Mejora de la innovación en las pequeñas empresas en Europa: la experiencia del programa SBIR en Estados Unidos

AutorCharles W. Wessner, National Research Council

Introducción1

Los políticos europeos son cada vez más conscientes de que la moderna economía del conocimiento depende de la capacidad de innovar de una región o nación. El desarrollo y mantenimiento de esta capacidad en Europa es uno de los objetivos políticos clave de la Comisión Europea. En ocasiones, las iniciativas europeas para fomentar la innovación han vuelto su mirada hacia Estados Unidos buscando posibles modelos de las mejores prácticas.2 Un elemento interesante del sistema de innovación de Estados Unidos es el programa SBIR, un programa que concede pequeñas subvenciones a las empresas pequeñas. Un programa semejante al SBIR puede ser un medio de favorecer el crecimiento y la innovación en las pequeñas empresas en Europa.3 Como primer paso para analizar las enseñanzas del programa, este artículo describe los objetivos y el funcionamiento del programa SBIR en Estados Unidos y ofrece un análisis de las críticas que se le han hecho así como de su posible papel en los sistemas de innovación en otros lugares.

Un reciente análisis de las colaboraciones público-privadas realizado por las 'National Academies' de Estados Unidos sugiere que el mecanismo del SBIR puede ser una herramienta eficaz para promover la innovación en las pequeñas empresas. Aunque el programa SBIR es una idea probada y un modelo valioso, sería necesario adaptarlo para que reflejase las condiciones particulares y la diversidad de los miembros de la UE.

El programa SBIR

El programa SBIR fue creado de acuerdo con la Ley sobre Desarrollo de la Innovación en las Pequeñas Empresas de 1982. Su finalidad era estimular a las pequeñas empresas para desarrollar el potencial tecnológico de nuevos procesos y productos y proporcionar investigación de calidad al Gobierno de Estados Unidos. Incluyendo a las pequeñas empresas que cumplan las condiciones requeridas en las actividades nacionales de I+D, las subvenciones del SBIR pretenden estimular la innovación en alta tecnología, con el fin de ayudar a cubrir las necesidades específicas de investigación y desarrollo de la nación. Según la ley citada, los organismos federales que tengan presupuesto externo de I+D superior a 100 millones de dólares, tienen la obligación de gestionar proyectos dentro del SBIR, asignando un porcentaje de su presupuesto externo de I+D para subvenciones a pequeñas empresas, a fin de que realicen investigación innovadora o investigación y desarrollo que pueda comercializarse y vaya en beneficio público.

El Programa SBIR se creó para estimular a la pequeña empresa a desarrollar el potencial tecnológico de nuevos procesos y productos, y proporcionar investigación de calidad al gobierno de Estados Unidos

La Ley de Fomento de la Investigación y Desarrollo en la Pequeña Empresa de 1992 aprobó de nuevo el SBIR y elevó el porcentaje del presupuesto de I+D que los organismos están obligados a reservar para subvenciones a las pequeñas empresas, desde el 1,25 al 2,5 por ciento. Este aumento era coherente con una recomendación de la 'National Academy of Sciences' de incrementar la financiación del SBIR como medio para mejorar la capacidad de la economía estadounidense para adoptar y comercializar nuevas tecnologías. En fechas más recientes, la Ley de Reautorización de las Pequeñas Empresas de 2000, amplió de nuevo el programa hasta el 30 de septiembre de 2008. Esta ley exige también que el 'National Research Council' evalúe la eficacia del programa.

Según este programa, los organismos federales que financien investigación y desarrollo deben asignar un porcentaje de su presupuesto de I+D para financiar a las pequeñas empresas que estén llevando a cabo programas innovadores de investigación y desarrollo

Objetivos operativos del SBIR

La ley de 1982 del SBIR, estableció dos objetivos amplios. De acuerdo con el informe que acompañaba a la ley4 (Senado de Estados Unidos, 1981), éstos eran: 'cubrir de forma más eficaz las necesidades de I+D utilizando pequeñas empresas innovadoras (que han demostrado de forma concluyente ser la fuente más prolífica de nuevas tecnologías), y atraer capital privado para comercializar los resultados de la investigación federal'.

En concreto, la ley de 1982 en la que se creaba el SBIR establecía cuatro objetivos para el programa:

Estimular la innovación tecnológicaUtilizar a las pequeñas empresas para cubrir las necesidades federales de investigación y desarrolloAumentar la comercialización por el sector privado de las innovaciones resultantes de la I+D federal.Fomentar y favorecer la participación de las minorías y de las personas menos favorecidas en la innovación tecnológicaDiez organismos y departamentos conceden subvenciones SBIR con un total de unos 1.300 millones de dólares anuales para apoyar una gran variedad de misiones federales. Aunque es grande en conjunto, el SBIR está descentralizado en cuanto a los organismos responsables de su ejecución. Esta descentralización es un reflejo de la diversidad de las metas del programa y de la variedad de empresas que reciben subvenciones bajo los auspicios del SBIR. Por ejemplo, las subvenciones SBIR concedidas por los National Institutes of Health (NIH), van a menudo dirigidas a iniciar el desarrollo de fármacos a largo plazo. Las del Departmento de Defensa (DoD), por el contrario, suelen ir dirigidas hacia la adquisición de productos y aplicaciones comerciales a más corto plazo. Hay que señalar que existen importantes diferencias entre los distintos organismos y en el seno de los mismos. Por ejemplo, los subdepartamentos de grandes organismos como NIH y DoD persiguen sus propios objetivos. Sólo dentro del DoD, estos objetivos van desde equipar a las Fuerzas Especiales o proporcionar unidades de gestión, hasta el desarrollo de vacunas para proteger a las tropas en campaña. Como reflejo de esta diversidad, cada organismo tiene también su propia forma de obtener solicitudes, sus propios criterios de selección y examen de los solicitantes.

Objetivos políticos del programa

Más allá de estas consideraciones operativas, el SBIR está al servicio del objetivo político más amplio de impulsar la innovación en Estados Unidos. Los mercados de capital riesgo estadounidenses se consideran a menudo amplios y profundos, si se comparan con mercados similares en otras partes del mundo. Sin embargo, están sometidos a asimetrías y limitaciones importantes, resultado del volumen de negocios, de las tendencias y de las modas.

Además de un reconocimiento creciente de la importancia de las pequeñas empresas para la innovación y el empleo, hay cada vez una mayor comprensión de los problemas que estas pequeñas empresas tienen a la hora de financiar su crecimiento. Es difícil obtener información fiable sobre pequeñas empresas con nuevas tecnologías. El predominio de estas asimetrías en la información hace que las inversiones en las primeras etapas sean difíciles, tanto para los inversores como para las empresas que buscan apoyo financiero. La escasa e imprecisa información existente en el mercado para financiar a las nuevas empresas, constituye por tanto un gran reto para muchas pequeñas empresas que buscan financiación para crecer. Algunos analistas han señalado que las asimetrías de información entre empresarios e inversores, resultan en desventajas para las pequeñas empresas5. Aunque los que aportan los fondos tienen importantes incentivos para obtener información sobre las pequeñas empresas en las que puedan invertir, es muy probable que el único que tenga un conocimiento profundo de la tecnología y de las oportunidades del mercado sea el empresario - especialmente en el caso de nuevas empresas tecnológicas. Además, es probable que ese conocimiento sea insuficiente para estimar, de forma fiable, los posibles beneficios. El resultado es la 'discriminación estadística' -para los inversores tiene sentido no financiar, incluso, oportunidades prometedoras, porque reunir la información necesaria para valorar los posibles beneficios es muy costoso, y a menudo imposible.

La información incompleta que existe en el mercado para financiar a las nuevas empresas constituye un gran reto para muchas pequeñas empresas que buscan financiación para crecer

Las estadísticas sobre la evolución del mercado de capital riesgo son también muy reveladoras. Como se puede ver en la figura 1, el capital riesgo en Estados Unidos no se distribuye por igual en las distintas etapas de la 'escala' de la innovación. De hecho, sólo un 1,43 por ciento de los fondos de capital riesgo se concentra en capital de lanzamiento. Esto significa que en 2002, el capital de lanzamiento procedente de fuentes privadas de capital riesgo - es decir, excluyendo los llamados 'ángeles financieros'- fue de sólo 302,8 millones de dólares (con un descenso desde los 843 millones en 2001) frente a los 1.600 millones de dólares al año de las subvenciones actuales del SBIR. (Otro programa de financiación de las fases iniciales, el Advanced Technology Program, tiene un presupuesto de 200 millones de dólares anuales.)

Figura 1. Distribución de los 36.500 millones de dólares de capital riesgo por etapas de desarrollo-2001

Otro problema al que se enfrentan las pequeñas empresas innovadoras es el volumen de negocio. La figura 2 muestra que, en los últimos años, ha habido una tendencia al aumento del volumen medio de negocio de capital riesgo, resultado de las exigencias de la gestión de los fondos y de los costes fijos para la administración de cada negocio. Esto implica que una financiación a más pequeña escala -la forma más normal para las nuevas empresas que comienzan- es más difícil de conseguir a través de operaciones de fondos de capital riesgo.

Habida cuenta de las asimetrías en información, la financiación con capital riesgo no suele dirigirse a las nuevas empresas que están aún en sus primeras etapas de funcionamiento

Figura 2. Volumen de negocio real medio (dólares constantes 2001)

Por último, la naturaleza cíclica del mercado de capital riesgo, representada en la figura 3, significa que la disponibilidad de los fondos es muy variable. Esto es aún más pronunciado en áreas que no parecen ofrecer las mismas posibilidades de beneficio en el mismo periodo de tiempo.

Figura 3. Ciclo del capital riesgo - tasas anuales de crecimiento del capital riesgo

Las empresas jóvenes se encuentran hoy en día cada vez más atrapadas en un sistema de innovación caracterizado por la lentitud del proceso y la aversión hacia el alto riesgo. A un extremo del sistema, pequeñas empresas innovadoras con modelos de negocio prometedores que tienen dificultades para conseguir clientes y generar beneficios, debido a los recientes recortes en los gastos tecnológicos. En el otro extremo, los mercados financieros, que se han venido caracterizando por valoraciones cada vez menos arriesgadas y un aumento de la falta de liquidez. La inversión de capital riesgo continúa en declive desde que alcanzó su punto más alto en el año 2000. En total, la inversión de capital riesgo fue de 21.200 millones de dólares en 2002, aproximadamente la mitad de los 41.300 millones invertidos en 2001. La imposibilidad de que las empresas pasen a la fase de Oferta Pública Inicial en condiciones aceptables, hace que haya una mayor demanda de fondos para mantener las inversiones existentes, y las priva de recursos e incentivos para nuevas inversiones.6

Dadas las dificultades que encuentran las nuevas empresas innovadoras para conseguir financiación, las subvenciones públicas pueden jugar un papel cada vez más importante para financiar nuevas ideas y nuevas empresas

En tales circunstancias, las subvenciones públicas pueden jugar un papel cada vez más importante para financiar nuevas ideas y nuevas empresas. Por ejemplo, con el declive actual en la financiación con capital riesgo, las solicitudes de financiación a través del programa SBIR gestionado por el Departmento de Defensa han aumentado alrededor de un 50 por ciento. Teniendo en cuenta el volumen, las tendencias y el carácter cíclico de los mercados de capitales, está claro que estos mercados no pueden considerarse como sustitutos de las subvenciones a pequeñas empresas innovadoras para financiarlas en sus etapas iniciales.

Esta realidad no se compadece con la opinión, frecuentemente expresada en Estados Unidos, del riesgo que supone que el capital privado sea 'desplazado' por el capital público - un punto de vista no demostrado empíricamente7. De hecho, más que desplazar a la inversión privada, las subvenciones públicas limitadas y competitivas pueden tener en algunos casos un efecto de 'reclamo' al respaldar la viabilidad de una innovación de una pequeña empresa frente a los inversores, lo que ayudaría a dicha empresa a atraer más capital procedente de fuentes privadas. Este efecto de respaldo puede actuar como una poderosa señal para los inversores privados, respecto a la solidez técnica y al mercado potencial del producto de una empresa.

Las subvenciones públicas limitadas y competitivas, pueden tener en algunos casos un efecto de 'reclamo' al respaldar la viabilidad de una innovación de una pequeña empresa frente a los inversores, lo que ayudaría a dicha empresa a atraer más capital procedente de fuentes privadas

Diseño del programa

Al ser un programa nacional, el SBIR está administrado por diez agencias del gobierno federal. Como ya se ha mencionado, cada agencia tiene múltiples objetivos, y muchas tienen múltiples subgrupos con objetivos muy diferentes a la hora de tomar las decisiones sobre las subvenciones. Aunque parece muy complejo, la flexibilidad de su estructura administrativa es una de las características positivas del programa: asegura que los objetivos del programa se adapten a las diferentes misiones de estas agencias y a las necesidades de desarrollo de las distintas tecnologías.

Aunque hay flexibilidad en lo que se refiere a la aplicación del programa, su diseño total de ejecución en todas las agencias está estructurado en tres fases: la fase de lanzamiento o fase exploratoria, la fase de prototipo y la fase de comercialización

A pesar de esta flexibilidad en la ejecución, el diseño total del programa aplicado en todas las agencias está estructurado en tres fases: la fase de lanzamiento o fase exploratoria, la fase de prototipo y la fase de comercialización:

Fase I, es la fase de lanzamiento. Normalmente se conceden subvenciones de hasta 100.000 dólares por un período de seis meses para realizar el análisis del mérito tecnológico y de la viabilidad de una idea o tecnología. En la práctica, en la fase I se conceden subvenciones medias de 75.000 dólares, aunque, en algunos casos, por ejemplo el del NIH, pueden ser considerablemente mayores. Esta flexibilidad permite que los solicitantes puedan pedir mayores cantidades de dinero o más tiempo para llevar a cabo la primera fase, si lo necesitan. Sin embargo, esto supone que se eleven los requisitos para conceder la ayuda y, por tanto, que aumenten las posibilidades de que no sea concedida. El objetivo de esta primera fase es verificar el mérito tecnológico y la viabilidad de la investigación o el trabajo de I+D propuesto, y determinar el buen funcionamiento de la pequeña empresa que ha obtenido la subvención antes de conceder más ayudas federales. La primera fase es muy competitiva: sólo el 12 ó 14 por ciento de las propuestas consiguen subvenciones. Fase II, es la fase de prototipo. En ella, se realiza el trabajo de I+D y el promotor evalúa no sólo el mérito científico, sino también las posibilidades de comercialización. El objetivo de la fase II es continuar la investigación o el trabajo de I+D iniciado en la fase I. Sólo los que consiguieron subvención para la fase I pueden obtenerla para la fase II. Aproximadamente, el cuarenta por ciento de los que obtuvieron subvenciones para la fase I, las consiguen para la fase II. Las ayudas para la fase II se conceden normalmente para dos años y la cantidad concedida puede llegar a los 750.000 dólares. En la actualidad, las ayudas para esta segunda fase alcanzan una media de 507.000 dólares, pero en algunos casos, de nuevo en el NIH, pueden ser cantidades muy superiores y por períodos más largos, lo que refleja las exigencias del desarrollo de fármacos. Fase III, es la fase de comercialización -cuando la innovación pasa del laboratorio al mercado. Los fondos del SBIR no se aplican directamente a esta fase. Es una fase de alto riesgo en el programa, ya que de ningún modo está garantizada la 'aceptación' por los directivos del organismo. A menudo, las pequeñas empresas deben encontrar financiación en el sector privado o en otras agencias federales de financiación que no participen en el programa SBIR. El objetivo de la fase III, si es oportuno, es que la pequeña empresa se ocupe de conseguir fondos no provenientes del SBIR con el objetivo de comercializar los resultados obtenidos de las actividades de I+D realizadas en las fases I y II. En algunas agencias federales, la fase III puede suponer proseguir con actividades de I+D o contratos de producción no subvencionados por SBIR para productos, procesos o servicios destinados a su utilización por el gobierno de Estados Unidos.Eficacia y tendencias del programa

La eficacia del programa SBIR se basa en su seriedad, su competitividad, el rigor y la objetividad reconocidos del proceso de selección, y la flexibilidad con la que se administra en las diferentes agencias del gobierno que participan. El diseño del programa genera incentivos positivos que refuerzan tanto sus operaciones como la generación y flujo de información dentro del programa y acerca de él (tabla 1).

La eficacia del programa SBIR se basa en su seriedad, su competitividad, el rigor y la objetividad reconocidos en el proceso de selección, y la flexibilidad con la que se administra

Tabla 1. Condiciones para la eficacia del programa SBIR

Mejora de la motivación Mejora de la información

Nivel operativo Financiación 'garantizada' para el programa

Estimular al empresario para que pida la subvención

Incentivar a las agencias para obtener tecnologías que refuercen su misión

Las propuestas de abajo a arriba por parte de la industria fomentan la innovación real Llegar hasta los posibles solicitantes

Transparencia del proceso de decisión

Evaluación continua del proyecto

'Efecto respaldo' de la subvención para atraer financiación privada

Nivel político Beneficio público de las inversiones en I+D

Apoyo público y concienciación sobre los beneficios de la innovación

Aceptación pública de las recompensas a los empresarios El interés del Parlamento o del Congreso y el apoyo al programa se refuerzan mediante la evaluación de los resultados del programa y la objetividad en el proceso de selección

Evitar el problema de los 'amiguismos' políticos

Asegurar que exista entre los gestores del programa un ambiente propicio a la innovación puede contribuir a la eficacia operativa del SBIR. Por ejemplo, la presentación de propuestas y su gestión a través de Internet, tal como han hecho algunas agencias como la NASA, ayuda a reducir el uso de papel, acelera el proceso de presentación de solicitudes y facilita el seguimiento de las propuestas y su evaluación. Además, la gestión electrónica puede ayudar a dar una mayor transparencia a las operaciones del programa, aumentando así la responsabilidad y la percepción de imparcialidad.

La eficacia del programa también se puede mejorar con un mayor control del funcionamiento e impacto del programa. Salvo algunas notables excepciones, la evaluación no ha sido uno de los puntos fuertes del programa SBIR en sus primeros 20 años de existencia. Un modelo en este sentido podría ser el programa de evaluación del Advanced Technology Program (ATP) de EE.UU., en el cual se combina un riguroso y competitivo proceso de selección con una evaluación independiente de los méritos técnicos y comerciales de cada propuesta.8

La captación de posibles candidatos fuera de la agencia es muy importante. A menudo, los programas de captación, en los que los gestores del programa viajan por el país para ponerse en contacto con posibles beneficiarios de subvenciones, constituyen, por un lado, un recurso importante para que se tome conciencia de las oportunidades que ofrece el programa, y, por otro, una forma de conocer las reacciones que produce el programa. Entre las corrientes de información que recorren el sistema del SBIR, en su sentido más amplio, se encuentran también las que transmiten al Congreso los grupos que apoyan a las pequeñas empresas.

El funcionamiento de un programa de este tipo mejora cuando las políticas que lo dirigen se perciben, por encima de todo, como justas, coherentes y fiables, de manera que se evite el que se consideren como una forma de clientelismo político

El funcionamiento del programa también mejora cuando las directrices en las políticas que lo dirigen son - y se perciben- justas, coherentes y fiables. Para que se perciba como justo, el SBIR no se debe considerar como una fuente de clientelismo político, donde los 'amigos de los políticos' reciben un trato preferente en la solicitud de subvenciones o en el proceso de selección. Las políticas que promueven exámenes transparentes y rigurosos del mérito científico y de la viabilidad comercial, refuerzan la aceptación del programa por parte del público y aumentan el respeto hacia él. Estos exámenes deben ser el único criterio para que una empresa sea seleccionada para obtener financiación en las fases I y II. La calidad del examen tendrá un 'efecto de reclamo' que atraerá a la inversión privada - a menudo, algo mucho más importante para los pequeños empresarios que la cantidad de dinero que les concede el SBIR.

Las evaluaciones periódicas pueden jugar un papel fundamental en el proceso político, ya que ayudan a que exista un mayor reconocimiento de la utilidad de programas como el SBIR entre las pequeñas empresas, en la comunidad científica, en el gobierno y entre el público en general. Creando un crédito político, este reconocimiento puede ayudar a mantener el compromiso de los políticos con el programa.

Por último, la eficacia del SBIR radica en parte en que es un programa fiable. Goza de un prolongado apoyo político, y el mecanismo de financiación adoptado asegura que la financiación sea automática, manteniéndose en un porcentaje fijo de los presupuestos de I+D de las agencias participantes. Los fondos se entregan en la cuantía y en el momento previstos. De hecho, una de las grandes ventajas del programa es que proporciona un porcentaje fijo de los presupuestos de I+D de los organismos. Si los presupuestos de I+D aumentan, los fondos del programa aumentan de forma proporcional. Esto evita la incertidumbre que acompaña a los debates anuales sobre los presupuestos.

Críticas al SBIR

Aunque en Estados Unidos el programa SBIR goza del apoyo de los dos partidos, no está libre de críticas y controversia. Algunos lo ven como un 'impuesto' sobre los fondos de I+D de los organismos. Dada la presión sobre los fondos externos de I+D, muchos se oponen a que haya que destinar al programa SBIR el 2,5 por ciento del total. Los críticos afirman que separar fondos de I+D interfiere en la gestión eficaz de los programas de I+D de la agencia. Esta hipótesis sobre el impacto negativo del SBIR sobre la gestión de la I+D está todavía por demostrar.

Un problema relacionado se refiere a los diferentes órganos responsables de la I+D y a las pequeñas empresas. En el Congreso, los comités científicos se consideran a sí mismos como los albaceas de la componente pública de las actividades científicas y de investigación de la nación, basadas en las universidades. Para algunos, se puede considerar que el SBIR sirve a una institución distinta, a saber la pequeña empresa. Esto les ha llevado a pensar que el programa puede ser 'presa' de los intereses particulares a los que sirve. Otros críticos, por ejemplo, apuntan la existencia de un buen número de empresarios que consiguen una subvención y luego no generan apenas comercialización. Según éstos, ahí quedaría demostrado que el programa no funciona como se pretendía. Esta opinión todavía no se ha analizado de forma rigurosa y, lo que es más, tiende a subestimar la función investigadora del programa. Además, la identificación precoz de la viabilidad comercial de las innovaciones (o de su ausencia), puede acelerar la investigación y el desarrollo productivos, y puede ahorrar importantes cantidades de fondos públicos.

Una tercera crítica que se hace al SBIR es que sustrae recursos de I+D que podrían utilizarse mejor en las universidades, o asignarse mejor a través de los canales tradicionales de I+D de las agencias. Apuntando a lo que consideran como una tasa elevada de fracaso de las pequeñas empresas, algunos han sugerido que el programa fomenta la financiación de investigación y desarrollo marginal.9 Este punto de vista, sin embargo, obvia la cuestión de cuál debería ser el rendimiento adecuado de la inversión en nuevas tecnologías. Un punto de referencia puede ser el mercado de capital riesgo: en él, muy pocas inversiones en una cartera de fondos tienen éxito (alrededor del diez al veinte por ciento), pero las que lo tienen, normalmente obtienen altos beneficios. Teniendo en cuenta el sector en el que invierte el SBIR, una cuestión clave para evaluarlo sería saber si esta comparación es adecuada. Otra cuestión es saber si el fracaso de una empresa conlleva una pérdida completa de la inversión pública, o si, por el contrario, el conocimiento generado por las subvenciones del SBIR se transmite por otras vías más indirectas, con beneficio para la sociedad.

Una crítica que se hace al SBIR es que sustrae recursos de I+D que podrían utilizarse mejor en las universidades o asignarse mejor a través de los canales tradicionales de I+D de las agencias

Un cuarto grupo de críticas se refiere al problema del sesgo en la selección - el hecho de que el SBIR pueda conceder subvenciones a empresas que ya tienen las características precisas para conseguir una mayor tasa de crecimiento y mayores probabilidades de subsistir. Con respecto a esto, se ha dicho que cierto número de empresas que han recibido financiación del SBIR, habrían seguido el mismo proceso de comercialización si no hubieran recibido la subvención. Investigaciones económicas recientes han demostrado que esta crítica no es correcta10. Más aún, el asunto del sesgo en la selección ignora dos funciones importantes del SBIR: en primer lugar, al desarrollar y comunicar información sobre características de una compañía hasta entonces ocultas, el programa mejora la posibilidad de que los mercados de capital privado funcionen mejor. En segundo lugar, las subvenciones del SBIR pueden servir como motivación para la creación de una nueva empresa. Como observan Audretsch et al., el SBIR 'puede fomentar la actitud empresarial de algunos científicos e ingenieros que, de otro modo, nunca habrían tratado de comercializar sus conocimientos'.11 Los autores también han encontrado que 'el éxito de los empresarios científicos que recibieron apoyo del programa SBIR, influye sobre el comportamiento de sus colegas, induciendo la posterior comercialización'. Este efecto de estímulo es un resultado del programa y no existe en su ausencia.

Otro problema es el del sesgo en la selección -esto es, que el SBIR pueda conceder subvenciones a empresas que ya tienen las características precisas para conseguir una mayor tasa de crecimiento y mayores probabilidades de subsistir

Por último, algunos analistas adoptan una postura ideológica y objetan que el programa SBIR tiene una intervención innecesaria e injustificada en los mercados de capital.12 Esta afirmación asume niveles de información que no existen en realidad. Los mercados de capital, como cualquier otro mercado en el mundo real, son imperfectos. Las empresas de capital riesgo tienden a concentrarse en las últimas etapas de desarrollo tecnológico y no en empresas que estén en sus primeras etapas, y, además, son propensas a seguir las tendencias generales, como refleja el boom y luego el pinchazo de las empresas punto.com. A esto hay que añadir que la atención de los inversores institucionales privados no llega a todos los centros de innovación; el SBIR sirve cada vez más como mecanismo para ayudar a llevar la investigación universitaria al mercado.13 También se ha acusado al programa SBIR de desplazar o reemplazar al capital privado. Este punto de vista está de moda en ciertos círculos económicos, aunque no hay evidencia de que sea así.14 Por el contrario, parece que algunos programas del tipo del SBIR pueden estimular las inversiones, ya que los inversores privados consideran estas subvenciones como prueba del respaldo del gobierno a la calidad técnica de la empresa.15

Aunque las críticas vertidas contra el SBIR en EE.UU. pueden carecer de fundamento, es necesario hacer una advertencia. Un mecanismo como el SBIR, aunque útil, no funciona en una situación de vacío institucional y legal. Se necesita un marco político que favorezca la actividad empresarial para obtener el máximo beneficio de este tipo de programas. Impuestos confiscatorios, procesos de toma de decisiones sometidos a una burocracia lenta, reglamentos restrictivos, prejuicios culturales contra las empresas e incentivos negativos en las universidades, son elementos que pueden llevar a la consecuencia no pretendida de reducir la actividad empresarial. Por el contrario, un entorno favorable al empresario puede contribuir de forma importante a la creación de empresas, en general, y a la eficacia de un programa del tipo del SBIR, en particular.

Las posibilidades de programas del tipo del SBIR en otros lugares

La investigación en Europa es, sin lugar a dudas, de gran calidad. Existen muchos centros de excelencia y muchas regiones prósperas y especializadas con capacidad de capitalizar los avances científicos. Llevar esta investigación al mercado a través de nuevas empresas dinámicas, con todos los beneficios sociales que conlleva, es un reto fundamental para los políticos europeos. Un programa del tipo del SBIR podría constituir una valiosa herramienta política para promover la economía del conocimiento y para llevar al mercado los resultados de la investigación y la innovación europeas. En el contexto europeo, los programas semejantes al SBIR parecen tener muchas ventajas:

SBIR se ocupa de los problemas que se plantean en las primeras etapas de financiación - un área que entienden poco los políticos de muchos países, por ejemplo Estados Unidos. El SBIR ayuda a las empresas en sus primeras y, a menudo más vulnerables, etapas. SBIR sirve como catalizador empresarial. Estimula la creación de compañías con actitud empresarial que, de otra forma, no se habrían creado.16 SBIR es altamente competitivo. Las empresas que obtienen las ayudas deben pasar controles científicos y comerciales muy rigurosos. Esto avala la iniciativa de I+D de la compañía, lo que en algunos casos ayuda a atraer capital privado.SBIR es limitado. Las subvenciones son limitadas en tiempo y cantidad. Adecuadamente gestionado, la estructura del programa evita la dependencia a largo plazo de los fondos públicos.SBIR es un programa de coste relativamente bajo, y a menudo de gran eficacia. Las estructuras y objetivos del programa favorecen una pronta comercialización mediante contratos públicos o ventas en el sector privado, según resulte necesario. Cuando este certificado de calidad atrae capital privado, el impacto de la subvención aumenta.La estabilidad del SBIR es un elemento a su favor. Los fondos que se reservan para el programa garatizan su mantenimiento en el tiempo, asegurando así la continuidad, elemento clave en los programas nacionales de I+DSBIR dirige la iniciativa y la imaginación de los empresarios para que lleven a cabo importantes misiones públicas. Los nuevos procesos y productos pueden ayudar a las agencias nacionales a cumplir sus misiones con costes más bajos y, a menudo, con un mejor servicio y resultados más eficaces para el público.SBIR ayuda a abrir la puerta de la innovación y de la creatividad de la investigación universitaria mediante los incentivos profesionales y personales del mercado. Al estimular a las pequeñas empresas, un mecanismo como el SBIR puede ser un vehículo eficaz para llevar nuevas ideas, productos y procesos al mercado. Debe ser un elemento político clave de un sistema moderno de innovación centrado en el conocimiento.Es importante no olvidar que la orientación de un programa como el SBIR es diferente de la de otros programas cooperativos de la UE. Su finalidad no es la investigación cooperativa entre distintos grupos. No es normalmente un programa diseñado para atraer a empresas conjuntas. Su centro de atención es el empresario individual, o el investigador principal, deseoso de crear una compañía para desarrollar una nueva idea, a fin de contribuir a liberar el genio de la ciencia europea y explotar al máximo sus beneficios para la sociedad europea en su conjunto.

Conclusión

Generar crecimiento basado en la ciencia es un tema de gran interés político en todo el mundo. Hay un creciente reconocimiento del papel de las pequeñas empresas a la hora de ayudar a las universidades a llevar los resultados de sus investigaciones al mercado. Sin embargo, las pequeñas empresas se enfrentan a menudo a importantes retos a la hora de conseguir financiación adecuada durante sus primeras etapas de desarrollo. El programa SBIR de Estados Unidos es una pequeña, pero eficaz medida política dirigida especialmente a las necesidades de financiación de las nuevas empresas innovadoras. El creciente interés europeo en el programa sugiere la necesidad de un análisis más profundo de lo que es el SBIR y las lecciones que este programa norteamericano, que dura ya veinte años, puede ofrecer a los políticos europeos.

Una lección fundamental es la necesidad de objetivos claros, de medir el éxito del programa, y de evaluaciones periódicas. Estos controles proporcionan los datos que permiten mejorar la eficacia del programa en sus niveles operativo y político. En el nivel operativo, la evaluación continua del proyecto ayuda a controlar la calidad de las subvenciones. En el nivel político, los controles regulares pueden contribuir a un mayor reconocimiento de la utilidad del programa SBIR entre las pequeñas empresas, en la comunidad científica, en el gobierno y entre el público en general. Además de mejorar el conocimiento del programa, los controles pueden ayudar a que el programa se adapte a los cambios en las necesidades y oportunidades que se producen en la ciencia, en el mercado de capitales y en el mercado de innovaciones. A medida que avance la evaluación por parte de las 'National Academies', esperamos poder comunicar nuestras experiencias y hallazgos a nuestros colegas europeos, con los cuales compartimos el objetivo común de llevar los beneficios de la ciencia al mercado.

Palabras clave

innovación, pequeñas empresas, investigación financiada por el gobierno

Notas

  1. Las opiniones expresadas son las del autor y no reflejan necesariamente las del National Research Council, que es el brazo operativo de las National Academies. El autor desea expresar su agradecimiento al Dr. Sujai Shivakumar por su contribución en la preparación de este artículo.

  2. Véase EURAB Advice 2001-2002, capítulo 5, 'Improving Innovation.' Véase también Charles W. Wessner y Sujai J. Shivakumar, 'El papel de los macro-objetivos y los micro-incentivos en la política europea de I+D' The IPTS Report , nº. 69, noviembre 2002.

  3. Véase National Research Council, Government-Industry Partnerships for the Development of New Technologies-Summary Report, C. Wessner, ed., Washington DC: National Academies Press, 2003.

  4. U.S. Senate Committee on Small Business (1981), Senate Report 97-194, Small Business Research Act of 1981, 25 de septiembre, 1981.

  5. Véase Joshua Lerner, '¿Public Venture Capital¿: Rationales and Evaluation'. En: C. Wessner, ed. The SBIR Program: Challenges and Opportunities, op.cit., págs. 115-128.

  6. Véase PriceWaterhouseCoopers/Venture Economics/National Venture Capital Association Money Tree Survey, en http://www.pwcmoneytree.com/moneytree/index.jsp

  7. Véase Paul A. David, Bronwyn H. Hall y Andrew A. Toole. 'Is Public R&D a Complement or Substitute for Private R&D? A Review of the Econometric Evidence'. nº 7373, NBER Working Papers, 1999.

  8. Véase National Research Council, The Advanced Technology Program, Assessing Outcomes, C. Wessner, ed., Washington DC: National Academy Press, 2001.

  9. Véase, por ejemplo, Scott Wallsten, 'Rethinking the Small Business Innovation Research Program'. En: Branscomb y Keller, eds., Investing in Innovation. Cambridge, MA: The MIT Press, 1998, págs. 194-220.

  10. Véase Adam Jaffe, 'Building Program Evaluation into the Design of Public Research Support Programs,' Oxford Review of Economic Policy, próxima publicación.

  11. Véase David Audretsch, Jeurgen Weigand y Claudia Weigand, 'The Impact of the SBIR on creating entrepreneurial behavior,' Economic Development Quarterly , vol. 16, nº. 1, febrero 2002, págs. 32-38.

  12. Véase, por ejemplo, Scott Wallsten, Rethinking the Small Business Innovation Research Program, op. cit.

  13. Véase National Research Council, The Small Business Innovation Research Program: An Assessment of DoD¿s Fast Track Initiative. C. Wessner, ed., 2000. op. cit.

  14. Véase Paul A. David, Bronwyn H. Hall y Andrew A. Toole, op cit.

  15. Véase Maryann P. Feldman y Maryellen R. Kelley, 2001, op. cit. Véase Magnus Henrekson y Nathan Rosenberg, 'Incentives for Academic Entrepreneurship and Economic Performance: Sweden and the United States,' Stockholm School of Economics, SSE/EFI Working Paper Series in Economics and Finance, nº 362, 7 de marzo, 2000.

  16. Véase David Audretsch, Jeurgen Weigand y Claudia Weigand, 'Does the Small Business Innovation Program Foster Entrepreneurial Behavior? Evidence from Indiana'. En: National Research Council, The Small Business Innovation Research Program, An Assessment of the Department of Defense Fast Track Initiative, 2000, op. cit. Véase también David Audretsch, Jeurgen Weigand y Claudia Weigand, 2002, op. cit. Por último véase David Audretsch, Innovation and Industry Evolution, Cambridge: MIT Press, 1995.

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