Niños forzados a ser soldados en Sierra Leona
| Autor | José María Caballero Cáceres |
| Cargo del Autor | Centro de Rehabilitación de niños soldados St. Michael, Lakka (Sierra Leona) |
| Páginas | 253-275 |
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NIÑOS FORZADOS A SER SOLDADOS EN SIERRA LEONA
Centro de Rehabilitación de niños soldados St. Michael, Lakka
(Sierra Leona)
La guerra de Sierra Leona es un típico conflicto postmoderno, una de las tantas guerras que han sido calificadas de baratas y necesarias tras el fin de la Guerra Fría. Con la Guerra Fría, la carrera mundial por materias vitales, que caracterizó al siglo XIX tras el comienzo de la industrialización, dio paso a las preocupaciones ideológicas y estratégicas de las superpotencias. En la actualidad, con la Guerra Fría ya terminada, no se enfrentan dos bloques políticos o ideológicos como en el pasado y, así, la competencia por los recursos naturales vuelve a desempeñar un papel clave en la política internacional.
En el nuevo orden mundial, las ideologías han sucumbido ante el rasero igualador del liberalismo económico, que exige la lucha por el control de los recursos de la tierra. Y las autenticas batallas se llevan a cabo en el Tercer Mundo, que es donde se encuentran la mayoría de las materias primas. Algunos disfrazan la lucha por las materias primas con ideas religiosas. Es así como algunos países árabes están exportando fundamentalismo islámico, que, bajo el disfraz del Corán, les puede permitir el control de las economías de
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ciertas áreas geográficas. Los países occidentales, por su parte, hablan del apoyo a los procesos de democratización de los países del Tercer Mundo, invirtiendo grandes sumas de dinero en ello; lo que buscan, en realidad, son Gobiernos amigos y dependientes.
En África, tras el proceso de descolonización, las dos superpotencias intentaron conseguir aliados, interviniendo en los distintos países para asegurar sus respectivas esferas de poder. Así, África quedó dividida en dos bloques bien delimitados y cada una de las superpotencias se dedicó a armar y apoyar grupos de oposición en el territorio de la otra. Una vez que la Unión Soviética se retiró de la escena mundial, los Estados Unidos perdieron su interés, especialmente, en África, pues ya no necesitaban parar el avance del comunismo. El abandono de África por parte de las superpotencias, dio pie, en el África Subsahariana, a un auténtico movimiento popular, que desembocaría en numerosos regímenes democráticos a finales de los ochenta y principio de los noventa. Pero a principios de la década de los noventa muchos de estos regímenes empezaron a sucumbir por obra de golpes de Estado o de gobernantes que intentan perpetuarse en el poder. ¿Qué ha pasado en tan pocos años? El vacío que habían dejado las superpotencias, y que había provocado ese fenómeno de democratización, fue tomado por las antiguas metrópolis coloniales, especialmente Reino Unido y Francia. Los Gobiernos de estos países intentarán recuperar las antiguas esferas de poder en el continente africano. Esto llevará a que se apoyen golpes de Estado o movimientos rebeldes e incluso se llega a la intervención directa.
Así, muchas veces serán los Aliados occidentales los que se encuentren luchando en el terreno a través de sus respectivos intermediarios. Como alguien ha dicho, en África los muertos son negros y las armas blancas.
Estas guerras, que tocan a tantos países del Tercer Mundo, se caracterizan por:
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En su momento sirven para dar salida a una industria del armamento que, además de estar en declive, necesita renovar sus stocks.
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Tienen como objetivo controlar los recursos minerales y agrícolas de los países del Tercer Mundo.
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Encuentran en los miles de desposeídos y excluidos que caminan en las calles de estos países su principal caldo de cultivo: intelectuales, jóvenes, el pueblo que no tiene acceso a la educación, a la salud e incluso a los alimentos básicos.
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No son guerras entre Estados, como en el pasado, sino que se dan entre diferentes grupos étnicos, culturales o religiosos o entre distintas facciones dentro de un mismo Estado.
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Involucran a toda la población civil, que son las principales víctimas de estos conflictos.
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La gran proliferación de armas ligeras ha facilitado la participación en los conflictos de niños cada vez más jóvenes.
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Se emplea una cantidad de violencia desconocida hasta el momento: “se emplean todas las tácticas, desde la violación sistemática, a las tácticas de tierra quemada que destruyen las cosechas y envenenan pozos de agua, a la limpieza étnica y el genocidio”2; a esto habría que añadir, en el caso de Sierra Leona, las amputaciones.
Desde los tiempos de la colonia, la política del clientelismo o caciquismo dominó la vida política y social de Sierra Leona. Las relaciones de clientela, que significan la existencia de redes de patronesclientes, dominaron todas las relaciones entre el Estado y la sociedad. Poco a poco, el Estado dedicó más y más medios a la búsqueda de fuentes que permitieran el mantenimiento de estas redes, y no al establecimiento de una política de Estado del Bienestar que beneficiase a todos sus ciudadanos. Esto llevó a la manipulación de la Constitución, la imposición de un régimen de partido único y a continuos golpes de Estado.
En el ámbito de lo económico, la regla general fue el uso de los beneficios de las compañías del Estado y de los diamantes para el enriquecimiento de las élites urbanas, en vez de ser utilizados para el
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beneficio de todos los ciudadanos del país, especialmente los más pobres y la población rural.
Las ayudas llegadas a través del FMI y el Banco Mundial en los años 70 y comienzos de los 80, fueron acaparadas por las redes de clientespatrones de los políticos y hombres de negocios extranjeros y nacionales, en vez de ir a los ciudadanos, que, eso sí, se quedaron como responsables para pagar la deuda contraída por el país. El programa de ajuste estructural que las instituciones financieras impusieron al país en los años 80, tuvo como efecto un empeoramiento de la situación económica y política del país. Así, una fuerte devaluación del león llevó a una fuerte inflación, desempleo y el empobrecimiento de la inmensa mayoría de la población.
En el ámbito de política interior, se produjo lo que se puede llamar la “Freetownization” del país. Esto es, la concentración de todo el poder, toda la actividad política y toda la toma de decisiones, en la capital, Freetown, en detrimento de las provincias. Esto benefició a mucha gente, especialmente a los funcionarios, ministros y gente de negocios que contribuían a explotar a la gente que tenía que trasladarse a Freetown a por cualquier documento que necesitasen. Al mismo tiempo, desde el Gobierno se fomentó la rivalidad étnica, favoreciendo unas tribus sobre otras.
Resumiendo, las causas profundas de la guerra pueden ser reducidas a los siguientes puntos:
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La desintegración del Estado y la creciente corrupción.
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Una administración corrupta.
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Una débil sociedad civil.
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El desempleo de jóvenes.
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La falta de oportunidades para el estudio.
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Unos políticos irresponsables y sin escrúpulos.
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La “Freetownization” del país.
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La rivalidad étnica.
Podemos concluir que fueron principalmente las élites ciudadanas, incluyendo políticos, poderosos de corporaciones de negocios y otra gente de negocios extranjeros y nacionales, quienes se bene-
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ficiaron del sistema de caciquismo sobre el que pivotaba la sociedad sierraleonesa, siempre en detrimento de las clases campesinas y más pobres del país.
El 12 de enero del 2002 se celebraba el final oficial de once años de guerra en Sierra Leona. Este pequeño país africano, el más pobre del mundo por catorce años consecutivos, según Naciones Unidas, ha sufrido una guerra que se ha caracterizado por el masivo desplazamiento de civiles (desplazados internos o refugiados en Guinea o Liberia), continuo saqueo, destrucción de casas e infraestructuras (hospitales, escuelas, fabricas, etc.), el mal uso de los recursos económicos y las terribles atrocidades cometidas a los civiles: amputaciones, violaciones, asesinatos y secuestros. Miles de niños han sido víctimas directas de la guerra, debido a su continuo desplazamiento, su estar expuestos a hechos traumáticos, la pérdida de familiares y amigos, su secuestro y reclutamiento forzoso para luchar con los diversos grupos en conflicto, etc. Por tanto, todas las características de una guerra postmoderna se han dado en la guerra de Sierra Leona, descrita como una de las guerras más crueles del siglo XX. Tres puntos resumen las principales peculiaridades de esta guerra:
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La falta de ideología o programa político detrás de los rebeldes. Lo único que estaba en juego era el control de los diamantes de Sierra Leona, que ha servido para financiar a los grupos rebeldes.
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La crueldad contra los civiles: gran número de desplazados internos y refugiados, cientos de amputados, aldeas destruidas, cosechas quemadas.
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El continuo secuestro de niños y niñas para ser utilizados como soldados y esclavas sexuales.
Decir que los diamantes son la causa última que desencadenó la guerra en Sierra Leona es una simplificación, pero es verdad que han jugado un papel clave en la guerra, financiando a rebeldes y tropas del Gobierno. Han sido los diamantes de Sierra Leona los que
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han sacado a la luz el tema de los “diamantes de sangre”, desde que en 1992 las principales zonas diamantíferas del país cayeran en manos de los rebeldes del RUF. Las raíces de la guerra en Sierra Leona hay que buscarlas en la pobreza, la corrupción y el mal gobierno. Pero han sido los diamantes y la lucha de las potencias europeas por controlar los recursos naturales de África lo que ha hecho posible y ha mantenido la guerra.
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