Introducción

AutorCarlos A. Gómez Otero
Cargo del AutorUniversidad de Santiago de Compostela
Páginas271-275

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Por "marco" se entiende aquel "cerco que rodea, ciñe o guarnece algunas cosas". En el caso de empresas creadas a partir de la investigación universitaria, es el propio marco jurídico el que constriñe, ciñe y limita el desarrollo de estas actividades. Ya lo advertía el informe Universidad 2000, más conocido como Informe Bricall, al señalar que "deberían eliminarse los obstáculos reglamentarios que complican o impiden las iniciativas de "spin off" desde las universidades229".

Si bien la Ley de Reforma Universitaria no hacía ninguna referencia a la creación de empresas surgidas a partir de la actividad universitaria, la posterior Ley Orgánica de Universidades (LOU) ya recogía esta figura como fórmula de vinculación entre la universidad y el sistema productivo. Así figuraba y figura en la Ley 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades reconociéndolo explícitamente en su art. 41.g)230.

Sin embargo, esta simple referencia en la Ley no era suficiente para que las universidades y sus investigadores pudieran desarrollar esta actividad. Muchas eran las cuestiones jurídicas planteadas231, pero fundamentalmente

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una de ellas la que limitaba su desarrollo: el régimen general de incompatibilidades cuya aplicación impedía la realización de actividades privadas al personal de las universidades con dedicación a tiempo completo, así como la imposibilidad de ejercer actividades privadas directamente relacionadas con su función universitaria.

Según el informe "Iniciativas emprendedoras en la Universidad española" editado por el MITYC, en diciembre de 2006, de las 72 universidades españolas, 52 tenían programas de creación de empresas. De las 37 universidades con iniciativas, el 89,2 % eran públicas, y éstas fueron creadas en los 5 últimos años (61,5 %). De estas iniciativas el 26,9 % se refieren a actividades de investigación (spin off académicos) y 73,1%, a actividades extracurriculares. Es decir, en los últimos cinco años han surgido en la mayoría de las universidades públicas programas de creación de empresas de base tecnológica. Sin embargo, esta actividad no ha conseguido despegar en toda su amplitud fundamentalmente por las dudas que se plantean en la participación del personal universitario en las empresas, sea como accionistas, como parte de los órganos de la empresa o como asesores de la empresa surgida en el seno de un grupo de investigación universitaria.

Por otra parte, la actividad de transferencia de tecnología o de colaboración en este tipo de empresas no tenía apenas incidencia en los complementos retributivos del personal docente, pese a ser mucho más costosa en algunos casos y requerir mayor tiempo de dedicación. De este modo, desde algunos sectores232se había propuesto la consideración de un "currículo tecnológico" como elemento a tener en cuenta en la evaluación de méritos del profesorado...

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