Ganivet, Américo Castro y la interpretación de España
| Autor | Francisco A. Marcos Marín |
| Cargo | University Of Texas At San Antonio |
| Páginas | 167-174 |
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Ganivet, Américo Castro y la interpretación de España
FRANCISCO A. MARCOS MARÍN
UNIVERSITY OF TEXAS AT SAN ANTONIO
Ángel Ganivet (Granada, 1865 - Riga, Letonia, 1898) y Américo Castro (Cantaga-
lo, Brasil, 1885 - Lloret de Mar, 1972), dos autores profundamente preocupados
por España, su construcción, su definición y su realidad histórica, se relacionan
también por otros aspectos de su actividad ensayística. En el primero la base se
encuentra en la creación literaria y en el segundo en la investigación histórica, a
partir de su profunda formación filológica. Un primer punto de encuentro es, sin
duda, Granada. Aunque Castro había nacido en Brasil, este hecho se produjo por
circunstancias que no incidieron mucho en su vida. Sus padres eran granadinos,
Antonio Castro de la capital y Carmen Quesada de Alhama. Se habían estableci-
do en Cantagalo por negocios y regresaron a la localidad de Huétor Tájar, en la
provincia de Granada, en 1889. La madrina del niño, la Sra. de Rodríguez, era
también granadina, aunque vivía en Buenos Aires, y tuvo una fuerte influencia en
la vida de la familia (en el nombre de la criatura y en la decisión de regresar a
España). La raíz granadina era tan fuerte como para relacionarla con el arzobispo
fundador de la Abadía del Sacromonte, don Pedro Vaca de Castro, entre otros
miembros ilustres. Don Américo conservó su fuerte acento granadino hasta su
llegada a Madrid y su amistad con don Francisco Giner de los Ríos, quien le con-
minó a que dejara de hablar su variedad dialectal, con términos que me contó el
propio don Américo y que no sonarían muy aceptables hoy.
Es necesario tener en cuenta lo anterior, sumado al hecho de que, cuando
llegó el momento, estudió su licenciatura en la Universidad de Granada, donde se
graduó en 1904. Desde Huétor Tájar a Granada (45 kilómetros por la carretera
actual) se desplazaba a la universidad a caballo. La equitación, que siguió practi-
cando en su servicio militar, fue su deporte preferido, junto con la natación en el
mar, donde le sorprendió la muerte. Estos detalles nos permiten configurar una
imagen de un joven profundamente ligado a su terruño, cuya figura modélica
intelectual tenía que ser, naturalmente, su gran paisano. Las referencias de Castro
a Ganivet en sus obras fundamentales son varias; pero hay otros aspectos menos
conocidos que ayudan a comprender qué aspectos del pensamiento de don Amé-
rico sobre España arrancan de sus lecturas ganivetianas y cómo ambos tienen
perspectivas comunes sobre ciertos asuntos, perspectivas que han podido ser ca-
lificadas de románticas por la crítica. Este adjetivo, en cuyo ajuste a la realidad no
hay que entrar ahora, cobra mayor interés si tenemos también en cuenta la coin-
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