La Europa de la posguerra y el proceso de construcción europea

AutorFernando Álvarez de Miranda
Páginas55-64
LA EUROPA DE LA POSGUERRA Y EL PROCESO
DE CONSTRUCCIÓN EUROPEA
Fernando
ÁLVAREZ DE MIRANDA
Expresidente del Congreso de los Diputados
Expresidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo
Fue un 19 de septiembre de 1946 cuando Winston Churchill analiza el «dra-
ma de Europa», con motivo de una conferencia pronunciada en la Universidad de
Zürich. El estadista inglés dijo: «si Europa se uniera algún día para compartir su
herencia común, no habría límites a la felicidad y a la gloria que gozarían sus 300
o 400 millones de habitantes. Sin embargo, ha sido en Europa donde han surgido
esa serie de terribles conflictos nacionalistas (...) Entre los vencedores hay una babel
de voces discordantes y entre los vencidos el triste silencio de la desesperación...».
Se preguntaba Churchill si existiría ante esta situación un remedio, una so-
lución para transformar este panorama europeo y se respondía afirmativamente
que «la solución estaba en la reconstrucción de una familia europea o, al menos,
lo que podamos de ella, proporcionándole una estructura que le permita vivir en
paz y libertad».
En su conferencia, asimismo, apuntaba el estadista inglés que «el proceso de
construcción política europea pasa por una estructura regional, a la que podría
llamarse los Estados Unidos de Europa y tendría, además, que construirse por
pasos, siendo el primero de ellos crear un Consejo de Europa».
Es destacable que en la percepción de un político inglés como Churchill, que ha-
bía sufrido durante la guerra mundial la ola de «sangre, sudor y lágrimas», percibiera
con una gran claridad que «el primer paso en la construcción de la familia europea
ha de ser una asociación entre Francia y Alemania». Y se preguntaba: «¿puede haber
renacimiento moral de Europa sin una Francia grande y una Alemania también espe-
cialmente grande? La estructura de los Estados Unidos de Europa, si se construye a
conciencia, será de tal forma que hará menos importante la fuerza de un solo Estado».
Pareciera como si estas palabras del año 1946 se pudiesen escuchar actual-
mente como un eco agrandado, que no agrada a algunos oídos en este comienzo

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