La formación para el emprendimiento

AutorMª Monserrate Rodríguez Egío
Páginas327-356

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1. Introducción

Una sociedad en constante cambio y una economía globalizada y competitiva suponen un reto al que se puede hacer frente a través de una educación de calidad, con la que conseguir garantizar el mantenimiento de la cohesión social, la competitividad y el crecimiento sostenible.

Además, en un contexto de crisis económica, con altas tasas de desempleo juvenil y con bajas tasas de crecimiento, el fomento del emprendimiento adquiere especial relevancia como motor de la recuperación económica. Ya sea por necesidad o por razones de oportunidad no solo crea empresas, sino que también puede crear puestos de trabajo asalariados. De ahí la importancia de fomentar el emprendimiento, al ser considerado un factor clave en el crecimiento económico y un medio de generación de empleo en un territorio.

Uno de los graves problemas de la economía española, con preocupantes niveles de desempleo juvenil, es “la ausencia de una mayor iniciativa emprendedora entre este colectivo para que, ante la falta de oportunidades de trabajo por cuenta ajena, sean capaces de generar mayores niveles de autoempleo que, a su vez, puedan generar más empleo”517.

Además de la dificultad de acceso al mercado, se observa una “marcada polarización del mercado de trabajo, donde unos jóvenes aban-

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donan sus estudios con escasa cualificación y otros, altamente cualificados, están subempleados; el escaso peso relativo de la formación profesional de grado medio y la baja empleabilidad de los jóvenes, especialmente en lo relativo al conocimiento de idiomas extranjeros; la alta temporalidad y contratación parcial no deseada; la dificultad de acceso al mercado laboral de los grupos en riesgo de exclusión social; y la necesidad de mejorar el nivel de autoempleo e iniciativa empresarial entre los jóvenes”518.

En este contexto, se ha justificado la adopción de medidas heterogéneas y diversas dirigidas al fomento del emprendimiento, principal-mente en materia fiscal, mercantil, laboral, de seguridad social y también, en materia de educación.

Las medidas en materia fiscal, mercantil, laboral y de seguridad social han sido tratadas en otros capítulos esta obra519, por lo que, en este momento se centra la atención en las medidas de fomento del emprendimiento en materia educativa.

La inclusión del emprendimiento en el sistema educativo ha sido constante en la legislación tanto europea como nacional, al considerar que el sistema educativo es una pieza clave para provocar un cambio de mentalidad respecto del emprendimiento, de forma que los jóvenes adquieran las competencias necesarias y valoren más la actividad emprendedora. Se espera que el refuerzo de la educación en emprendimiento en las escuelas, en los centros de formación profesional y en las universidades tenga repercusiones positivas en la dinámica emprendedora de la economía, en donde “además de contribuir a la creación

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de empresas sociales y nuevas empresas, la educación en emprendimiento ayude a que los jóvenes sean más aptos para el empleo y más intraprendedores en su trabajo en las organizaciones ya existentes en los sectores social, público y privado”520.

La educación y la formación cumplen una función social y económica y, en este sentido, deben contribuir a garantizar que las personas adquieran las competencias necesarias para poder adaptarse de manera flexible a los cambios que se produzcan en su entorno521.

Desde diferentes instancias se afirma que la educación “puede propiciar el aprendizaje del emprendimiento, a través del desarrollo de las conocimientos empresariales y sus aptitudes y actitudes esenciales como la creatividad, la iniciativa, la tenacidad, el trabajo en equipo, el conocimiento del riesgo y la gestión responsable”522.

El Informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) España 2015 destaca la importancia de la formación en el desarrollo de las iniciativas emprendedoras523e incluye la educación /formación de los emprendedores, en el primer lugar, dentro de las condiciones del entorno que han favorecido la actividad emprendedora en España. Al mismo tiempo, considera que el principal obstáculo continúa siendo el acceso a la financiación pública/privada en las diversas etapas del proceso emprendedor524.

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La educación en emprendimiento y la sensibilización respecto del trabajo por cuenta propia, condicionan la disposición de las personas por involucrarse en actividades emprendedoras, así como el grado de éxito de los proyectos que se inicien tanto a medio como a largo plazo. De esta forma, estas actividades aumentan en la medida en la que lo hace el nivel educativo525.

Dentro de las políticas de apoyo al emprendimiento en materia educativa, si bien en España se ha venido introduciendo el fomento de la cultura empresarial y de la idea del emprendedor en algunas etapas educativas, a partir de la Ley 14/2013, de 27 de septiembre, de apoyo a los emprendedores y su internacionalización, se insiste en su importancia y se amplían estas medidas como elementos indispensables para el desarrollo económico y social de España. Así, en el Capítulo I, bajo el título de “Educación en emprendimiento”, se incorpora la idea del emprendedor y de la cultura empresarial como objetivo específico en todas las etapas de la educación básica, así como en la Formación Profesional y en el Bachillerato y se encomienda a las Administraciones educativas la revisión y adecuación de los currículos de las enseñanzas regladas a estos nuevos objetivos. Con el objetivo de fomentar la cultura del emprendimiento en todos los ámbitos educativos, es preciso que también en las enseñanzas universitarias, las universidades lleven a cabo tareas de información y asesoramiento para que el alumnado se inicie en el emprendimiento, tal y como se está llevando a cabo en la mayoría de ellas.

Las medidas incluidas en esta norma, junto con otras incluidas en normas de educación, respecto del sistema educativo no universitario, se analizarán en los apartados siguientes de este capítulo.

La necesidad y el interés por mejorar las aspiraciones que, como ciudadanos y como profesionales, puede tener el alumnado y de influir de manera positiva en la sociedad, justifica la preocupación por el emprendimiento en la educación, puesto que estos jóvenes son los protagonistas de la configuración del futuro de un país y, por tanto, del desarrollo de su economía. De esta forma, se asocia el bienestar y la prosperidad con el nivel de desarrollo del derecho básico a la educación y de la importancia de su configuración como servicio público526.

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La educación y la formación que hayan recibido las personas y el entorno cultural en el que vivan son factores que condicionan los niveles de emprendimiento en un país, puesto que, como es sabido, el emprendedor no siempre nace sino que se hace.

Desde la Unión Europea (UE) se ha reconocido como causas del desempleo juvenil y del gran número de puestos vacantes en la UE “la brecha entre educación, formación y el mercado laboral”. Por ello, considera necesario que los jóvenes adquieran las competencias fundamentales, entre las que se encuentra el espíritu de iniciativa y emprendimiento para poder participar en la economía y la sociedad, basadas en el conocimiento527.

El tratamiento del emprendimiento, la innovación y la creatividad a través del sistema educativo pretende contrarrestar los efectos de la crisis que deja elevadas tasas de desempleo, principalmente entre el colectivo de jóvenes, y bajas tasas de crecimiento. Ahora bien, sensibilizar sobre el espíritu emprendedor en una temprana edad y promover una formación dirigida a capacitar a los jóvenes para fomentar la creación de empresas en niveles de educación superior puede ser conveniente, pero es necesario partir de una adecuada definición de la función social de la empresa528. De otro lado, conviene recordar que la promoción del espíritu emprendedor a través del sistema educativo va más allá de perseguir la sensibilización respecto del trabajo por cuenta propia.

En este sentido, el fomento de la cultura empresarial a través del sistema educativo persigue que la sociedad valore de manera positiva la figura del emprendedor, cuya imagen quizá se encuentre degradada o despreciada, en parte, por la precariedad laboral que sufren las personas trabajadoras en estos momentos. Al mismo tiempo, pretende fomentar el incremento de la iniciativa empresarial y la creación de empleo.

El sistema educativo persigue educar al alumnado para que sean capaces de afrontar la vida, de reducir sus miedos, fomentar su autoestima, su confianza, etc. y ello, tanto si optan por el trabajo por cuenta ajena o por el autoempleo. A través de la educación se ayuda al desarrollo indi-

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vidual del alumnado, que aprende actitudes, habilidades y comportamientos que les permitirán entrar en el mundo del trabajo y progresar en sus carreras profesionales, ya sea como empresarios, autónomos o trabajadores por cuenta ajena. Entre otros objetivos, la educación pretende conseguir capacitar al alumnado para que sea capaz de adaptarse y responder a las exigencias de un mercado de trabajo en constante cambio y despertar y fomentar su capacidad innovadora y su compromiso por satisfacer las necesidades de la sociedad, aportando soluciones a cualquier problema que aparezca y aumentando su resilencia. De esta forma, la educación cumpliría la finalidad de formar al alumnado para colaborar en la construcción de un mundo sostenible y mejor.

2. Marco normativo
2.1. Ámbito europeo

La promoción de una sociedad con espíritu...

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