Evolución histórica de la sexología forense (y 2). Los avances científicos y la atención centrada en la persona (Siglos XX y XXI)

AutorJorge González Fernández
Páginas73-89
MANUAL DE ATENCIÓN Y VALORACIÓN PERICIAL EN VIOLENCIA SEXUAL GUÍA DE BUENAS PRÁCTICAS 73
CAPÍTULO 3
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA SEXOLOGÍA FORENSE
(Y 2). LOS AVANCES CIENTÍFICOS Y LA ATENCIÓN
CENTRADA EN LA PERSONA (SIGLOS XX Y XXI)
Jorge González Fernández
En el capítulo anterior veíamos como la atención a las personas que sufrían
una agresión sexual se centraba en los primeros siglos del conocimiento forense en
el hallazgo, identicación y descripción de los signos lesivos físicos que pudieran
resultar del hecho violento. Esta intervención experimentó un avance sustancial a
partir de la última década del siglo pasado, desde que los posibles indicios biológi-
cos transferidos por el agresor permiten su identicación y su puesta a disposición
de la Justicia.
Otro cambio esencial ha sido la orientación que desde principios de este
siglo se da a la atención a las víctimas, en la que no solo se busca su resarcimiento
a través de la condena judicial del responsable de los hechos, sino que también se
pretende su más pronta restitución a través de una asistencia compasiva, sensible
y empática por parte de todos los operadores implicados.
Estas modicaciones en la forma de actuar de los Médicos Forenses se acom-
pañan, por una parte, de una constante evolución de los aspectos cientícos del
estudio de perles genéticos individuales –con la mejora en las técnicas de ex-
tracción y amplicación de ADN autosómico y el análisis de polimorsmos del
cromosoma Y– y por otra del especial cuidado que se presta a las supervivientes de
estas violencias, con servicios multidisciplinares e integrales que pretenden desde
el primer momento mitigar el daño psíquico que acompaña siempre a cualquier
agresión sexual.
JORGE GONZÁLEZ FERNÁNDEZ
CAPÍTULO 3 EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA SEXOLOGÍA FORENSE (Y 2). LOS AVANCES CIENTÍFICOS Y LA ATENCIÓN CENTRADA …
JORGE GONZÁLEZ FERNÁNDEZ COORDINADOR74
Pero exploremos cómo ha sido esta evolución desde los primeros años del
Siglo XX, en los que la valoración de las agresiones sexuales era abordada siguien-
do la herencia y las enseñanzas de los clásicos, hasta el momento actual en el que
como queda expuesto, más importante si cabe que la respuesta Judicial es la aten-
ción que se presta, centrada en las necesidades de la víctima.
1. EL SIGLO XX
En los Estados Unidos aparece a principios de siglo XX una nueva edición, la
sexta, del Libro de Texto Medical Jurisprudence and Toxicology (1) de Rees. Resul-
tan de gran interés las cuestiones que introduce este autor sobre el consentimiento
que la víctima debe otorgar para la práctica del reconocimiento: «La mujer debe
ser reconocida sin darle tiempo para la preparación, y el examen debe hacerse de
inmediato; pero debe recordarse que este examen no puede hacerse sin su pleno
consentimiento, y es muy recomendable que dicho consentimiento se dé en pre-
sencia de un testigo. El examen de una mujer sin su consentimiento constituye
un asalto indecente por el cual el médico puede ser castigado. Es probable que los
tribunales no se aparten de este principio, incluso si el médico examinador fuera
una mujer».
En Europa, Ziino publica en 1906 su Compendio di Medicina Legale (2), en
el que dedica su Artículo II a la «Violencia carnal», que comienza «La virginidad
de la mujer ha sido siempre tenida como un grandísimo honor». Zanja la cuestión
sobre la existencia anatómica del himen diciendo «Antiguos anatomistas arma-
ron que el himen puede faltar (Morgagni, Circa obstetricum judicium de mulieris
virginitate, 1763) pero en la literatura moderna está fuera de todo debate la exis-
tencia del muro himeneal». Ziino, mientras acaba con el mito de la inexistencia del
himen introduce otro nuevo al armar que «son muy raras las violaciones entre
los cuarenta y los sesenta años, violaciones que parecen ridículas por un lado y
paradójicas por otro». Respecto a las pericias da una serie de recomendaciones: «Se
debe ser muy prudente al practicar la exploración de mujeres que dicen haber sido
desoradas, no se deben pronunciar juicios apresurados de los que pueden depen-
der el honor y la libertad de ciudadanos». A la reiterada cuestión de si un hombre
solo puede violar a una mujer sana y robusta responde «En principio no puede
negarse la posibilidad del caso…» y continúa «es casi imposible, dicilísimo, que
una mujer sana y robusta se deje quitar la or virginal por un asaltante que no
le inspire temor con armas o con otro articio, intentando solo ayudarse de sus
manos». Y respecto a otra de las cuestiones también abordadas por la mayor parte
de los autores precedentes dice: «La siología ha demostrado que en el acto de la
fecundación no interviene la voluntad».

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