Hablemos otra vez del detector de mentiras

AutorLluís Muñoz Sabaté
Cargo del AutorAbogado. Profesor Titular de Derecho Procesal Universidad de Barcelona
Páginas201-205

Page 201

Aunque en juicio solo se admite en muy contadas ocasiones, el polígrafo sí tiene un uso extendido en otros ámbitos próximos a la probática: como policía, seguridad privada, prevención de riesgos, robos y fraudes de empleados.

A la probática judicial le interesa no solo inventar o aprovecharse de los inventos inicialmente concebidos para otros fines, sino también recuperar algunas habilidades fracasadas o en desuso, provocando e inyectando nuevas experiencias para la averiguación de la verdad de los hechos. Tal es el caso del llamado polígrafo.

Valga una advertencia, puramente semántica, antes de dar enfoque a nuestro tema: la palabra «polígrafo» y su denominación vulgar «detector de mentiras» no son, a mi entender, unos términos demasiado afortunados. El primero, porque a la postre no dice nada en concreto, y el segundo, porque, al intentar su acomodo en la probática, se ve obligado a disfrazarse con una mentira bien intencionada. Si, a mi pesar, nos quedamos con ellos, será simplemente para no enmarañar más en estos momentos la cuestión sobre la cual reflexionaré brevemente en estas páginas.

¿En estado de hibernación?

El 16 de junio de 2010 el diario El País publicaba una noticia titulada «La resonancia magnética se destapa como detector de mentiras», en la que se destacaba que ya había en Estados Unidos 30 artículos científicos publicados sobre los cambios detectables en el flujo sanguíneo cerebral cuando se miente o se piensa deshonestamente. La articulista lanzaba como epifonema que «el desacreditado polígrafo está dando paso a otra técnica más avanzada con mayores posibilidades de leer el pensamiento».

La noticia mueve a pensar que el famoso y «desacreditado» polígrafo ha estado y se halla poco más o menos en un estado de hibernación, pero que no resulta del todo improductivo todo esfuerzo para acometer de nuevo su estudio a fin de vislumbrar cuanto en él existe para mejorarlo. Es decir, el polígrafo no ha fenecido como idea realizable, y me apresuro a calificar de relativo su estado de hibernación en la medida que se sigue manteniendo su uso, no precisamente en el sector judicial, que

Page 202

solo lo admite en muy contadas ocasiones, pero sí en otros sectores próximos a la probática, como pueden ser el de la policía, y otros más remotos, cuales los relacionados con la seguridad privada o el Derecho laboral (evaluación preempleo, prevención de riesgos, robos y fraudes de empleados).

En Estados Unidos, por no hablar ya de otros países que lo utilizan, puede emplearse como prueba judicial en algunos Estados si el fiscal y la parte acusada se ponen de acuerdo y lo aceptan; en otros casos, depende de la aceptación por el juez, y hay tribunales que lo rechazan.

Los orígenes

El primer intento de detector de mentiras concebido tecnológicamente fue patentado en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR