Germán Arciniegas, entre la libertad y el establecimiento

AutorEduardo Sáenz Rovner
Páginas129-135

Este ensayo fue publicado originalmente en Historia Crítica, Universidad de los Andes, n.º 21, enero-junio de 2001, pp. 79-87.

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En una entrevista publicada en 1957, Germán Arciniegas llamó la atención sobre el aislamiento de los escritores del país y señaló «[la] insularidad del autor colombiano... que no mantiene contactos con el exterior».1Arciniegas tenía la autoridad intelectual para afirmar lo anterior ya que él había mantenido un diálogo permanente con intelectuales de América y Europa. Además, y gracias a sus escritos y a sus largos años como profesor en universidades norteamericanas, Arciniegas fue -de cierta forma- un pio-nero de los estudios latinoamericanistas en Colombia.

Más que latinoamericanista, Arciniegas fue un americanista, en el sentido continental. En sus escritos sobre la historia del continente, Arciniegas planteó que América representaba un rompimiento con Europa. Escribió, «Para nosotros lo que se inicia desde 1493 es la independencia de los europeos que vienen a establecerse en el Nuevo Mundo, es decir un Nuevo Mundo que ellos vienen a crear del otro lado del Atlántico, para emanciparse de una Europa en donde no encuentran ni las oportunidades ni la libertad que en vano hubieran buscado en el Viejo [...] América está siendo la solución al más grande de los problemas del Viejo Mundo: el de su libertad».2Señaló que los «campesinos, soldados, frailes, artesanos, que hace[n] los descubrimientos... que levanta[n] las ciudades... lanza[n] ese grito violento de ¡Libertad! ¡Libertad!».3Llamó a América «el clásico continente de las emancipaciones»,4«la casa abierta de la libertad»,5y concluyó: «América fantástica se levantaba ante los occidentales cansados de las injusticias de Europa, agobiada de miserias, como el continente de la esperanza. En América habrían de situarse todas las Utopías».6Casi que si no hubiese existido América hubiera habido que inventarla: «Había una ilusión antes del viaje de Colón de

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que idealmente pudiera existir un Nuevo Mundo donde hubiera justicia y libertad, inexistentes en Europa».7Encontramos un paralelo a las anteriores afirmaciones en los escritos del ensayista y novelista norteamericano Waldo Frank, más o menos contemporáneo de Arciniegas (Frank nació en 1889). Frank escribió en 1930 «... el ideal americano, desde el principio, era la creación de un mundo: de un mundo en el cual el hombre íntegro, físico, emocional, intelectual, estético, místico, pudiera vivir [...] El caos americano contiene todos los elementos para la creación de un nuevo mundo más completo que mundo alguno del pasado histórico».8En cuanto a América como el continente de la libertad y la tierra del futuro, Frank escribió durante la Segunda Guerra Mundial: «... los infelices pueblos europeos tienen hipotecadas sus energías por toda una generación [...] Hay en nuestro país [Estados Unidos] un florecimiento del cual Europa carece...».9Y según Frank, Hispanoamérica habría de jugar un papel muy importante al «formar, con su ilimitado caudal de intuición y de visión, acumulado desde su pasado indohispánico, un arsenal de métodos, ideas, valores y directivas para que el hombre pueda reanudar, valiéndose de ellos, y esta vez por buen camino, su marcha hacia la Libertad».10Para Arciniegas «El Descubrimiento [de América] es más del europeo que se descubre a sí mismo, que el encuentro de los indios desnudos».11De nuevo notamos paralelos con Frank cuando este último escribe sobre los curas doctrineros franceses en la exploración de Norteamérica y cuya «labor era entender a los indios para conocerse a sí mismos más profundamente [...] Si vinieron a América a conquistar, esto quería decir, en su más profundo sentido, a conquistarse a sí mismos».12No sorprende entonces que dada la supuesta unión de las Américas y sus pretendidas raíces comunes en Europa, Arciniegas rechazase que América Latina se alinease con el Tercer Mundo no occidental.13Por supuesto no todos los intelectuales norteamericanos han compartido el optimismo y el americanismo continental de Arciniegas y Frank. Desde los primeros años de la segunda Posguerra hasta el día de hoy diferentes científicos sociales han contrastado los orígenes y las historias diferentes de Norteamérica y la América Latina. Louis Hartz resalta cómo -a diferencia de Iberoamérica- los Estados Unidos nacieron «liberales» y herederos de una tradición colonial de propietarios independientes.14Para Richard Morse el «neomedievalismo» y la ortodoxia de la península fueron reforzados en

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Iberoamérica con la formación de una sociedad con profundas divisiones raciales y sociales.15Howard J. Wiarda y Harvey F. Kline señalan que «mientras la cultura política norteamericana es vigorosamente Lockeana y liberal, aquella de América Latina, históricamente hablando al menos, es fuertemente elitista, jerárquica, autoritaria, corporati-vista y patrimonial».16Y por último, David Landes argumenta que España exportó a sus colonias sus «debilidades», sus instituciones y su ideología antiliberal. Además, la Contrarreforma liderada por España reforzó la Inquisición, muchos libros fueron colocados por la jerarquía católica en el Índice (Index Librorum Prohibitorum), y las universidades se convirtieron en centros de indoctrinación y no de estudio. Y a pesar de que las nuevas repúblicas independientes del siglo XIX tenían un ropaje republicano, éstas, según Landes, no eran tierras de Libertad y no se diferenciaban mucho de las autocracias despóticas en Asia.17* * *

En 1946 Arciniegas se fue como profesor a la Universidad de Columbia donde permaneció durante una docena de años.18En Nueva York hizo parte de la colonia latinoamericana de intelectuales y políticos que escapaban a las dictaduras del continente. Además, fue muy amigo de intelectuales judíos tanto norteamericanos como europeos; éstos generalmente eran de ideología libertaria, dispuestos a condenar los abusos del poder y los discursos que justificaban esos abusos.

Entre los trabajos escritos durante su estadía en Columbia tenemos un libro verdaderamente latinoamericanista y comparativo, Entre la libertad y el miedo, publicado originalmente en 1952.19Se presenta en esta obra un rápido panorama de la historia de los países latinoamericanos en el siglo XX, en ocasiones remontándose al siglo XIX, para concentrarse en las décadas de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX. El autor adopta un enfoque comparativo que incluye capítulos sobre los países sudamericanos, centroamericanos y del Caribe. Esta aproximación es particularmente meritoria sobre todo teniendo en cuenta que el campo latinoamericanista no estaba tan desarrollado para ese entonces.

Para Arciniegas, la razón de su libro es analizar el alejamiento cada vez mayor de las formas de democracia política en América Latina en el periodo de la posguerra. Las...

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