Los grandes retos de la Administración de los próximos años: gastar para crecer

AutorAlberto Palomar Olmeda
CargoProfesor titular (Acred) de Derecho Administrativo. Magistrado de lo Contencioso-Administrativo (E.V.)
Páginas3-6
Revista de Derecho Administrativo
#6 · julio 2021 9
u Editorial
LOS gRAndeS RetOS de LA AdMInIStRAcIón de
LOS pRóxIMOS AñOS: gAStAR pARA cReceR
The great challenges of the Adminis-
tration in the coming years: spend to
grow
La situación, la extensión y el tiempo tan lar-
go de lucha contra la pandemia está llamada
a transformar mucha parte de nuestras vi-
das y de los comportamientos sociales. Uno
de ellos es, sin duda, la visión de la Adminis-
tración Pública.
De alguna forma hay dos constantes eviden-
tes en la concepción de lo público en general
y de la Administración Pública en particular
en los últimos tiempos esta llamada a trans-
mutarse. La actividad económica particular,
los economistas y una gran parte de la socie-
dad puede haber llegado a tener la sensación
de que lo público estaba sobredimensionado
y que su consideración era poco menos que
superflua en un mundo en el que la provi-
sión de bienes y servicios estaba al alcance
de todos. El planteamiento era muy visible,
la crítica muy aguda y prendió con facilidad
en la sociedad que, probablemente, siempre
recuerda el "vuelva Vd. Mañana" de Maria-
no José de Larra. A esta desgana contribuye
el que no ha existido un debate serio sobre
cuanta y qué Administración ni, sobre todo,
con que estatus de funcionamiento. Los pro-
blemas de medios, organización, bienes, etc
no son vistosos, en términos políticos, y no
contribuyen a una imagen de modernidad
inmediata. De ahí que durante tanto tiempo
la reforma de la Administración ha estado en
uno de los últimos lugares de la importancia
y de la relevancia política y social.
En este estado de cosas, con desgana, con-
tinuidad y rutina estábamos durante largo
tiempo cuando llegó la pandemia. De repen-
te todo cambio. Los ojos de la sociedad se
volvieron hacía las Administraciones Públi-
cas que tenían que solventar la enfermedad
y proveernos los servicios inmediatos para
tal circunstancia. La sanidad, los servicios
sociales, las fuerzas y cuerpos, el Estado
como financiador o incentivador de la activi-
dad económica, todo, recobra o gira entorno
a la figura de lo público. Todo debía ser pro-
visto con eficacia por una Administración en-
vejecida, tecnológicamente atrasada, poco
activa, poco transformada y sobre la que no
habíamos pensado en los últimos años.
El resultado ha sido razonable pero fundado,
en gran medida, en el voluntarismo y en la
profesionalidad no en la organización ni en la
estructuración del sistema.
Pero lo que es evidente es que ahora que
comienza a verse el final del túnel es el mo-
mento de pensar en el futuro. Precisamos
nuevas cosas, nuevas prestaciones de la Ad-
ministración con la que afrontar el reto del
gasto más importante que hemos tenido en
los últimos años.
A partir de aquí, los problemas no son meno-
res. El primero, el del personal. En términos
coloquiales podríamos decir que los últimos
años son la muestra más evidente de que
nos hemos hecho "trampas en el solitario".
No debíamos gastar porque no teníamos
dinero, pero no podíamos prescindir de los
recursos porque los servicios no se podrían
prestar. No era personal superfluo sino ne-
cesario, pero decidimos no actuar ortodoxa-
mente y cubrir las plazas. El resultado es cla-

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