Hacia la transparencia 4.0: el uso de la inteligencia artificial y big data para la lucha contra el fraude y la corrupción y las (muchas) exigencias constitucionales

AutorLorenzo Cotino Hueso
Cargo del AutorCatedrático de Derecho Constitucional. Universitat de Valencia
Páginas169-196
169
CAPÍTULO 5
HACIA LA TRANSPARENCIA 4.0: EL USO DE LA
INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y BIG DATA PARA LA
LUCHA CONTRA EL FRAUDE Y LA CORRUPCIÓN
Y LAS (MUCHAS) EXIGENCIAS
CONSTITUCIONALES
Lorenzo Cotino Hueso1
Catedrático de Derecho Constitucional
Universitat de Valencia
1. DE LA TRANSPARENCIA 1.0 A LA 4.0. PONIENDO A LAS
«MÁQUINAS» A RASTREAR TODOS LOS DATOS DE LA
ADMINISTRACIÓN, Y MÁS ALLÁ
El juez del Tribunal Supremo americano Luis B. Brandeis afirmó que «la
luz del sol es el mejor desinfectante»2 (Brandeis, 1913). Por lo que ahora
interesa, la transparencia pública es un instrumento de garantía de la eficacia,
eficiencia, objetividad, legalidad, de buena administración (Arena, 1993: 14
y ss.). Y no solo se trata de un control por posibles responsabilidades pena-
les y estrictamente jurídicas, sino las responsabilidades políticas y la dación
de cuentas (Ballart y Ramió, 2000: 527). Arena (1993: 13) afirmaría que «el
1 El presente estudio es resultado de proyecto «Derecho y big data», Grupo de Investi-
gación en Derecho Público y TIC, Universidad Católica de Colombia; proyecto «La regulación
de la transformación digital y la economía colaborativa», PROMETEO/2017/064 y MICINN
Retos, «Derechos y garantías frente a las decisiones automatizadas…» (RTI2018-097172-
B-C21, pendiente), estancia de investigación ayuda Generalitat (AEST/2019/013).
2 «Publicity is justly commended as a remedy for social and industrial diseases. Sunlight
is said to be the best of disinfectants; electric light the most efficient policeman».
REPENSANDO LA ADMINISTRACIÓN DIGITAL Y LA INNOVACIÓN PÚBLICA
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pueblo soberano que mira dentro del palacio no se limita a levantar acta,
sino que juzga lo que ve».
La transparencia ha dado un salto desde Brandeis a Obama (Cotino, 2013).
Así, la transparencia exige que la información no espere a ser solicitada por
el ciudadano ejerciendo su derecho de acceso a la información, sino que la
información vaya proactivamente al ciudadano, de la mano de internet. Así,
especialmente se ha ido conformando la obligación de que unos ítems de
información mínima que deben brindarse por las Administraciones en sus
portales de transparencia. De este modo, se imponen importantes obligaciones
jurídicas de «transparencia activa», es decir, de mínimos de información
obligatorios de relevancia jurídica, política, social o económica que deben
ser satisfechos en portales de transparencia. Todo ello se fundamenta en la
máxima penitenciaria de Bentham «cuanto más estrictamente nos vigilan,
mejor nos comportamos» bajo el modelo del panóptico, sobre esta base y
bajo el principio de que la luz es el mejor desinfectante, la transparencia
desincentiva malas conductas en la sociedad y la corrupción.
Gracias a internet, hemos creado un panóptico en dos direcciones, de un
lado, que ahora no interesa, los individuos nos hemos hecho totalmente
transparentes y, por tanto controlables. Pero, por lo que ahora interesa y del
reverso, cada ciudadano es un potencial centinela que está en una torre de
vigilancia el centro de todos los poderes públicos, a los que puede observar
a golpe de clic. En la línea de ser el mejor desinfectante, el efecto funda-
mental de la transparencia es su potencialidad misma. Su virtud va más allá
del ejercicio real de control por la ciudadanía y sectores interesados y de los
particulares accesos a información que se ejerzan y el uso que hagan de los
portales de publicidad activa con la cada vez más nutrida información. Sin
embargo, en buena medida los ciudadanos no van a perder el tiempo ejer-
ciendo este derecho (Dyrberg, 1999: 158), o al llegar a casa por la noche
preferirán ver una serie o un partido de fútbol antes de entrar en el portal
de contratación de su municipio. El centinela muy posiblemente está dormido
en la garita y debemos consolarnos en que los controlados no sepan que no
se les está controlando. Debemos confiar en que la fuerza de la transparencia
reside en su papel de agente de cambio cultural de las organizaciones públi-
cas que saben que pueden ser observadas. Y es que con transparencia desde
el último empleado público hasta el primer responsable son conocedores de
que todas sus actuaciones — u omisiones— son susceptibles de ser revisadas
por la ciudadanía, no solo por los interesados directos, sino por todos y cada
uno de los miembros de la sociedad en la que actúan (Curtin, 2000: 8). Sin
embargo, es posible dudar de dicho efecto inhibidor por falta de atención por
la ciudadanía. Puede cuestionarse hoy día que haya un vínculo significativo
entre la transparencia, su incremento con las TIC y la reducción de la corrup-

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