Ética de la investigación en terapia regenerativa

AutorNatalia López Moratalla
CargoDepartamento de Bioquímica Universidad de Navarra E-mail: natalialm@unav.es
Páginas196-210

Page 196

1. Introducción

Un nuevo año y una nueva era

, titula Pera un artículo publicado en el número de 10 de enero de 2008, en Nature1. La investigación en Terapia regenerativa ha dado un giro al poder manipular células humanas de adulto y generar células con pluripotencialidad inducida (iPS) que poseen así el mismo potencial de crecimiento y diferenciación de las células troncales embrionarias. Por ello, el 2008 promete ser espectacular en la investigación, y definitivo en la «competencia» entre la obtención de células troncales humanas a partir de embriones o a partir de tejidos de adulto. Hasta el punto de que Thomson, el científico que aisló por primera vez las células desde embriones humanos generados por Fecundación in vitro, comenta en The New York Times Page 197 que probablemente «dentro de un decenio la guerra de las células madre será sólo una nota al pie de una página curiosa de la historia de la ciencia».

Sin embargo, no todas las cuestiones éticas en relación con la medicina regenerativa están resueltas. Ciertamente, es una página curiosa de la historia de la ciencia, ya que las ideologías y los intereses económicos y políticos han perturbado la información, que la comunidad científica tiene obligación de dar a la sociedad, cuando, como ocurre ahora, se abre un área de conocimiento auténticamente espectacular. Todo conocimiento es siempre un bien; ahora bien los procesos usados para alcanzarlo y sus aplicaciones son también, de suyo y siempre, éticamente ambivalentes.

En un campo, en que la aplicación terapéutica se adelanta al conocimiento básico de los mecanismos implicados en los procesos de desarrollo embrionario, y maduración y regeneración celular y tisular, las opciones no son siempre neutras. Como toda intervención con fines terapéuticos, exige que los protocolos se asemejen lo más posible al proceso funcional y al mismo tiempo, y por ello, sean lo menos invasivos y destructivos posible. Tampoco son siempre neutras las opciones para la obtención de muestras biológicas humanas tanto para su uso médico como de investigación.

La exposición de motivos de la ley española de Investigación Biomédica (LIB) recoge la falacia que asegura que por ser «imprescindible» la investigación con gametos, embriones o células embrionarias, se autoriza la utilización de cualquier técnica de obtención de células troncales humanas. Nunca puede ser aceptable éticamente la destrucción de embriones humanos vivos, ni cualquier método de obtención de gametos humanos, por muy grandes que pudieran ser los beneficios que se derivaran de una investigación. Ciertamente lo que se planteó como imprescindible pasó, rápida y sutilmente, a necesario-conveniente-útil... Ha caído, por el peso de su propia irracionalidad, el uso terapéutico de células humanas provenientes de embriones generados por fecundación, o células humanas provenientes de la transferencia nuclear a óvulos. Sin embargo, está en activo la idea de continuar empleándolas para investigación y para obtener productos biotecnológicos, de interés sanitario.

Hay una cuestión gravemente inmoral que la sociedad no quiere plantearse, y acepta, como si de un mal menor se tratara: que cada día se generan embriones humanos destinados a morir, sin opción a que su madre les geste. El planteamiento de que sean útiles para investigar en medicina no es una mera opción pragmática, sino un intento de aligerar, aún más, la conciencia ante los hechos de la práctica de la Reproducción Asistida. Por eso sigue presente la «tentación de los embriones sobrantes» y el camuflaje del comercio de óvulos humanos so capa de donación generosa al bien de la felicidad de una mujer que los necesite para conseguir la felicidad un embarazo deseado.

Este trabajo pretende informar de los logros, los retos, las dificultades y las soluciones que se van encontrando en la Page 198 investigación en Terapia Regenerativa, desde la perspectiva ética.

2. Un nuevo paradigma sobre la ontología del embrión humano

El debate, con frecuencia cargado de acritud, acerca del sentido biológico de las etapas temporales de la vida del embrión humano, y con ello de la naturaleza de la vida incipiente, su dignidad y la exigencia de un respeto absoluto o relativo, ha quedado superado, por el avance del conocimiento científico.

El desarrollo embrionario y fetal en que se construye el organismo es un proceso dinámico, ordenado en el espacio y jerárquico en el tiempo, de formación de los diversos tipos de células troncales2. Se inicia en el tiempo «cero» en que queda constituido el cigoto, la única célula madre totipotencial, producto de la fecundación de los gametos. El desarrollo avanza con la creación de células pluripotentes, capaces de ir comprometiéndose a un tipo de células madre multipotentes, progenitoras y finalmente diferenciadas como constitutivas de un tejido concreto. Algunas células pluripotenciales, multipotenciales o progenitoras quedan en reserva en el organismo, en localizaciones precisas, denominadas células madre de adulto.

Toda célula troncal es capaz de proliferar, diferenciarse y autorenovarse a través de divisiones múltiples y secuenciales que son asimétricas y por ello dan lugar a dos células hijas desiguales entre sí. Una de ellas sigue siendo igual a la original, y por ello mantiene la población, y la otra se diferencia a un estado más maduro. Cada uno de estos procesos, sean dirigidos a la formación de un órgano, o a su crecimiento, maduración, o regeneración, tiene una ventana de tiempo para iniciarse y para terminar la maduración de las células madre de partida; y cada célula troncal, que crece y madura, lo hace desde su nicho propio.

Cada nicho es una organización espacial de células y material extracelular; un microambiente que mantiene las células y aporta las señales de proliferar, madurar o autorenovarse a la célula troncal3. Las señales se generan en la etapa temporal previa de la vida embrionaria o de la vida adulta, y la célula recibe, internaliza y procesa la información, y responde eficazmente al inducir, o reprimir, la expresión de genes concretos. La represión de la expresión de los genes implica también la acción de moléculas pequeñas de RNA que mantienen la pluripotencialidad de las células4.

Vivir es crecer y desarrollarse, construirse y madurar, renovar las células y regenerar los órganos, y envejecer y morir. El hilo conductor de toda la trayectoria Page 199 vital es unitario: lo hace posible el constante cambio ordenado y jerarquizado de las células troncales desde la totipotencialidad del inicio al envejecimiento del final. A medida que el organismo crece y madura, disminuye la necesidad de restringir el potencial de diferenciación, y, por ello, la mayoría de los tejidos contienen poblaciones heterogéneas de células con una gama de maduración, que abarca desde células madre pluripotenciales, multipotentes, progenitoras y diferenciadas a término.

Sea cual sea el proceso que genere una célula totipotencial, se ha iniciado una trayectoria vital unitaria; se ha constituido un individuo nuevo, y las etapas de confección o construcción del organismo son etapas con una jerarquía precisa espacio-temporal de continuidad sin que ninguna de ellas adquiera un sentido biológico propio. La lección magistral de las células troncales es explicarnos la unidad de la vida de cada individuo desde la constitución como cigoto, al desarrollo, maduración, regeneración y recambio, al envejecimiento y muerte.

Otros dos nuevos aspectos de las características del proceso de desarrollo se conocen ahora con precisión. En primer lugar, que este proceso es irreversible. Es decir, ninguna célula del organismo, aunque esté en un estado embrionario, es totipotente. Las células embrionarias pueden ser artificialmente incorporadas a un blastocisto y formarán una quimera, pero no son totipotenciales: ellas, por sí mismas, no dan lugar a un blastocisto, ya que la formación del trofoblasto exige la división asimétrica de una célula totipotencial. Las únicas células capaces de generar un nuevo organismo son las germinales5. Estas células, en su nicho propio en el embrión temprano, adquieren las especificaciones sexuales y sufren la meiosis para generar los gametos. Tras una fecundación producen un nuevo organismo, el cigoto totipotente, y en el desarrollo de este nuevo individuo vuelven a generarse. En este sentido las células germinales escapan a la mortalidad que sufren todas las células somáticas. Y esto se debe a que al ejecutar su diferenciación a gametos retienen la capacidad de totipotencialidad: reprimen la expresión de los genes de la diferenciación a somáticas, interaccionan con el microambiente especializado del nicho y usan en su linaje RNA específicos de la diferenciación. Estas tres características les permiten crear, proteger y promover este carácter que les diferencia de las demás células: retener la totipotencialidad necesaria para la concepción de un nuevo organismo completo.

En segundo lugar, el debate a que nos hemos referido acerca del carácter personal del hombre (desde que es hombre, o hasta que alcance un grado determinado de desarrollo), tiene otro aspecto en relación con la autonomía respecto a la madre que le gesta. El conocimiento del proceso que generan entre ambos de tolerancia inmunológica, ya había situado la gestación como una simbiosis de dos vidas en una interrelación precisa. El conocimiento de la función de las células troncales aporta Page 200 a la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR