La época postclásica

AutorJuan Alfredo Obarrio Moreno
Páginas141-158

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Comentario de texto 90

Herodiano, Historia del Imperio Romano después de Marco Aurelio , V 1

En vuestro conocimiento está mi plan de vida desde siempre y la inclinación de mi carácter hacia la bondad. Estáis enterados de la paciencia de mi anterior actuación gubernativa, no muy distante del ejercicio del poder imperial en tanto que el mismo emperador confía en los prefectos del pretorio. Considero, por tanto, que sobran las palabras. Vosotros sabéis, sin duda, que yo no estaba de acuerdo con lo que Antonino hacía, y que me expuse por vosotros en las frecuentes ocasiones en que, dando crédito a las calumnias que llegaban a sus oídos, os trataba con dureza. También a mí me difamó y desacreditó muchas veces en público mi moderación y humanidad respecto a los súbditos; y se burló tachándome de negligencia y debilidad de carácter. Se complacía con las lisonjas, y conseguían la calificación de amigos leales quienes lo incitaban a la crueldad cediendo a su temperamento y provocando su carácter colérico con calumnias. Por el contrario, yo fui desde un principio amigo de la paciencia y de la moderación. Y ahora tenéis una prueba. Hemos puesto fin a la guerra contra los partos, una guerra muy grave por la que todo el imperio romano estaba agitado. Lo hemos logrado, por una parte, combatiendo valerosamente sin sufrir la más mínima derrota, y, por otra, pactando con un gran rey, que nos atacaba con un numeroso ejército, y haciendo un leal amigo de un enemigo difícil de someter. Mientras yo tenga el poder, todo el mundo vivirá sin temor y no habrá derramamientos de sangre; más que un gobierno personal será el de una aristocracia. Y que nadie me desdeñe, ni consideréis un error de la fortuna el hecho de que yo, un miembro del orden ecuestre, haya alcanzado esta dignidad. Pues, ¿de qué sirve una noble cuna, si no la acompaña una naturaleza íntegra y humanitaria? Los dones de la fortuna alcanzan incluso a quienes no los merecen, pero la virtud del corazón humano otorga a cada persona una fama propia. La nobleza y la riqueza y otros bienes semejantes son objeto de envidia pero no de elogio, porque se han recibido de otra persona, mientras que la moderación y la honradez, a la vez que son objeto de admiración, son motivo de elogio para el hombre de recta conducta. ¿En qué os benefició, pongamos por caso, la noble cuna de Cómodo o el hecho de que Antonino sucediera a su padre? Hombres como éstos toman posesión del imperio como si se tratara de una herencia debida, y la derrochan de forma insultante como si fuera una pro-

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piedad privada que hubieran heredado de su familia. Por el contrario, quienes lo reciben de vosotros están siempre en deuda de un favor e intentan corresponder a los beneficios recibidos. Además la nobleza de cuna de los emperadores patricios degenera en orgullo por desprecio a sus súbditos a quienes consideran muy inferiores; pero quienes han llegado al imperio desde una condición modesta lo tratan con cuidado como algo adquirido con esfuerzo, y siguen respetando y honrando, como era su costumbre, a quienes antes eran más poderosos. Mi intención es no hacer nada sin vuestro consentimiento y contar con vosotros como colaboradores y consejeros en la administración del estado, Vosotros viviréis en una situación de seguridad y libertad, de la que fuisteis privados por emperadores patricios, pero que intentaron restablecer primero Marco y después Pértinax, llegados ambos al imperio desde una cuna corriente. Mejor es, sin duda, ser para la descendencia el ilustre fundador de una familia que recibir en herencia la gloria de los antepasados y deshonrarla con una conducta indigna.

CUESTIONES

  1. ¿En qué circunstancias llegó Opelio Severo Macrino al poder?

  2. ¿Fue el primer emperador de origen ecuestre?

  3. ¿En qué situación quedó sumida la institución senatoria?

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Comentario de texto 91

Cassio Dión, Historia romana , 3,1

Ciertamente, la democracia posee un nombre de hermosa apariencia y da la impresión de proporcionar iguales derechos para todos mediante la igualdad ante la ley, pero sus resultados no son del todo acordes con su denominación. Por contra, la monarquía suena desagradable, pero es una forma de gobierno mucho más práctica para quienes viven bajo ella. Pues es más fácil hallar un individuo excelente que muchos, e incluso si esto ya parece algo difícil, inevitablemente hay que considerar la otra alternativa como imposible, pues no les es dado a la mayoría poseer la virtud. E incluso aunque un malvado se hiciese con el poder supremo, sería preferible a las masas de carácter similar, tal como demuestran la historia de los griegos y los bárbaros y la de los mismos romanos. Pues los éxitos siempre han sido mayores y más frecuentes en el caso tanto de ciudades como de individuos subordinados a reyes que bajo gobiernos del pueblo, y los desastres no suceden tan frecuentemente bajo las monarquías como bajo el gobierno del vulgo. Ciertamente, si alguna vez hubo una democracia próspera, ello tuvo lugar en cualquier caso como mucho durante un breve período, con tal que el pueblo no contase con el número ni con la fuerza suficiente para que surgiera en su seno la desmesura como resultado de la buena fortuna o la envidia como resultado de la ambición. Pero para una ciudad no sólo tan extensa en sí misma sino también señora de la mayor y mejor parte del mundo conocido, que ejerce su dominio hombres de muchas y diversas naturalezas, que posee tantos hombres de gran riqueza, ocupados en todas las empresas imaginables y disfrutando de todas las fortunas imaginables, tanto individual como colectivamente, practicar la moderación bajo una democracia resulta imposible, y todavía más imposible le resulta al pueblo mantenerse en armonía, a menos que prevalezca la moderación.

CUESTIONES

  1. ¿Qué diferencia ve el autor entre democracia y monarquía?

  2. ¿Cabe entender que el texto caracteriza negativamente el poder de la masa frente al poder del individuo?

  3. ¿Se puede afirmar que en el texto se da una fundamentación teórica de la alabanza del Príncipe restaurador y colaborador con el Senado?

  4. ¿La visión que plantea Cassio puede estar condicionada por su condición aristocrática?

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Comentario de texto 92

Herodiano, Historia de los emperadores romanos desde Marco Aurelio a Gordiano III, 8, 6-8

[6] Mientras mostraban su desacuerdo, los pretorianos se habían reunido y, como los guardianes de las puertas exteriores se habían retirado a su llegada, detuvieron a los ancianos emperadores, les quitaron las ropas y los sacaron desnudos fuera del palacio imperial, dándoles un tratamiento vejatorio y sometiéndoles a todo tipo de ultrajes... [7] ... Hicieron arrojar a la calle sus cadáveres; luego, subieron a hombros a Gordiano, que no era más que César, y le proclamaron emperador a falta de otro candidato en ese momento. Dijeron a la plebe que habían asesinado precisamente a aquéllos a los que el pueblo había rechazado inicialmente para ponerse al frente del Imperio, y que habían elegido a Gordiano, un descendiente del primer Gordiano y un personaje que los mismos romanos habían impuesto ... [8] Tal fue el fin, indigno y escandaloso, que sobrevino a estos venerables y notables ancianos que, de origen noble, habían alcanzado el imperio por sus méritos. En cuanto a Gordiano, tenía unos trece años cuando fue proclamado emperador y recibió la carga del Imperio Romano.

CUESTIONES

  1. ¿Puede afirmarse que los años que median entre la muerte de Alejandro Severo (235 d. C.) y el ascenso de Valeriano (253 d. C.) fueron especialmente turbulentos en lo que se refiere a la ocupación del trono de Roma?

  2. ¿Qué se entiende por el período de la anarquía militar?

  3. ¿Cabe afirmar que el relato de Herodiano se ajusta a la veracidad histórica?

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Comentario de texto 93

Constitución Haec quae necessario

A quienes hemos autorizado para que, suprimidas las introducciones superfluas, así como las disposiciones análogas y contradictorias, o aquellas que ya cayeron en desuso, compongan leyes ciertas y brevemente redactadas, tomándolas de aquellos tres Códigos (Gregoriano, Hermogeniano y Teodosiano) y de las nuevas constituciones, y que las acomoden en títulos convenientes, añadiendo, suprimiendo o cambiando las palabras de aquellas en que así lo exige el asunto, y haciendo claro...

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