La organización científica del trabajo en Vizcaya (1923-1975): fiebre productiva y consecuencias sociales de una racionalización dirigida

AutorJosé A. Pérez Pérez - Norberto Ibáñez Ortega
CargoDpto. Historia Contemporánea. UPV/EHU
Páginas01

“Entre las dos guerras mundiales la Organización Científica del Trabajo alcanzó su mayor auge. Entonces fue, cuando en un clima de fervor casi místico –como es habitual en todo movimiento social de racionalización–, penetró en las empresas y las administraciones. Dio lugar a debates y polémicas apasionadas y pareció transformar la naturaleza misma y la puesta en juego de las luchas sociales”

Pocas definiciones como la anterior (Mottez, 1972: 9) reflejan la transcendencia que habría de tener en el mundo laboral la introducción de los postulados de la denominada Organización Científica del Trabajo (O.C.T.). Equivalente al término inglés de scientific management o scientific administration, esta nueva filosofía trató de sistematizar, bajo una nomenclatura y unos planteamientos científicos, los esfuerzos por conseguir un mayor rendimiento de los procesos productivos. El medio para conseguirlo pasaba indefectiblemente por la racionalización de los mismos.

El novedoso concepto de Organización Científica del Trabajo (O.C.T) se refería a un conjunto de principios y técnicas enunciadas por Taylor y otros especialistas, como Gilbreth y Gantt. Su fundamentación partía de la simplificación de los procesos del trabajo, por medio de la observación de las condiciones en que se realizaba. Algunos de los criterios básicos para su aplicación eran la determinación de tiempos y movimientos para su ejecución, la estandarización de herramientas y equipo1, así como el pago de bonificaciones (Fraguero, 1946: 89) En consecuencia, la aplicación sistematizada de estos nuevos métodos posibilitaba un incremento de la producción y rendimiento con un mínimo de costes. La organización científica exigía un cambio de actitudes en el trabajador y el consiguiente abandono de todos los procedimientos tradicionales. Por tanto, implicaba un control y pérdida de valor de sus propios conocimientos, por medio de la mecanización y la implantación de un modelo de disciplina (Montgomery, 1985: 145). La supeditación del trabajador, requería de un individualismo, cuya intención era romper los vínculos entre los trabajadores y su armonización de intereses con los empresarios (Castillo, 1978: 39-71). Este último principio era coincidente con los intereses corporativistas del trabajo y de cooperación industrial.

En cualquier caso, y a pesar de nuestro epígrafe los intentos por racionalizar los sistemas productivos no se iniciaron en la década de los años 20; eran tan antiguos en la industria como la propia industrialización. Lo mismo se puede afirmar con respecto a las consecuencias sociales que acarrearon (Thompson, 1984 y Hosbswan, 1979). Por lo que se refiere al País Vasco, y más concretamente en Vizcaya, los propietarios de las minas se afanaron desde muy temprano en buscar una rentabilidad a las labores de extracción. Los paganos fueron los trabajadores. Rápidamente se impuso a los mineros una fuerte disciplina, con unos horarios regulares y unas tareas específicas. En aquellas áreas y sectores como el minero donde no existía una tradición artesanal ni unos referentes históricos concretos, el éxito de los patronos y en consecuencia, de la producción capitalista, fue patente, a pesar de las convulsiones sociales que provocaría desde finales del siglo pasado. Sin embargo, en otras zonas como Eibar, con una cierta tradición artesanal y manufacturera, el proceso de introducción de nuevos hábitos de trabajo, a pesar de resultar menos dificultosa en principio, tuvo que romper con ciertas prácticas y establecer un modelo de trabajo que incentivase el rendimiento del operario (Castells, 1993: 193-194).

Efectivamente las reacciones de los trabajadores no se hicieron esperar. Como ha apuntado I. Zubero, siguiendo a Braverman:

“Bajo la aparente habituación al modo de producción capitalista subsiste como una corriente subterránea la hostilidad de los trabajadores que aflora cuando las condiciones lo permiten en forma de protesta o desafección, mostrándose repetidamente como un problema social que demanda solución” (Braverman, 1980).

Todo ello no quiere decir que se manifestasen siempre en forma de conflictos abiertos, como veremos más adelante, pero sus consecuencias sobre la propia percepción del mundo del trabajo cambió radicalmente. La cualificación laboral, la formación, la retribución salarial, la seguridad, el consumo, la competitividad, el tiempo..., es decir, todos aquellos elementos que componen el mundo y la cultura laborales se vieron alterados (Zubero, 1998: 9).

A lo largo de las páginas siguientes trataremos de profundizar en los diferentes factores que han concurrido en la racionalización del trabajo en Vizcaya a lo largo del presente siglo: el debate teórico, la posición y el discurso adoptado por los diferentes agentes sociales y políticos, desde el Estado (en sus diferentes regímenes), hasta el mundo empresarial, sin olvidarnos de los que consideramos como verdaderos protagonistas de todo este proceso, los trabajadores, por ser quienes sufrieron las consecuencias más inmediatas del mismo.

Teorización de la Organización Científica del Trabajo y planteamientos sindicales hasta la Guerra Civil

Desde los inicios de la década de los veinte, el proceso de modernización industrial y de productivismo, que implicaba un mayor rendimiento por obrero, estuvo asociado a una difusión de los principios de racionalización del trabajo. Esta se basó en principio en la celebración de conferencias, artículos en la prensa y diversas publicaciones especializadas. La difusión de los fundamentos de la Organización Científica del Trabajo, comenzó en España paralelamente a otros países industrializados (Taylor, 1912). La celebración de diversos congresos internacionales en Europa permitieron profundizar sobre los modernos métodos del trabajo2.

A nivel nacional aparecieron instrumentos difusores de dichos planteamientos, que respondían al mismo interés institucional. Su sentido era equivalente al de otros países, cuyas iniciativas sirvieron de referencia (Herrero, 199: 150-151). A lo largo de los años veinte se produjo un importante desarrollo teórico de los principios racionalistas en el ámbito de las economías industrializadas3. Sin embargo, a nivel práctico, salvo en casos muy concretos como el de la industria mecánica4, las experiencias en este terreno fueron escasas.

A lo largo de este periodo inicial los originarios principios tayloristas fueron matizados por nuevas aportaciones. El denominado factor humano centró una gran parte de las innovaciones que se produjeron. Con su incorporación se trataron de limar aquellos criterios del taylorismo que podían suscitar mayor rechazo entre los trabajadores, caso de la fatiga. Así, los planteamientos de Fayol iban en un sentido atenuador , en el marco de una conceptualización más amplia5. La cuestión social se vinculaba a la fijación de unas condiciones mínimas de existencia, que podían permitir una integración favorable del trabajador en el mecanismo productivo6. A su vez, el surgimiento de la Psicología Industrial, en concreto, la Psicofisiología y la Psicotecnia , posibilitaban respectivamente el análisis de la relación física con el entorno industrial, así como la selección y orientación profesional.

La conceptualización del ya usual término de racionalización quedó definida en la Conferencia Económica Internacional de 1927. Comprendía la O.C.T, la estandarización a la vez de los materiales y de los productos, la simplificación de los procedimientos, así como las mejoras de los métodos de transporte y puesta en venta7. El Instituto Internacional para la O.C.T, dependiente de la Organización Internacional del Trabajo, fue el organismo encargado de extender dichos principios entre los estados asociados. Su máximo responsable, el teórico Paul Devinat, también realizó una clarificación sobre el sentido que debía asumir la racionalización, debido a la difusa frontera entre organización industrial y del trabajo8. Esto se hacía patente en algunos de los estudios de la época, donde dominaba el análisis general de la producción9. Podía considerarse como una muestra del alcance previo que ya tenía el avance técnico y desarrollo industrial, a la vez que se estaba vertebrando una adaptación laboral a los criterios científicos de productividad10.

Por otra parte, no se puede olvidar el papel que el Estado podía asumir en la introducción de los nuevos métodos de trabajo, con respecto a la racionalización general de la producción. Según Cesar de Madariaga éste debía realizar un intervencionismo técnico, dentro de un planteamiento propiamente corporativista (Madariaga, s.f. 131).

Entre las décadas de los veinte y treinta, algunas instituciones y organismos extendieron el debate teórico en Vizcaya. Así, la Escuela de Ingenieros y, en gran medida, la Cámara de Comercio, introdujeron esta conceptualización de la organización del trabajo. A su vez, ésta se pretendió introducir en la formación superior con el plan de Reforma de las Escuelas de Comercio en 1922, aparte de su creciente importancia en la Ingeniería Industrial. Un aspecto común, en algunas de las conferencias y artículos, era el de partir del criterio básico del taylorismo, pero evitando los perjuicios derivados del trabajo rutinario. También resultaba fundamental la cooperación del trabajador, en tanto partícipe de los beneficios de la racionalización y el papel que jugaba la legislación social, en tanto estabilizador social11. Mientras, en la organización jerárquica se llegó a prefigurar el sentido que tendría el mando intermedio, introducido en los años sesenta en las empresas vizcaínas12.

Por último, se debe tener en cuenta la opinión de los trabajadores y sus representantes en este contexto. En palabras de Juan José Castillo, la consideración de las actitudes obreras proporciona la posibilidad de enriquecer la interpretación de la historia de la clase obrera, cuyo telón de fondo es para los años 1914-1936 “la batalla de la racionalización“ (Castillo, 1995: 63)...

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