Experiencia de una utopía educativa temporal. Mi experiencia como mujer y maestra

AutorLourdes Soriano Arias
Cargo del AutorMaestra retirada
Páginas467-487
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EXPERIENCIA DE UNA UTOPÍA EDUCATIVA TEMPORAL
Mi experiencia como mujer y maestra
Lourdes Soriano Arias102
En un mundo complejo, como en el que v ivimos, la educación se nos presenta, cada vez más, con nuevas
variables y retos cambiantes. El sistema educativo, junto con la familia, es y ha sido, sin duda, el hilo
conductor, a través de la historia, de la reproducción ideológica de las clases sociales, cambiando de forma
y a veces, de fondo. La educación, por tanto, condiciona decisivamente, asociada a otros factores, el
comportamiento de la conducta humana, individual y colectivo.
Puedo decir desde mi experiencia, como maestra de Primaria, que, después de un largo período de intenso
trabajo educativo en equipo, he constatado transformaciones conductuales significativas referidas a
valores humanos, en general y en concreto, a modificaciones de determinadas actitudes negativas, tanto
en el alumnado, como en sus familias. Este hecho empírico me permite, pues, afirmar que es en la
educación donde se encuentra el recurso más eficaz para garantizar el crecimiento humano, profesional
y convivencial de todas las personas.
Desde esta perspectiva, encuentro sentido pleno a la descripción de algunas de mis prácticas educativas
y docentes como mujer y maestra de Enseñanza Primaria en el CEIP Reyes de España de Lora del Río y
como fruto de un largo trabajo de equipo.
Con toda humildad, pero con convicción, pienso que esta experiencia compartida con un grupo de
compañeros y compañeras del Centro, sin los cuales no hubiera sido posible, puede suponer una
aportación interesante, tanto para la profundización pedagógica como, para la investigación en la
búsqueda de medios adecuados dirigidos a dar respuestas a la problemática social, en general, y,
específicamente, a la erradicación del machismo en particular por tratarse de una lacra social grave y de
una dolorosa actualidad que exige respuestas educativas urgentes y acertadas. Creo que, desde este
camino, podemos ir dando pasos a la instauración progresiva de una sociedad más justa en la que la
igualdad real entre hombres y mujeres sea una realidad sólida y evidente y no sólo, como ocurre a veces,
un mantra banalizado por el carácter electoral que le imprimen determinadas opciones políticas y por el
sensacionalismo que, en ocasiones, emplean algunos medios de comunicación.
Por todo ello, me siento honrada y acepté con gusto, la petición de la profesora Concepción Nieto para
colaborar en la publicación de este libro.
102 Maestra retirada
Lourdes Soriano Arias
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Me parece oportuno incluir en la descripción de mi experiencia pedagógica citas ilustrativas que la
fortalecen y respaldan como la que sigue.
Dice la escritora medievalista Eileen Power (1889-1940) en su libro “Mujeres Medievales” que la situación
de la mujer se considera a menudo como un test mediante el cual, se puede juzgar la civilización de un
país o de una época.
La afirmación no puede ser más brillante. El status social de la mujer en una sociedad es el reflejo del
grado de desarrollo y avances que hay en ella, con respecto a valores y a derechos humanos. De ahí la
responsabilidad que contraemos quienes nos dedicamos a la tarea apasionante y difícil de la educación.
Para terminar este preámbulo que sirve de contexto a mi exposición, quiero aclarar que la experiencia
que voy a describir abarca, mi visión pedagógica en la que juegan un importante papel, no sólo los
contenidos académicos, sino también la Educación en Valores y los Derechos Humanos Universales.
Por las características de este trabajo, me centraré, de modo especial, en las finalidades, programas y
tareas dirigidas a la formación en el valor de la igualdad entre hombres y mujeres, como medio eficiente
para erradicar de la escuela, la familia y, consecuentemente, de la sociedad en general, las prácticas
machistas y violentas que tanto dolor causan en nuestro entorno y tanto dañan a la paz y al bienestar de
los pueblos.
Al final de la década de los 70 coincidimos en el Colegio Público Reyes de España de Lora del Río, un
numeroso grupo de maestras y maestros jóvenes, vinculados la mayoría de ellos a los Movimientos de
Renovación Pedagógica y convencidos del importante papel que la educación tenía para la corrección de
las desigualdades sociales y para el crecimiento de las personas y de los pueblos. Un grupo de hombres y
mujeres comprometidos con la España de la época recién salida de uno de los periodos más oscuros y
lamentables de su historia y con una Andalucía, en el olvido, marginada, con altos índices de
analfabetismo, paro, emigración…
Las ideas de libertad, igualdad y democracia exigían una escuela para todos en la que el acceso al
conocimiento, al aprendizaje de la lengua y a la adquisición de destrezas , llegaran de forma equitativa a
todas las clases sociales.
Por otra parte, nosotros éramos consciente de la procedencia social de nuestro alumnado, la mayoría de
las barriadas obreras de San José, San Vicente, Los Pisos, Las Viñas y de los poblados de colonización de
El Priorato y Setefilla. Era fácil comprobar no solo las deficiencias culturales y educativas del entorno
escolar, sino las desigualdades económicas, puesto que la mayoría de las familias eran víctimas del paro
y muchos de nuestros alumnos/as se ausentaban de clase, sobre todo en la época de la recolección de la
aceituna en la que el absentismo escolar, en algunas aulas, presentaba un panorama desolador.
Justamente, esta desigualdad económica generaba, de entrada, un perfil de alumnado con dificultades
para expresarse, para comprender y para desenvolverse con normalidad en la sociedad. Un alumnado con

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