García Vitoria, A.: El derecho a la intimidad en el Derecho penal y en la Constitución de 1978. Ed. Aranzadi, 1983

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas1665-1666

    GARCÍA VITORIA, A.: El derecho a la intimidad en el Derecho penal y en la Constitución de 1978. Ed. Aranzadi, 1983.

Aunque ya he recensionado dos o tres estudios sobre el derecho a la intimidad, tenía como reto, desde hace tiempo, traer a estas páginas el que ahora brindo. Lo hago porque entiendo que la materia lo exige y la monografía es buena y porque en los momentos en que redacto estas notas han surgido en el campo nacional del «bulo» dos o tres noticias que pueden poner de actualidad el tema. Hay ciertos puntos contradictorios en el concepto de «intimidad», diversos puntos coincidentes en el de «imagen» y discrepancias «malsonantes» en el del honor. Los tres parece que están garantizados por el artículo 18, 1, de la Constitución, aunque originan un sinfín de problemas e interpretaciones.

La verdad es que en estos casos (intimidad, imagen y honor) creo que hay que partir de ideas muy simples, pues de lo contrario podríamos caer en trampas insolubles. Comenzando por la «intimidad», tenemos que es la «parte reservada o más particular de los pensamientos, afectos o asuntos interiores de una persona, familia o colectividad», concepto que no concuerda mucho con el de amistad íntima al que se otorga la confianza y que comparte la intimidad. Lo mismo sucede con la «imagen». Desde pequeñito he oído lo de que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza (cosa que no he creído nunca, pensando en determinados personajes que entiendo que cualquier parecido con Dios será mera coincidencia...), y ahora, ya en mayoría de edad, oigo cosas como que hay «que vender imagen», «hay que dar imagen», «cuidar la imagen», etc., que pueden muy bien suponer ofrecer algo que no corresponde a la realidad. ¿Qué es la imagen? Lo del «honor» es otro concepto que se puso hace poco en entredicho por algún periodista que invocó lo de Calderón «el honor es patrimonio del alma...» Para mí el honor no ha residido en zonas corpóreas más o menos conflictivas, sino que afecta a la dignidad de la persona. Recuerdo que en países iberoamericanos las presentaciones de los que presiden o intervienen se anteceden con el título de «Honorable», cosa que se aplicó en Cataluña al Presidente de la Generalidad.

Entiendo que hay que ser un poco serio en toda esta cuestión y no opinar si no se está muy seguro de lo que se dice. Por eso, para que podamos aprender algo de la intimidad, traigo a recensión este libro, que, de entrada, puede darnos una noción clara y concreta de lo que...

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