Epílogo

AutorÁngel Luis Vázquez Torres/Domingo Carbajo Vasco
Cargo del AutorEconomista/Economista. Abogado. Inspector de Hacienda del Estado
Páginas151-153

Page 151

Empezamos este libro, diciendo que La Ley 3/2004, de 29 de diciembre, se promulgó con el objetivo de incorporar a la legislación española la Directiva 2000/35/CE del Parlamento Europeo por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en operaciones comerciales. La clara inoperancia de la mencionada Ley después de más de cinco años de su entrada en vigor, han llevado al legislador a intentar solucionar el problema del retraso en los pagos comerciales, como siempre hacen los legisladores, promulgando otra Ley, la Ley 15/2010, de 5 de julio, de modificación de la Ley 3/2004, de 29 de diciembre, por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales.

La nueva reforma tiene, al menos en teoría, una finalidad precisa:

La reforma tiene por objeto corregir desequilibrios y aprovechar las condiciones de nuestras empresas con el fin de favorecer la competitividad y lograr un crecimiento equilibrado de la economía española, que nos permita crear empleo deforma estable, en línea con una concepción estratégica de la economía sostenible.

Sin embargo, a escasos ocho meses de la entrada en vigor de la nueva norma que modificaba la anterior, tenemos serias dudas de que pueda funcionar y conseguir los resultados deseados, y nuestras dudas se basan en sólidas motivaciones:

1) En España la "morosidad" es una cultura. Aunque, normalmente, son las grandes empresas, las que con su posición dominante imponen a las PYME unos elevadísimos plazos de pago muy por encima a la media europea, el retrasar los pagos no es patrimonio exclusivo de las grandes empresas, y las PYME que pueden, porque tienen suministradores más pequeños que ellas, les obligan también a aceptar elevados plazos de abono, trasladando estos malos usos comerciales a todos los estratos de la economía Española (efecto dominó).

2) En los países de nuestro entorno económico y social, por el contrario, son las grandes empresas las que mejor pagan, pues el pagar dentro de unos plazos razonables y el cumplimiento de las obligaciones es una muestra de solvencia y respetabilidad. En España, sucede todo lo contrario, el que paga pronto es porque, simplemente, no puede hacerlo más tarde.

3) Esta "cultura de la morosidad" tan presente en la vida de nuestras empresas ha llevado a que algunos sectores condicionen su continuidad al mantenimiento de estos elevados plazos de pago que les aportan algo más que un simple crédito proveedor. ¿Se imaginan a...

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