Grupos de Trabajo. Informes

Páginas85-144

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7.1. Horarios laborales y productividad
7.1.1. Productividad: Conceptos y factores determinantes

Como es bien sabido a medida que ciertas tecnologías en general y en particular se consolidaban, las tecnologías de la información se extendían y eran asimiladas a gran escala en el último tercio del siglo XX, se comenzaron a percibir determinados comportamientos en la actividad económica que alteraron las teorías clásicas económicas haciendo necesario introducir nuevos conceptos y nuevas métricas.

El modelo clásico de crecimiento se sustentaba en mano de obra y capital físico, factores de producción que debidamente mezclados, según la organización y tecnologías disponibles, proporcionaban el producto nacional.

El crecimiento económico así concebido estaba inevitablemente sujeto a rendimientos decrecientes. El hecho de que las economías más avanzadas hubieran podido alcanzar un crecimiento sostenido en los últimos 150 años parecía justificarse solo por los avances tecnológicos, como concluyó el Premio Nobel Solow, evidenciando que el 80% del crecimiento a largo plazo de la renta per capita -en este caso de Estados Unidos- estaba basado en el progreso tecnológico y sólo un 20% en la mayor inversión de capital.

El uso y asimilación de la tecnología y su incorporación a los procesos productivos era determinante en el incremento de la productividad.

Es mucho lo que se habla sobre el concepto de productividad y, a veces, con altas dosis de frivolidad. En su acepción más elemental se suele entender como el producto interior

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bruto por ocupado para un periodo de tiempo. También como valor añadido bruto (si se excluyen los servicios que no son de mercado) por hora trabajada.

7.1.2. Modalidades y tiempo de trabajo

En este sentido es obvio que, a corto plazo y con cierta simplicidad, la productividad está inexorablemente ligada al número de personas en activo en el mercado laboral y también al tiempo de trabajo medido en el número de horas laborales estipuladas en los convenios. Por ello, parece inmediato argumentar que altas tasas de ocupación laboral traen bajos crecimientos de productividad o incluso justifican su descenso.

Sin embargo la productividad medida a largo plazo depende no tanto de factores coyunturales como estructurales, como son la flexibilidad de los mercados, la inversión en Tecnología y en Investigación, dotación de infraestructura y de lo que quizá sea incluso más fundamental, de la educación, la formación, la adecuación de la jornada laboral al trabajador, el equilibrio y el sentirse bien de las personas que son, en definitiva, los autores de la actividad económica.

De aquí la dificultad de establecer relaciones directas entre productividad y uno solo de los factores que influyen sobre ella.

7.1.3. Productividad y Horarios Laborales ¿Existe alguna relación?

El crecimiento medio de la productividad de la economía española en el periodo 1996-2003 ha sido de un 0,6% anual. Es un ejemplo de cómo una baja tasa de expansión del PIB por ocupado, puede ser el resultado de un periodo en el que la economía española ha experimentado crecimientos positivos junto con un importante incremento de empleo.

El hecho de que durante este periodo no se hayan puesto en marcha -o se haya hecho incipientemente- las políticas necesarias para estimular e incrementar la tasa de progreso tecnológico y definir mejor el patrón de especialización productiva española orientándolo hacia sectores intensivos en tecnología, arroja muchas dudas. Dudas sobre qué pasará si se alcanza el pleno empleo. ¿Qué pasaría con la productividad? ¿Hasta qué mínimos descendería? ¿Qué país sería España dentro de la estructura económica mundial?.

En las últimas décadas España ha sufrido una pérdida de competitividad exterior continuada a escala mundial, que se evidencia en el permanente déficit comercial. La economía española ha consolidado su capacidad de crecer, pero la contribución neta de la demanda externa al crecimiento está próxima a cero, y esto parece debido al patrón de nuestra especialización productiva, hecho éste, que además de otras muchas connotaciones, tiene su importancia en el análisis que ocupa y preocupa a la Fundación Independiente que pone su objetivo fundacional en contribuir al desarrollo de la sociedad española para que alcance las mayores cotas de bienestar social y económico a través de mayores calidades de vida y conciliación de la vida laboral y personal.

El patrón de especialización productiva español actual es el resultante de la transformación estructural de los años sesenta, setenta y de la asimilación de la crisis industrial de los ochenta.

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La economía española es una economía especializada en sectores manufactureros tradicionales y en actividades de intensidad tecnológica media o baja, ya bastante maduros. Esa especialización y una combinación de ventajas de coste, localización y consolidación como potencia turística determinó la orientación productiva hacia actividades de escaso contenido tecnológico. De aquí el problema actual. Todo ello además con un mercado laboral poco flexible y unas disfunciones laborales en cuanto a movilidad, horarios y adecuación al puesto de trabajo altas.

La reforma laboral que se aprobó en 1994 aspiraba a corregir tales disfunciones y las iniciativas tomadas en el cambio de legislatura producido en 1996 buscaban, asimismo, la liberalización de los sectores productivos y la mejor adecuación de las pautas laborales al nuevo entorno que reclamaba la presencia activa de España en Europa, con la unificación de la moneda, la interdependencia económica entre países y el mercado único de bienes, capitales y servicios. No se ha conseguido sin embargo, solidificar en la Economía Española actividades de alto valor añadido.

7.1.4. Tiempos Laborales y Productividad en Europa

¿Qué pasa en Europa? La Unión Europea en su conjunto sufre asimismo del agotamiento productivo de sus fuentes tradicionales de crecimiento. Mientras que la economía de Estados Unidos ha sido capaz de remontar la recesión con rapidez y de mantener tasas de crecimiento relativamente elevadas, pese a la desaceleración y las dificultades del escenario macroeconómico internacional, la economía europea presenta serias dificultades para superar la fase de estancamiento, crecer, crear empleo y aumentar la productividad, a lo que no es ajena la falta de voluntad de emprender las reformas estructurales para introducir más flexibilidad en el sistema económico y gestionar con éxito la diversidad que constituyen hoy la Fuerza Laboral de sus empresas. Francia y Alemania han tenido sus economías estancadas. En el otro extremo, Irlanda y Finlandia. El Reino Unido "no demasiado más".

Si nos referimos solamente a la productividad y en el periodo 1960-2003 (Fuente DG ECOFIN, http://europa.eu.int/comm/economy) se observa que en 1960 los trabajadores portugueses eran un 25% menos productivos que los de Luxemburgo y un 36% que la media comunitaria. En 2003 las proporciones habían pasado respectivamente a ser el 50 y el 63%. España e Irlanda presentaban índices de productividad alrededor del 70% de la media comunitaria en 1960, mientras que Francia y el Reino Unido la superaban alrededor del 108% y Alemania acerca del 120%.

Según los datos de Eurostat en 2003, que ofrecemos en el cuadro adjunto, España está en un 95,8%, Francia en un 113,6%, Irlanda en un 120,4%, Luxemburgo en 129,7% y el Reino Unido en un 97,2% (Eurostat). España desde 1997 no hace más que...

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