La imposibilidad del imperio de la ley

AutorTimothy A. O. Endicott - Traductores: J. Alberto del Real Alcalá - Juan Vega Gómez
Páginas273-297

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EL imperio de la ley es inalcanzable. Las comunidades nunca lo logran completamente. Para eso se requeriría, entre otras cosas, que los funcionarios del gobierno se adecuen siempre al Derecho. Pero puede que no lo hagan, y presumiblemente no hay ninguna comunidad grande en la que los funcionarios siempre se ajustan al Derecho. En la medida en que los funcionarios no actúan conforme a Derecho, la comunidad deja de alcanzar el ideal del imperio de la ley. Quizás ninguna comunidad se ha aproximado a cumplir el ideal. Las personas no siempre siguen las reglas.

Afirmaré que éste es el único sentido en el que el imperio de la ley es inalcanzable. Sin embargo, la vaguedad en el Derecho parecería contradecir esta tesis porque la vaguedad aparentemente hace que el gobierno arbitrario sea algo, hasta cierto punto, inevitable. Si el gobierno arbitrario es inevitable a causa de la vaguedad, parece que el ideal del imperio de la ley es, en cierta medida, inalcanzable -pero por otra razón que la infidelidad al Derecho.

Evitar esta conclusión requerirá una explicación revisada de este ideal. Quizás porque las comunidades no llegan muy cerca del ideal, se ha discutido poco qué debería contar para alcanzarlo completamente. Sin embargo, esta pregunta resulta fundamental para comprender el ideal, e intentar contestarla genera problemas que aún no han sido planteados.

Los filósofos del Derecho han polemizado sobre cuál es la virtud que contiene el imperio de la ley, aunque existe un consenso sobre las requisitos del ideal: las leyes deben ser accesibles, claras, coherentes, regular hacia el futuro y estables, y la legislación y la acción del ejecutivo deben estar gobernadas por leyes con esas características, además de que debe haber tribunales que impongan el imperio de la ley.1

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El principio que gobierna estos requisitos es, como Joseph Raz señala, que «el Derecho debe ser capaz de guiar el comportamiento de sus sujetos».2 El Derecho que adolece completamente de los requisitos del imperio de la ley no sería en absoluto Derecho y un sistema jurídico que carece de estos requisitos en algún grado es defectuoso desde un punto de vista jurídico. Según frase de John Finnis, un sistema jurídico debe reunir los requisitos para estar «legalmente en buena forma».3

Los requisitos del imperio de la ley parecen ofrecer una respuesta a nuestra pregunta de qué es lo que debería contar como cumplimiento del ideal: si el ideal debe realizarse completamente, los requisitos también deberán reunirse completamente, de modo que perseguir el imperio de la ley va a consistir en maximizar la conformidad a estos requisitos. Desde esa opinión, podemos decir que el requisito de claridad exige que la vaguedad sea eliminada, y que una comunidad no cumple el imperio de la ley en la medida en que su Derecho es vago. En contra de esta afirmación defenderé que tal punto de vista haría al ideal no simplemente inalcanzable sino incoherente (Sección 2). Propondré al respecto una explicación revisada del ideal, en la cual la vaguedad no es necesariamente contraria al imperio de la ley (Sección 3).

Esta explicación revisada se apoyará en la discusión de tres problemas acerca del ideal, y que tienen que ver con el cambio jurídico, la terminación en la adjudicación y la oposición del imperio de la ley a la anarquía (Sección 4). Estos problemas surgen si pensamos que el imperio de la ley requiere una estabilidad máxima, la revisión judicial de cada decisión y que la vida de una comunidad sea totalmente gobernada por el Derecho. Estos problemas pueden dar lugar a pensar que el imperio de la ley es necesariamente inalcanzable, y solventarlos nos ayudará a resolver el problema de la vaguedad. La conclusión se dirige a las implicaciones para comprender el rol de los tribunales en el imperio de la ley, y argumento que es un deber básico de los tribunales decidir los casos que el Derecho no resuelve: e.g., imponiendo una resolución (Sección 5). La resolución es un requisito básico del imperio de la ley.

1. El contenido del Ideal

Una comunidad logra el ideal del imperio de la ley cuando la vida de la comunidad está gobernada por el Derecho. De este modo el imperio de la ley puede ser contrario a la anarquía, en la cual la vida de la comu-Page 275nidad carece de gobierno.4 Pero también el imperio de la ley puede ser contrario al gobierno arbitrario. Aristóteles ya dijo que era mejor estar gobernados por el Derecho que por cualesquiera de los ciudadanos.5

El gobierno arbitrario es una forma particular de gobierno irrazonable. En esta situación el gobierno abandona los límites de la razón para hacer generalmente la voluntad de los gobernantes. Una de las técnicas de gobierno arbitrario es prescindir totalmente del Derecho, aunque es mucho más común mantener un sistema jurídico y suspender leyes o ignorarlas o, cuando conviene, violar de otra manera los requisitos del imperio de la ley.

La gente tiende a pensar que un gobierno es "arbitrario" si se dan alguna o todas de las siguientes tres características:

(1) El gobierno es arbitrario si da efecto a la voluntad ilimitada de los gobernantes -como en una dictadura absoluta.

(2) El gobierno es arbitrario si no trata a los casos similares del mismo modo -si no trata a los ciudadanos consecuentemente.6

(3) El gobierno es arbitrario si es imprevisible -si no le dice a sus ciudadanos cuál es su situación, cuáles son sus derechos y sus obligaciones.

Parece que el gobierno será arbitrario si carece de restricciones, de congruencia o de certeza. El imperio de la ley parece ser opuesto al gobierno que es arbitrario en estos tres sentidos, pues el imperio de la ley ofrece restricciones, congruencia y certeza. Pero como discutiré en la Sección 2, el gobierno a través del Derecho inevitablemente carece, en alguna medida, de todas estas características. ¿Significa esto que el ideal del imperio de la ley es incoherente porque requiere y prohibe a la vez el gobierno arbitrario.

No pienso que el ideal del imperio de la ley sea incoherente, creo, en cambio, que deberíamos concluir que la carencia de restricciones, la incongruencia y la imprevisibilidad no son necesariamente arbitrarios en un sentido peyorativo habitual del término (aunque por conveniencia seguiré llamándoles "el gobierno arbitrario en los tres primeros sentidos"). Argumentaré que no necesariamente tiene que haber algo de inco-Page 276rrecto en un sistema jurídico que no logre imponer completamente límites a la actuación de los funcionarios, la congruencia completa y la previsibilidad total. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta aproximación tiene todavía algo pendiente por hacer: dar cuenta de qué es lo arbitrario en un sentido peyorativo habitual. Para eso necesitamos un cuarto sentido de "arbitrario" -un sentido que sea necesariamente opuesto al imperio de la ley, al que me referiré aquí y que trataré de explicar más abajo:

(4) El gobierno es arbitrario si sus acciones se alejan de la razón del Derecho.

La necesidad de reconciliar la falta de límites y la incongruencia con el imperio de la ley debe estar clara de inmediato: los gobernantes pueden usar el Derecho, y realmente lo usan, para realizar su voluntad. El límite formal del imperio de la ley puede imponer sólo un pequeño límite sustantivo sobre la voluntad de los gobernantes. Por lo que el gobierno puede adecuarse al imperio de la ley y todavía dejar a los gobernantes libres de las restricciones que la justicia y el bien común requieren. Y un sistema jurídico que se adecue al imperio de la ley puede tratar a los casos similares del mismo modo, pero sólo en el exiguo sentido de tratar por igual a aquellos casos a los que el Derecho se aplique de la misma manera. El Derecho puede ofrecer a los ciudadanos la certeza de que serán tratados arbitrariamente.

Por tanto, tenemos un problema sobre el contenido del ideal del imperio de la ley: parece exigir restricciones y, sin embargo, la ausencia de las mismas es inevitable. Este problema es irresoluble si pensamos que la ausencia de restricciones sobre las acciones de los gobernantes es necesariamente contraria al ideal. Sin embargo, podemos resolver el problema diciendo que el imperio de la ley es técnicamente contrario al gobierno arbitrario. Esto no significa que tal oposición sea trivial, sino que el imperio de la ley es una técnica para hacer frente al modo de arbitrariedad que expresan los tres primeros sentidos a los que hemos aludido. Hacer leyes también es una técnica para realizar la voluntad de los gobernantes (y por lo tanto puede ser una técnica para actuar incongruentemente). Pero esto no debería ser más desconcertante que, por ejemplo, la proposición que señala que hacer promesas es un modo de realizar la voluntad pero también un modo de limitarla. El problema se esclarece si consideramos que eso puede satisfacer los intereses de los gobernantes de ignorar una ley que se expidió y mantuvo en vigor porque también se ajustó a sus intereses.

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2. Vaguedad y gobierno arbitrario

La vaguedad parece plantear un problema mucho más desconcertante. La vaguedad en el Derecho hace al gobierno arbitrario inevitablemente en los tres primeros sentidos inevitables. Este libro ha argumentado que si el Derecho es vago, a veces los jueces son llamados a resolver controversias para las cuales el Derecho no proporciona ninguna resolución. En lo que concierne a tales controversias, el Derecho no limita la voluntad del juez. Por lo que cuando el Derecho es vago, es imposible para un tribunal tratar casos similares por igual. Y, una ley vaga carece de certeza en algunos casos.

Estas afirmaciones que pueden parecer extremas, son ciertamente contrarías a la ideología de los abogados en diversas comunidades. Se piensa que aplicar el Derecho y tratar casos similares de forma igual es el...

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