Un estudiante de derecho en la facultad de Zaragoza en los años sesenta. Recuerdos, memoria e historia

AutorJesús Delgado Echeverría
Páginas185-204
UN ESTUDIANTE DE DERECHO EN LA FACULTAD DE ZARAGOZA
EN LOS AÑOS SESENTA
Recuerdos, memoria e historia
Jesús Delgado Echeverría
Universidad de Zaragoza
Me propongo en estas páginas recordar al estudiante que fui hace más de
cincuenta años en una facultad de provincias, la de Zaragoza, de tradición
centenaria y que mantenía en los años sesenta del pasado siglo el notable ni-
vel académico que había alcanzado a nales del siglo diecinueve. No hago his-
toria de la facultad, sino que ésta, edicio, institución y personas, es el marco
de unas notas de autobiografía intelectual de quien luego ha sido catedrático
en ella muchos años y hoy acude cada mañana a su despacho como jubilado
feliz, agradecido a la deferencia de sus compañeros. Fragmento, por tanto,
de autobiografía académica e injerto de autoergografía, palabro éste que leí
al historiador de la medicina López Piñero1 y que, a falta de otro que suene
mejor, sirve para designar la exposición de la obra realizada y la valoración
del resultado o logro por el propio autor.
Hay sin duda algo de impudicia en un escrito de esta índole, que se supone
que la edad excusa. Pero no pido disculpas. A los amigos puede agradarles
saber algo del joven estudiante que fui. Los colegas quizás encuentren intere-
sante descubrir algunos rasgos de la etapa de formación de un civilista en los
años sesenta y de la facultad en que cursó sus estudios. Algo habré contribui-
do, pienso, a enriquecer la «memoria del jurista español».
Los civilistas sabemos muy poco –al menos, escribimos muy poco y ape-
nas podemos leer– sobre la biografía académica de nuestros colegas mayores2
1 López Piñero, José María, Introducción a Grisolía, Santiago, Recuerdos, Valencia,
Consejo Valenciano de Cultura, 2008.
2 No siempre fue así o, al menos, hubo catedráticos de Derecho civil que consideraron
parte imprescindible de su propia ciencia el “conocimiento de sus hombres y de sus obras”,
“pues si los escritores son un el reejo de la sociedad en que viven, e inuyen poderosa-
mente en su progreso o retroceso, la Biografía y la Bibliografía constituyen en el derecho,
cual acontece en las demás ciencias morales, las dos partes principales de la llamada Li-
teratura jurídica, partes integrantes de la historia de la ciencia”. Lo dice bajo el rótulo de
«razón de método» el vallisoletano, catedrático en Zaragoza, Domingo Alcalde Prieto, en
un apéndice a su Introducción al estudio del Derecho civil español (Valladolid, 1889, p.
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(origen de su vocación, estudios universitarios, director y tema de su tesis
doctoral, viajes al extranjero, oposiciones, pertenencia a una escuela, temas
principales en los que se ha centrado su investigación, sus iniciativas docen-
tes, sus discípulos…). Envidio el muy diferente panorama que se presenta,
por ejemplo, a nuestros colegas de Filosofía del Derecho, que se han ocupado
de entrevistarse recíprocamente y de dejar por escrito huellas de su autobio-
grafía intelectual3, además de incluir en la historia de las ideas iuslosócas a
colegas vivos, quizás porque para ellos es más evidente la diferencia de escue-
las y concepciones del mundo y, por tanto, la importancia de las personalida-
des individuales en la orientación y el contenido de la disciplina que profesan.
Parece, por el contrario, que los profesores de materias de «derecho positivo»
tienden a considerar su ciencia como un corpus ya formado y cerrado, que
hay que defender y transmitir, más que como un proyecto intelectual perso-
nal y colectivo, que pudiera trazar derroteros muy diversos.
En otros gremios la iniciativa ha ido más lejos: por ejemplo, los lingüistas
españoles, a imitación de otros colegas extranjeros, se han puesto a publi-
car autobiografías intelectuales de sus colegas como medio para la construc-
ción de la historia de las disciplinas4. Aunque mucho mejor, para mi gusto,
si fuéramos capaces de escribir sobre nuestros maestros como lo hace Carlos
Mainer en La lología en el purgatorio. Los estudios literarios en torno a
1950 (Barcelona, Crítica, 2003), a quien cito aquí como homenaje y recono-
cimiento al amigo y al sabio de quien tanto podemos aprender quienes nos
acercamos de algún modo a la historia de la cultura española contemporánea.
Las anteriores palabras tienen una evidente función de captatio benevo-
lentiae, dirigida, en primer lugar, a los responsables de la edición de este li-
359), dedicado a dar “noticia biográca de los principales civilistas españoles”, incluidos
sus coetáneos ya fallecidos. No ha tenido muchos émulos.
3 Bastará mencionar el programático número 1 de la revista Doxa, 1984, que recoge
las respuestas dadas a una encuesta sobre «Problemas abiertos en la Filosofía del Dere-
cho» por más de cincuenta iuslósofos españoles y extranjeros. Entrevistar a los colegas es
una práctica muy extendida en este gremio: por ejemplo, en el último número de la misma
revista Manuel Atienza entrevista a François Ost.
4 Laborda, Xabier, Romero, Lourdes y Fernández Preciados, Ana María, La lingüísti-
ca en España. 24 autobiografías, Barcelona, UOC, 2014. Xabier Laborda, historiador de
la lingüística, teoriza sobre esta práctica historiográca en “Tiempo personal e historia en
24 autobiografías de lingüistas españoles”, en Calero, María Luisa y Hassler, Gerda (eds.),
La historiografía de la lingüística y la memoria de la lingüística moderna, Studium Spra-
chwissenschaft, Beihefte 43, 2016.

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