Gestión de carteras de inversión

AutorJosé Tarroja
Páginas155-180

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Objetivos

El presente capitulo versará monográficamente sobre los distintos elementos relacionados con la gestión de carteras, y ha sido concebido como vehículo para divulgar algunos conceptos, técnicas y comportamientos a tener en cuenta antes de confiar nuestros capitales a terceros.

Por lo que el principal objetivo de este apartado, es el de llegar de manera especial al inversor final, quien en un gran número de ocasiones será persuadido por vendedores de productos financieros para que les otorgue la gestión de su cartera.

Muchas veces debido a la facilidad con que estos utilizan un gran número de variables y conceptos difíciles de asimilar por el inversor final, dificultan una comprensión óptima de las características principales de la inversión ofrecida, por lo que durante el desarrollo de este capítulo mostraremos los principales puntos a tener en cuenta en el proceso de selección.

En ningún caso se abordarán en profundidad los aspectos técnicos necesarios para una gestión profesional desde la vertiente gestora, puesto que para este fin se puede recurrir a una abundante bibliografía existente en el mercado, a la cual el gestor habrá acudido ya en su proceso formativo.

A través del contenido desarrollado se podrán evaluar puntos clave para el inversor relacionados con la rentabilidad, parámetros de riesgo, asset allocation, optimización de resultados a través de variables estratégicas, distribución eficiente del peso de los distintos productos que componen la cartera, efectuar coberturas sobre los distintos riesgos, implicaciones fiscales, etc.

Si la presente lectura finalmente consigue aportar algo de luz al inversor que facilite alguno de los objetivos como, el poder maximizar la rentabilidad de sus ahorros, conocer los riesgos y como reducirlos, conocer como valorar algunos

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conceptos sobre las distintas formas de gestión o tener elementos para discernir como escoger de manera eficiente a su gestor, habrá cumplido el fin perseguido por el autor.

Introduccion a los mercados de capitales

Los capitales precisan ser invertidos en cualquiera de sus formas para continuar generando riqueza, si estos permanecen fuera de los circuitos financieros se van depreciando paulatinamente debido al aumento de la inflación, además podrán verse afectados tanto por los cambios en la valoración de las divisas, como por la fluctuación de los tipos de interés.

Por ello el inversor debe buscar siempre la mejor forma de alcanzar la apreciación de sus recursos monetarios en el tiempo.

Una de las maneras para buscar dicha apreciación es la inversión en el plano empresarial a través de sus múltiples variables, pero que en este capítulo será obviada por no corresponder con la temática del mismo, sí valoraremos la otra más utilizada a nivel mundial, la de acudir a los mercados cotizados para realizar inversiones sobre multitud de productos y subyacentes.

Esta última, genera unas posibilidades inmensas para revalorizar patrimonios, puesto que además de poner a disposición del inversor múltiples productos acordes a las distintas necesidades existentes, permitirá al gestor hábil, tanto invertir en activos con expectativas de revalorización, como protegerse ante tipos de interés adversos o cubrirse ante los cambios en las cotizaciones de las divisas contrarios a sus intereses.

Los mercados cotizados fueron concebidos como lugar para el intercambio de bienes a nivel global, tanto si estos se precisan de forma física, como si tan solo se desea participar del trasiego económico sobre los mismos, en cuyo caso solo acaba produciéndose un intercambio de capitales.

A ellos acuden por una parte las corporaciones que necesitan dinero para financiar sus proyectos y por otra los inversores que disponiendo de liquidez están dispuestos a prestar su capital a cambio de una rentabilidad.

En la renta variable, cuando un activo sale a cotizar lo hace principalmente buscando una financiación favorable, puesto que el inversor aportará capital sin que la cotizada deba comprometer remuneración alguna, a cambio cederá a este una participación en forma de acciones, las cuales dependiendo de la evolución de la cotización en bolsa de la compañía podrá o no, recibir un posible beneficio.

En cualquier caso el inversor asume ciertos riesgos, ya que si la cotización se devalúa respecto al precio vigente en el momento de su aportación, no solo no recibirá beneficio sobre el capital aportado sino que además perderá parte de su capital.

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Una de las grandes cualidades que tiene la inversión en los mercados cotizados es que permiten participar en cualquier momento y sin límite de cantidades en el trasiego económico sobre los principales productos o compañías a nivel mun-dial, sabiendo que en cualquier momento y con mucha facilidad podrán retornar a la liquidez, lo cual no es posible conseguir en las transacciones económicas de carácter empresarial.

Las variables que pueden afectar a las cotizaciones son numerosas, ya que en el precio de las mismas no solo se reflejan los resultados empresariales, sino que se ven afectadas por numerosos parámetros intangibles, como las noticias y las expectativas sobre su evolución futura.

El gestor deberá prestar atención al mayor número posible de variables que puedan influenciar el comportamiento de los precios, conocer y seguir de cerca la evolución de los distintos subyacentes permite comprender dónde se está invirtiendo y ajustar los acontecimientos a la evolución técnica de los valores.

Las bolsas de valores proporcionan la estructura necesaria para garantizar el cruce de operaciones entre compradores y vendedores, facilitando el nexo de unión de ambas partes con total garantía, a la vez que proveen información y servicios esenciales como la transmisión electrónica de los precios en riguroso tiempo real, lo que facilita una participación rápida y efectiva desde cualquier punto del planeta.

Uno de los requisitos necesarios para invertir en un producto o subyacente es que este tenga un alto nivel de liquidez, ya que ello facilitará comprar o vender a un precio razonablemente próximo al nivel deseado. De lo contrario pueden producirse excesos, especialmente cuando se desea salir de un valor, ya que las horquillas pueden ampliarse en gran medida perjudicando de forma muy considerable el buen resultado de la operación.

Igualmente, cuando los precios sufren una alta volatilidad se producen grandes fluctuaciones en la cotización que elevan el grado de riesgo sobre dicho producto.

Tanto los bonos como las acciones salen a la luz pública a través de la emisión de títulos en Oferta Pública, lo cual permite obtener los fondos iniciales entre los subscriptores, reduciendo el riesgo soportado por el emisor, esta fase se produce en lo que se conoce como mercado primario y está reservada solo a ciertos inter-mediarios.

Tras finalizar la colocación, los títulos pasaran a negociarse en el mercado secundario, donde la cotización fluctuará atendiendo a la oferta y demanda, siendo el comprador quien presionará el precio al alza y el vendedor a la baja, dependiendo de la disposición de ambos las horquillas de precios podrán tender a separarse o contraerse. Una horquilla con poco diferencial entre el precio de compra y el de venta nos indica una mayor liquidez en el mercado correspondiente.

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Conocer los productos

Uno de los puntos a tener en cuenta para desarrollar una gestión correcta es la de conocer qué productos tiene a su disposición el gestor para llevar a buen término su objetivo. Atendiendo al perfil del inversor, sus preferencias, la aversión al riesgo, las necesidades puntuales de liquidez etc., la inversión deberá decantarse por seleccionar los más idóneos.

También deben valorarse aspectos fundamentales como si los productos permitirán acceder a un mayor número de mercados, si sus costes operativos son más o menos gravosos, cuál es el grado de liquidez que nos ofrecen y si el tratamiento fiscal es óptimo para sus intereses.

Hagamos un repaso de los productos más utilizados en el mundo de la gestión viendo algunas de sus características principales, sobre todo buscando los beneficios o las desventajas que en ellos se pueden encontrar. Debemos remarcar que en ningún caso se pretende abarcar todos los pormenores de cada producto puesto que ello precisaría una gran profusión de detalles que quedan fuera del alcance de este capítulo.

Renta fija

Las emisiones de renta fija son empréstitos del Estado (Deuda Pública) o de las empresas (Deuda Privada) con el fin de obtener financiación.

Los productos principales emitidos en renta fija son los siguientes:

- Deuda pública: letras del tesoro, bonos y obligaciones del estado.

- Deuda Autonómica y de otros Organismos Públicos

- Renta fija privada: pagarés, bonos, obligaciones, convertibles y titulizaciones.

La inversión en productos de renta fija representa en mayor medida un peso muy significativo en las carteras gestionadas, sobre todo cuando hablamos de patrimonios importantes, puesto que esta ofrece un grado de seguridad para volúmenes de capital considerables que si tuvieran que estar expuestos en renta variable en su totalidad, dificultaría un eficaz control del riesgo por parte del gestor. De esta manera, toda vez decidida qué porción del capital se destina a este tipo de productos, se asegura un rendimiento mínimo que el gestor buscará complementar con la gestión de la parte destinada a renta variable.

Estas emisiones de deuda que emiten tanto los estados como las corporaciones empresariales, tienen como finalidad buscar financiación a cambio de abonar un tipo de interés...

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