Entropía: caos convergente y caos divergente Effectus durat, durante causa (El efecto dura mientras dura la causa)

AutorJosé Villacís González
CargoUniversidad CEU San Pablo Madrid
Páginas535-564

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I Caos

Caos significa en la filosofía griega presocrática un estado amorfo de la materia, sin orden y plasmático, algo parecido a una sopa ingobernada por ningún orden. No sabemos si realmente los griegos creían en su existencia, lo que es casi seguro es que fue, en ese sistema filosófico, un estadio conceptual prexistente para explicar el mundo real. Y el mundo real es un universo1 en movimiento, sistematizado y conexionado por las leyes físicas de la materia, aunque este mundo sea una olla hirviendo o el bigbang2. Parte de ese universo real es un diamante, inmóvil, pulcramente simétrico que nos trae al pensamiento la ida de sistema. Parte de ese universo, también, es un volcán en erupción, ígneo, caliente y tumultuoso. También lo es un huracán o un maremoto. En cualquier caso son reales y son gobernados en todo tiempo y lugar por las leyes físicas.

La idea de caos presocrática como un estado indiferenciado de la materia no se corresponde con el mundo real. No ha existido nunca. En economía este caos es un cosmos formado por homínidos que son ni consumidores ni productores, y donde no existen bienes ni mercado porque no hay información y, por tanto, no existen los precios. Existe materia, pero no hay recursos productivos ni bienes, e insistimos, no hay información cuya expresión máxima son los precios. No hay vida económica, y, sin embargo, los sujetos no perecen, lo que no deja de ser una contradicción 3. Page 536

El caos griego en una economía no ha existido nunca. Sin embargo, nos servirá para entender después el mundo económico.

El verdadero caos es otra cosa. El caos en el sentido literal y moderno significa desorden. Para desordenar hace falta un esfuerzo y, por tanto, un consumo de energía. El caos es una idea entrópica de linaje energético que implica a la física moderna, que ha dedicado muchas de sus mejores páginas a este aspecto. Una explosión es entrópica, y nos trae la idea de desorden porque la energía implotada en la materia trata de buscar su espacio y su sentido dinámico hacia fuera. Y frente a esa energía, que busca liberarse en el espacio y a través de la materia, coexisten otras fuerzas que la tratan de encarcelar para retornarla al orden. De la confrontación entre las dos puede surgir o no el equilibrio. Muchos sistemas planetarios tenderían a separarse hasta el infinito, pero la fuerza de gravedad en torno a un centro solar lo impiden. Juntos forman un sistema. Lo propio ocurre con los núcleos atómicos y sus electrones y entre los sistemas atómicos entre sí. El resultado final dependerá al fin y al cabo sobre cuál fuerza predomina: las equilibradoras retornables o las expansionadoras.

De aquí en adelante abandonamos el concepto del caos griego y trabajaremos con el caos dinámico o caos entrópico que supone, y es esencialmente movimiento.

La economía real es movimiento, lo que implica el consumo y la emanación de energía del suministro y consumo de información. En general la economía real se encuentra regida por las leyes de la economía que rige la materia y los hechos, o sea, el movimiento. Cuando aparecen las necesidades, unos hombres se vuelven consumidores 4. Surge la técnica y unos hombres, consumidores también, se tornan en productores, y el tapete donde los hombres parlotean se convierte en el mercado. El mercado es el resumen de la información. El consumo y la producción son movimiento, y para ello consumen y emanan energía. De cómo se consume y emana esa energía es el objeto de este artículo.

La economía real 5 se aleja y tiende hacia el equilibrio perpetuamente como un acordeón: Las fuerzas que lo expanden y lo contraen Page 537 son las fuerzas de la demanda y de la oferta. Son movimientos que operan continuamente en el mercado y, por tanto, continuamente generan el caos que es el efecto expansión, y, continuamente, el efecto contracción. No tiene por qué operar siempre en este sentido sincrónico o periódico constante. Si las fuerzas expansionadoras son del tipo bigbang, el acordeón se rompe y además expande sus ondas y su material hacia el espacio. Si las fuerzas contractivas son superiores a las expansivas el acordeón se lamina hasta desinflarse y se vuelve inútil e insonoro, y, por tanto, no emite información.

Hemos dicho que las fuerzas que expanden y contraen el mercado son las fuerzas de demanda y de oferta. En general son fuerzas equilibradoras y compensatorias. Veamos porqué. Si la demanda es superior a la oferta, los productores tienden, casi inmediatamente, a satisfacer este diferencial de la demanda, y al final ésta es saciada. Si, por el contrario, la oferta es superior a la demanda inicialmente el mercado no se vacía, los precios caen, la producción se desestimula y disminuye. Tanto en un caso como en otro, la expansión inicial tiende a corregirse porque las fuerzas gravitatorias internas del mercado hacen retornar al sistema al equilibrio. Las consecuencias de esas fuerzas expansionadoras, combinadas con las contraccionadoras generan un caos transitorio o permanente, según sean, como hemos indicado, las fuerzas expansivas mayores o menores que las contractivas 6.

El equilibrio es una situación hipotética, un ejemplo de un pulcro laboratorio, en las que los infinitos demandantes de bienes y de insumos logran un acuerdo de precios y de cantidad con los infinitos oferentes de bienes y de insumos. Es un acuerdo simultáneo, instantáneo de n ecuaciones con n incógnitas -que son los precios-, donde éstos, los precios, quedan automáticamente resueltos. Es el equilibrio magistralmente descrito por quien lo descubrió, que fue León Walras. Es el equilibrio que se llama walrasiano.

En dicho equilibrio carece de sentido que haya variaciones de la demanda y variaciones de la producción, lo que quiere decir que no habrá aceleraciones de la demanda ni aceleraciones de la producción, aceleraciones que implicarían el desarrollo energético 7. En el Page 538 equilibrio walrasiano los sucesos entrópicos no existen, lo que implica que no existe el caos porque el orden es absoluto y omniscente, como lo es internamente un diamante. El acordeón se detiene, pero no se lamina hasta llegar a una dimensión cero, sino que simplemente se detiene. No emite ninguna nota.

La economía real ni es caótica en el sentido griego, ni es de equilibrio en el sentido de Walras. La solución de León Walras es un juego de esgrima intelectual -quizás el más hermoso de la ciencia económica-, que se ha convertido en un magnífico laboratorio analítico. La economía real es fundamentalmente entrópica. La demanda continuamente está variando, y los oferentes continuamente atienden sus requiebros. Muchos aciertan y muchos fracasan, y esos aciertos y fracasos alteran continuamente el equilibrio del mercado. Son los mundos de Frank Knight y de Joseph Shumpeter navegando en las nieblas de la incertidumbre, norteados por el faro de los beneficios en medio de acantilados de peligro. Son mundos profundamente dinámicos monetarios inflados por la innovación técnica y por la innovación de la innovación en sucesiones dinámicas peligrosas. Aparecen lo géiseres de los beneficios y los sumidores de las pérdidas. Son mundos interrelacionados de influencias indirectas y tangenciales en las que la demanda influye poderosamente en las fuerzas de la oferta, y donde las fuerzas de la oferta manipulan las mentes de los consumidores y llenan las rentas reales de sus bolsillos.

El mundo real es, insistimos, esencialmente entrópico, caótico 8, que se aleja del equilibrio.

II Caos convergente y caos divergente

Aislado el caos real, esencialmente entrópico, nos encontramos en condiciones de establecer una separación siempre real. Uno es el caos convergente y otro es el caos divergente.

Producido cualquier acontecimiento económico, como puede ser una superproducción transitoria por un abundante suministro de petróleo, o una carestía, por un pedrisco que haya arruinado las cosechas, o bien por un exceso de demanda provocando una política Page 539 monetaria expansiva imprevista, el mercado tiende a empatarse o equilibrarse. Los oferentes tratan de vender toda su producción si es excedentaria bajando los precios, y si es escasa, subiéndolos. Son operaciones de subastas continuas acordadas en un mercado totalmente flexible. La oferta busca y encuentra el bolsillo de las demandas y trata de igualarse a ella. En el concurso de estas operaciones se vacían los mercados de bienes y de insumos. Este acercamiento puede ocurrir de dos formas: de forma regular y de forma irregular, y ambas pueden ser rápidas o lentas, dependiendo de la complejidad, de la transparencia y textura de los mercados.

El ritmo regular se produce cuando los precios y la cantidad de los oferentes se van acercando a sus valores de equilibrio. En ocasiones este acercamiento es lento mientras se produce la subasta y los oferentes y demandantes van tanteándose hasta llegar a un acuerdo. Puede que el equilibrio se produzca velozmente por varios motivos, por ejemplo, porque se desee urgentemente llegar a un acuerdo tanto los demandantes como los oferentes y porque las vías de comunicación sean infinitamente veloces, como es el caso de la comunicación informática.

El ritmo irregular discurre de forma abrupta en circuitos de tobogán. El acercamiento al equilibrio va acompañado de alejamiento del equilibrio hacia arriba y hacia abajo, en los precios y en la cantidad, pero después estos serpenteos van disminuyendo hasta que se llega al equilibrio.

En ambos casos la información se consume y se emite, igualmente los procesos de compra y de producción y de...

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