In memoriam: Miguel Artola e Irene Castells

AutorIgnacio Fernández Sarasola
CargoDirector
Páginas1-4
“IN MEMORIAM”
MIGUEL ARTOLA E IRENE CASTELLS
Dos años después de que nos dejara el fundador de esta revista,
Joaquín Varela Suanzes, tenemos que lamentar la pérdida reciente de otros
dos grandes de nuestra historia constitucional, que también formaban parte
del comité científico: Miguel Artola e Irene Castells.
Glosar ambas figuras resulta osado, porque su trayectoria académica
es sobradamente conocida. Pero más allá de ese aspecto, que les proporcionó
una merecidísima fama como maestros de nuestra historia contemporánea,
había dos personas afectuosas, amables, y con las que siempre era grato
conversar, no ya sólo de historia, sino de cualquier tema. Siendo como eran
dos referentes, eran también un ejemplo de humildad. Todavía recuerdo
cuando, con ese humor tan suyo, me comentaba un día Miguel Artola que lo
suyo era hacer construcciones históricas más abstractas, porque tenía mala
memoria, lo que –decía– era un desastre para un historiador, ya que no se
recordaba de las fechas de las batallas. Acto seguido, hablabas con él y te
dejaba anonadado con los conocimientos que atesoraba. También encajaba
bien las críticas y, cuando en ocasiones algunas rozaban lo personal, las
asumía incluso con buen humor. Y es que, a pesar de su grandeza académica,
ambos eran sumamente accesibles, demostrando con su ejemplo que, por
fortuna, la excelencia científica no siempre va acompañada de ese mal que
tanto abunda en la academia, que es la vanidad.
Cuando Joaquín Varela quiso constituir el comité científico de
“Historia Constitucional”, los nombres de Miguel Artola e Irene Castells
surgieron de inmediato; era impensable fundar una revista que no invitase a
ser parte de ella a dos de los s grandes referente de nuestro país. Ambos
aceptaron tan pronto se lo ofrecimos, porque creyeron en el proyecto que se
les presentaba, a pesar de que, cuando se fundó en el año 2000, no había
precedentes: no sólo era la primera revista en el mundo dedicada
monográficamente a la historia constitucional, sino también una de las pocas
que existía en España, en el ámbito de la historia, en formato digital
(Hispania Nova, fundada por otros profesores tristemente desaparecidos,
Ángel Martínez de Velasco y Julio Aróstegui, fue el precedente en el que
mirarse). Artola y Castells supieron ver, con lucidez, que se trataba de una
apuesta de futuro, algo por otra parte que no resultó siempre fácil de
transmitir a historiadores y juristas, renuentes al principio a esa “extraña
experiencia” en la que a menudo no querían participar porque (cito
textualmente) “preferían el papel”. El tiempo ha dado la razón a Artola y
Castells, que supieron leer el futuro, quizás porque conocían a la perfección
el pasado.

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