¿A quién hablo y para qué? Hacia una ética en la identificación de fines y gestores de cuentas de twitter en organizaciones y líderes políticos

AutorUbeda García, Joan Enric
Páginas470-484

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Introducción
1. 1 Convergencia mediática y entorno socio-político en una sociedad postmoderna

Diferentes filósofos han caracterizado la época actual como postmoderna en la medida en que "se arranca la máscara de la ilusión y se reconocen como falsas ciertas pretensiones y objetivos que no pueden alcanzarse" (Bauman, 2005: 9).

Jamás en la historia la democracia se había extendido tanto por el mundo (Castells y Sey, 2006: 440), la sociedad actual ofrece una libertad de elección nunca antes vista (Bauman, 2005: 28) que estimula la voluntad de los individuos de vivir su vida, dando unidad y sentido a su experiencia vivida (Touraine, 2000), en un mundo en que se ha producido una internacionalización del consumismo en el sentido en que las personas son crecientemente tratadas y se comportan como consumidores en todas las áreas de la vida (Lillekery Lees-Marshment, 2005: 3).

También lanza a los individuos a un estado de incertidumbre inusitadamente agobiante (Bauman, 2005: 28) en que predomina la desconfianza y el sentimiento anti-institucional (Cova, 1996; Bauman, 2005; Bell, 2006). Multitud de hechos demuestran una creciente y generalizada crisis de legitimidad que afecta a gobiernos, parlamentos, partidos y políticos en la mayor parte de los países (Castells y Sey,

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2006: 440) como en España demuestran los sucesivos barómetros de opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, 2015). Un hecho que no puede sustraerse de la tesis defendida por Putnam (1995: 265; 2000) que al abordar el análisis de capital social defiende que el compromiso cívico y la confianza interpersonal contribuyen tanto a la confianza general como a la política, aunque los estudios que establecen la relación entre capital social y política sean contradictorios (Hauberer, 2011:68).

La evidencia de una crisis de la política en la sociedades contemporáneas (Balardini, 2000: 11) es una realidad constatada en la participación de los jóvenes en España estudiada por diferentes autores (Benedito, 2003; Morales, 2005; Mateos y Moral, 2006;Naval et al., 2011).

A este hecho contribuye la fragmentación en el consumo de medios que ha conducido a marcadas diferencias en los niveles de compromiso con los contenidos políticos de los medios de comunicación, conduciendo a lo que se ha denominado como democracia post-broadcast (Prior, 2007: 255) y a las campañas electorales postmodernas (Mazzoleni, 2010: 147).

Así, la tecnología proporciona, por una parte, la posibilidad de una comunicación interactiva en un sentido positivo pero puede traer una invasión de la privacidad (Selnow, 2000: 205). Algunos investigadores han resaltado el riesgo de la sobre-glorificación de los potenciales de las nuevas tecnologías para incrementar la participación democrática (Friedland, 1996; Sawhney, 1996) teniendo en cuenta que el crecimiento de la desigualdad de información tiene sus efectos negativos, como también la posibilidad de la vigilancia electrónica al tiempo que las nuevas formas de ciudadanía y vida pública pueden ser favorecidas por la tecnología pero también restringidas por esta posibilidad de vigilancia (Friedland, 1996: 187).

Pese a haberse incorporado estas nuevas tecnologías y medios en el bagaje del marketing electoral (Mazzoleni, 2010: 147) y permitir un 'internet político' como 'agora' de la ciudadanía (Franco y García, 2008: 34), demostrando Interne ser un instrumento excepcional de movilización (Mazzoleni, 2010: 294), no se han cubierto las expectativas de una mayor deliberación e interconexión entre ciudadanos y políticos, siendo Internet un espacio empleado únicamente para facilitar información en un solo sentido (Castells y Sey, 2006: 443).

1.2. Twitter en la comunicación política

Se ha identificado tres épocas de la comunicación política: la subordinada a los partidos políticos como instituciones y sus dirigentes con creencias fuertes y estables, la científica y no sentimental, basada en la actualidad fijada por los climas de opinión y finalmente la época actual, aún emergente, caracterizada por la proliferación del sentido amplio de la comunicación, la abundancia mediática, la ubicuidad, el alcance y la celeridad (Blumler y Kavanagh, 1999: 211-213).

Algunos autores fundamentan el éxito de Twitter en su característica de microblogging - mensajes cortos - que permite la expresión de un pensamiento "probablemente no muy profundo" (Guibert, 2012: 242) cuya credibilidad ha sido estudiada por Morris et al. (2012), siendo el 'retweeting' un mecanismo clave para la

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difusión de la información en Twitter (Su et al., 2010: 177) y el 'hastag' un elemento de construcción de comunidades que permiten responder a temas emergentes y vincularse a públicos ad hoc (Burns y Burgess, 2011).

Como otras tecnologías social media, Twitter vuelca múltiples audiencias en contextos simples de forma que se debe utilizar nuevas formas de dirigirse a unas audiencias que son 'imaginadas' manteniendo la autenticidad en la comunicación (Marwick y Boyed, 2011: 114) y la capacidad para replicar mensajes que contribuyen a la construcción de 'Trending Topics' (Toledo, Galdini y Travitzki, 2013) pero también a la construcción de nuevos mensajes y 'fakes' (Wilson, 2011).

La mayor parte de los trabajos de investigación relacionados con Twitter se han concentrado en los aspectos de los mensajes enviados y detalles de los usuarios, utilizando diferentes orientaciones metodológicas (Williams, Terras y Warwick, 2012: 401-403).

En la investigación sobre comunicación política en Twitter Jungherr (2014) identificó tres categorías principales de estudios: políticos y campañas, elecciones y campañas y comentarios durante las campañas. Estas categorías incluyen los estudios de adopción (Lassen y Brown, 2011; Peterson, 2012), construcción de sentimiento público hacia los candidatos (Groshek y Al-Rawi, 2013), el uso en campaña (Bruns, y Highfield, 2013; Graham et al., 2013); la discusión (Hong y Nadler, 2012) y conversación política en directo durante los debates (Diakopoulos y Shamma, 2010; Mascaro y Goggins, 2012; Hawthorne, Houston y McKinney, 2013; Kalsnes, Krumsvik y Storsul, 2014), el efecto sobre los resultados electorales (McKelvey, DiGrazia y Rojas, 2014), pero también se ha estudiado su contribución a proyectar a partidos minoritarios (Christensen, 2013), al levantamiento de masas, las reformas críticas y la contribución a la creación de contra-narrativas al discurso político establecido (Sreekumar y Vadrevu, 2013; Albero-Gabnel, 2014; Choi y Park, 2014) y la influencia de minorías comprometidas que revierten la opinión mayoritaria prevaleciente en las sociedades (Toledo, Galdini y Travitzki, 2013).

Su uso como fuente de transparencia y alcance de públicos ha sido evidenciada en la investigación sobre la utilización por parte de gobernantes de alcance global (Aharony, 2012:600-601), para el estudio de la autenticidad de esta comunicación (Margaretten y Gaber 2012) y para la difusión de información por parte de los parlamentarios canadienses (Small, 2010: 45).

Aunque Twitter aumenta la exposición a más puntos de vista, se ha hallado que polariza el debate y refuerza la identidad de grupo (Yardi y Boyd, 2010: 325-326) y contribuye a la polarización ideológica (Gruzd y Roy, 2014: 43), siendo poco probable que los usuarios se vean expuestos a contenido cross-ideológico debido a los clusters en que se integran (Himelboim, McCreery y Smith, 2013: 174) así como la mayor persistencia de los temas políticamente controvertidos (Romero, Meeder y Kleinberg, 2011: 703-704) y la contribución al flujo de comunicación de aquellos que se sienten más próximos al tema geográficamente (Hsu, Park y Park, 2013).

Lee y Sum (2012) identificaron cómo Twitter genera un efecto de transportación que aumenta la sensación de conversación directa, lo que introduce impresiones más favorables hacia los políticos y una mayor intención de voto mientras que Stieglitz y

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Dang-Xuan (2011) identificaron la relación entre el sentimiento del autor del Tweet y su retuitabilidad.

Aunque Twitter no está exento de polémicos usos y malas interpretaciones como han protagonizado durante esta legislatura diferentes representantes políticos y se convierte en una nueva forma de 'exposición de la intimidad' como planteaba Maarek (2009: 253-254) para los medios audiovisuales.

1.3. Hacia una ética en la comunicación

La crisis ética de la postmodernidad tiene dimensiones prácticas y teóricas (Bauman, 2005: 24) derivadas de la magnitud del poder que tienen los individuos y que, en el ámbito de la comunicación política ha sido reflejado por Steiner (2009) en sus diferentes dimensiones. Pero, a diferencia de otras épocas y debido al desarrollo tecnológico y social, el poder de la ciudadanía para monitorizar a actores con poder y a organizarse colectivamente es un signo de las democracias actuales (Feenstra, 2012: 248).

Se vive un tiempo de fuerte ambigüedad moral (Bauman, 2005: 28) donde se ha producido un desplazamiento hacia las éticas aplicadas de forma masiva (Madison y Fairbairn, 231) y en que se requiere de una auténtica comunicación entre ciudadanía y partidos políticos (Berrio, 2000: 167) en un contexto en que es difícil saber qué se entiende socialmente por fiabilidad y...

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