Gregorio Peces-Barba, Justicia y Derecho (La utopía posible)

AutorÁngel Pelayo González-Torre
CargoUniversidad de Cantabria
Páginas560-566

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RODRÍGUEZ URIBES, José Manuel. Gregorio Peces-Barba, Justicia y Derecho (La utopía posible), Madrid: Civitas/Thomson Reuters, 2014, 240 pp.

I. Sin duda la figura del profesor Gregorio Peces-Barba (1938-2012) habrá de dar lugar a múltiples obras que abordaran su papel tanto en la historia de la Filosofía del derecho española, como también en la historia de la universidad de nuestro país, y cómo no en el relato y la comprensión de los avatares políticos que vivió España durante la transición democrática. En todos estos campos fue un actor relevante que jugó un papel significativo y digno de atención, y de ahí el interés de las distintas aportaciones tendentes a comentar su pensamiento y su trayectoria.

Precisamente una característica destacada del personaje fue la forma en que combinó sus intereses teóricos con su experiencia práctica, política o de gestión. Como ha señalado el profesor Eusebio Fernández, una forma de definirlo sería considerarlo como «un intelectual con vocación política», que combinó el estudio y la gestión en su trayectoria vital, y que además fue coherente a la hora de armonizar sus planteamientos intelectuales con su ejecutoria práctica.

La estrecha relación existente en el personaje entre teoría y praxis, entre pensamiento y actividad vital, se extiende también a la influencia que tuvieron sus propias experiencias vitales en la configuración de su modo de pensar y en su carácter. Es por eso que probablemente la comprensión del personaje estaría muy vinculada a sus vivencias personales, en lo que quizás podría considerarse como un elemento que colaboraría a una comprensión más completa de su trayectoria. Y si digo esto aquí es porque considero que algunas de las aportaciones del libro que comentamos consisten precisamente en la exposición de ciertas claves de esa relación entre experiencias vitales y pensamiento.

En este sentido la aportación del profesor José Manuel Rodríguez Uribes bebe en gran parte de la estrecha relación que unió al autor con el profesor Peces-Barba. Relación que abarcó tanto la vertiente académica, al poder considerarse al profesor Rodríguez Uribes como uno de sus discípulos, como la política, donde compartieron experiencia de gestión en el ámbito de la asistencia a las víctimas del terrorismo. Y la relación se extendió aún más allá de estos campos, para ser una estrecha y afectuosa relación personal. Sin duda esta relación abre interesantes posibilidades para un abordaje del pensamiento de nuestro protagonista.

En este aspecto otra característica que interesa resaltar, por lo que puede implicar en cuanto a las aportaciones de la obra que comentamos, es la naturaleza de la formación del profesor Rodríguez Uribes, que se lleva a cabo a la sombra intelectual del profesor Peces-Barba, pudiéndose hablar de un background teórico en buena parte compartido. Esta circunstancia hace que el libro se escriba desde un contexto intelectual muy próximo al de PecesBarba, y se manifiesta tanto en la comprensión general de sus planteamientos teóricos como en la facilidad para detectar las influencias intelectuales que tuvo Peces-Barba, que por cierto se destacan mucho en la obra que venimos reseñando. En ella se recoge cómo las ideas claves del pensamiento de Peces-Barba están sustentadas en autores clásicos, ya sean principalmente autores de la ilustración europea, como Montesquieu (con la separación de poderes), Hobbes (la seguridad que aporta el derecho), Tocqueville (las ideas sobre el occidente moral); o en referentes clásicos del pensamiento

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español, como Unamuno, Giner de los Ríos, Machado, Fernando de los Ríos, Ortega. Y es interesante cómo se enumeran las referencias en distintos campos, como cuando se habla del lugar de donde bebe el humanismo del autor, o cuando se refiere a aquellos que le inspiran su comprensión de los derechos (pp. 127-128).

Como hemos dicho la proximidad entre el autor del libro y el profesor Peces-Barba alcanza, además de a sus referentes intelectuales, al conocimiento de muchas vivencias personales. Estas se recogen en el inicio de la obra, tanto en la introducción, bajo el epígrafe «El recuerdo y las enseñanzas del maestro» (pp. 38 y ss.), como en el capítulo titulado «Notas para una semblanza intelectual» (pp. 43 y ss.). Hay allí importantes referencias que captan la influencia de sus vivencias en su pensamiento, en su política y en su talante; como las vivencias de la postguerra, o la influencia de sus padres. De su padre, que fue un leal Fiscal de la República represaliado, y de su madre, una mujer con proyección intelectual a la que, como a tantas otras mujeres españolas, la derrota privó de la posibilidad de llevar una vida más plena, no solo al someterlas a una ideología que cercenaba sus posibilidades de desarrollo vital, sino también atenazándolas con el miedo de tener que vivir velando por sus esposos, padres o hijos represaliados… Probablemente bajo esta influencia...

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