Riesgos específicos en el ámbito de la ergonomía y psicosociología

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1. Introducción

Resumíamos el capítulo anterior citando que entre los principales riesgos a los que están expuestos los empleados públicos de la Administración, se encuentran los vinculados a las condiciones de seguridad y a la ergonomía y psicosociología. Sirva esa referencia como introducción a este capítulo.

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Comenzaremos definiendo lo que es la Ergonomía. La Asociación Internacional de Ergonomía (AIE) acordó en el año 2002 una definición que ha sido adoptada por muchas entidades, instituciones y organismos de normalización. Es la definición que figura en las actuales normas técnicas españolas: UNE EN-614-1:2006 y UNE– EN ISO 6385:2004.

Ergonomía (o estudio de los factores humanos) es la disciplina científica que trata de las interacciones entre los seres humanos y otros elementos de un sistema, así como la profesión que aplica teoría, principios, datos y métodos al diseño con objeto de optimizar el bienestar del ser humano y el resultado global del sistema.

Para mayor clarificación diremos que la Ergonomía tiene en consideración factores físicos, cognitivos, sociales, organizacionales y ambientales, pero, con un enfoque «holístico», en el que cada uno de estos factores no deben ser analizados aisladamente, sino en su interacción con los demás.

El objetivo de la ergonomía es adaptar el trabajo a las capacidades y posibilidades del ser humano.

En la siguiente tabla se muestra una clasificación de los diferentes temas que son objeto de estudio de la ergonomía.

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Fuente: Portal de Ergonomía del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.

Un elevado número de enfermedades y accidentes laborales son consecuencia de la ausencia de medidas ergonómicas en el lugar de trabajo. Los trastornos musculoesqueléticos (TFM) son un claro ejemplo de ello. Se consideran como el problema de salud relacionado con el trabajo más común en España y en Europa. La mayor parte de los TME afectan a la espalda, cuello, hombros y

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extremidades superiores, aunque también a las inferiores pero con menor frecuencia. Los problemas de salud abarcan desde incomodidad, molestias y dolores hasta cuadros médicos más graves como epicondilitis y lumbalgias, que obligan a solicitar la baja laboral e incluso a recibir tratamiento médico.

Muchos factores pueden contribuir, por sí solos o en combinación, a la aparición de TME. Entre otros, se destacan: la fuerza física para el levantamiento, transporte, tracción o empuje de cargas, los trabajos repetitivos, como los realizados al usar teclados o pintar las posturas forzadas y posturas estáticas, como ocurre cuando se permanece de forma prolongada en posición vertical o sedente o se mantienen las manos por encima del nivel de los hombros.

Cualquier empleado público puede verse afectado, pero pueden prevenirse evaluando los riesgos asociados a las tareas que se realizan en el trabajo y aplicando las medidas preventivas adecuadas.

Los factores psicosociales cobran cada día más importancia, y como no podía ser menos, son abordados en este capítulo. La importancia de los factores psicosociales para la salud de los trabajadores se ha ido reconociendo cada vez de forma más amplia, lo que ha supuesto un aumento y profundización del tema. El comienzo más formal de la preocupación por los factores psicosociales y su relación con la salud laboral proviene probablemente de la década de 1970, fechas a partir de las cuales la referencia a ellos y la importancia otorgada ha ido creciendo.

El concepto teórico de factores psicosociales fue definido por el Comité Mixto Organización Internacional del Trabajo/Organización Mundial de la Salud (OIT/OMS) en 1984 como «aquellas condiciones presentes en una situación de trabajo, relacionadas con la organización, el contenido y la realización del trabajo susceptibles de afectar tanto al bienestar y la salud (física, psíquica o social) de los trabajadores como al desarrollo del trabajo». Esta definición ha sufrido diversas revisiones, manteniéndose, sin embargo, el concepto de interacción entre trabajo y persona.

El impacto sobre la salud debido a una situación psicosocial inadecuada puede afectar a los diversos niveles de salud: alteraciones fisiológicas, psicológicas o emocionales.

Las consecuencias perjudiciales, por otra parte, no se dan solo sobre las personas sino también sobre la organización, reflejándose en un aumento del absentismo o la conflictividad laboral, cambios de puestos de trabajo, baja productividad, etc. Por otra parte, debemos destacar que los resultados de la interacción entre trabajo y persona pueden ser positivos, si la persona tiene ocasión de desarrollar sus capacidades, ya que una característica que diferencia los factores psicosociales de otras condiciones de trabajo es que, si bien son potencialmente factores de riesgo, un objetivo preventivo ha de ser no su eliminación o reducción sino su optimización, ya que ello conlleva evitar los efectos negati-

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vos y a la vez potenciar los efectos positivos sobre el empleado público y sobre la organización.

Los factores psicosociales cuando son factores con probabilidad de afectar negativamente a la salud y al bienestar del trabajador son factores de riesgo, es decir, cuando actúan como factores desencadenantes de tensión y de estrés laboral.

En la siguiente tabla se indica una categorización de factores psicosociales de riesgo:

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Fuente: Factores y riesgos psicosociales, formas, consecuencias, medidas y buenas prácticas (INSHT/Universidad Autónoma de Madrid). Categorización de Cox y Griffiths (1996).

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2. Diseño ergonómico de puestos de trabajo

La concepción ergonómica de los puestos y lugares de trabajo se puede plantear a diferentes niveles que abarcan desde el diseño arquitectónico del propio inmueble donde se van a llevar a cabo las actividades hasta la configuración física de cada puesto de trabajo, pasando por el mobiliario utilizado y la forma de distribuir los puestos.

En relación con el diseño del puesto, conviene recordar que la configuración del mismo y la disposición de sus elementos deben garantizar al trabajador una buena estabilidad postural y al mismo tiempo permitirle una movilidad suficiente para utilizar con comodidad los materiales y herramientas de trabajo. Esto incluye la manipulación de los dispositivos de control de los equipos de trabajo y la percepción de los elementos de la tarea.

En general, el diseño de los puestos de trabajo debe cumplir los siguientes requisitos:

– La disposición del puesto debe permitir los cambios de postura, de manera que se evite el mantenimiento de posturas estáticas prolongadas por parte del trabajador. A este respecto, es recomendable que la concepción del puesto permita alternar las posturas de pie y sentado.

– Con el fin de permitir que el operador pueda adoptar en todo momento la postura más conveniente a su actividad es preciso que sean ajustables todos los elementos del puesto susceptibles de serlo. Esta característica permitirá también la adaptación del puesto a las dimensiones físicas de los distintos operadores que puedan ocuparlo.

Junto a dichos requisitos generales es preciso tener en cuenta lo siguiente:

– La altura del plano de trabajo debe ser adaptada a las dimensiones del trabajador y al tipo de tarea realizada. Esta altura, para los trabajos más habituales, corresponde aproximadamente a la de los codos.

– Para el trabajo en posición de sentado la silla debe poder ajustarse a las dimensiones físicas del usuario.

– El sistema silla/mesa de trabajo debe estar diseñado de tal forma que posibilite la adopción de buenas posturas.

– Los materiales, las herramientas de trabajo y, en su caso, los dispositivos de control deben estar situados a una distancia funcional del operador.

Con el fin de lograr los citados objetivos el diseño del puesto debe partir de los datos antropométricos de la población de potenciales usuarios, publicados en PeopleSize 2008, de Open Ergonomics.

Generalmente; los datos antropométricos se expresan en percentiles. Un percentil expresa el porcentaje de individuos, perteneciente a una población dada, con una dimensión corporal igual o menor a un determinado valor.

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Dado que, en la mayoría de los casos, no es posible realizar diseños que sirvan para todos los individuos, se suele optar por excluir las dimensiones extremas, generalmente por debajo o por encima del percentil 5 y 95 respectivamente. De esta manera, las dimensiones de tales diseños y/o sus posibilidades de ajuste se sitúan entre dichos percentiles, que para el intervalo comprendido entre los percentiles 5 y 95 incluye al 90% de la población de usuarios. Para determinar las dimensiones internas de un puesto (tal como el espacio para las piernas) se utiliza el percentil 95 en hombres, con el fin de dar cabida a los individuos de mayor talla, en tanto que para las dimensiones externas se suele utilizar el percentil 5 en mujeres, a fin de permitir el alcance a los individuos con menor talla.

Figura 1

Percentil 5 femenino y percentil 95 masculino

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Para el establecimiento de las dimensiones esenciales de un puesto de trabajo de oficina, tendremos en cuenta los criterios siguientes:

– Altura del plano de trabajo.
– Espacio reservado para las piernas.
– Zonas de alcance óptimas del área de trabajo.

La determinación de la altura del plano de trabajo es muy importante para la concepción de los puestos de trabajo, ya que si esta es demasiado alta tendremos que levantar la...

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