia correspondía al entonces decano de la Facultad de Derecho
de la Universidad de Alcalá de Henares, el doctor don Luis García San
Miguel, ahora tristemente fallecido. También formarían parte del tri-
bunal los doctores Mariano Peset Reig, de la Universidad de Valencia;
Rogelio Pérez Bustamante, de la Universidad Complutense de Madrid;
Esteban Mestre Delgado, de la Universidad de Alcalá y, nalmente, Luis
Enrique Rodríguez-San Pedro Bezarez, de la Universidad de Salamanca.
Aquella tesis doctoral, que portaba por título Fuero y Derecho Procesal
en la Universidad de Alcalá de Henares. Siglo XVII, fue galardonada con
la máxima calicación: sobresaliente cum laude por unanimidad.
Aunque mi vida académica tomaba nuevos bríos desde entonces,
ya que el estatus de doctor vino a abrirme muchas puertas en aquella
universidad española, que avanzaba por los derroteros del siglo XX para
pronto abrazar el XXI, en mi mente siempre estuvo presente uno de esos
miles de pleitos manejados que me había marcado de manera innita y
que tenía como protagonista a una mujer alcalaína, Francisca de Pedra-
za. Recuerdo con gran nitidez ese día 17 de enero de 1995, en el que ana-
lizando el legajo 191, caja 3, de la Sección de Universidades del Archivo
Histórico Nacional, en donde de manera reiterada, diríamos que casi de
manera monótona, los protagonistas eran docentes, discentes o alguno
de los aforados universitarios alcalaínos, tal y como vino a corresponder
a esa jurisdicción académica, cuando de repente tuve en mis manos un
proceso judicial distinto, que en principio pensé que había terminado
allí por error, quizá fruto de una catalogación defectuosa o de cualquier
1 Muchos de los protagonistas de esos procesos, tanto civiles como penales, pode-
mos encontrarlos en un libro que publicamos con el título Pleitos y pleiteantes ante la Corte
de Justicia de la Universidad Complutense (1598-1700), Madrid, 1998.

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