Gestion pasiva en renta variable

AutorJorge del Canto
Páginas181-197

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Por si acaso se encuentran indecisos, confundidos o incluso abrumados por todo el derroche de análisis y psicología digno de elogio volcado por los demás colegas autores de este libro, me voy a permitir proponerles un modelo muy sencillo de inversión que puedan desarrollar mientras asimilan el resto de conocimientos que, aprovecho para comentar, merece la pena -y mucho- aplicar en sus inversiones.

Lo que les voy a contar es, en realidad, un modelo de inversión para vagos; para no matarse mucho a pensar. En las siguientes páginas intentaré exponer los argumentos para convencerles de llevar a cabo la planificación de inversiones que también procuraré detallar suficientemente.

En primer lugar me gustaría decirles en qué consiste esto de la gestión pasiva. Un modelo de gestión pasiva consiste en que, una vez realizada la inversión, no se toman nuevas decisiones, confiando en que se logre una rentabilidad esperada. Es decir que, ustedes decidirán de antemano qué hacer y cómo proceder y, más tarde, solamente deberán trasladar estas instrucciones a sus intermediarios para que las lleven a cabo en su nombre, mientras ustedes disfrutan de la vida todo lo que puedan.

Riesgo de la inversión a través de acciones

La inversión en acciones, como instrumento financiero de Renta Variable, está justificada por la esperanza de conseguir una rentabilidad superior a la de otras alternativas de inversión. Esa rentabilidad superior es viable y está al alcance de cualquier inversor porque, observando en su conjunto las fluctuaciones de los precios de las acciones, resulta patente que la dispersión (varianza) de rendimientos, comparada en plazos de tiempo iguales, es mayor a la de otros "vehículos" de inversión financiera.

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Pero es precisamente esa mayor varianza de resultados en el tiempo, la "culpable" de que se deba asociar la mayor esperanza de rendimiento a un mayor riesgo.

El riesgo financiero en realidad se refiere a la incertidumbre sobre cuál será el resultado real. Se define como la posibilidad de obtener un rendimiento distinto al esperado, y se contabiliza por la diferencia entre la rentabilidad real y la esperada.

Por supuesto que una mayor dispersión de rentabilidades, incrementando la posibilidad de desviación respecto a una esperanza, supone un mayor riesgo.

En cuanto a la preocupación que provoca el riesgo como incertidumbre, se puede establecer la siguiente clasificación:

· Que el rendimiento sea superior al esperado.

· Que el rendimiento sea inferior al esperado.

· Que el rendimiento se traduzca en rentabilidad negativa para la inversión. Los dos últimos son los que se deben tratar, reduciendo y limitando sus consecuencias, a costa de limitar (procurando no eliminar) el citado en primer lugar.

La inversión en bolsa a través de acciones

Los precios, en general, a largo plazo siempre suben. Es una cita que también se puede aplicar a los precios de las acciones en su conjunto, porque está avalada empíricamente. La aceptación de esa premisa determina que, en las inversiones planteadas a largo plazo buscando una alta rentabilidad, se pueda y deba contemplar la compra de acciones de empresas como base de la cartera, en un proceso de inversión alcista -primero comprar para después vender a precios más altos-.

Los precios, en general, siempre suben. En consecuencia un proceso de especulación con gestión pasiva, ha de realizarse en dirección alcista, comprando las acciones que se escojan y esperando que el precio suba. Y este es precisamente el origen de los riesgos a tratar o solucionar.

Observando la evolución de los precios en su conjunto, a través de una media de precios, se pone de manifiesto que aunque a corto plazo el conjunto de precios puede bajar, la tendencia generalizada a largo plazo es al alza.

"A largo plazo no hay nada más rentable que la inversión en renta variable"; es una sentencia que, estando más cerca de la verdad que de la mentira, no supone la certeza absoluta. Debe ser matizada para evitar que se compren acciones casi al azar, para "sentarse" encima de ellas con filosofía de permanencia durante generaciones.

Otro dato y una cita fácil, igual de cercana a la verdad que la anterior, es que es excepcional encontrar una empresa cotizada que se haya mantenido desde siempre, casi todas han desaparecido o ha dejado de cotizar. Muchas veces esa desaparición ha provocado consecuencias negativas a los inversores. Si compra

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unas acciones y las mantiene siempre, puede llegar una fecha en que la empresa desaparezca y el acontecimiento le provoque una pérdida en su patrimonio.

Pero en la gran mayoría de esos casos, a pesar de la quiebra de la entidad, se mantuvo una rentabilidad positiva aceptable, gracias a que los dividendos y reparto de beneficios habían compensado el valor de adquisición de las acciones. Claro que ese consuelo le quedó a quien adquiriera las acciones en el momento de su salida a cotización, o con muchos años por delante, y no a los que se incorporaron al negocio en los últimos años.

En vista de los datos, pueda que usted decida adquirir únicamente acciones de empresas que comiencen a cotizar. Pero no es una solución comprar acciones cuando se emiten en el mercado primario, en las ofertas de venta o de suscripción, porque el que las ofrece lo suele hacer a un precio alto, que compense la pérdida de control de la entidad.

La estadística revela con contundencia que, salvo contadas excepciones, siempre se han podido comprar las acciones a precios claramente inferiores a los que se colocaron en el mercado. Por ello Se debe evitar la inversión en acciones en el momento de su puesta en circulación.

Riesgo de quiebra

La posibilidad de quiebra es un riesgo latente para cualquier empresa, por grande que ésta sea. Recuerde que bajo una filosofía de ausencia de intervención en la gestión de la inversión, que únicamente retirará fondos recogiendo algún beneficio o para hacer frente a un imprevisto, puede ocurrir que una empresa desaparezca.

Cualquier empresa puede desaparecer, no importa cuál sea su importancia actual. Casos como Enron o Lehman Brothers en Estados Unidos, o Banesto en España, son ejemplos cercanos de que "todo puede ocurrir".

Pero no es menos cierto que, entre las grandes empresas, es menos frecuente la quiebra. Por lo que la primera elección ha de ser escoger entre las grandes empresas.

Diversificación

Lo más importante no es que un acontecimiento sea improbable, lo relevante es que se desconoce cuál es la pérdida que puede ocasionar. De ahí que convenga limitarlo.

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Un mecanismo que reduce notablemente el riesgo de mercado, y al mismo tiempo sirve para limitarlo, es la Diversificación. Si usted adquiere acciones solo de una empresa, una quiebra de ésta se llevaría el dinero que mantuviera invertido. Pero si adquiere dos, la quiebra de una de ellas limitaría al 50% la pérdida de cartera, sería menos probable que fueran mal las dos. Y si adquiere cinco menos riesgo aún, y con treinta menos aún. Un resultado adverso se ve diluido en el conjunto de la cartera, y la pérdida posible tiende a limitarse.

Por otra parte, cuando a un sector económico no le va bien, se ven afectadas la mayoría de las entidades del sector. En este sentido, también es menos probable que una adversidad afecte a todos los sectores que a uno solo. Para este tipo de inversión lo adecuado, aunque haya técnicas mejores, es diversificar entre sectores y entre las mayores empresas de cada sector.

Harry Markowitz, William Sharpe y Merton Miller, galardonados con el Premio Nobel de Economía en 1990, en el desarrollo de la teoría de las inversiones financieras, demostraron que tomar posiciones en activos distintos de forma simultánea -diversificación- provoca una drástica reducción del riesgo de mercado.

Está demostrado que la diversificación reduce el riesgo de la inversión, en cuanto a incertidumbre sobre el rendimiento real, ya que las posibilidades de dispersión disminuyen en dos sentidos:

· Las posibilidades de que hay rendimientos alejados de la media (positivos o negativos), son inferiores para un conjunto de activos que para uno solo.

· El tamaño de la desviación respecto a rendimiento medio, es menor para un conjunto de acciones que para una acción aislada.

La diversificación provoca una drástica reducción del riesgo de pérdida y limita sus consecuencias.

La gestión pasiva ha de desarrollarse sobre un conjunto de grandes empresas, de distintos sectores económicos.

Rotación de capitales

Otro aspecto a tener en cuenta es que los motores de la economía son distintos en cada momento. Es infrecuente ver que las acciones, más allá del corto plazo, tengan una tendencia idéntica entre sectores, lo habitual es que mientras las tendencias de medio y largo plazo de unas son alcistas, las de otros son bajistas.

Sería interesante vigilar y detectar estas situaciones para, identificándolas...

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