Estrategias de simulación: el documento 'Riñones', el Acuerdo de los Pozos y el negocio de la coca

AutorJaime Contreras
Páginas341-357

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CAPÍTULO 20.

ESTRATEGIAS DE SIMULACIÓN: EL DOCUMENTO “RIÑONES”, EL ACUERDO DE LOS POZOS Y EL

NEGOCIO DE LA COCA

Después de estas firmes declaraciones del presidente, que calmaron a muchos colombianos temerosos por el proceder agresivo de las declaraciones de las FARC, las negociaciones transcurrieron ralentizadas con discusiones preparatorias, más efectistas que reales, sobre la posibilidad de un cese al fuego; pero la verdad era que la guerrilla no daba respiro en su lucha subversiva, netamente terrorista; los secuestros y la intimidación a autoridades municipales aumentaban a medida que se acercaban los comicios convocados para octubre. Sin embargo, este tipo de conversaciones, a veces inocuas y otras, excesivamente, plúmbeas y monótonas, alcanzaban un punto de máxima tensión cuando se producía algúna significada acción extremadamente violenta; y así fue como ocurrió el 8 de septiembre, cuando tuvo lugar el secuestro espectacular del avión de la compañía Aires que, desde Neiva se dirigía a Florencia en el Caquetá. Los hechos informaban que, a bordo del avión, iba un militante de las FARC, llamado Arnubio Ramos, conducido escoltado a esta ciudad para responder, ante las autoridades, judiciales por el asesinato de un policía; en un momento de distracción de sus vigilantes, el prisionero, armado, logró acercarse a la cabina de pilotos y obligó, pistola en mano, a dirigir el avión hacia el aeropuerto de San Vicente del Caguán, donde, después de la sorpresa, fue recibido como un héroe por los guerrilleros.

La respuesta del gobierno fue fulminante: las conversaciones quedaban congeladas hasta el que el pirata aéreo no fuese entregado a la justicia colombiana. La contestación de la otra parte llegó pronto y, desde luego, en un tono un tanto descomedido El argumento esgrimido por los dirigentes subversivos se basaba en el hecho de que el “pirata”, héroe revolucionario de la guerrilla, sería protegido por la organización, dado que era uno de sus militantes y que había aterrizado en “sus territorios” ¿“Sus territorios”?, la respuesta era, desde luego, provocadora y, como no podía ser menos causó verdadera indignación en el presidente y en su equipo negociador cuyo representante, el Dr. Gómez Álzate, en tono muy tenso, manifestó a la contra parte negociadora, que las FARC no eran un estado “que controla un territorio liberado sino una insurgencia

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JAIME CONTRERAS

reconocida políticamente”410por el tiempo que durasen las negociaciones. Vinieron, después, encuentros esporádicos, todos fallidos, para tantear la posibilidad de encontrar una solución al caso del “pirata Arnubio Ramos”, al que, Marulanda, se refirió, elogiando su arrojo, en la fiesta de primeros del año 2001, al tiempo que despachaba el asunto, en medio de la jarana festiva, diciendo que la congelación del proceso no era sino un pretexto del gobierno para no hablar de temas en los que éste no quería entrar, el desempleo y la Reforma Agraria411. Finalmente, no hubo entrega del pirata, sino, más bien, una explícita burla al gobierno que, además, tuvo que soportar las acusaciones, denunciadas por el propio terrorista, de que el secuestro del avión se había producido con la colaboración de ciertas autoridades oficiales, lo que ponía de manifiesto los “agujeros” que existían en el interior de los servicios de seguridad pública.

Pero los problemas para Pastrana, no acababan ahí; y, aunque el proceso se había detenido, seguía latente, el problema del “canje”, tan vital para la insurgencia que, en este punto, sabía muy bien cómo presionar al gobierno, chantajeándolo hasta sacarlo de quicio; bastaba, tan solo, permitir que las asociaciones de mujeres, esposas o familiares de los secuestrados viajaran a la zona de despeje y deambulasen de un lugar para otro, posibilitando, como sucedió ahora, a principios del otoño de 2000, que visualizasen a algunos de estos secuestrados; si la visita, además, se hacía acompañada por las cámaras de televisión que recogían imágenes truculentas, mucho mejor, porque se movían y se manipulaban los sentimientos colectivos en favor de la liberación de los secuestrados; y eso significaba que no había otra solución que aprobar una ley de canje por vía parlamentaria; éste y no otro era el objetivo de Marulanda que, en la expresión publicitaria de este problema, dejaba operar al Mono y a su hermano, el conocido “Grannobles”, los cuales sabían muy bien cuál era el mensaje que había que trasladar a los familiares y a la sociedad colombiana. No queremos dinero por la liberación de los prisioneros, insistía el Mono; queremos a nuestros guerrilleros encarcelados por el gobierno y, en consecuencia, “de ustedes depende que sus familiares salgan o sigan acá. Presionen al gobierno y van a ver que pronto estarán todos juntos”412. La finalidad

del argumento era manifiesta, y tenía efectos importantes, porque bastantes medios de comunicación ya defendían, abiertamente, la “necesidad” de la Ley de Canje; pero sobre todo ocurría, que cada vez eran más los parlamentarios que hablaban de ella como una necesidad para que las negociaciones se desatascaran.

Con tal situación las cosas se complicaron, todavía más, cuando se produjo la reacción de las Autodefensas paramilitares, por causa de este complejo problema de los secuestrados. Castaño, decepcionado porque el gobierno no accedía a sentarse con sus Autodefensas, manifestó que para su organización la pretendida ley de canje sería un “casus belli” sin paliativo alguno. Como respuesta de fuerza a esta amenaza sus hombres ordenaron el secuestro de 7 parlamentarios que, en su opinión, se mostraban predispuestos a considerar la posibilidad de la ley de canje. Para que su deseo institucional fuese satisfecho, Castaño, exigía entrar en conversaciones directas con el ministro del interior, Humberto de la Calle, como condición previa para liberar a los parlamentarios secuestrados; en tal circunstancia, al presidente no le cabía otra

410Edgar Téllez et alíi. Diario íntimo de un fracaso, op. cit., pp. 259-263.

411Esbozo Histórico de las Farc-Ep…Documento de Casa Roja. Discurso de Marulanda el 6 de enero de 2001, pp. 267-268.

412Edgar Téllez et alíi. Diario Íntimo de un fracaso…, op. cit., p. 265.

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FARC-EP: INSURGENCIA, TERRORISMO Y NARCOTRÁFICO EN COLOMBIA

posibilidad que no fuera la de avenirse a enviar a su ministro a parlamentar con el chantajista de Castaño, no sin indicar que la presión de éste era inaceptable. Castaño y el ministro se entrevistaron y, tras su encuentro, los legisladores fueron liberados. Todo este suceso puso en bandeja a las FARC el argumento que venían repitiendo desde el inicio de la aventura negociadora: Pastrana nada había hecho contra el paramilitarismo; es más, en realidad, nada podía hacer, porque ejército y “paras” eran una misma cosa como bien sabían en la cúpula militar que asistía al gobierno. No había más opción, comunicó oficialmente un vocero de las fuerzas subversivas, que la congelación de los diálogos hasta tanto el gobierno no explicase a la sociedad sus vinculaciones con el terrorismo paramilitar. Pero en realidad, sostenían en el Secretariado, en el fenómeno del paramilitarismo había una estrategia mucho más perversa: los estrategas del gobierno trabajaban en conjunto con los hombres de Castaño; así opinaba el mismo Marulanda, hasta el punto de que, en realidad, según explicó ante los medios, se habían simulado los secuestros de los susodichos parlamentarios con el objetivo de presionar al Senado, para que el asunto del paramilitarismo lograse un cierto reconocimiento político; en eso estaban de acuerdo toda la clase política, empezando por el propio presidente, sentenciaba el jefe de las FARC413.

Esta “histeria” conceptual llevó al propio comandante Marulanda a volver a reconsiderar algunas de las apreciaciones que, en el pleno de su organización de marzo-abril de este mismo año, se habían establecido. En un documento de orden interno, que se dio en llamar “Documento Riñones”, Tiro Fijo exhortaba a sus compañeros del Secretariado y del Estado Mayor Central a que considerasen “algunas opiniones sobre algo que se nos escapó del Plan Colombia”. ¿Qué se nos escapó, en realidad de dicho Plan? En una reunión de su equipo negociador con un consejero presidencial, experto en el mencionado programa, Tiro Fijo creyó entender la filosofía que animaba tal proyecto. Entonces comprendió que dicho Plan no tenía su raíz en la política de los EE.UU, sino que nacía y se ubicaba en el programa político estructural del gobierno; y, como tal, su aplicación sería una realidad inexcusable, fuesen cuales fuesen los resultados de las negociaciones. La participación de los gringos, expresaba el comandante, en dicho programa era “producto de la justa corresponsabilidad entre ambos en la guerra contra las drogas ilícitas y sumaba alrededor de ocho mil millones de dólares”414 según le había indicado el experto de Pastrana. Por primera vez, Marulanda, al oír la cifra intuyó que la correlación de fuerzas, entre su “ejército y las fuerzas del Estado”, se volcaría irremisiblemente del lado de éste. Tal era la cuestión que se “había escapado” en los análisis anteriores. Se trataba, por consiguiente, de reflexionar contrapartidas adecuadas.

Y la primera, entre todas, que debía considerarse, porque resultaba fácil acceder a ella, era la estrategia que las FARC habrían de aplicar respecto del destino de las aportaciones económicas, que en forma de donaciones, llegaban a Colombia como inversiones sociales provenientes, principalmente, de los países de la Unión Europea; en efecto son más de 2.000, decía Marulanda, las ONGS que están afiliadas en Colombia, independientemente de las organizaciones internacionales como Naciones Unidas o la Cruz Roja Internacional, y va a ocurrir que se organizará una campaña potente

413Véase al respecto C. Krauthausen. Padrinos y mercaderes. Crimen organizado en Italia y Colombia. Univ. de los...

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