Implicación del público en las decisiones sociales: el caso de la Ciencia y el papel de los comités de ética
Autor | Octavi Quintana Trías, |
Cargo | Vicepresidente, Grupo Europeo de Ética en Ciencia y Nuevas Tecnologías, España |
La implicación del público en las decisiones sociales es uno de los principales temas de esta conferencia. Pero, antes de seguir adelante, permítanme resumir el argumento que algunos han expuesto respecto al grado en que el público debe estar implicado en las difíciles opciones que la sociedad tiene que tomar. Es fácil establecer preferencias cuando las opciones no son controvertidas, pero muy a menudo las decisiones son controvertidas e incluso desagradables. Es, por consiguiente, importante considerar si el público puede o debe ser obligado a hacer juicios desagradables.
Los responsables políticos de las decisiones tienden a buscar la implicación del público sólo cuando están en juego decisiones difíciles o desagradables: puede argumentarse que hay límites respecto al grado en que el público puede y debe ser obligado a hacer esos juicios
Los responsables de las decisiones se enfrentan a elecciones dolorosas. No es sorprendente que busquen a alguien para compartir la carga. Además, forzar a la gente a tomar esas decisiones permite a las autoridades eludir sus responsabilidades. Puede argüirse que las autoridades se han creado para hacer juicios informados en nombre del público. Si las decisiones no fueran desagradables y penosas parece improbable que el público fuera invitado a participar. Para complicar la cuestión, no está claro que el público desee participar cuando están en juego elecciones difíciles. Estudios realizados en EE.UU, el Reino Unido y Canadá muestran que cuando el ciudadano medio se enfrenta a decisiones tales como establecer prioridades en la asistencia sanitaria, tiene poco interés en participar y raramente tiene los conocimientos necesarios para la tarea que se le pide.
Los ciudadanos han mostrado interés en participar en algunas decisiones públicas, y su aportación puede ayudar a los responsables de las decisiones a comprender mejor los valores y las preferencias del público
En los últimos años hemos visto un interés creciente entre los ciudadanos por participar en algunas decisiones públicas y un interés especial en garantizar que las opciones tomadas tengan en cuenta sus preferencias. La implicación del público en las elecciones difíciles proporciona a los responsables de las decisiones un mejor conocimiento de los valores sociales en juego y otorga mayor legitimidad a las decisiones tomadas.
Las opciones en la sociedad son la expresión de conflictos de valores. Es evidente que para tomar opciones socialmente aceptables los responsables de las decisiones necesitan conocer cuáles son los valores y las preferencias del público.
Los valores se forman mediante una compleja interacción de tradición, creencias e información actualizada. La tradición no puede cambiarse y las creencias cambian sólo lentamente. Así, la información proporcionada es crucial para establecer los valores. Cuando las opciones se refieren a desarrollos científicos, la opinión pública está estrechamente relacionada con los valores sociales y con la información que recibe el público. Sin embargo, esta información no es fácil de transmitir por muchas razones. Por una parte, la comunicación entre los científicos y el público es, con frecuencia, difícil. A menudo, los científicos son incapaces de comprender los temores y expectativas del público cuando aparece una nueva tecnología, y al público frecuentemente le resulta difícil captar los retos científicos que están en juego. Un ejemplo claro es la aplicación de la biotecnología al campo agroalimentario. Los científicos subrayan que los riesgos inherentes a esta técnica no son más grandes que los de la agricultura y la producción alimentaria tradicionales. Por otra parte, el público no percibe ninguna ventaja en la utilización de esos productos, excepto que proporcionan beneficios a algunas empresas.
La desconfianza del público en los políticos, en la industria, en los científicos y en los medios de comunicación, se basa en la opinión de que cada grupo tiene sus intereses particulares que prevalecen sobre una información fiable y transparente
Para hacer esta cuestión aún más difícil, hay una desconfianza creciente del público hacia los principales actores: los políticos, los gobiernos, los medios de comunicación e incluso los científicos. La creencia general es que cada uno de ellos tiene sus intereses particulares y que éstos prevalecen sobre una información fiable y transparente. Es por esto por lo que las ONG tienen más credibilidad entre el público, ya que se considera que no tienen intereses particulares y que su objetivo es proporcionar la mejor información. Se supone que las ONG no obtienen provecho económico o poder político cuando proporcionan información al público. Un importante reto social que esta conferencia ha abordado es cómo cerrar la brecha entre los científicos y la sociedad. La ley no tiene poder efectivo para mejorar la confianza y la comunicación. Lo único que puede hacer es evitar abusos que sean ilegales, pero esto no es suficiente.
Algunos actores han declarado que la adhesión a valores sociales importantes es un modo de cerrar esa brecha. Han establecido códigos profesionales de ética como una indicación al público de que, aun cuando tengan intereses, se comprometen a no romper ciertas reglas que expresan valores sociales universalmente aceptados. Esta adhesión a los valores sociales tiene como finalidad aumentar la confianza del público en los actores principales.
Los comités de ética pueden desempeñar un importante papel para cerrar la brecha entre la ciencia y la sociedad
Los comités de ética tienen un importante papel que desempeñar en este complejo escenario. En particular, pueden actuar como puentes entre la ciencia y la sociedad. Sus miembros deben ser independientes, y ser vistos como libres de cualquier conflicto de intereses.
Los miembros de los comités de ética deben ser independientes, y ser vistos como libres de cualquier conflicto de intereses
Los comités de ética han de ser multidisciplinares para evitar sesgos en sus opiniones. Deben seguir un serie de etapas que incluyen:
Abordar un tema porque hay un problema, es decir, un conflicto de valores. De otro modo no serían necesarios.
Solicitar el consejo de expertos sobre los aspectos técnicos de la tecnología en juego. Necesitan estar familiarizados con los desarrollos recientes incluyendo los riesgos y los beneficios así como los posibles desarrollos futuros. La plataforma permanente propuesta en este foro puede ser una herramienta muy válida para este fin. Uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos cuando tratamos con nuevas tecnologías es que la gente habla de cosas diferentes o no comprende las cuestiones reales en juego. El debate sobre las células madre es un claro ejemplo de esto, ya que el tema es complejo y se está desarrollando muy rápidamente. Además, los términos utilizados ("clonación terapéutica") son inapropiados y añaden más confusión al debate.
Escuchar al público una vez que se han comprendido los aspectos técnicos del problema. Aunque los medios moldean la opinión pública, es una simplificación descansar en los medios porque ellos se dirigen a públicos muy diferentes. Una audiencia pública con todas las partes interesadas es un enfoque conveniente para recoger la opinión de quienes puedan tenerla sobre el asunto. Los participantes usuales son industriales, científicos, asociaciones de pacientes, consumidores, organizaciones religiosas, ONG, gobiernos y miembros del Parlamento. Es evidente que mucha gente no tiene un interés estricto pero también tiene una opinión que no puede ser captada a través de una audiencia pública. Si se tiene que recoger esa opinión, deben llevarse a cabo encuestas específicas pero esto necesita una gran cantidad de tiempo, esfuerzo y recursos.
Los comités de ética necesitan seguir procedimientos preestablecidos que impliquen la participación de expertos, audiencias públicas y exposición pública de sus conclusiones
Los miembros de los comités éticos deliberan. A menudo parece que algunos puntos de vista no están suficientemente claros. Se llama de nuevo a los expertos para responder a las preguntas que aún puedan tener los miembros. En el debate subsiguiente sobre los diferentes valores, a menudo aparece que los valores de la mayoría de la gente son similares. La principal diferencia es el peso asignado a cada uno de ellos y el modo en que se resuelve el conflicto. Hay que tener en cuenta que las nuevas tecnologías producen importantes cambios en los valores de la gente porque transforman muchos hábitos y procedimientos sociales. Sin embargo, se necesita tiempo para que estos cambios tengan lugar y, ciertamente, no es realista esperar que todo el mundo sea capaz de adaptarse al rápido avance de los desarrollos científicos. Por ello, una moratoria que dé a la gente el tiempo que necesita, puede ser una solución provisional aceptable.
En el contexto europeo, los conflictos se presentan a menudo como una expresión de las sensibilidades de cada país, como si las principales diferencias fueran entre países. Esto es conveniente para los políticos, que se presentan a sí mismos como defensores de los valores nacionales frente a las posiciones de los otros países. La realidad, sin embargo, es que en Europa las diferencias en los valores son mucho más grandes entre grupos dentro de cada país que entre los propios países.
Cuando llega el momento de que el comité publique sus conclusiones, para garantizar la independencia y la transparencia es importante que la opinión pública tenga acceso a la información al mismo tiempo que los organismos y las instituciones oficiales. De otro modo, podría surgir la sospecha de que las conclusiones del comité se han manipulado para asegurar que sean favorables. Una buena manera de divulgar el informe del comité es, por consiguiente, una conferencia de prensa.
La implicación del público en las opciones sociales que se refieren a desarrollos científicos es importante, porque es el mejor modo de captar sus valores y así tomar decisiones que sean socialmente aceptables. También otorga legitimidad al proceso y a los resultados obtenidos
Conclusión
La implicación del público en las opciones sociales que se refieren a desarrollos científicos es importante, porque es el mejor modo de captar sus valores y así tomar decisiones que sean socialmente aceptables. También otorga legitimidad al proceso y a los resultados obtenidos. Incorporar los valores públicos no es fácil, sin embargo, dado que el público no es homogéneo y el resultado dependerá de lo que se pregunte y a quién se pregunte. Un obstáculo importante para la comunicación con el público es su desconfianza en muchos responsables de las decisiones.
Los comités de ética han demostrado ser un excelente puente entre la ciencia y la sociedad y un modo de favorecer el, a menudo difícil, diálogo. Son flexibles y se ganan la confianza del público porque son independientes y ostensiblemente desinteresados; además, su opinión se da en forma de recomendación más que como una orden ejecutiva, distanciándose del ejercicio directo del poder. Necesitan el apoyo de los científicos para abordar los problemas. Creo que uno de los principales resultados de esta Conferencia será animar a la creación de la plataforma científica para proporcionar la información mejor y más actualizada para enfrentarse con los nuevos desarrollos científicos.
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Contacto
Octavi Quintana Trías, Vicepresidente, Grupo Europeo de Ética en Ciencia y Nuevas Tecnologías, España
Correo electrónico: oquintana@msc.es
Sobre el autor
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Octavi Quintana Trías es doctor en medicina especializado en Medicina de Urgencia y Sanidad Pública y es actualmente vicepresidente del Grupo Europeo de Ética en Ciencia y Nuevas Tecnologías, España. También ha sido presidente del Comité Directivo de Bioética del Consejo de Europa, delegado español en este mismo comité, y vicepresidente del Grupo Europeo de Ética, un organismo asesor del Presidente de la Comisión Europea. Sus principales áreas de interés son la bioética, la ayuda humanitaria, el estudio comparativo de los sistemas sanitarios, y la garantía de la calidad (es Presidente de la Sociedad Española para la Garantía de la Calidad). Ha publicado varios libros y artículos, y también ha realizado dos series de televisión sobre medicina.
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