Intervención con Menores en casos de violencia Genero

AutorMaría Rosario Torres Reviriego - Encarna Martínez Grimaldi
Páginas261-281

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Ver notas 30 y 31

1. Introducción

En la última década han sido asesinados entre 44 y 46 niños y niñas por sus padres, más de la mitad en el régimen de visitas establecido. El año pasado fue el año con más parricidios por venganza contra la madre víctima de violencia de género desde 2010. Según Miguel Acosta Lorente, exdelegado de Violencia de Género más de 900.000 niños y niñas están expuestos a la violencia de género en alguna de sus formas, y más de 600.000 niños y niñas sufren violencia directa por parte del padre.

¿Qué le ocurre a un padre para asesinar a sus hijos? El psiquiatra Antonio Presto dice que "Hay que entender que un maltratador piensa que el está en su derecho a maltratar. Cree que son los demás los que le obligan (por su mal comportamiento, desafíos...) pero él no quiere. El se ve a sí mismo como una buena persona. A menudo son personalidades muy narcisistas también. Cuando mata a sus víctimas, se arrepiente profundamente. No quiere que los maltratados se vayan de su lado. A menudo no son capaces de asumir lo que han hecho y se suicidan-.

Las estadísticas de niños asesinados por las parejas o exparejas de las mujeres víctimas de violencia de género son relativamente recientes, pero lo cierto es que parece que el año pasado aumentó de forma alarmante siendo contabilizados nueve menores por distintas asociaciones. Los niños y niñas mueren descuartizados, estrangulados, calcinados, ahogados, tiroteados.

La falta de reconocimiento de la violencia de género como una situación de riesgo para el menor, como algo que va en contra del interés superior de éste, ha propiciado muchos de estos asesinatos o parricidios de menores, no se ha tenido en cuenta que un maltratador de género no puede ser un buen padre para sus hijos e hijas, no se ha valorado el riesgo que éstos corrían si quedaban en manos del agresor, no se ha tratado el tema con la suficiente rigurosidad, además de tenerse muy en cuenta el poder del páter familia del sistema patriarcal a la hora de determinar el régimen de visitas o la guarda y custodia, pues parece increíble pero no lo es y pasa en la realidad que agresores que han asesinado a sus parejas tengan contacto con los menores hijos de la víctima, y no puede deberse a otra cosa que a esa primacía de la

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figura paterna en el sistema patriarcal que arrastra las decisiones judiciales y la regulación legal en este tema.

El problema de la violencia de género y los menores es de una magnitud enorme, porque no sólo es que no se considere a un maltrador mal padre, sino que en una gran proporción las mujeres proceden a la ruptura sin denunciar la violencia de género sufrida por lo que es difícil que ésta se tenga en cuenta en un proceso civil de separación, divorcio o medidas paterno filiales a la hora de determinar la guarda y custodia o en el establecimiento del régimen de comunicación y estancia de los/as menores con el agresor. De los/las menores asesinadas en 2015, en tres casos su madre no había interpuesto ninguna denuncia por violencia de género contra el agresor.

Los agresores al perder el control y dominio sobre la víctima mujer, tras la ruptura, el único vínculo que mantienen con ésta es el de los hijos e hijas y es a través de ellos como puede seguir dominándola y atemorizándola, y haciendo daño, y lo hace, aun cuando ello implique dañar a los propios hijos e hijas. Otro punto a tener en cuenta es el ensañamiento de los padres con las hijas por el sólo hecho de ser mujer, que identifican con la madre en muchas ocasiones.

Se agrede a las mujeres con lo que más les duele, sus hijos e hijas, siguen maltratando a las mujeres a través de ellos y ellas, es violencia de género, con la vista gorda de la sociedad, siendo las suspensiones del régimen de visitas insignificante no alcanzando ni el 3%.

Como vemos el panorama es desolador y así Amnistía Internacional según los datos de la Macro encuesta de 2015 dice que más del 70% de las mujeres que han sufrido o sufren violencia de género tienen hijos e hijas menores que viven expuestos a esta situación de violencia y que son víctimas de la misma. También establece que el 61,7 % de las mujeres que alegan haber sufrido violencia en el último año declaran que sus hijos e hijas también fueron víctimas en algún momento.

El buen desarrollo evolutivo de los/las menores necesitan de un ambiente libre de violencia donde se encuentren protegidos, y estos menores no sólo viven en un ambiente de violencia, sino que una de sus principales figuras de protección, la madre, sufre una situación de violencia por parte de otra de las principales figuras, el padre.

En muchas ocasiones y en referencia a la infancia se utilizan indistintamente los términos de violencia de género y violencia doméstica, haciendo alusión al tipo de violencia sufrida, pero se ha de precisar la diferencia entre ambos conceptos.

Otro dato importante es que son las niñas las principales víctimas de la violencia de género.

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2. Tipos de maltrato infantil

El maltrato puede ser:

  1. Físico: Acción de forma voluntaria que provoca lesiones o la pone en grave riesgo, como puñetazos, golpes, bofetadas, pellizcos, nalgadas, tirones de pelo, empujones, lanzamiento de objetos...

  2. Psicológico: Insultos, vejaciones, intimidaciones, humillaciones, ridiculizaciones, mofas, menosprecios, manipulaciones, coacciones....

  3. Negligencia física o emocional: Falta de control sobre las rutinas de los/as menores, falta de límites y normas, no cubrir las necesidades básicas y de desarrollo intelectual, desinterés, falta de contacto afectivo...

  4. Abuso sexual: El uso de una menor o un menor para estimularse sexualmente. Puede consistir en contacto físico como agresión con penetración y violencia (violación), agresión sin penetración con violencia, abusos sin violencia con penetración o sin ella, tocamientos..., o sin contacto físico como puede ser la masturbación delante de los/as menores, exposición de órganos sexuales....

3. Formas de exposicion de los/as menores a la violencia de género

Al principio, en los años noventa la exposición de los menores se conceptuaba como presencia física, y se veía a los menores como observadores o meros espectadores. No se consideraba el daño que sufrían los menores, solo el daño de la madre y el tratamiento de recuperación se dirigía sólo a ella. Pero tras diversos estudios se demuestra que la exposición de los menores a la violencia de género causa daños o efectos perjudiciales en los/as menores y que afecta a su desarrollo evolutivo convirtiéndose en víctimas directas de la violencia de género, teniendo en cuenta no sólo la presencia física sino también otros factores cualitativos y descriptivos.

La exposición a la violencia de género origina efectos negativos en la infancia, independientemente de la edad de los/as menores que la sufren, aunque se producen con mayor intensidad en aquellos menores que sufren violencia de género y son víctimas de maltrato infantil.

Los daños que se producen en los menores como víctimas de violencia de género son muy variados, dependiendo de cómo hayan sido expuestos.

Han sido varios los autores que han establecido formas de exposición a la violencia de los menores entre ellos Holden (2003) habla de menores expuestos a la violencia de género, alejándose del término testigo, que implicaba esa presencia física y falta de efectos negativos en los mismos, y establece 10 tipos de exposición posibles, la perinatal, la intervención, la victimización, el ser testigo presencial, la escucha, la observación de consecuencias inmediatas a la agresión, y la de experimentar las secuelas, escuchar sobre lo sucedido e ignorar los acontecimientos. Los/as menores pueden sufrir varias formas de exposición a la violencia de manera simultánea.

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Los/as menores pueden sufrir los efectos de la violencia de género por la exposición y a la vez sufrir abusos por parte del agresor.

La exposición a la violencia es una situación de desprotección infantil pero que tiene unas características específicas, aunque algunos efectos sean los mismos, tiene otras peculiaridades, y efectos y consecuencias propios por el que es necesario abordar la situación desde la perspectiva de la violencia de género.

El término "menores expuestos a la violencia- incluye no sólo la exposición directa a la reacción del maltratador de forma física o psicológica, sino también la indirecta que afecta a las capacidades marentales y parentales por la situación de conflicto y desigualdad que se vive en el núcleo familiar.

A grandes rasgos,

  1. En primer lugar, está la exposición perinatal, que es la violencia que ejerce el hombre sobre la mujer cuando está embarazada. Puede ser física, psicológica o sexual, produciendo cambios en el feto como consecuencia del estrés.

  2. Una vez que el menor ha nacido la exposición de éste a la violencia puede ser interviniendo al proteger a su madre, esto va siendo cada vez más habitual a medida que los/as menores van creciendo.

  3. Victimizando al mismo menor, cuando es usado por el padre para colaborar en desvalorizar a la madre.

  4. Escuchando los gritos y golpes desde otro lugar que, aunque no permite el contacto visual directo si la...

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