'Las familias ya no podemos más'. Riesgos de exclusión social de las familias que cuidan de enfermos crónicos graves.

AutorMaría Asunción Martínez Román.
Páginas145-165

a no podíamos más, dijimos,

hay que salir de aquí como sea... y

entonces con ayuda de la familia y ayuda

de la empresa de mi marido, cambiamos

de casa en la misma barriada, los hijos no

querían separarse del entorno, tenían los

amigos...».

No siempre los vecinos colaboran para

adaptar el acceso del edificio, sin tener en

cuenta que a medio o largo plazo pueden necesitarlo

también.

Hay vecinos que causan problemas, no

dejan poner rampa... aún pagando nosotros...

es que estos problemas no los vive

la gente de fuera... la gente de fuera solo

ve "qué pena, qué familia más desgraciada"

y no es así ni muchos menos, no es así.

Yo me considero muy normal igual que

cualquiera, es decir, tenemos un problema

de estos, pues lo tenemos y ya está...

.

Salvo alguna excepción, todas las familias

se quejan de las barreras arquitectónicas en

nuestras ciudades:

Hay muchas barreras físicas en las calles

y mi hijo (12 años) debe circular con la silla

de ruedas entre los coches y la calzada

por falta de rampas, con el consiguiente

peligro

.

Cuando la persona enferma está en edad

escolar, las familias manifiestan que hay

centros escolares no adaptados, dificultades

por falta de apoyo para comida, para llevarles

al aseo, par acompañarles a actividades

extraescolares... en definitiva, suelen estar

lejos de tener las mismas oportunidades que

otro niño de su edad:

En el colegio también tenía que tener

apoyo y los colegios no estaban preparados,

ponían todo de su parte pero no estaban

preparados. Era día a día, siempre

había dificultades... como le veían el más

débil los niños también le hiperprotegían ,

tampoco eso es bueno... después depende

siempre de los demás... y luego cuando sale

del colegio a los 14-15 años había que

tomar una decisión, no había ningún colegio

preparado para él, llevaba ya la silla

de ruedas eléctrica... entonces se decidió

un colegio especial y allí la adaptación fue

muy buena, aunque la mayoría eran muy

profundos y pocos con distrofia... llegas a

un sitio de esos con chicos con esos problemas...

te choca todo, sobre todo la cara de

esos chicos, pero bueno, como ya ibas pensando...

vas siempre diciendo, bueno, tengo

que hacerlo porque es lo mejor y ya está

'no? Y allí hasta los 18 años y otra vez

el problema 'a dónde? Entonces pasó al

Centro Ocupacional, lo recogen en la misma

puerta...

.

Los servicios sociales generan muchas

quejas: inadecuada información; falta de flexibilidad

para individualizar las situaciones;

insuficiencia de la oferta y dificultades de acceso

de la ayuda a domicilio; piden que se entienda

la prioridad de las ayudas de dependencia

ante procesos de evolución rápida en

enfermedades graves, (llegan tarde); consideran

que falta conocimiento de las necesidades

de las personas con enfermedades crónicas

y sus familias. No saben qué demanda

deben plantear ante los servicios sociales o

ante los servicios de salud. Consideran injusto

que, en algunos municipios, los servicios

sociales sean sólo para rentas muy, muy bajas

cuando en otros se oferta a más población

aunque coparticipando en el costo del servicio.

Se quejan del tiempo de espera para valorar

sus demandas ...

M' ASUNCI'N MARTÕNEZ ROM¡N

161 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

No dispongo de Servicio de Ayuda a domicilio

por superar el baremo económico

establecido, por eso he tenido que recurrir

a ofrecer compartir la vivienda a cambio

de ayudarme con mi hijo

.

Porque le subieron 5000 pts. los ingresos

dejamos de recibir el servicio del SAD

Muchas de las familias manifiestan su

preocupación por la falta de alojamientos alternativos

como pisos compartidos o miniresidencias,

que se utilizarían como alojamiento

temporal o permanente, según los casos.

Valoran muy negativamente su inexistencia

que obliga a algunas personas jóvenes a estar

residiendo en instituciones para personas

dependientes muy mayores.

El Asociacionismo se valora como una

gran ayuda en cuanto a información y, especialmente,

cuando inicialmente no se sabe

qué hacer ni a dónde acudir. Poder hablar

con otras personas que pasan por situaciones

similares les produce alivio, pero también se

puede vivir mal la asistencia y hay etapas

del proceso de la enfermedad en que sólo acuden

los familiares. Las personas que colaboran

más directamente en la asociaciones se

quejan de que, a veces, sólo se acude a ellas

buscando ayuda y solución para los problemas

personales y pocos están dispuestos a

trabajar como colectivo en actividades de

sensibilización social, búsqueda de recursos,

etc.

Los padres íbamos como desesperados

buscando alguna información... después

nos organizamos, han creado grupos de jóvenes,

de deporte, el que llaman de ayuda

mutua de los padres... organizan encuentros

de deporte adaptado, están muy

bien... hasta algún viaje fuera...

.

A veces es duro ir porque conoces a otras

personas igual... y que se mueren... hemos

visto bastantes que han desaparecido... se

pasa mal... muy mal... cuando ves a otros

peor que tú sabes lo que te va a pasar...

.

LAS CONDICIONES DE VIDA DE

LAS FAMILIAS ESPAÑOLAS

CUIDADORAS SON

INSOSTENIBLES

En conclusión, las familias entrevistadas

que cuidan de personas con enfermedades

crónicas graves no tienen las mismas oportunidades

para su desarrollo humano que el

resto de la población. La sociedad no sólo no

promueve la inclusión social de las personas

con enfermedades crónicas graves sino que,

además, arrastra a las familias a una situación

igualmente de riesgo de exclusión. Esto

es así porque establece la obligación social de

los cuidados sin corresponder a las familias

con la oferta de los necesarios apoyos que garanticen

los derechos individuales de todos

los miembros, incluyendo la persona afectada.

Han hablado de problemas relacionados

con salud, empleo, vivienda, servicios sociales,

educación, seguridad social... derechos

reconocidos en nuestra Constitución. Son enfermedades

para toda la vida, algo que "no se

va a ir", y la larga duración temporal produce

agotamiento. Las familias no se niegan a

cuidar con mucho cariño pero manifiestan

haber llegado al límite de su fuerzas por

abandono político y social.

Las familias han dibujado un panorama

muy duro destacando los factores que determinan

las dificultades de inclusión social de

las familias cuidadoras y, por tanto, el riesgo

de iniciar procesos de exclusión social, especialmente,

en el caso de las personas que

asumen la responsabilidad principal, aunque

con repercusiones en el conjunto:

' Tienen muchas dificultades para acceder

o mantener un empleo, y en la mayoría

de los casos, se dedican las 24 horas,

los 365 días del año, al cuidado de

su familiar.

' Realizan un duro trabajo que no es remunerado

ni está protegido ante situaciones

como enfermedad, invalidez, vejez,

etc., ni reconocido socialmente.

INFORMES

162 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

' El cuidado prolongado y la falta de apoyos

merma la salud física y psíquica de

las personas cuidadoras, sin que se intente

evitarlo con medidas preventivas

sociosanitarias.

' Las demandas de cuidado de la persona

dependiente; la falta de apoyo para sustituirles,

aunque sea parcialmente y la

falta de accesibilidad del medio físico

les impide mantener relaciones sociales,

disfrutar de un tiempo de ocio y limita

(incluso impide) su derecho a participación

social.

' Hay manifiestas desigualdades entre

las condiciones de vida de las familias

cuidadoras dependiendo del nivel cultural

y socioeconómico.

' Los servicios de salud y los servicios sociales

no tienen en cuenta las condiciones

de vida de las personas afectadas

por enfermedades crónicas graves ni las

de sus familias. Asignan a las familias

mayor responsabilidad de la exigible

razonadamente, pero no les suelen

prestar un trato acorde a esa designación

de responsabilidad y las personas

no quieren perder el control sobre sus

vidas. Pocas veces se tiene en cuenta la

opinión de los enfermos y las familias

para valorar sus necesidades y encontrar

el mejor modo de atenderlas, en

esa familia. Faltan políticas integrales

sociosanitarias y, cuando las hay, suelen

estar diseñadas olvidando que el colectivo

afectado no es sólo el de personas

muy mayores. Falta información.

' Hay importantes necesidades sin cubrir

en relación a accesibilidad en el medio

físico, tanto en la vivienda como en el

acceso al edificio, calles, servicios, etc.

así como en materia de transporte. No

es suficiente con tener una vivienda

adaptada si no se puede salir de ella por

barreras externas, pero es que son raras

las viviendas que reúnen condiciones

de habitabilidad cuando hay una

persona muy dependiente. Una mínima

calidad de vida exige una vivienda digna.

' Hay situaciones doblemente excluyentes

como es el caso de familias que cuidan

de varios de sus miembros o las familias

monoparentales o las familias en

que la persona que ejerce los cuidados

está afectada a su vez por una enfermedad

crónica.

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    M' ASUNCI'N MARTÕNEZ ROM¡N

    165 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    SUMARIO:
    ARTICULADO:

    Vistos los presentes autos pendientes ante esta Sala en virtud de Recurso de CASACIÓN PARA LA UNIFICACIÓN DE DOCTRINA, interpuesto por ABOGADO DEL ESTADO en la representación y defensa del, MINISTERIO DE DEFENSA contra la sentencia dictada por la Sala de lo Social de Tribunal Superior de Justicia de Navarra, de fecha 5 de febrero de 1999, dictada en el recurso de suplicación número 1999/00053, formulado por EL ABOGADO DEL ESTADO en nombre y representación del MINISTERIO DE DEFENSA , contra la sentencia d ictada por el Juzgado de lo Social nº 1 de los de Navarra (Pamplona) de 20 de octubre de 1998, en virtud de demanda formulada por DOÑA Mª ANGELES R.A., frente al MINISTERIO DE DEFENSA, en reclamación sobre DERECHO Y CANTIDAD.

    ANTECEDENTES DE HECHO

    PRIMERO.-, El día 20 de octubre de 1998 el Juzgado de lo Social número 1 de Pamplona dictó sentencia en virtud de demanda formulada por DOÑA Mª. ANGELES R.A., frente al MINISTERIO DE DEFENSA, en reclamación sobre DERECHO Y CANTIDAD. En dicha sentencia se dan como probados los siguientes hechos:

    "PRIMERO.- La demandante viene prestando servicios por cuenta del Ministerio de Defensa con la categoría profesional de limpiadora en la Jefatura de logística territorial de Navarra, sita en calle General Chinchilla, núm. 12, percibiendo una retribución salarial de 131.534, Ptas. mensuales con incluison de prorrateo de extras. SEGUNDO.- En el mentado centro de trabajo han existido diversas amenazas de artefactos explosivos, produciéndose uno en concreto el 16 de Octubre de 1993. TERCERO.- El complemento de peligrosidad en 1.997 y 1.998 asciende a 12.314, Ptas. mensuales, reclamándose es esta litis la cantidad de 221.652, Ptas. por tal concepto devengado durante el periodo comprendido entre Abril de 1.997 a Septiembre de 1.998 ambos inclusive. CUARTO.- Por sentencia de este órgano judicial de 28 de Mayo de 1.997 (autos 771/96) se estimó la demanda formulada por Dª Mª Angeles R.A. condenando al Ministerio de Defensa a abonar a la actora 133.416, pts. en concepto de plus de peligrosidad devengado entre Febrero de 1.995 y Enero de 1.996, y por sentencia del Juzgado de lo Social núm. Tres de Navarra de 19 de Septiembre de 1.997, se condenó a la Administración demandada a abonar a la actora 133.416, Ptas. en concepto de plus de peligrosidad devengado e ntre Febrero de 1.996 y Enero de 1.997, sentencia la primera de ellas, confirmada por la dictada el 29 de Septiembre de 1.997 por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra. QUINTO.- Se ha agotado la vía administrativa (escrito de reclamación previa presentado el 31 de Marzo de 1.998).

    En la misma y como parte dispositiva: "Que estimando la demanda formulada por Dª María Angeles R.A. contra el Ministerio de Defensa, debo condenar y condeno a la demandada a abonar a la actora 221.652, de 1.997 y Septiembre de 1.998 ambas mensualidades inclusive.

    SEGUNDO.- Anunciado e interpuesto recurso de suplicación contra dicha sentencia, la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, (Pamplona) dictó sentencia con fecha 5 de Febrero de 1.999 en la que como parte dispositiva figura la siguiente: "Que desestimamos el recurso de Suplicación interpuesto por el ABOGADO DEL ESTADO en representación del MINISTERIO DE DEFENSA contra la sentencia de 20 de octubre de 1.998 dictada por el Juzgado de lo Social nº Uno de los de Navarra, en el Procedimiento nº 332/98, seguido a instancia de DOÑA Mª ANGELES R.A. contra el MINISTERIO DE DEFENSA en reclamación de CANTIDAD, debemos confirmar y confirmamos la resolución impugnada."

    TERCERO.- EL ABOGADO DEL ESTADO en la representación y defensa del, MINISTERIO DE DEFENSA preparó recurLas enfermedades crónicas suponen el

    problema que requiere mayor atención

    en los países desarrollados, tanto

    por parte del sistema de salud como de

    otros sistemas relacionados con el bienestar

    social. Podemos congratularnos por el logro

    del aumento de la esperanza de vida y la supervivencia

    de gran número de personas con

    enfermedades hasta hace poco tiempo mortales,

    sin embargo, la mayor posibilidad de supervivencia

    puede suponer enfrentarse a numerosas

    dificultades durante el resto de su

    vida y pagar un alto coste tanto la persona

    directamente afectada como su familia. Hablaremos

    de enfermedades crónicas graves

    que tienen como consecuencia importantes

    discapacidades que obligan a las personas

    afectadas a depender en gran manera de

    otras personas para la realización de las actividades

    cotidianas.

    Las directrices de las políticas de salud de

    los países desarrollados, además de intentar

    aumentar la supervivencia, persiguen el objetivo

    marcado por la ONU de «dar más vida

    a los años que se han agregado a la vida» y

    no sólo lograr una mayor longevidad. Este

    objetivo es igualmente aplicable en el caso de

    menores, jóvenes o adultos que se ven afectados

    por una enfermedad crónica grave y que

    si bien se benefician de los avances de la medicina,

    en España, se sienten olvidados por

    las políticas públicas que tienden a ignorar

    sus necesidades, escudándose en la solidaridad

    familiar. La realidad es que la mayoría

    de estas familias asume la responsabilidad

    de cuidar a sus miembros enfermos con escaso

    apoyo público, llegando a hipotecar sus

    propios proyectos vitales e incluso con merma

    de su salud, lo que resulta socialmente

    injusto y les coloca en situación de riesgo o de

    franca exclusión social (Martínez Román, Mª

    A., 2001). Estamos ante un tema de actualidad,

    el tema de la dependencia que parece

    preocupar más en el caso de las personas

    mayores pero que afecta también a todas las

    edades.

    Dar más vida a los años que se han agregado

    a la vida

    implica proporcionar oportunidades

    para un desarrollo humano, poder

    realizar un proyecto vital de desarrollo personal

    y significa tanto la calidad de vida de

    la persona con la enfermedad crónica como la

    calidad de vida de las personas de su entorno

    vital que se ocupan de su cuidado. Las des-

    145 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    * Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales.

    Universidad de Alicante.

    Las familias ya no podemos más

    .

    Riesgos de exclusión social de las

    familias que cuidan de enfermos

    crónicos graves

    Mª ASUNCIÓN MARTÍNEZ ROMÁN *

    igualdades sociales en este ámbito son especialmente

    injustas y como una injusticia social

    lo viven las familias entrevistadas, porque

    son muy conscientes de que una parte

    importante de sus dificultades cotidianas se

    podría evitar o aliviar si se tuvieran en cuenta

    las condiciones de vida específicas de cada

    persona enferma y si estuviera disponibles

    una adecuada oferta de servicios y apoyos

    públicos para hacer más llevaderas sus condiciones

    de vida (Martínez Román, Mª A.,

    Mira-Perceval, Mª T. y Redero, H., 1992).

    LAS ENFERMEDADES

    RESPIRATORIAS CRÓNICAS QUE

    ORIGINAN DISCAPACIDADES

    SUPONEN UN RIESGO DE

    EXCLUSIÓN SOCIAL

    Nos referiremos a enfermedades respiratorias

    crónicas graves, por ejemplo, enfermedad

    pulmonar obstructiva crónica (EPOC)

    con oxigenoterapia domiciliaria, cifoescoliosis,

    enfermedades neuromusculares (miopatías,

    ELA, esclerosis múltiple). Mortalidad y

    morbilidad están asociadas con desarrollo

    económico y social, también las desigual-dades

    sanitarias reflejan las desigualdades sociales

    existentes. El máximo de desigualdad

    social viene asociado a dependencia, calidad

    de vida mínima, adicción, pobreza, vejez, discapacidad

    y, sobre todo, morbilidad crónica y

    deteriorante. En las clases altas muchos de

    los problemas de salud no llegan a convertirse

    en crónicos o no originan discapacidades, por

    el contrario, una persona de un nivel socioeconómico

    bajo tiene muchas probabilidades no

    sólo de enfermar más, sino también de que derive

    a una enfermedad crónica y, consecuentemente,

    de que suponga una disminución de su

    ya menor calidad de vida. (De Miguel, J.,

    1994). Hay una relación de interdependencia

    entre enfermedad crónica y situación socioeconómica

    pudiendo ser causa o consecuencia

    de empeoramiento de la enfermedad y la discapacidad

    de las personas en peor situación

    socioeconómica (Burström, B. et al.).

    Los organismos internacionales vienen

    destacando la existencia de estrechos vínculos

    entre las dificultades de salud y la exclusión

    social, en cuanto pueden suponer obstáculos

    que impiden la integración social.

    Cuando Naciones Unidas habla de desarrollo

    humano destaca como una de las opciones

    fundamentales el «vivir una vida larga, sana

    y creativa», es decir, no sólo sobrevivir sino

    tener calidad de vida que incluye la participación

    o integración en la vida social (Naciones

    Unidas, 2000). Sin embargo, los obstáculos

    al desarrollo humano debido a problemas

    de salud son también uno de los riesgos de

    exclusión social en Europa 1. Las enfermedades

    crónicas graves originan discapacidades

    (OMS, 1983) que afectan a las actividades de

    la vida diaria derivando hacia la dependencia

    de terceras personas, por lo que hay que

    tener en cuenta las consecuencias familiares

    y sociales de la enfermedad. Este nuevo enfoque

    amplía la intervención al entorno social,

    que es el que determina la situación de minusvalía,

    para promover la igualdad de oportunidades

    y el máximo de autonomía (Comisión

    Europea, 1996). Lo opuesto a exclusión

    social es integración social, que es un derecho

    de todo ciudadano, y no hay calidad de

    vida, por mucha autonomía que se consiga,

    sin integración social.

    El derecho a la calidad de vida de las personas

    con enfermedades crónicas se enmarca

    en el contexto más amplio del reconocimiento

    de los derechos humanos (políticos, sociales,

    económicos y culturales). No tiene sentido

    dedicar importantes recursos humanos y financieros

    a evitar la mortalidad de la población

    si esa mayor supervivencia no se ve

    INFORMES

    146 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    1 Junto al desempleo de larga duraciÛn o el empleo

    de baja calidad, ingresos bajos, falta de vivienda o vivienda

    precaria, problemas de salud, falta de cualificaciÛn

    o fracaso escolar, otras discriminaciones (raza,

    edad, gÈnero) ,crecer en familia vulnerable, adicciones,

    habitar en zona con m˙ltiples carencias. Con frecuencia

    se establece un cÌrculo, siendo confuso efectuar la

    distinciÛn entre causas y consecuencias.

    acompañada de unas políticas sociales que

    permitan su integración social, sin que los

    restantes miembros de las familias tengan

    que hipotecar sus proyectos de vida (Martínez

    Román, M. A. y Guillén, E., 1996). Como

    ya hemos indicado, las familias no se niegan

    a cuidar, se trata de lograr «un equilibrio entre

    los derechos individuales y las obligaciones

    sociales de la atención..., asegurando la

    oferta de servicios y encontrando el modo de

    distribuir socialmente el costo de la carga de

    las tareas de cuidado equitativamente entre

    hombres y mujeres, entre Estado, familia,

    comunidad y sector privado» (Programa de

    Naciones Unidas para el Desarrollo, 1999),

    no se puede mantener la noción tradicional

    de que la familia debe encargarse del cuidado

    integral de todos sus miembros así como

    su capacidad para hacerlo (Naciones Unidas,

    2001). La falta de tiempo debida a la responsabilidad

    de cuidar de alguien excluye a la

    gente de opciones fundamentales de un desarrollo

    humano como, por ejemplo, la oportunidad

    de realizar un trabajo remunerado que

    genere derechos a la protección social (Martínez

    Román, M. A., 2001) y participar en las

    actividades sociales necesarias para la integración

    social (Gordon, D., Townsend, P. et

    al., 2000).

    El creciente número de personas que sobreviven

    pero no tienen curación y que precisan

    cuidados de salud continuos e integrales,

    preferentemente en el domicilio, plantea el

    desafío de nuevas políticas que integren los

    cuidados formales e informales en función de

    las necesidades de las personas con enfermedades

    crónicas y también de las necesidades

    de sus familias (Iglesias de Ussel, J., 2001;

    Philipsen, H. y Stevens, F.,1997; Smith, C. et

    al., 1991; Campbell, M., Stockdale-Woolley,

  4. y Nair, S., 1991; Van der Boom, G. et al,

    1998) Sin embargo, es más frecuente presuponer

    la disponibilidad del cuidado informal,

    dando por supuesto que tienen que asumir la

    responsabilidad principal y como si tuvieran

    los medios, conocimientos, habilidades y destrezas

    que se precisan. Se han realizado estudios

    sobre las enfermedades crónicas que

    afectan a las personas mayores y muy mayores,

    sin embargo, también hay muchos menores,

    jóvenes y adultos jóvenes que se encuentran

    en estas situaciones y sus familiares

    cuidadores suelen ser también jóvenes. En

    ambos casos, la edad influye en las dificultades

    para el desarrollo personal y social, así

    como en las relaciones familiares y, por lo

    tanto, plantea diferentes demandas a las que

    hay que buscar respuesta desde las políticas

    públicas.

    Desde la medicina, las tendencias actuales

    internacionales en el tratamiento de las

    enfermedades crónicas marcan como metas

    no sólo la reducción de los síntomas sino también

    el incremento de la capacidad funcional,

    y la mejora de la calidad de vida (Curtis et al.,

    1994). La calidad de vida está directamente

    relacionada con la capacidad funcional, por lo

    que parece útil la propuesta de reconceptualización

    de la noción de enfermedad crónica

    realizada por Hamonet que incluye, por una

    parte, cambiar el concepto de enfermedad

    crónica por el de «personas con discapacidades

    » y, por otra parte, introducir la noción de

    calidad de vida que supone la percepción

    subjetiva del estado de salud como bienestar

    físico, psíquico y social (Hamonet, 1993).

    Las enfermedades crónicas pueden ser de

    muy diferente etiología presentando una serie

    de características comunes que atañen a

    la duración temporal de la enfermedad; la

    causación de discapacidades funcionales; la

    influencia en la calidad de vida; y el carácter

    evolutivo del proceso de la enfermedad. Una

    enfermedad crónica puede generar cambios

    funcionales importantes ya sea en la esfera,

    física, psíquica o social y, en la mayoría de

    los casos, se plantean dificultades en todas

    ellas dada la interdependencia entre las tres,

    con diferencias significativas dependiendo

    del tipo y grado de discapacidad (Dimond,

    1984).

    Retomando la propuesta de Hamonet, si

    consideramos las discapacidades tendremos

    M¿ ASUNCI¿N MARTÕNEZ ROM¡N

    147 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    como marco de referencia no sólo las actuaciones

    de asistencia sino también las de prevención,

    rehabilitación e igualdad de oportunidades,

    accesibilidad (Naciones Unidas, 1983).

    En cuanto a la calidad de vida, consideramos

    la existencia de una interdependencia entre

    la calidad de las condiciones de vida de la persona

    afectada y la calidad de vida de las personas

    de su familia que le prestan cuidados

    (Hooyman, N.R. y Gonyea, J.G., 1999; Bazo,

    Mª T., 1998; Pérez-Díaz, V., 1998; IMSERSOCIS,

    1996). En España se ha comenzado a valorar

    el desarrollo de instrumentos de medición

    de la calidad de vida de las personas

    afectadas por enfermedades respiratorias crónicas,

    incluyendo algunos aspectos socioambientales

    y familiares, pero no se suele valorar

    la calidad de vida de la familia cuidadora.

    Por ello, partimos de la hipótesis de que

    las familias españolas prestan cuidados pagando

    un alto precio por insuficiencia de apoyos

    públicos, hasta el punto de que se pueden

    considerar uno de los grupos sociales en riesgo

    de exclusión social y en la mayoría de los

    casos los cuidados se asignan a una mujer.

    Mediante entrevistas en profundidad y aplicación

    de cuestionarios por correo y teléfono

    se ha tratado de conocer la opinión de familias

    cuidadoras de personas con enfermedades

    respiratorias graves, en la Comunidad

    Valenciana, con el fin de conocer la calidad

    de vida percibida, es decir, la valoración subjetiva

    de la idoneidad de las propias condiciones

    de vida y sus propuestas de mejora. Esto

    permite identificar tanto las lagunas de las

    políticas sociales como adoptar nuevas medidas

    más adecuadas a las necesidades específicas

    de las personas a las que van dirigidas,

    incluyendo a las personas cuidadoras.

    FACTORES QUE CONDICIONAN

    LA CALIDAD DE VIDA DE LAS

    FAMILIAS CUIDADORAS

    Ante una enfermedad crónica grave, el

    sistema de salud responde con una serie de

    actuaciones desde el nivel primario, secundario

    y terciario siempre tratando de mantener

    a la persona enferma en su propio domicilio,

    para lo que se da por sentado la

    implicación directa de la familia en el sistema

    de cuidados. Los enfermos que pueden

    contar con un ambiente familiar positivo,

    con estabilidad afectiva y modos

    adecuados de enfrentarse a los problemas

    cotidianos, pueden adaptarse de modo más

    positivo a las crisis que supone el proceso

    de su enfermedad, con la ayuda del resto

    de la familia.

    No nos referimos únicamente a la familia

    nuclear tradicional, sino a todas las modalidades

    a las que han dado lugar las transformaciones

    sociales y culturales recientes de la

    institución familiar. Sin embargo, aunque

    estas transformaciones incluyen la incorporación

    de la mujer a la vida laboral, lo cierto

    es que la atención de las familias a sus

    miembros enfermos todavía significa, con pequeñas

    excepciones, hablar de las mujeres de

    la familia. Los países escandinavos tienen

    mayor tradición en cuanto a promoción de la

    igualdad de oportunidades entre hombres y

    mujeres, sin embargo, no es el caso de otros

    muchos países, entre ellos España, en donde

    persiste una desigualdad por razón de género,

    ya que las mujeres asumen la responsabilidad

    principal de los cuidados de los miembros

    enfermos de la familia, hipotecando con

    ello su propio desarrollo humano cuando, como

    podremos corroborar en las entrevistas,

    el hombre puede ejercer esas mismas tareas

    de forma igualmente satisfactoria. Naciones

    Unidas ( PNUD, 1999) ha destacado recientemente

    la falta de valoración en el desarrollo

    humano del trabajo de atención y cuidado

    con las personas dependientes, cuando es un

    factor esencial del bienestar humano y que

    son las mujeres las que soportan la principal

    responsabilidad al identificarse las actividades

    de cuidado con el trabajo no remunerado

    de la mujer en el hogar o con actividades extradomésticas

    de carácter voluntario ( por lo

    tanto, tampoco remuneradas) de tal modo

    INFORMES

    148 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    que la familia actual constituye un pequeño

    Estado benefactor 2.

    En consecuencia, las mujeres que asumen

    la responsabilidad principal de prestar los

    cuidados que demandan los miembros dependientes

    de sus familia tienen muchas

    probabilidades de encontrarse en situación

    de pobreza «humana» tal como se define por

    Naciones Unidas 3, debido a las desiguales

    oportunidades sociales entre los géneros a lo

    largo de toda la vida que se manifiestan en

    mayor medida en la vejez (Naciones Unidas,

    2001). Cuando se reconoce esta discriminación

    de las mujeres, el estudio de la pobreza

    y la exclusión ha de analizar, además del modo

    de distribución de los recursos de la familia

    entre sus miembros o el modo de toma de

    decisiones, la asignación de las funciones de

    cuidado de los miembros dependientes (con

    las horas invertidas en dichos cuidados) y las

    oportunidades de acceso al mercado laboral,

    sin olvidar la distribución del tiempo personal

    en tanto determinante de las oportunidades

    para participar activamente en la vida

    social y política (Martínez Román, Mª A.,

    2001).

    Esta perspectiva pone de manifiesto el

    precio (emocional, físico, económico y social)

    que la mujer cuidadora ha de pagar por realizar

    largas jornadas de atención a la persona

    enferma, en muchos casos, incluyendo la

    noche y el fin de semana y sin recibir remuneración

    por ello de modo que, además, estas

    mujeres se encuentran en situación de dependencia

    de su grupo familiar. Estos obstáculos

    tienen mayores repercusiones cuanto

    más joven es la mujer, por ejemplo, es el caso

    de aquellas mujeres que se ven obligadas a

    dedicarse al cuidado de las personas dependientes

    de la familia y que, seguramente sin

    saberlo, están labrando su propia dependencia

    futura ya que dedican su vida a un trabajo

    que no es reconocido como tal y, en consecuencia,

    les priva del derecho a la protección

    social ante cualquiera de las contingencias

    reconocidas por la Seguridad Social, incluyendo

    la posibilidad de una pensión al llegar

    a la vejez. Esto es altamente injusto cuando

    tradicionalmente la mujer española ha tenido

    que asumir por imperativo sociocultural

    el cuidado de los miembros del hogar, lo que

    ha supuesto un importante ahorro al gasto

    público (Marí-Klose, M. et al., 1998; Martínez

    Román, Mª A., 2001). El derecho a un

    desarrollo humano implica tener la oportunidad

    de elegir libremente si quiere ejercer ese

    rol de cuidadora, contando con apoyos públicos

    y teniendo acceso a los beneficios del sistema

    de protección social tanto en compensación

    y reconocimiento social a su trabajo

    como para prevenir posibles situaciones de

    pobreza o exclusión social en el futuro.

    Hay una gran diversidad en cuanto al modo

    como afecta la enfermedad crónica a la calidad

    de vida de los enfermos y sus familias;

    cada situación es única pero siempre es un

    problema familiar porque repercute en la vida

    individual de cada uno de los miembros y

    también en todos ellos como conjunto o grupo,

    con la particularidad de que la enfermedad

    crónica es para siempre. Las investigaciones

    muestran las diferencias existentes

    entre familias que cuidan de sus miembros

    dependiendo de factores como el modo de

    irrumpir la enfermedad en la familia (súbito

    o gradual), el curso de la enfermedad (progresivo,

    constante, episódico), el pronóstico

    de supervivencia y el tipo y grado de discapacidades

    (Roland, J.S., 1994). También influyen

    las experiencias anteriores y el aprendi-

    M¿ ASUNCI¿N MARTÕNEZ ROM¡N

    149 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    2 El Informe sobre Desarrollo Humano-1995 de

    Naciones Unidas ya estimaba que las mujeres dedicaban

    dos tercios de sus horas de trabajo a actividades no

    remuneradas (los hombre sÛlo un cuarto), siendo la mayorÌa

    de esas horas un trabajo de cuidadora: ´la familia

    patriarcal tradicional y los prejuicios de gÈnero en la sociedad

    que limitan las oportunidades de las mujeres

    fuera del papel de cÛnyuges y madres han constituido

    la forma tradicional de resolver este problema. Pero esto

    no constituye la soluciÛnª.

    3 ´Pobreza humanaª es la privaciÛn de opciones

    b·sicas en aÒos de vida, salud, vivienda, conocimientos,

    participaciÛn social y medio ambiente.

    zaje de actitudes en el seno de la familia de

    origen, ya que cada familia transmite su peculiar

    modo de vivir y reaccionar ante situaciones

    relacionadas con la enfermedad y la

    pérdida de salud. No se puede medir la carga

    de los cuidados sin tener en cuenta sus vivencias

    emocionales (Lázarus, R.S y Folkman,

    S., 1984).

    La familia, sin haberlo previsto, tiene que

    aceptar (sin otra opción posible) la responsabilidad

    del cuidado del miembro enfermo y

    adaptarse a un nuevo modo de vida impuesto

    por las exigencias de la prestación de cuidados

    a medio, largo o muy largo plazo. Son

    enfermedades que plantean diferentes problemas

    según las características de la enfermedad,

    según cada una de las etapas de su

    curso, según los obstáculos o apoyos del entorno

    lo que a su vez depende de las condiciones

    previas de las relaciones familiares, sociales,

    económicas, culturales, etc... Entonces la familia

    se encuentra con muchas dificultades

    que exigen la reorganización y la introducción

    de cambios en la vida diaria en función de las

    nuevas demandas del familiar enfermo. Se

    puede producir tensión y angustia en los

    miembros sanos de la familia y esto influye y

    condiciona el modo de respuesta en los cuidados

    originando strés, sufrimiento, pena, inseguridad,

    miedo... (Hymovich, D. y Hagopian, G.,

    1992). A menudo se desconoce y se infravalora

    el sufrimiento de las familias que se encuentran

    en estas situaciones sin apoyo cuando se

    les obliga a cuidar las 24 horas del día, durante

    todos los días del año y sin el necesario apoyo.

    (Martínez Román, Mª A., 1992; Castaño, R.

    Martinez Román, Mª A. et al., 1995; Hughes,

  5. et al., 1999; Karp, D. y Tanarugsachock, V.,

    2000; Gutierrez Resa, A., 2001).

    La política sanitaria actual se basa en la

    denominada «atención comunitaria», evitando

    o disminuyendo al mínimo las estancias

    hospitalarias por su alto coste económico y

    porque la calidad de vida de los enfermos aumenta

    en sus domicilios, presuponiendo que

    eso es lo que considera mejor la persona enferma

    y que hay una familia que asume la

    responsabilidad principal de los cuidados.

    Esta filosofía se ha adoptado de modo incompleto

    ya que evitar la hospitalización o la institucionalización

    supone contar con una serie

    de equipamientos alternativos, una oferta

    suficiente y adecuada de equipamientos sociosanitarios

    y sociales que faciliten la integración

    social de las personas afectadas y de

    sus familias. La realidad es que la familia

    acaba supliendo la carencia de estos dispositivos

    intermedios y haciendo las veces de

    hospital de día, de hospital de media estancia,

    de centro de día, etc, y, por supuesto,

    hospital de larga estancia... teniendo que

    prestar cuidados que requieren formación

    previa sin que, generalmente, se les forme

    adecuadamente ni se les supervise..., también

    tienen que sustituir a una grúa o las labores

    de profesionales como auxiliares de

    ayuda a domicilio o asistentes personales...

    Las familias insisten en que no quieren desentenderse

    de sus miembros enfermos y dependientes,

    pero es socialmente injusto adjudicarles

    la responsabilidad del cuidado sin

    elección posible y sin apoyos públicos.

    Los cuidados de larga duración agotan a

    los cuidadores y es que puede resultar muy

    difícil la vida diaria; las personas con enfermedades

    crónicas graves pueden llegar a ser

    muy dependientes, en la convivencia la persona

    enferma puede reaccionar ante la enfermedad

    con ansiedad, tristeza, depresión,

    sentimiento de ser una carga, irritabilidad,

    retraimiento, problemas en las relaciones sexuales,

    aislamiento social, sentimiento de soledad,

    etc. y, con frecuencia, ambivalencia de

    sentimientos porque las dificultades se acumulan

    y encadenan. La pérdida de capacidades

    funcionales es muy difícil de asumir por

    la persona afectada, originando tristeza y,

    con frecuencia, aparece un sentimiento de

    desesperanza y de incertidumbre ante la

    sensación de falta de control de la situación.

    La pérdida de la condición de activo laboral

    es uno de los factores más traumáticos porque

    suele implicar no sólo un descenso de los

    ingresos sino también una pérdida de rol so-

    INFORMES

    150 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    cial. (Wingate, et al. 1997; Kaufmann, A.

    1990; Partidgre, M.R., 1982). Hay una tendencia

    al aislamiento social que tiene el riesgo,

    más tarde, de ser vivido como abandono

    por parte de los demás, lo que puede desarrollar

    un sentimiento de soledad. Estas posibles

    reacciones originan la reacción de los

    miembros de la familia, especialmente la

    persona sobre la que recae la responsabilidad

    principal. Sin embargo, no hay dos casos

    iguales, cada persona y cada familia son únicas

    y reaccionan en función de sus propios

    valores por lo que hay que conocer sus valoraciones

    ante las dificultades originadas por

    la enfermedad (Drummond, N., 2000).

    Generalmente, ante estas situaciones vitales

    tan difíciles, la familia suele ser el mayor

    apoyo de la persona afectada, mucho más que

    cualquier otro apoyo externo, hasta el punto

    de que la calidad de las relaciones que se establecen

    entre la familia que cuida y la persona

    que recibe los cuidados tiene importantes

    repercusiones en el propio proceso de la enfermedad

    y, en definitiva, en la vida de toda la

    familia (Hatchett, L., 1997; Gutierrez León, A.

    et al, 1999) . La homeostasis actúa para que

    el sistema familiar trate de encontrar el mejor

    ajuste entre las necesidades del miembro

    enfermo y el resto del sistema familiar, buscando

    el equilibrio entre prestar los mejores

    cuidados al enfermo y, si es posible, salvaguardar

    la vida personal, familiar, social y laboral

    del resto de la unidad de convivencia.

    La búsqueda y acceso a los servicios y recursos

    que se precisan ante la nueva situa-ción

    puede suponer un gran esfuerzo para el sistema

    familiar y la cronici-dad puede hacer que

    los recursos de la familia, tanto económicos

    como físicos y emocionales, se agoten (Hatch,

  6. y Hinton, T., 1986).

    LA OPINIÓN DE LAS FAMILIAS

    CUIDADORAS: SUS DESEOS Y

    SENTIMIENTOS

    En primer lugar, cabe destacar el interés

    con que han colaborado en el presente estudio,

    mostrando extrañeza y agrado por el hecho

    de que alguien se preocupara por conocer

    sus condiciones de vida y expresando su esperanza

    de que dando a conocer las dificultades

    con las que se encuentran pueda contribuir

    a que las políticas públicas no les

    ignoren. Las personas entrevistadas han expresado

    mayoritariamente un sentimiento

    de abandono social junto al convencimiento

    de que la responsabilidad principal no es de

    las familias sino social y la necesidad de que

    se adopten medidas políticas para hacer más

    llevaderas sus dificultades que, en muchos

    casos, les llegan a ocasionar impotencia, desesperación,

    frustración y angustia. Hay que

    recordar que hablamos del cuidado familiar

    de personas dependientes, en su mayor parte

    totalmente dependientes para toda actividad.

    Sienten mayoritariamente que su cariño

    no es suficiente para atender las numerosas

    necesidades que surgen a lo largo del

    día considerando que las políticas públicas

    no pueden olvidarles y demandan igualdad

    de oportunidades como ciudadanos (Alemán,

  7. y Pérez, M., 2000). Unas veces desconocen

    si es posible recibir algún tipo de

    ayuda y, otras, conocen la existencia de medios

    para ayudarles a sobrevivir como familia

    pero no están a su alcance y demandan

    la oportunidad de tener accesibles esos apoyos.

    Sienten que tienen derecho a recibir

    apoyo público 4.

    Las familias ya no podemos más porque

    nunca se nos ha ayudado y estos procesos

    largos te agotan. Si te apoyaran desde el

    principio seguramente se evitaría este agotamiento

    .

    Si no luchas por conseguir alguna ayuda

    te ignoran, si te quejas puedes conseguir algo,

    poco, pero algo

    M¿ ASUNCI¿N MARTÕNEZ ROM¡N

    151 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    4 AZNAR seÒala la falta de delimitaciÛn de los derechos

    de los usuarios en el campo de los servicios sociales,

    en los que destaca la insuficiencia de los dispositivos

    prestacionales y la falta de precisiÛn del contenido

    de las prestaciones.

    Mujer de 42 años, vive con esposo, dos hijos

    y sus padres (madre ELA, muy dependiente)

    Ha tenido que dejar su trabajo para

    poder cuidar a la madre: «La situación

    económica ha empeorado mucho, es muy

    difícil llegar a fin de mes. La vivienda no

    está adaptada para la silla de ruedas y

    hay barreras también en el edificio y en

    las calles. Hay demasiada burocracia, demasiados

    papeles que rellenar, ninguna

    ayuda por parte de la Administración. Las

    asociaciones no pueden ayudarte lo suficiente

    y las respuestas tardan mucho...

    me siento muy, muy desamparada por todas

    partes menos por mi familia... Desearía

    que todo fuera más rápido y que la

    ayuda, si la hubiere, llegara a tiempo, a

    mí y a todos los afectados...».

    Mujer de 68 años, vive con su esposo de 75

    y dos hijos de 40 (distrofia muscular, muy

    dependiente) y 30 años. Se muestra agobiada

    por la situación económica, la falta

    de ayuda pública, la falta de adaptación

    de la vivienda y la imposibilidad de tiempo

    libre o de ocio, además de falta de salud

    Hay una gran dificultad a la hora de pedir

    ayudas a la Administración, por los

    baremos que establecen en cuanto a ingresos

    máximos de la familia, sobre todo en

    las ayudas domiciliarias. Se necesita estar

    en la indigencia para tener derecho

    .

    Varón de 45 años, convive con esposa de

    56 , un hijo de 22 y otro de 16 años (distrofia

    muscular- Duchenne), dependiente para

    la vida cotidiana: «Gracias a la empresa

    en la que trabajo y por el convenio que

    tenemos tengo ayuda económica, pero necesito

    más... Tenemos el grandísimo problema

    de que la Administración no pone

    las medidas oportunas para solucionar los

    problemas que tenemos con nuestro hijo».

    Mujer de 52 años, convive con esposo de

    60, un hermanastro de 52 (distrofia muscular)

    y dos hijos de 26 y 23 años (diabetes).

    Necesitan silla de ruedas, ayudas

    económicas, SAD, adaptación de la vivienda,

    calefacción, transporte público adaptado

    a la silla de ruedas. Ella dice que

    quiere trabajar pero no puede salir de casa

    para cuidar del hermano. Se queja de

    falta de atención por los servicios sociales:

    Pienso que todas las familias no llegamos

    a fin de mes sobradas pues tenemos préstamos

    y enfermos en casa con la libertad

    cortada y que a tu pareja no le guste salir

    a pasear o colaborar poco en casa ... y tener

    que llevar la carga de la casa una sola...

    y la edad que cada día se siente más y

    los hijos, que con la edad se alejan al montar

    su vida... sería muy largo todo lo que

    afecta a la calidad de vida...Espero que este

    cuestionario les sirva y hagan más estudios

    porque a estos enfermos hay muchas

    cosas que les hacen falta, como

    medios de transporte y las ayudas para sillas

    con batería u otras ayudas físicas que,

    se diga lo que se diga en noticias y prensa,

    es muy difícil de conseguir. Deben contar

    más con las opiniones del propio enfermo

    que sabe su necesidad mejor que nadie,

    como bordillos que se siguen haciendo dejando

    un pequeño borde, conductores que

    no respetan los pasos y que la policía multe

    a todo el que ve en una rampa ocupada,

    bueno, como es muy largo el tema seguiremos

    haciendo fuerza..

    .

    Mujer de 40 años, vive con esposo de 42

    años, dos hijos de 12 y 7 y una hermana a

    la que cuida (miopatía mitocondrial): «Estas

    enfermedades musculares son poco conocidas,

    hay pocos tratamientos efectivos

    para ellas. Estos enfermos necesitan mucha

    ayuda en todos los sentidos, ya que esta

    enfermedad es progresiva, es importante

    sentirse queridos y no un estorbo, como

    ocurre con mi hermana, debido a que mi

    relación con mi marido no es muy buena

    le afecta y tiene que estar en casa a disgusto

    porque no tiene medios económicos

    para vivir en otra parte. La Administración

    debería dar ayudas a estas personas

    que se encuentran desprotegidas porque

    dependen de los demás. Yo no quiero ni

    INFORMES

    152 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    pensar el día de mañana, que pasará con

    mi hermana cuando se sienta peor y necesite

    una silla de ruedas y prefiero no pensar...

    ».

    Varón de 45 años, convive con esposa de

    40 años, un hijo de 20 y otro de16 años enfermo

    (distrofia muscular- Duchenne), en

    silla de ruedas, con inmovilidad casi total:

    Nuestra vida está condicionada por la enfermedad,

    a cada paso que doy tengo que

    contar con el enfermo. Considero escasas

    las ayudas económicas y materiales de la

    Administración o Seguridad Social, por

    ejemplo, en el caso del vehículo adaptado

    dan alguna ventaja fiscal en coches hasta

    1.900 cc. Tuve que comprar un Mercedes

    Benz V 230 turbodiesel de segunda mano

    pues no pude hacerlo con uno nuevo y entonces

    no tuve ayuda porque tiene 2.300

    cc., siendo el único que se adapta a mis necesidades.

    Construí una rampa de acceso

    a la vivienda y diversas adaptaciones, no

    tuve ayudas ni las pedí ante el papeleo y

    los dudosos resultados. No hay ayudas en

    la Seguridad Social para aparatos para facilitar

    el manejo del enfermo: grúa, camas,

    baño... la silla de ruedas eléctrica

    tardaron 3 años en dármela. Con todo,

    agradecido por las ayudas recibidas.

    Las familias entrevistadas transmiten,

    salvo raras excepciones, desorientación, desinformación,

    dificultades de acceso a recursos

    que resultan insuficientes. Aunque las

    quejas por la escasez de recursos responden

    a la realidad, también es cierto que hay algunos

    recursos de apoyo que muchas familias

    no conocen, siendo determinante el acceso a

    la información sobre las posibilidades de

    ayudas técnicas o de apoyo personal y cómo

    hay que hacer para conseguirlo y resulta evidente

    que no existe suficiente información ni

    clara delimitación sobre las prestaciones que

    son competencia de salud o de servicios sociales.

    De todos modos, la información puede

    no ser suficiente si no se dispone de medios

    económicos para realizar el pago inicial.

    Cuando hay información y el nivel de ingresos

    permite recurrir a apoyos externos, la familia

    puede adaptarse mejor a la enfermedad

    sin renunciar totalmente a sus proyectos

    vitales:

    Mujer de 22 años, madre enferma ELA,

    conviven con otro hermano y dos hermanos

    más, casados que apoyan.:«Es mi madre

    la que ha elegido qué ayuda quería y

    cómo, es su vida...

    .

    Habla la madre: «Cuando necesitas algo,

    casi siempre tienes que ir por delante, pagarlo

    y luego solicitas el reembolso. La silla

    de ruedas eléctrica (renovable cada

    tres años), si te la deniegan, con la denegación

    lo pides a la ONCE y te lo conceden

    casi siempre si no el total, un 90%, eso sí,

    mucho papeleo. Las adaptaciones de vivienda,

    el elevador en la vivienda, se puede

    financiar, si no todo, mucho... desde el

    Ayuntamiento con un proyecto de adaptación

    de aseo te dan una parte.... depende

    de cada Ayuntamiento y la trabajadora

    social, a veces no hacen caso, pero mucho

    papeleo... La pensión no contributiva con

    tercera persona, depende mucho de cada

    Ayuntamiento... Una persona ha tenido la

    posibilidad de que el Ayuntamiento le

    cambie de vivienda porque vivía en cuesta

    ... y hasta le han puesto una rampa en la

    acera en la puerta de la casa...en cambios

    en otros municipios... nada. La pensión de

    gran invalidez a veces se deniega pero hay

    que recurrir... la persona que me levanta

    es del Servicio de Ayuda a Domicilio del

    Ayuntamiento, viene una hora diaria, pero

    otros enfermos me han dicho que en

    otros municipios no hay ese servicio por

    baremos más estrictos... yo tengo suerte y

    en mi Ayuntamiento están muy sensibilizados

    con las personas con discapacidades.

    Hemos adaptado la vivienda, hay una

    rampa, se ha cambiado de lugar el dormitorio,

    hay elevador en el aseo... todos hemos

    ido relajándonos y empezando a vivir

    con algo que NO SE VA A IR. Cuando alguien

    tiene una enfermedad que es de

    unos meses pues te vas apañando «no»,

    M¿ ASUNCI¿N MARTÕNEZ ROM¡N

    153 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    pero cuando es algo que no se va a ir en

    unos meses pues ya vas poniendo aquellas

    cosas que necesitas... Mis hijos todos estudian,

    trabajan... cuando llegó (la enfermedad)

    estudiaban la mayoría y pensamos

    que teníamos que darle solución... pues,

    una persona por la mañana y ya cada uno

    hace su camino... esta persona viene, tiene

    la llave y es la que viene a levantarme, ducharme

    y prepararme el desayuno... y este

    año hemos añadido otra persona para que

    haga la comida porque era un caos... y

    ahora, estamos bien... mis hijos están en

    casa a la hora de acostarme y entonces ya

    no viene nadie... los fines de semana mis

    hijos se han organizado, está cada uno

    pendiente un fin de semana porque el fin

    de semana no vienen ninguna de las dos

    personas contratadas, así es que cada cuatro

    semanas le toca a uno y nos vamos a

    pasear o quedamos... y así lo llevamos...».

    Se aconseja que sea la propia persona

    afectada la que realice la valoración de sus

    necesidades y elija la forma de resolverlas,

    permitiendo así que no pierda el control de

    su propia vida, teniendo en cuenta las necesidades

    del conjunto de miembros de la familia:

    Hija que cuida a madre con ELA: «La persona

    enferma es quien lleva realmente la

    carga, es quien tiene las necesidades y

    quien se busca cómo resolverlas. Mi madre

    es la que ha buscado a las personas

    que la ayudan... si ella necesita una persona

    nosotros no la hemos buscado, la busca

    ella... que si para las mañanas... para levantarla...

    nosotras no hemos buscado

    ningún tipo de ayuda, es ella la que lo lleva

    todo para adelante... porque es ella, ni

    más ni menos, nosotros estamos aquí y le

    echamos una mano para el aseo o para lo

    que sea, pero realmente quien lleva su vida

    y sus necesidades es ella y, claro, en

    otros casos yo creo que el enfermo hace de

    enfermo, la familia intenta ayudar pero

    como realmente quien tiene las necesidades

    es el enfermo... el que tiene que ir por

    delante es el enfermo, yo creo que es fundamental,

    que es el caso de mi madre, «yo

    estoy enferma pero quiero seguir teniendo

    mi vida independiente». Tiene esta silla

    eléctrica porque antes era independiente

    total, entraba y salía, y quería seguir teniendo

    esa vida, así es que la silla se la

    buscó también ella... y eso a nosotros nos

    beneficia porque ella está así más tranquila

    porque es su vida y lleva su vida y a

    nosotros nos quita un montón de peso porque,

    claro, yo estoy estudiando, mis hermanas

    están casadas, mi hermano está

    trabajando y entonces hay cosas que no

    podemos hacer, la que lleva la batuta es

    ella... «Por qué tener un trato de compasión

    », porque no es bueno ni para ella ni

    para la familia, es algo más que hay que

    aceptar y ya está, en lugar de ir andando

    va en silla de ruedas... y tiene otras necesidades,

    por supuesto... pero siempre tiene

    que ser el enfermo el que exprese lo

    que necesita porque tú no puedes entrar

    en su mente y lo que necesite lo tiene que

    expresar, no puedes estar preguntando

    constantemente si necesita ésto o lo otro...

    es la persona enferma la que tiene que decir

    necesito ésto y como no puedo hacerlo

    tengo que buscar una alternativa...».

    Las enfermedades crónicas afectan a menores,

    adultos, mayores y muy mayores. La

    edad de las personas cuidadoras guarda relación

    con el parentesco y edad de los familiares

    a quienes cuidan. Hemos encontrado que

    las madres ejercen como cuidadoras principales

    de los hijos, con ayuda de los padres y

    de los demás hijos. También suelen ser mujeres

    las principales cuidadoras de sus esposos,

    de sus padres o de sus hermanos. Y también

    hay varones que ejercen como

    principales cuidadores cuando se trata de

    sus esposas y comparten la responsabilidad

    de los cuidados con su madre para cuidar a

    su padre. Las relaciones familiares previas

    tienen una gran influencia en el modo de reaccionar

    ante la enfermedad. Una pareja con

    buenas relaciones puede verse reforzada

    INFORMES

    154 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    mientras que, en el caso de otra inestable, la

    enfermedad puede ser causa de problemas

    en las relaciones o el detonante de una separación.

    Hermanos que sienten que se les

    abandona o no se les presta toda la atención

    necesaria; parejas que ven interferida su relación

    por la necesidad de cuidar a padres o

    hermanos... En todos lo casos, se trata de

    personas que se han visto obligadas a readecuar

    su modo de vida en torno a la exigencias

    que plantea la enfermedad, con muchas dificultades

    personales:

    Varón de 45 años, cuida a su esposa: «Mi

    vida cambió por completo desde que a ella

    se le diagnosticó la enfermedad. Como ha

    sido una enfermedad progresiva (ELA), yo

    he ido asumiendo todas sus necesidades

    que al principio eran muy pocas pero, ahora,

    son todas».

    Mujer de 42 años, vive con esposo de 48 y

    dos hijos de 20 y 17 años (distrofia muscular):

    Él nos necesita para todo.. Mi marido

    y yo vivimos para y por él... creo que lo

    más importante es vivir en una casa adaptada

    para el minusválido y la mayoría de

    las personas no la tenemos. Nosotros para

    ducharle nos tenemos que salir de casa e

    ir a una cochera en la que tenemos un

    cuarto de aseo para poderle duchar y luego,

    en el pueblo hay bastantes barreras,

    no puede ir a todos los sitios...

    , pero siempre

    con mucho cariño:

    He contado muchos problemas y cosas

    negativas, porque es muy difícil vivir así,

    pero también quiero decir que me lo paso

    muy bien con ella hablando de muchísimas

    cosas, porque la quiero muchísimo y

    me da miedo el día que nos deje y nos deje

    a todos, que pienso que no tardará mucho

    porque la enfermedad la va consumiendo

    poco a poco...

    .

    Me haría falta más tiempo para estar con

    mi marido... entre semana aprovechamos,

    cuando su turno de trabajo lo permite,

    mientras está nuestro hijo en el Centro

    Ocupacional, salimos a hacer un recado o

    tomar un café en un bar... esos momentos

    me llenan... La verdad es que dejas de salir

    más de lo que debería el matrimonio... como

    rutina, porque tienes que movilizar a

    toda la familia y lo dejas... pero digo, es que

    hace falta, porque piensas... pero, como sabes

    que está bien, pues ya está ... es difícil,

    él es el primero que dice «¿a qué tenéis que

    ir?

    y no le hace gracia, pero también se

    acostumbra y luego, tan contento...

    .

    La hermana se queja de que le mimamos

    mucho... ella era pequeña y también tenía

    necesidades y yo tenía que dedicarme a su

    hermano enfermo... pero es muy buena

    chica... a veces bromeamos de las situaciones...

    a veces pienso qué pensarán ellos,

    mi hija ha tenido momentos de depresión,

    es normal... pues yo le decía, ya pasará...

    .

    Si uno se está lamentando todo el día...

    hay gente que no lo acepta y entonces se

    pasa muy mal... no tiene culpa él, ni tengo

    culpa yo ni tiene culpa nadie... está ahí y

    ya está...

    .

    Las posibilidades de las familias de asumir

    los cuidados son muy variables y el menor

    tamaño actual es un elemento que dificulta

    aún más las ya difíciles situaciones, en

    especial, hay que destacar las difíciles circunstancias

    de las familias monoparentales

    que cuidan de una persona dependiente, incluso,

    teniendo limitaciones por discapacidades

    las propias personas cuidadoras.

    Mujer de 40 años, con 61% de minusvalía

    por secuelas de poliomelitis, camina con

    muletas, separada, cuida sola de un hijo

    con distrofia muscular con un 77% de minusvalía

    que tiene necesidad de cuidados

    de otra persona para todas las actividades

    de la vida diaria: «mi familia reside fuera,

    no me puede ayudar salvo situaciones graves

    ».

    Mujer de 68 años, vive sola con un hijo de

    42 (ELA): «Por motivos de su enfermedad

    M¿ ASUNCI¿N MARTÕNEZ ROM¡N

    155 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    y falta de movilidad mi situación es agobiante,

    necesito ayuda para acostarlo, levantarlo

    y tener que hacérselo todo... mi

    edad y estado de ánimo influyen mucho en

    no poder atenderlo... Mi situación persiste

    desde hace veinte años. A raíz de tanto esfuerzo

    mis huesos están bastante afectados

    con muchos dolores y malestares, estoy

    muy deprimida... lo veo todo

    negativo...».

    Mujer de 24 años, convive con madre de

    57 años, enferma (ELA) y abuela de 90

    años: «Estoy muy deprimida por tantos

    problemas, económicos, de vivienda, de

    barreras en el barrio, de falta de tiempo

    para mí misma y para estar con mis amistades....

    » Su madre, la enferma, se preocupa

    por su hija y también por su futuro incierto:

    Mi hija que actualmente cuida de

    mi se casará dentro de un año... tengo 57

    años y no puedo realizar las tareas del día

    a día.. en el momento en que mi hija se case

    el problema se agravará porque estaré

    sola para cuidarme yo y cuidar de mi madre

    de 90 años... las ayudas que me ofrecen

    son buenas pero no son suficientes...

    Hay familias con más de un miembro dependiente

    y también cuidadores que a su vez

    están enfermos.

    Varón de 33 años, convive con padres de

    65 años y 3 hermanos de 30,29 y 23 años,

    dos de ellos enfermos (distrofia muscular

    progresiva) muy dependientes. Destaca la

    necesidad de ayuda técnica sobre adaptación

    de vivienda, biomecánica». Se queja

    de los servicios sociales municipales del

    pueblo: «falta de información por los servicios

    sociales del municipio y falta de seguimiento

    ».

    Mujer de 38 años, viuda, convive con compañero

    de 38 y cinco hijos de 22, 19, 17, 15

    y 5 años. Dos de los hijos enfermos con hipotonía

    muscular, retraso psicomotor, medianamente

    dependientes: «Con dos personas

    minusválidas en casa todo está

    condicionado a ella», muchas dificultades

    para llegar a fin de mes».

    Padres de 50 años con dos hijos enfermos

    de 29 años (Ataxia de Friedrich, en silla de

    ruedas) y 26 años (discapacidad psíquica).

    La madre: «He tenido que dejar de trabajar

    para cuidar a mis hijos, tenemos menos ingresos

    y más necesidades, problemas de

    adaptación de la vivienda y muchas barreras

    físicas por el barrio que impiden pasear.

    Nuestra vida está determinada, no podemos

    tener planes ni del futuro».

    Mujer enferma 40 años, cuida de su esposo

    enfermo (ELA): «Estoy esperando hace

    más de un año... vino la trabajadora social

    a ver la casa porque no reúne condiciones

    ... hemos tenido que cortar tres puertas...

    yo me he operado hace poco del corazón y

    le tengo que sacar del dormitorio y dejar

    la silla dentro y sacarle .. el aseo tampoco

    está adaptado, han venido varios a hacer

    presupuesto... pero no lo arreglan.... no

    nos queda mas remedio que aguantar... en

    el aseo la silla no entra, hay que dejar la

    silla en la cocina y echármelo a cuestas...

    Ni aseo, ni rampa, ni puertas... no hay nada.....

    Ahora hemos visto en casa de otro

    enfermo que hay una clase de silla que estás

    sentado, la pones en la ducha y no tienes

    que levantarlo ni acostarlo, que para

    el aseo lo sientas ahí, lo metes dentro y no

    tienes ni que levantarlo porque está abierto

    por abajo.... y una cama que tiene un

    mando para incorporarse y lleva un hierro

    que puede agarrarse y aunque sea poquita

    fuerza pues ... pero nosotros todavía no

    hemos llegado a eso... No es porque no lo

    necesite, porque verdaderamente lo necesita

    porque él no se puede mover en la cama,

    entonces si yo estoy durmiendo y lo

    dejo de un lado, si él quiere volverse... como

    no puede, entonces me llama a mí y yo

    tengo que ayudarle para darle la vuelta...

    entonces si yo tuviera otra clase de cama

    que fuese más fácil, entonces me costaría

    menos... vamos a ver si podemos hablar

    con el médico y él a ver si nos lo puede dar

    INFORMES

    156 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    o no... a mí me ha dicho que eso no es por

    el médico, que eso lo ha comprado él pero

    nosotros no tenemos medios porque dependemos

    de la paga de él.... yo no trabajo

    porque no tengo fuerza en los brazos, estoy

    operada tres veces por una fractura, ni

    la cadera ni el tobillo... me pongo a pelar

    patatas y se me duermen las manos, tengo

    que dejarlo porque no puedo... cojo la aguja

    para coser y me pasa igual... como son

    cosas obligadas hacerlas las voy haciendo

    a ratos, pero no puedo ir a trabajar ni

    tampoco puedo dejarle a él porque tendría

    que pagar a una persona para que se quede

    con él y eso no tendría lógica... entonces

    tengo que estar aquí con él... pero con

    60.000 pts que cobra al mes..

    Los cuidados continuos que exige la enfermedad

    crónica generan problemas de salud

    en los miembros de la familia, tanto de índole

    física como de tipo emocional sin que, generalmente,

    el sistema sanitario se ocupe de

    adoptar medidas de prevención, lo que redunda

    negativamente también en la calidad de

    los cuidados que se prestan. Las quejas de las

    familias se manifiestan más en los aspectos

    emocionales que en los físicos, por difíciles

    que estos segundos resulten, manifestando

    que la prolongación temporal de las situaciones

    junto al agravamiento de la salud de la

    persona a quien se cuida genera una gran

    tristeza y un sentimiento de impotencia, al

    ver que el final del proceso se acerca.

    Mujer de 42 años, vive con esposo y dos hijos,

    uno de ellos enfermo (distrofia muscular-

    Duchenne): «No estoy enferma porque

    no puedo permitírmelo. Por las noches nos

    turnamos (con el padre) , hace años que no

    sé lo que es dormir de un tirón toda la noche,

    gracias a que soy una persona que

    duermo fácil y no me desvelo... pero cuesta...

    se despierta muchísimas veces, igual

    se despierta diez veces en una noche... para

    darle la vuelta, para aspirarle... a veces

    le digo, ya está bien y luego pienso que él

    también se sentirá mal por llamarme...

    nos turnamos pero, al final, soy yo la que

    me levanto más. Desde que tenemos la

    máquina (ventilación mecánica) se despierta

    más... al principio él nos decía ««y si

    se para la máquina y no me oís» ... dormimos

    pendientes todos...

    Varón, 46 años, cuida a su esposa con

    ELA: «El problema que tengo ahora es que

    mi esposa no permite que le ayude nadie

    para nada, a no ser que yo no esté, que es

    raro porque mi profesión me permite dedicarle

    mucho tiempo. Lo hago con mucho

    gusto y me apetece, pero hay momentos

    en que estoy muy cansado porque quizás

    llevo sin dormir dos o tres noches y me

    desespero... se me pone mal humor y ella

    se deprime... Cuando llegan esos momentos,

    para mí son muy difíciles porque no

    tengo a nadie que tenga confianza para

    decirle que cuide de mi mujer esa noche y

    yo poder descansar. Cuidar de ella una

    noche supone levantarte cada hora o dos

    horas para darle la vuelta, aproximadamente

    10 ó 15 minutos cada vez que lo

    tengo que hacer. Además, cada día antes

    de ir al trabajo tengo que madrugar más

    para levantarla, darle la medicación y dejarla

    sentada. Muchos días se deprime y

    me marcho al trabajo hecho polvo... Al mediodía

    vuelvo para asearla y darle la comida

    (come muy despacio y no puede hacerlo

    sola) y al mismo tiempo como yo. No permite

    que le de la comida otro familiar...

    Vuelvo al trabajo y al finalizar la jornada

    laboral tengo que volver corriendo porque

    me está esperando para llevarla al

    aseo...El problema fundamental es que

    tiene problemas de comunicación verbal, a

    veces no entiendo lo que me quiere decir y

    ella se enfada conmigo... y a mi me duele

    porque yo lo he dejado todo por ella... ».

    Mujer de 45 años, cuida a su esposo de 60

    años (ELA), muy dependiente: «Me siento

    mal a nivel emocional y psicológico, en tratamiento

    por depresión. La situación económica

    ha empeorado mucho llegando a fin

    de mes con mucha dificultad, no hay posibilidades

    de hacer proyectos, no me siento

    M¿ ASUNCI¿N MARTÕNEZ ROM¡N

    157 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    capaz de salir de casa más de unas horas...

    Existe una necesidad imperiosa de apoyo

    psicológico oficial para las familias en las

    que hay algún afectado de ELA, en especial

    para la persona enferma. Tengo la impresión

    de que, dado que se trata de una enfermedad

    que afecta a un número relativamente

    reducido de personas, no existen

    profesionales de psicología que estén lo suficientemente

    formados como para poder

    aportar el apoyo necesario que es muchísimo

    y muy importante, a mi entender, para

    una evolución positiva así como para poder

    disfrutar de una calidad de vida aceptable.

    Pues se trata de una enfermedad que lo

    único que deja disponible en la persona

    afectada es precisamente aquello que más

    influye en su estado anímico y emocional:

    sus facultades intelectuales y su capacidad

    sexual, lo cual hace mucho mayor su sufrimiento

    y el de sus seres queridos más cercanos.

    En nuestro caso, el núcleo familiar

    se reduce a nosotros dos. Pueden pues, tal

    vez, imaginarse cómo la situación afecta,

    además de a nivel físico, a nivel psíquico.

    Así mismo quiero hacerles partícipes (por

    si puede servir para algo) de la idea que

    tengo de que, en el caso de enfermedades

    del sistema nervioso tales como Parkinson,

    Alzheimer, esclerosis múltiple, ELA, está

    muy bien que se investigue a nivel biológico,

    genético y farmacológico, pero también

    hay que investigar a otros niveles como

    emocional o psicológico para dar con el remedio

    esas tan crueles enfermedades».

    Madre, 40 años, cuidadora principal: «Se

    ha acostumbrado a que le haga yo las cosas,

    cuando se las hacen los demás dice

    que se las hacen mal. El domingo que su

    padre no trabaja yo le digo, olvídate de mí,

    como si no estuviera y su padre se enfada

    también a veces, le está haciendo su padre

    las cosas y él diciendo «mamá, mamá»,

    siempre mamá.. se ha acostumbrado a

    mamá y tiene que ser siempre mamá.

    Aunque luego se queda con su hermana y

    protesta la mitad que conmigo, pero cuando

    estoy yo... ya hay que decirle «para! y él

    lo reconoce también y se enfada él también

    y yo me enfado, pero bueno... hay que

    enfadarse y decirle: ya está bien, es que

    me tienes todo el día. A veces le digo, déjame

    sólo cinco minutos para sentarme en el

    sofá, sólo cinco minutos sin llamarme...,

    justico llega a los cinco minutos, depende

    demasiado, los médicos nos dicen a los padres

    siempre lo mismo, que los protegemos

    demasiado, pero yo digo que me enseñen

    a hacerlo de otra manera..».

    Sin embargo, hay lógicas diferencias dependiendo

    de las características de la enfermedad

    y su evolución. El tipo y grado de dependencia

    son factores determinantes que

    marcan los modos de. La disponibilidad de

    vida de estas familias en función de sus posibilidades

    de encontrar respuestas a las dificultades

    los medios necesarios se relaciona

    directamente con el nivel de renta de la familia.

    Contratar a una persona para que ayude

    a cuidar es muy caro y difícil encontrar a alguien

    cualificado:

    Es caro y difícil porque la persona que

    venga ha de ser una persona que sepa manejar

    sus aparatos, es delicado... si son voluntarios

    no siempre viene la misma persona...

    en el Centro Ocupacional hemos

    enseñado a los profesores a manejar el aspirador...

    no puedes dejarle con cualquier

    persona...

    .

    En cuanto a la atención sanitaria que reciben

    las familias, éstas destacan que se trata

    de enfermedades de difícil diagnóstico y que

    los tratamientos especializados suponen desplazamientos

    a Valencia y Barcelona. En general,

    se muestran satisfechos con la atención

    recibida aunque también manifiestan

    que quieren tener mayor participación en la

    elección de las actuaciones terapéuticas pues

    no siempre se les consulta y consideran que

    si están ocupándose día a día del enfermo deberían

    tenerse en cuenta sus sugerencias o

    preguntas. También señalan la dificultad para

    establecer el diagnóstico inicialmente, la

    INFORMES

    158 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    falta de coordinación entre especialidades y

    entre éstas y la atención primaria, así como

    la tardía incorporación de la neumología, que

    las familias de enfermos neuromusculares

    valoran como muy positiva 5.

    Para algunos médicos los enfermos son

    como máquinas, aplican al enfermo lo que

    han estudiado y con todos hay que hacer

    lo mismo de una misma manera... les falta

    implicarse más en cómo es cada enfermo...

    pero, claro, como no tienen tiempo.... Por

    ejemplo, cuando hay que cambiarle la cánula,

    eso corresponde al otorrino... viene

    corriendo... no me da tiempo ni a decirle lo

    que pensaba a la enfermera... no me puedo

    quejar, pero... a veces, enseguida lo

    quieren ingresar y eso es lo que no queremos...

    por eso procuramos ir lo mínimo...

    yo comprendo que ellos tienen muchos pacientes

    y tú eres uno más, pero tú necesitas

    que te traten como único...

    .

    «Si claro, en el hospital muy bien, pero

    sales del hospital, sí, te explican..., pero...

    llegas a casa y no sabes... y un poco sí que

    se te cae el

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