La 'Historia' de Toreno y la historia para Toreno: el pueblo, España y el sueño de un liberal
Autor | Roberto Breña |
Páginas | 717-728 |
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El resultado final del enorme trabajo de recuperar esta verdad histórica que Toreno llevaba en su corazón, es difícil de superar y explica, para nosotros, por qué su obra se impuso rápidamente como una referencia a pesar de su inclinación partidista. Esta obra complicó la tarea de los que querían dar una visión diferente.
La dificultad de contestar a sus refutaciones, la complejidad de replicar a sus respuestas y, evidentemente, la imposibilidad de negar la autenticidad de la enorme masa de hechos descritos, han hecho de la Historia el fundamento de las verdades históricas emitidas desde entonces, relativizándola o enriqueciéndola.
“Estudio preliminar” (pp. LXX-LXXI)
A Richard Hocquellet, a quien nunca tuve el gusto de conocer
Escribir una reseña de la Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, del conde de Toreno, es una empresa complicada en más de un sentido. No solamente por la reputación histórica e historiográfica de la obra, por su larga data y por su extensión monumental, sino sobre todo porque esta misma extensión implica una cantidad tal de temas, asuntos y aspectos relacionados con la llamada “guerra de la independencia” (1808-1814), que
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resulta difícil que un solo autor sea diestro en todos y cada uno de ellos. Si a esto se añade una bibliografía sobre dicho conflicto bélico que desde hace un lustro ha crecido exponencialmente y un estudio preliminar de excelente factura, la empresa se complica aún más, pues resulta realmente difícil decir algo medianamente nuevo o novedoso. Conviene pues adelantarle al lector de esta reseña lo que pretendo hacer en estas páginas. En primer lugar, me referiré muy brevemente a la edición de Urgoiti Editores del volumen que nos ocupa. En segundo, me detendré en Richard Hocquellet y en su estudio preliminar a esta edición de la Historia. Por último, me referiré a tres aspectos de la Historia, o más bien, a tres aspectos del conde de Toreno, que me parecen relevantes. En última instancia, mi principal objetivo es animar al lector (culto, mas no especialista) a aventurarse en la lectura de una obra que, 175 años después de haber sido publicada, sigue siendo la más importante visión de conjunto que existe sobre una sublevación popular, un enfrentamiento militar y una revolución política que, con todas las reservas del caso y haciendo abstracción de la historia posterior inmediata, implicó dos “hechos” históricos de la mayor trascendencia. Por un lado, el ingreso de España y de prácticamente todo el mundo hispánico en la “modernidad política”. Esto es, limitándonos a la Península, el inicio de la historia contemporánea de España.1 Por otro, el inicio de la historia tout court de esa región del mundo occidental que desde hace tiempo denominamos “América Latina”.
No es necesario extenderse respecto a los aspectos “formales” de la edición de la Historia que aquí reseñamos. Dicho concisamente, se trata de un magnífico trabajo. Desde el papel elegido hasta los índices onomástico y toponímico, pasando por el tipo y el tamaño de la letra, las diversas modalidades de notas utilizadas y el apéndice de terminología militar, Juan López Tabar, editor de la obra, realizó una labor de primera.
Otro gran acierto de Urgoiti Editores fue haber escogido a Richard Hocquellet como responsable del estudio preliminar. Seguramente, este estudio es una de los últimos textos que escribió Hocquellet (quien murió en enero de 2009).2 Él es el autor de una obra muy importante sobre la guerra de la independencia, Résistance et révolution durant l’occupation napoléonniene en Espagne, 1808-1812, publicada originalmente por La Boutique de l’Histoire en 2001 y que fue traducida al castellano por Prensas Universitarias de
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Zaragoza en 2008 (con el título Resistencia y revolución durante la Guerra de la Independencia. Del levantamiento patriótico a la soberanía nacional). Es éste el libro por el que Hocquellet será recordado como académico, aunque los numerosos artículos que tiene en su haber sobre éste y otros temas hispánicos poseen la misma calidad, el mismo rigor y la misma ambición intelectual que Hocquellet despliega en el libro mencionado y en las ciento treinta páginas del estudio preliminar que introduce esta edición de la Historia.
La introducción de Hocquellet lleva por título “Relato, representación e historia (La guerra de la independencia del conde de Toreno)”. Se trata de una brevísima biografía de Toreno, de un itinerario de la redacción de la Historia, de una caracterización del Conde como historiador, de una revisión del contexto, naturaleza y evolución historiográficas de la obra, de un análisis de la filosofía de la historia que la subyace y, por último, de una visión panorámica de la actualidad historiográfica de Toreno y de la avalancha editorial en que se ha convertido la guerra de la independencia con motivo de su bicentenario.3 Sobra decir que no me detendré aquí en todos los elementos enumerados; sólo mencionaré dos divergencias con Hocquellet que pueden considerarse menores, pero que me permiten referirme a algunos aspectos de la Historia que me parecen importantes.
El primer elemento con el que disiento es la afirmación de Hocquellet en el sentido de que “las mejores líneas salidas de la pluma de Toreno” son aquellas dedicadas a los ilustrados, a algunos jefes militares y a la revolución liberal (p. LXII). Con estas palabras, el historiador francés parece querer decirnos que la prosa de Toreno alcanza sus más altos vuelos cuando describe a dichos elementos (sobre los cuales, por cierto, el Conde tiene una magnífica opinión). Las “mejores líneas salidas de la pluma de Toreno” no son, en mi opinión, las dedicadas a tal o cual personaje o a tal o cual grupo, ni siquiera las dedicadas al que se podría considerar el único protagonista de la Historia: el pueblo español. Si la Historia fluye de la manera en que lo hace es porque la prosa de Toreno fluye igualmente a lo largo de los veinticuatro libros en que se divide la obra, sin importar el tema de que se trate. No hay pues, desde mi
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punto de vista, mejores o peores líneas. Toreno es capaz de construir oraciones “felices” con una facilidad asombrosa. Más aún si se tiene en cuenta que era afecto a las oraciones largas y elegantes, en las que tan fácil resulta para el autor perderse y perder, por tanto, al lector. Pese a la extensión de muchas de ellas, las frases de Toreno son casi siempre claras y sugestivas, incluso literarias. Valga como ejemplo, entre cientos que pudimos haber escogido, el breve pasaje que sigue, referido al sitio de San Sebastián por parte de los aliados en agosto de 1813 (la cita es de la página 1085):
Las once de la mañana eran y hora de la baja marea cuando salieron de las trincheras las columnas de ataque…Larga y reñida contienda se trabó con visos ya de malograrse para los aliados, si a dicha no se hubiese prendido fuego a un acopio de materias combustibles almacenadas cerca de la brecha, causando tal estampido y retumbo que se sobrecogieron los enemigos y espantaron, aprovechándose de ello los angloportugueses para apoderarse de la cortina y meterse dentro de la ciudad.
Si hago relación a este punto es porque, en mi opinión, sin las cualidades literarias que posee, una obra de la extensión de la Historia tendría aún menos lectores de los que ha tenido, tiene y tendrá. A ello se añade otro elemento que explica, en gran medida, que la Historia se haya convertido en un libro de consulta: la Historia del levantamiento, guerra y revolución de España es, básicamente, un texto de historia militar. No creo exagerar cuando digo algo que para los historiadores es una perogrullada, pero tal vez no lo sea para algunos de los lectores de esta reseña: más de tres cuartas partes de la Historia de Toreno son descripciones de escaramuzas, sitios, batallas, marchas y contramarchas.4 Jugando un poco con el título de la obra, se podría decir que el “levantamiento” y la “revolución” (en la medida en que podemos circunscribir la revolución a la política) son las damas de compañía de la reina Guerra. Por lo demás, la cuasi-identidad entre revolución y política que acabo de sugerir la establece el propio Toreno en la página 621 (justo a la mitad de la Historia, pues se trata de la última página del libro decimosegundo), en donde escribe que el 24 de septiembre de 1810, día en que se reunieron las Cortes de Cádiz, significó el “verdadero comienzo de la revolución española”.5
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Mi segunda diferencia con Hocquellet surge cuando afirma que de todas las cuestiones que trata el Conde en su Historia, es “ciertamente sobre la cuestión colonial donde Toreno se muestra más reflexivo” (p. LXXXVI). Enseguida, Hocquellet escribe que es evidente una “cierta incomodidad” de Toreno al tratar este tema y que cabe interpretar dicha incomodidad como el conflicto interior entre un liberal que no puede rechazar un proceso emancipador y un patriota español que de alguna manera siente que los americanos abandonaron a la “madre patria” (el término es mío) cuando ésta más los necesitaba. No creo que Toreno se manifieste especialmente reflexivo en relación con “el problema americano” (una vez más, el término es mío); creo, además, que esto se debe en buena medida a que la escasa disposición del conde para entender a los americanos revela algo bastante más profundo que una “cierta incomodidad”.6 Me remito a algunas citas de la Historia para explicarme.
La cuestión americana surge en el libro decimotercero de la obra. Es cierto, como apunta Hocquellet, que Toreno expresa que las revoluciones de América son un acontecimiento “grave e intrincado” (p. LXXXVI), pero omite añadir algo que quizás sea más relevante para el tema que nos ocupa, que es lo que el Conde expresa enseguida sobre la necesidad de que, justamente por lo intrincado de la cuestión, debe ser otro historiador (“diligentísimo y especial”) quien se ocupe de ellas. Considerando la visión sobre los americanos que...
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