Introducción

AutorFernando Tocora
Páginas11-24
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Los sistemas judiciales funcionan como máquinas despachando pro-
cesos en línea de manera fordiana. No fue por azar que Kafka escribió «El
Proceso» relievando los tiempos y los laberintos de la justicia para llegar o
para no llegar a lugar alguno. Se trata de procesos formalistas (autolegitima-
dos performativamente) en los cuales los jueces renuncian, a la facultad de
juzgar, a la posibilidad de actuar y hasta a la capacidad de sentir. Desde que
la máquina empieza su operación, se debe continuar sin interrupción, sin
hesitación, sin remordimientos. Siempre habrá un desfase o brecha entre lo
que entra al sistema –in put– y lo que sale –output– de la justicia.
Una visión moderna de la justicia se impone como un sistema ciber-
nético en el cual los imputs se constituyen por los hechos que selectivamente
el poder dene como relevantes, los hechos que los policías y los procura-
dores ltran hacia el sistema judicial y por las diferencias que los individuos
deciden llevar a estrados judiciales. Ante todo, el poder dene la clase de
conictos que puedan ser considerados por las diversas jurisdicciones, y las
partes que pueden intervenir; se trata del principio de legalidad, funda-
mental para el modelo liberal; esos conictos son escogidos o denidos por
el poder; si bien, podemos seguir una línea del derecho que nos viene del
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