Introducción

AutorLuis Fernando Rodríguez
Páginas17-19

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El comercio internacional ofrece una oportunidad profesional única y un futuro prometedor a los interesados en la práctica de la mediación. Este futuro es particularmente brillante en los países de habla hispana, donde el incremento sostenido del comercio internacional en los últimos lustros comporta a su vez, inevitablemente, el del número de disputas mercantiles.

Si los litigios son una patología de los intercambios comerciales, el riesgo de padecerlos es inherente a las expectativas de beneicio. Ni el más prudente empresario puede eliminar del todo este riesgo, que en ocasiones se materializa, dando lugar a una controversia. Históricamente, el comercio siempre ha preferido la solución rápida y discreta de sus conlictos, evitando los lentos formalismos de los procesos judiciales, no pocas veces caros y de insatisfactorios resultados. Sin embargo, el Derecho de la época contemporánea, en su prurito por aianzar la autoridad del Estado, ha ofrecido poco mar-gen para soluciones distintas al juicio mercantil o a la negociación de las partes.

Este estado de cosas ha empezado a cambiar. Gracias al sostenido aumento del comercio y al progreso de las comunicaciones, las últimas décadas contemplan un renacer de los métodos alternativos de resolución de disputas mercantiles, los denominados "métodos ADR" (Alternative Dispute Resolution). A la mera negociación se unen ahora el arbitraje, la mediación y otros mecanismos híbridos para facilitar la solución de conlictos de una manera más barata y efectiva que el viejo juicio.

El surgimiento de todos estos métodos abre además un nuevo horizonte, que acabará revolucionando el modo en que tanto las

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empresas como los abogados gestionan la resolución de las disputas mercantiles. La mediación en el comercio internacional constituye un método de solución de conlictos mercantiles muy superior a sus principales alternativas: el juicio y el arbitraje. Los juicios ante los tribunales nacionales son largos y costosos y su resultado, no pocas veces incierto o frustrante. La parte extranjera se siente no pocas veces en desventaja. Por otra parte, el arbitraje comercial internacional se presenta generalmente como una opción mejor que el juicio. Las últimas décadas han visto así la explosión del arbitraje, al tiempo que también se han hecho patentes sus desventajas y limitaciones, como el excesivo coste, la lentitud del procedimiento y su inadecua-ción para algunos tipos de conlictos.

La existencia...

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