El Hacking ante el Derecho Penal. Una vision Libertaria.

AutorCarlos Sánchez Almeida
CargoBufete Almeida.

EL HACKING ANTE EL DERECHO PENAL. UNA VISION LIBERTARIA.

Ponencia presentada en la NcN 1999 organizada por JJF - Hackers Team

  1. INTRODUCCION

    Antes de profundizar en el tratamiento que nuestro Código Penal da a los delitos informáticos relativos al acceso no autorizado a sistemas telemáticos, y los daños derivados de dichas intrusiones, hemos de determinar qué debe entenderse por hacking. La búsqueda de una definición es algo que excede en mucho la capacidad de este humilde letrado, y sólo puede ser abordado por los artistas que día y noche rompen los límites del conocimiento.

    Sin ánimo de sentar cátedra, entiendo que puede haber muchas formas de hacking, no necesariamente ligadas a ordenadores. No sólo es hacker aquel que decide utilizar su conexión a un sistema de red para acceder a todo tipo de datos, por ocultos que éstos se encuentren. También puede serlo el que es capaz de modificar el código de un programa para adaptarlo a sus necesidades. Y ya fuera de la informática, y en la línea de lo que mantiene Eric S. Raymond en el documento "Cómo transformarse en un hacker", podríamos considerar hacker a cualquier heterodoxo, que ya desde niño quiere ir más allá del libro de instrucciones, y es capaz de desmontar un reloj para volver a montarlo. Los investigadores científicos que viven para su trabajo, los genetistas que son capaces de explorar hasta la última cadena de ADN en busca del gen que causa una enfermedad concreta, también han de merecer nuestra consideración. Quizás Leonardo da Vinci fue un hacker de su tiempo.

    Es hacker la persona que es capaz de explorar un sistema hasta sus lugares más recónditos, en busca del conocimiento. Es aquel que no se conforma con lo obvio, que tiene una visión de las cosas que pasa desapercibida al resto de mortales. Es aquel que puede tener una comprensión de la totalidad, que no está mutilada por el conocimiento específico. Es aquel que puede ver lo que otros no han podido imaginar, ni tan siquiera soñar.

    A fin de evitar malas interpretaciones, que lleven a algún padre furioso a demandarme por que un buen día su hijo se ha levantado diciendo que quiere ser hacker, añadiré que un hacker es una persona como cualquier otra, no tiene nada de ser superior. Simplemente es una persona que se pregunta, y que hace todo lo posible por encontrar respuestas. Una de las mejores definiciones que he encontrado es de un cliente mío, conocido de todos, que manifestó que el hacker no es el que tiene el conocimiento, sino el que sigue el camino que lleva hasta él.

    Ello no obstante, y como todo conocimiento esotérico, necesariamente está vedado a los no iniciados, a aquellos que sólo pueden causar y causarse daño al acceder a aquello que ni comprenden ni pueden dominar. El hacker es el alquimista de nuestros días, la persona que busca el conocimiento absoluto. Y como Fausto, a veces debe pagar un precio. Lo que me gustaría explicarles hoy es cuál es ese precio, y cómo se puede engañar a Mefistófeles. El punto de partida ha de ser necesariamente la ética, que no siempre coincide con las leyes.

    Aquellos que alguna vez hayan visitado el web de Bufet Almeida, se habrán encontrado con una cita de aquel gran abogado que fue Angel Ossorio y Gallardo, en la que se extiende sobre el secreto profesional, y cómo debe guardarse un secreto:

    "Antes de hablar del secreto profesional, convendrá decir como se guarda un secreto. No hay más que una manera de guardarlo: no diciéndoselo a nadie. Esta afirmación le parecerá a ustedes excusada y tonta pero yo sé por qué la hago. En el mundo, el hombre más reservado y más discreto no confía los secretos a nadie, absolutamente a nadie... más que a una sola persona, pariente o amiga de absoluta confianza que tampoco comunica lo que sabe a nadie... más que a otra persona de idénticas virtudes. La cual, a su vez, cuidará muy bien de no divulgar lo sabido y solamente lo participará a otra persona que jurará callarse como un muerto. En efecto, esta persona se dejará matar antes que decir lo que sabe a nadie... más que a otra persona por cuya fidelidad pondría las manos en el fuego. Esta sólo se lo refiere a otra y ésta a otra, con lo cual, dentro de los juramentos de la más perfecta reserva, acaba enterándose del asunto media humanidad. El que haya de guardar los secretos de esa manera hará muy bien no dedicándose a abogado."

    Si un particular, una empresa, una institución pública, quiere guardar un secreto, que no lo ponga en un ordenador conectado a una red pública, de libre acceso, como es Internet. Porque ese Nadie al que no debe contarse el secreto, ese Nadie, nombre que Odiseo adoptó ante el cíclope Polifemo, incluye a las máquinas, el nuevo habitante de la Tierra. Se las trata con demasiado desprecio, se las aparta cuando quedan obsoletas, se llega a afirmar con solemnidad que somos hombres, no máquinas. No comparto ese despectivo punto de vista. Mi opinión sobre el ser humano es más bien escéptica. No creo que seamos la culminación de nada, sólo somos una pieza más en el gigantesco engranaje del cosmos. Un día quizás el homo sapiens se extinga, como tantas otras especies, y aunque ignoramos quién recogerá nuestro testigo, sí sabemos donde estará escrito nuestro testamento. Pienso con Asimov que quizás algún día ellas ocupen nuestro lugar, que quizás las máquinas serán un peldaño más de la evolución. Quizás, como dijo Richard Dawkins en El Gen egoísta, no seamos más que una máquina de supervivencia, cuya única función, científicamente demostrable, sea servir de vehículo a los genes en su larga historia evolutiva.

    Tomemos en consecuencia en serio a las máquinas, y no les revelemos aquellos secretos que no queremos que nadie conozca. Porque no sólo los hackers están escuchando lo que fluye por la red. Ahí tenemos los siniestros planes ECHELON y ENFOPOL, de los que tienen abundante información en Zona ENFOPOL, mediante los que el poder establecido pretende examinar todos nuestros pensamientos, encarnándose en el Gran Hermano imaginado por George Orwell.

    Cómo saben Vds. mejor que nadie, sólo es seguro aquel ordenador que no está conectado a red alguna, ni siquiera a la eléctrica. Quien quiera proteger secretos, que se mantenga alejado de los ordenadores y de Internet.

  2. TIPOS DELICTIVOS

    Excede con mucho las aspiraciones de este humilde trabajo, el análisis...

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