El futuro de la gestión de la ciencia en España

AutorCarmen Sanabria Pérez - Alberto Sereno Álvarez
Páginas239-251
Capítulo 17
El futuro de la gestión de la ciencia
en España
Uno de los orgullos de la investigación del CSIC es la base española
en la Antártida Juan Carlos I, iniciada con la aventura de Pepita
Castellví cuando instaló un pequeño campamento en una zona de
alta protección en la península de Byers que hoy es una moderna
estación con tecnología de vanguardia. En este espinazo de tierra en
el continente austral los científicos y técnicos que se han refugiado allí
hacen ciencia puntera en ámbitos como la biología, la climatología o
la geología. Los esfuerzos mantenidos durante cerca de treinta años
en un entorno tan impresionante e inhóspito como valioso han dado
sus frutos: los meteorólogos han estado recogiendo datos climáticos;
se ha estudiado el clima extremo de los dry valleys, unas zonas secas
y gélidas donde viven líquenes dentro de las rocas; se han hecho
análisis de habitabilidad pensando en la posible vida de planetas
como Marte; se han estudiado animales como pingüinos o ballenas,
las condiciones del mar, la atmósfera y los campos magnéticos; y
estudios españoles han constatado un retroceso de los glaciares
antárticos en los últimos veinte años. Es este uno de tantos ejemplos
—aunque ciertamente espectacular— del progreso de la investigación
en España y la prueba de que la ciencia es hoy un indicador de
primer nivel en la consideración general que merecen los países, un
indicador que repercute directamente en su competitividad.
Aunque el enunciado anterior se ha convertido en un tópico, esa
creencia no deja de ser superficial porque parece no tener influencia

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