Feminismo y discapacidad

AutorMaría Laura Serra
Páginas251-272

Page 252

1. Introducción

En las siguientes páginas se pretende evidenciar la ausencia de análisis acerca de la mujer con discapacidad en el discurso del movimiento feminista en sus diversas manifestaciones y las consecuencias que eso genera. Como es sabido, el movimiento feminista es un movimiento vasto, diverso y con distintas manifestaciones. Por eso, tomaré como referencia dos de sus manifestaciones que considero pueden ser representativas, desde un punto de vista general, de todo el movimiento y que, además, se relacionan con el discurso de los derechos humanos; se trata del feminismo igualitario y del feminismo de la diferencia. A tal efecto, pondré de manifiesto las fallas de estas corrientes feministas, tratando de especificar cuáles son sus razones, y cómo sus resultados derivan en actos discriminatorios hacia la mujer con discapacidad y en el impedimento del goce de los mismos derechos que la mujer sin discapacidad. Bajo esta óptica y a través del estudio acerca de cómo se originaron los argumentos de lucha en las bases de las corrientes del feminismo (y en torno a qué demandas movilizaron las mismas), se repara en la relevancia y en lo acertado de ellas a la hora de abordar la cuestión de la desigualdad entre el hombre y la mujer. Pese a ello, creo observar un incompleto análisis cuando no involucran a la mujer con discapacidad como parte del grupo, o más bien, como mujer en sí misma y es en este sentido que considero merece cierto estudio crítico. Trataré de detallar en el desarrollo del trabajo esta omisión, que puede ser consecuencia de un desconocimiento o de una estrategia deliberada. De este modo, la tarea de análisis de las corrientes del feminismo y su relación con la mujer con discapacidad parte desde una perspectiva de derechos humanos y desde una óptica conjunta de los derechos de las mujeres y de los derechos de las personas con discapacidad, motivando un estudio de situaciones de discriminación en las que se encuentran inmersas las mujeres con discapacidad en el ámbito jurídico y social utilizando necesariamente una mirada conjunta.

1.1. Pensamiento del feminismo Derechos pretendidos

A pesar de la existencia de diversas manifestaciones del movimiento feminista, todas comparten elementos y objetivos comunes. En este sentido y respecto al análisis de la situación socio jurídica de los derechos de las mu-jeres en el mundo contemporáneo, dichas corrientes son coincidentes en la denuncia de dominación del sexo masculino sobre el femenino. Asimismo, concuerdan en la utilización de la significación del término patriarcado o del

Page 253

sistema sexo-género1, establecido en la teoría feminista de los años setenta2: “El patriarcado no es una esencia, es una organización social o conjunto de prácticas que crean el ámbito material y cultural que le es propio y que favorece su continuidad”3. En este sentido, se entiende que el fin del movimiento feminista es erradicar ese patriarcado y reivindicar la igualdad entre hombres y mujeres.

Sin embargo, en diferentes momentos históricos el movimiento feminista ha tenido diversas manifestaciones y sus reivindicaciones han obedecido a teorías políticas y a ciertos elementos específicos que caracterizaban a un grupo determinado. Así, tuvieron lugar el feminismo pre moderno (en el que se recogen las primeras manifestaciones de “polémicas feministas”); el feminismo moderno (que comienza con la obra de Poulain de la Barre y los movimientos de mujeres y feministas de la Revolución Francesa, para resurgir en los grandes movimientos sociales del Siglo XIX) y el feminismo contemporáneo en el que se analiza el neofeminismo de los años 60 y 70 y las últimas tendencias.4Este estudio abordará su análisis en torno al feminismo contemporáneo, desde el llamado feminismo igualitario, en su corriente liberal y radical que surge en Estados Unidos y desde el feminismo de la diferencia, cuyo auge cobra fuerza en Europa, más específicamente en Francia e Italia. La razón que motiva esta selección, se debe a una consideración de que estas dos corrientes son las que recogen mejor la relación concerniente entre el feminismo y el dis-

Page 254

curso de los derechos humanos. Vale aclarar que aquí no se agotan todos los aportes teóricos de todas y todos los autores y autoras de dichas corrientes. Por el contrario, se limita a resaltar lo más significativo, realizando una valoración general de las mismas que sirva de análisis para el núcleo del trabajo.

Desde el feminismo en general, explica Beltrán Pedreira, se cuestiona el significado de la distinción tradicional entre lo público y lo privado, puesto que la idea de mantener el ámbito de la vida privada fuera de la intervención estatal y la supuesta neutralidad del Estado en relación con esta esfera “no dejan de ser una ficción que está alejada de lo que ha sido la regulación y control jurídico de la familia y de la reproducción que se ha ejercido tradicionalmente y que no ha sido más que un refuerzo del patriarcado.”5En esta línea, el feminismo liberal asume como eje de actuación la desaparición de todas las barreras legales.6Esta corriente aspiró a la existencia de “leyes ciegas al sexo”7y en consecuencia pedían una mayor representación femenina en los órganos de decisión del poder legislativo y ejecutivo. Con esta reivindicación, nació otro de los objetivos del feminismo liberal: la incorporación de las mujeres en la vida pública, en las empresas, el comer-cio, la educación, la política, entre otras. Para esta corriente del feminismo la desigualdad entre hombres y mujeres es producto de una injusta adjudicación de derechos y oportunidades. El feminismo liberal se caracteriza entonces, por definir la situación de las mujeres como de desigualdad y por postular la reforma del sistema hasta lograr la igualdad entre la mujer y el hombre.8Las autoras advierten que no hay que relacionar a esta manifestación del feminismo con un liberalismo clásico y tradicional9, sino que “va

Page 255

más lejos que muchas versiones del liberalismo en sus planteamientos y objetivos”10.

El feminismo radical no se detiene en aquélla distinción entre lo público y lo privado, sino que arguye que la desigualdad está presente en ambos ámbitos. Esta corriente se ocupó en su agenda de aquéllas situaciones de subordinación de la mujer, las cuales abarcaban la opresión en el matrimonio y la opresión sexual a través de la prostitución, pornografía, falta de libertad para abortar, desigualdad de derechos reales y violencia sexual. Todos los grupos de mujeres que surgieron a partir de esta idea, buscaban que la sociedad tomase verdadera conciencia, para esto realizaron protestas y comenzaron una lucha por el cambio de estructuras de dominación sexual.11En general, el feminismo radical se dedicó a acentuar la dimensión psicológica de la opresión12: “Constata que las estrategias de igualdad formal no son suficientes para conseguir poner fin a la dominación patriarcal, cuyo origen se sitúa en el sistema sexo-género y concluye que solo desmoldando las bases de este sistema es posible conseguir la igualdad”13. En este sentido, Silvina Álvarez expresa que “bajo esta perspectiva el análisis feminista pasa a estar guiado por la noción de patriarcado, entendiendo a éste como el sistema de dominación masculina que determina la subordinación de las mujeres”14.

El feminismo de la diferencia, al contrario de los feminismos igualitarios, se autoproclama defensor de la diferencia sexual. Esta corriente se identifica como un grupo de mujeres, “resaltando el valor de las características, los ro-

Page 256

les y las actitudes típicamente femeninas”15. Así, “establece un programa de liberación de las mujeres hacia su auténtica identidad, dejando fuera o en un segundo plano, la referencia al varón”16. En este sentido, Gilligan17demostró a través de un estudio comparativo entre varones y mujeres, cómo desde la infancia, niños y niñas tienen diferentes respuestas para la resolución de los mismos problemas planteados. Vinculado a ello, esta misma autora explica que existen dos comportamientos morales: el de la mujer, cuya responsabilidad hacia los demás se expresa fuertemente, tendiendo a las relaciones interpersonales y de no egoísmo frente a los demás, y el modelo masculino de comportamiento moral que estaría fundado en la noción de derechos respecto “de una hipotética justicia imparcial, distributiva y equitativa”. De este modo, la autora diseña una ética femenina basada en el cuidado, en la predisposición para ayudar a los demás y en la no violencia.18En resumen, los objetivos perseguidos por estas corrientes del movimiento feminista se diferencian por el lugar que asignan a la mujer en la sociedad. Por un lado, nos encontramos que ciertas corrientes quieren pro-mover la masculinización de la mujer e integrar a la mujer en estructuras socio-políticas que han sido creadas por varones conforme a sus características y necesidades (feminismo igualitario); y por el otro, está la corriente que prefiere una construcción filosófica que se base en una identidad cultural o grupal (feminismo de la diferencia).

Page 257

El movimiento del feminismo, a fin de poder ubicar a la mujer dentro de la sociedad, parte desde una misma declaración acerca de la existencia de dominación del hombre sobre la mujer a través de un sistema patriarcal, y al mismo tiempo, desde un mismo concepto de mujer y bajo un parámetro cultural determinado, cuyo resultado hace que no se pueda advertir una inclusión de la mujer con discapacidad en aquél bagaje teórico.

Tal como afirma Barranco, “los feminismos han tenido que homogeneizar la imagen de la mujer y han centrado su reflexión en un cierto modelo de mujer preferentemente occidental”19. En esta misma línea y más específicamente en el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR