José Luis González-Berenguer Urrutia, Reflexiones sobre el urbanismo: la ciencia, la política, la ética, el tiempo, el dinero.

AutorLa revista

JOSÉ LUIS GONZÁLEZ-BERENGUER URRUTIA, Reflexiones sobre el urbanismo: la cien cia, la política, la ética, el tiempo, el dinero. El Consultor de los Ayuntamientos de los Juzgados, 272 páginas.

El libro comienza diciendo: «Derecho urbanístico español hoy, no existe. Como dice Parada Vázquez, tras la Sentencia 61/97 del TC este Derecho se ha derrumbado. Además, los vientos de la desregulación han aniquilado lo poco que quedaba del edificio. Pero tenemos la obligación moral, si no de reconstruirlo —eso sería imposible— sí de procurar reducir al mínimo la devastadora doble operación llevada a cabo.

En definitiva, hay dos actitudes, dos posiciones ante la riqueza.

Una posición. Aumentarla ante todo. No se considera como un tema propio el problema del reparto.

Otra posición. Repartirla ante todo, sin perjuicio, como es lógico de que esté siempre presente el problema de la creación de bienes.

Lo humano es repartirla, para ello es preciso la igualdad. Lo económico es aumentarla, para ello hace falta el estímulo, esto es la desigualdad.

Pero hay soluciones intermedias. Veamos. Aunque el horizonte deseable es la igualdad. Hay que alcanzarlo sin perjuicio del logro del crecimiento (implantar los incentivos (esto es, la desigualdad, el mercado), en la medida compatible con el horizonte que se desea ¿Cómo? Ateniéndose en todo al mercado, salvo en los bienes cuya posesión garantice (mínima, pero eficientemente), la igualdad esencial. Estos son: la salud, el saber, el suelo, el salario mínimo, la seguridad social, los servicios públicos esenciales. (Hay una regla nemotécnica: las seis cosas tienen un nombre que empieza con la letra ‘S’). En todo lo demás, el mercado vale.

Los principios de mercado, y los principios del crecimiento racional de la ciudad, son incompatibles. Según los primeros todas las casas tendrían cien pisos, o doscientos. No habría más límite que el que impusiera la demanda. Si hay demanda para construir diez plantas más, lo que dice el mercado es que se construyan sin tener en cuenta ningún otro criterio. Si hay demanda para pisos aunque no tengan zonas verdes, lo que dice el mercado es que no se construyan zonas verdes. Esto no pasa porque lo prohiben los planes. ¿Qué es, pues, el plan? El plan es una distorsión frontal de los principios de la economía de mercado».

En definitiva el éxito de la economía al tratar estos casos (salud, saber, salario mínimo, seguridad social, servicios esenciales y suelo) consiste en haber sabido renunciar...

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