Los exámenes a la víctima, ofendido o testigo mayor de edad

AutorHesbert Benavente Chorres
Cargo del AutorLicenciado en Derecho y Ciencias Políticas (Perú). Especialista en Derecho procesal (Argentina). Maestro en Derecho (Perú). Doctor en Derecho (México)
Páginas63-78

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A partir de este capítulo en adelante vamos a trabajar el interrogatorio y contrainterrogatorio a través de escenarios específicos, los cuales son los siguientes:

  1. Cuando el declarante es mayor de edad.

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  2. Cuando el declarante es menor de edad.

  3. Cuando el declarante es colaborador o informante.

  4. Cuando el declarante es Policía.

  5. Cuando el declarante es Perito.

    Luego de abordar tales escenarios, y ya en los capítulos siguientes, se ingresará a técnicas especiales: objeciones, lectura de declaraciones previas, testigo hostil, incorporación de documentos u objetos, reinterrogatorio y recontrainterrogatorio.

    Sin embargo, en el presente apartado nos limitaremos a comentar los exámenes al declarante mayor de edad.

4.3. 1 Preparando al testigo: psicología cognitiva, procesamiento de la información y psicología del testimonio

Como se indicó, no se está ante un juicio por jurado, sino ante un juicio de derecho, y el Derecho se auxilia de otras ciencias como la Psicología; y, para los efectos de las testimoniales, la Psicología Cognitiva es fundamental. En efecto, nuestro estudio no gira en torno a descubrir en la historia de los procesos judiciales sajones donde se estableció la regla de la lectura de la declaración previa para refrescar memoria o de la figura del testigo hostil; ello lo dejamos a los amantes de los anglicismos y de quienes pretenden analizar el juicio oral europeo-continental con las reglas de Estados Unidos o de Puerto Rico.

Pero lo que sí es científico podemos incorporarlo al debate oral como es el caso de la Psicología Cognitiva, donde la citada rama científica estudia las estructuras, procesos y representaciones de la mente humana, y trata del modo como las personas perciben, aprenden, recuerdan y piensan sobre la información.

En efecto, la Psicología Cognitiva busca la explicación de la conducta humana a entidades mentales, a estados, procesos y disposiciones de naturaleza mental, para los que reclama un nivel de discurso propio, que es distinto de aquel que se limita al establecimiento de relaciones entre eventos y conductas externas y del referido a los procesos fisiológicos subyacentes a las funciones mentales.

Ahora bien, las áreas de la Psicología Cognitiva son:

· BASES BIOLÓGICAS. ¿Cuáles son las estructuras y los procesos del cerebro que sustentan a las estructuras y los procesos de la cognición?

· ATENCIÓN Y CONCIENCIA. ¿Cuáles son los procesos básicos que gobiernan el modo como la información entra en la mente, en la conciencia y en los procesos de control de la información?

· PERCEPCIÓN. ¿Cómo percibe el cerebro humano lo que reciben los sentidos? ¿Cómo la mente realiza la percepción de formas y de patrones?

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· REPRESENTACIÓN. Imágenes y proposiciones. ¿Cómo representamos mental-mente la información en nuestras mentes? ¿Cómo organizamos mentalmente lo que sabemos? ¿Cómo manipulamos y operamos el conocimiento (serial vs. paralelo)?

· MEMORIA. Modelos y estructuras. ¿Cómo se representa en la memoria la información? Procesos de memoria ¿Cómo pasamos la información a la memoria, la conservamos y la recuperamos

· LENGUAJE. ¿Cómo adquirimos el lenguaje? ¿Cómo obtenemos y producimos significado a través del lenguaje? ¿Cómo interactúa el lenguaje con otras formas de pensar?

· RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS Y CREATIVIDAD. ¿Cómo resolvemos problemas? ¿Por qué algunos somos más o menos creativos que otros?

· TOMA DE DECISIONES Y RAZONAMIENTO. ¿Cómo llegamos a tomar decisiones importantes? ¿Cómo arribamos a conclusiones razonables a partir de las informaciones disponibles? ¿Por qué tomamos decisiones incorrectas?

· DESARROLLO COGNITIVO. ¿Cómo cambia nuestro pensamiento a lo largo de la vida? ¿Qué factores contribuyen a esos cambios?

· INTELIGENCIA. ¿Por qué existen personas más inteligentes que otras?

Por otro lado, está la Psicología del testimonio, la cual es una aplicación directa de la psicología experimental y de la psicología cognitiva, es decir, del estudio de los procesos cognitivos tales como percepción, memoria, atención o lenguaje. Basada en los resultados de las investigaciones de estos campos, intenta determinar la calidad, es decir, la exactitud y la credibilidad de los testimonios.

Si definimos al testigo como un «...sujeto-fuente de información de relevancia procesal...»51 y al testimonio como un relato de memoria que realiza el testigo sobre hechos que previamente ha presenciado, resulta fácil comprender que el testimonio de los testigos se basa fundamentalmente en su capacidad de memoria. No obstante, la memoria, contrariamente a las creencias que, por sentido común, tienen las personas, incluidos los jueces, no es una reproducción literal del pasado sino un proceso dinámico en constante reelaboración y como tal, susceptible de errores y distorsiones.

Frente a ello, la Psicología del testimonio estudia principalmente dos grandes ejes: la credibilidad del testigo y la exactitud del testimonio. Por credibilidad entendemos la correspondencia entre lo sucedido y lo relatado. En tanto que la exactitud de la memoria podemos definirla como la correspondencia entre lo sucedido y lo representado en la memoria, esto es, entre lo que ocurrió y lo que el testigo recuerda.

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En este apartado trabajaremos el tema de la exactitud del recuerdo; al respecto, la Psicología del testimonio enseña que existen distintos factores que pueden alterarla y que inciden tanto en la percepción, la atención y la memoria.

A través de sus sentidos la persona toma conciencia de la realidad del mundo que le rodea y lo hace por medio de la percepción. Se ha definido la percepción como la aprehensión de la realidad a través de los sentidos, creyendo que esta aprehensión es como si hiciéramos una fotografía de la realidad y ésta quedará impresa en nuestra mente, pensamos que las cosas son tal y como creemos que son sin pensar en que podrían ser de otra manera.52La percepción es un todo formado por diferentes procesos, de detección del estímulo, de discriminación, de reconocimiento y, por último, y abarcando todo lo anterior, el proceso perceptual.

La percepción es «...el proceso mediante el cual dotamos de significado a las sensaciones».53A su vez, sobre la percepción se monta la memoria, que procesa y alma-cena esa información significativa que hemos recibido. Así, pues, el recuerdo no es una fotocopia del evento porque el ser humano no percibe pasivamente las informaciones que recibe sino que tiende espontáneamente a interpretarlas, de manera tal que lo que queda grabado en la memoria dependerá, entre otros factores, de la manera en que el suceso sea interpretado, lo que, a su vez, está influenciado por los esquemas de conocimiento previos que posee la persona, en función de los cuales interpreta los hechos. «Por tanto, lo que se retiene en la memoria es una versión esquematizada y, generalmente, distorsionada del material original que, en el momento del recuerdo, se utilizará para reconstruir la experiencia vivida».54

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En ese sentido, al contrario de la sensación, que es un mero proceso receptivo, la percepción es el conocimiento de las respuestas de nuestros sentidos perceptores a los estímulos que se nos presentan, haciéndonos partícipes de nuestro mundo exterior y procediendo a nuestra adaptación al mismo. Es decir, la percepción posee determinadas características propias y dependientes:

  1. La subjetividad, fácilmente apreciada al comprobar que un mismo estímulo produce comportamientos diferentes en diferentes personas, e incluso la ausencia de ellas por la indiferencia ante dicho estímulo.

  2. La selectividad, en parte provocada por la capacidad limitada de la atención, en parte provocada por esa subjetividad a la que antes hemos hecho referencia.

  3. La temporalidad, dado que, tanto por su repetición como por otros elementos propios del estímulo, cada vez prestamos menos atención a aquellos estímulos que acaban por sernos familiares.

    No obstante, lo que debe quedar claro es que el acto de la percepción está influenciado por diferentes factores que intervienen no solo condicionando el acto de nuestra percepción, seleccionado los estímulos a los que atender, sino haciéndolo también sobre su interpretación y la adopción de nuestra conducta ante tales estímulos. Algunos de estos factores, los internos, son propios y específicos de cada individuo; nuestra experiencia, gustos, deseos, intereses, perspectivas, en definitiva, nuestras motivaciones y necesidades, nos predisponen a prestar más atención, y por tanto percibir, o percibir con más intensidad unos estímulos y desatender a otros. Estas motivaciones o necesidades pueden ser tanto físicas, hambre, sed, etc., como psíquicas o culturales.

    Otros factores son externos, y dependen, principalmente de las circunstancias físicas de los estímulos. Así su intensidad, tamaño, contraste...

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