El hecho

AutorLluís Muñoz Sabaté
Páginas51-63

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I Definición y características naturales del hecho

Así como cabría afirmar en términos generales que el elemento basal de la física es el átomo, el de la química la molécula y el de la medicina la célula, así también podemos aventurarnos a afirmar que en la probática el elemento basal es el hecho.73

Hecho es lo sucedido o situado en la naturaleza.74 Tan hecho es una colisión entre dos automóviles como una finca o la fisonomía de una persona.

Desde la perspectiva probática interesa resaltar algunas notas esenciales del hecho.

En primer lugar que el hecho es siempre una entidad física, estática o dinámica, a veces perceptible por los sentidos Page 52 cuando se exterioriza (la colisión de automóviles), e incluso cuando se interioriza propioceptivamente (la sensación de dolor), y a veces solo perceptible con la ayuda de instrumentos y manipulaciones científicas. Quiero decir y repito, que el llamado hecho psíquico es también en el fondo un hecho físico cuya distinción no está en la académica diferenciación entre soma y psique sino en la facilidad o dificultad de acceder a su percepción y conocimiento.

En segundo lugar, moviéndonos siempre dentro de esta perspectiva probática, el hecho es siempre algo pasado, algo ya sucedido cuando llega al proceso, y por eso no pocas veces se le denomina también hecho histórico, quedando situado dentro de un eje de coordenadas tempo-espaciales75, a una determinada distancia o alejamiento del tiempo y lugar donde tendrá efecto su reproducción76 por medio de la prueba. Lo cual no impide que pese a esa situación de pasado el hecho se perpetúe en el proceso.

Dentro de este eje de coordenadas, la ubicación y la datación del hecho poseen una primordial relevancia no solo por lo que significan sino por el nutrido haz de correlaciones que pueden establecer para dar vida a otros indicios. Calculese, por ejemplo, lo importante que sería para la probática que la datación reactiva del carbono-14 con una vida media de unos 5.000 años o de otros radioisótopicos con una vida de 250 años pudieran perfeccionarse por la ciencia y darnos Page 53 evidencia sobre fechas de un año, de un mes o de un día. Resultaría un método incuestionable, como hoy día ofrece para otros objetivos el ADN, para determinar el momento de perpetración de un hecho y contradecir un sinnúmero de coartadas

En tercer lugar, el hecho histórico no es por regla general un hecho sino un suceso, es decir, una secuencia de hechos.77Trasladando esta afirmación al eje de coordenadas podremos ver que en el mismo no se sitúa un solo hecho sino varios, al menos aquellos que desde una perspectiva molecular, resultan de interés para el proceso. En tal supuesto habrá un hecho nuclear que será el más equivalente al Tatbestand normativo y una serie de hechos periféricos (el Tatbestand y «sus circunstancias») que no tienen porque ser hechos secundarios sino que pueden ser tan principales como el nuclear.

Tomemos como ejemplo la lluvia. La lluvia es un fenómeno meteorológico cuya génesis pertenece a la física. Pero supongamos el caso de unas planchas de hierro transportadas en la cubierta de un buque y que han llegado corroídas a su destino. Tan pronto surja el dilema atributivo, es decir, si la mojadura causada por la lluvia ha sido causa de aquella corrosión, el hecho de la lluvia deja de preocupar sobre su naturaleza meteorológica y la cuestión se traslada al campo jurídico; en este caso, concretamente, al campo de los daños y de la responsabilidad.

La lluvia (H1), como cualquier hecho se sitúa en un eje de coordenadas determinado por el espacio (E) y el tiempo (T). Espacio y tiempo constituyen la primera determinación del Page 54 hecho histórico de la lluvia. Llovió en determinada fecha y en determinado lugar por donde navegaba el buque. Se trata del hecho nuclear porque si no hubiera llovido en el eje de coordenadas por donde navegaba el barco la narrativa del hecho tendría posiblemente otro sentido atributivo. Admitiendo sin embargo H1 nos encontraremos con otros hechos relevantes a medida que expandamos el núcleo y nos vayamos a la periferia. Por ejemplo: la mercancía viajó desde la fábrica al muelle de embarque en camión cubierto (H2), se embarcó sin protestas (H3); la mercancía fue depositada en la cubierta del buque carente de toldo que la recubriera (H4); cuando llegó a su destino el consignatario denunció que estaba averiada (H5).78

El hecho que se produce en el propio proceso y en presencia del juez es también, obviamente, un hecho natural, pero no es un hecho pasado. De ahí que como algún autor ha señalado, su adquisición procesal no se realiza a través de la prueba («demostración»), sino de la mostración, aunque debo añadir que no por ello desaparece su potencialidad de causar evidencia. La conducta procesal de las partes, que da lugar a los llamados indicios endoprocesales, y de que ya hablaremos más adelante, pudiera ser una buena muestra de ello.79

Por último, una propiedad ineludible del hecho es la de estampación en el medio tal como ya hemos indicado más arriba, permitiendo de esta manera el nacimiento de una Page 55 huella, resto, rastro o señal.80 Esta estampación no siempre es espontánea sino que a veces obedece precisamente al propósito de preconstituir la prueba del derecho en un posible y posterior proceso. A dicha preconstitución la llamaremos suspectiva o insuspectiva en razón particularmente de la concurrencia de dos indicios: el tempus y la cognitio.81

Esta consideración conduce a una nueva clasificación de los hechos según la circunstaciación de la «huella». Se habla si de hechos antiguos (aptos para el testimonio de referencia), hechos íntimos (que legitiman el testimonio de los más allegados), hechos psiquicos (la mayoría conceptualizados, como el animus o la intentio), hechos negativos (que se prueban a través del hecho positivo antagónico), hechos indefinidos negativos, que no tienen fácil prueba sin una inversión del onus) y hechos ocultos, que a veces añaden a esa oclusión un carácter marcadamente delictivo. Como podemos ver el rastreo de sus...

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