Generalidades: la familia y la comunidad

AutorRogelio Medina Rubio
Cargo del AutorCatedrático de la UNED
Páginas405-434
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1. LA FAMILIA, DIMENSIÓN CONSTITUTIVA RADICAL DE LA
VIDA HUMANA PERSONAL
Uno de los caracteres constitutivos de la persona humana más conocidos en la
tradición filosófica es el de su racionalidad. Si por el acto de ser la persona
subsiste como unidad y totalidad ontológica, por ese mismo acto de ser la persona
es capaz de relacionarse o abrirse al universo del ser. La persona es, por su
misma naturaleza, no de un modo absoluto, sino relativo, abierto, comunicativo.
Con razón la filosofía clásica se refería a ésta como "la sustancialidad de un ser
individual abierto por su naturaleza racional a la amplitud infinita" (Boecio).
Pero la persona, como es sabido, no sólo es capaz de establecer relación con las
cosas, con el mundo de la cultura (la ciencia, la técnica o el arte), sino que va a
depender en su ser de la relación que establezca "con el otro" o "con los otros". El
"ser con" no es una disposición que la persona adquiera en el transcurso de su
desarrollo existencial, sino que es un rasgo absolutamente connatural y necesario
que posibilita, desde la misma esencia de la persona, el que ésta llegue a ser lo
que es. "Examinar, dice Coreth, a partir de la esencia del espíritu humano las
estructuras de autorrealización; examinar desde ella la necesidad de ser-con en la
relación de la comunicación total humana en el diálogo..., es examinar el hecho y
la razón de que nosotros sólo podemos volver plenamente sobre nosotros mismos
y realizarnos plenamente de una manera personal en la automediación, debida no
solamente a lo otro (el ente objetivo de nuestro entorno material), sino también, y
sobre todo, en la automediación debida al otro (el ente objetivo de nuestro entorno
material), sino también, y sobre todo, en la automediación debida al otro, al ente
personal de nuestro mismo valor que existe en nuestro entorno" (Coreth, 1964, p.
363).
Es decir, que la persona no es una entidad subsistente completa en sí misma,
originaria e incomunicable, estática y ya constituida, sino una entidad relacional y
constituyente, que va siendo a medida que se realiza "con los otros" y
especialmente con los que comparte su mundo proximal.
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La familia, en sus diversas manifestaciones en cuanto forma o agrupación de
convivencia social, natural o cultural, con las notas diferenciales que la distinguen
(respecto de otras unidades de convivencia social) de inmediatez, cotidianeidad,
totalidad e intensidad en el vínculo de convivencia entre sus miembros
("Convivencia omnem diem", que decía Santo Tomás), es la primera comunidad
social en la formación y construcción del ser personal. Mientras la comunicación y
de los individuos en otras comunidades sociales puede tener un carácter objetivo,
informativo, epidérmico del yo personal, escasamente accesible al reducto de la
subjetividad, el nivel de comunicación en la relación familiar, en virtud de aquellas
notas que distinguen a su forma de convivencia, es vital, existencial, experiencial,
pleno, abierto a la vida en sus distintas manifestaciones, capaz de establecer y
fomentar una profunda e integral relación personal.
En latín hay dos palabras, referidas al "otro" (alius y alter) que expresan bien esa
diversidad de situaciones en la relación personal con "el otro" o "con los otros" y que,
de una manera traslaticia, pueden servirnos de aclaración en este caso. El "otro", en
cuanto individuo o ser indeterminado, miembro de una existencia colectivizada, un
estadístico social, impersonal, abstracto (alius); y, el "otro" en cuanto ser personal,
determinado y concreto, con unas características singulares, en una situación de vida
peculiar (alter). La relación de alienidad es aquella en la que existe un otro individual,
como elemento de relación objetiva, pero sin que ese "otro" tenga mayor relevancia y
sea en sí el centro de referencia de la relación personal; en la conducta de alteridad,
el "otro" no es sólo elemento individual de la relación, sino fin y sujeto agente de una
comunicación intersubjetiva, en la que se tiene en cuenta su singularidad, su situación
real, su calidad personal en la relación comunicativa con los demás.
La comunidad familiar, por las notas de convivencia que específicamente une a
sus miembros, es el ámbito natural al que se abre de forma espontánea el ser
humano y en el que tempranamente puede realizarse, como en ningún otro ámbito
de la vida social, ese encuentro singular o de relación de alteridad de gran
trascendencia para la génesis biográfica personal.

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