Estudios de empresariado inmigrante en España

AutorÁngeles Arjona Garrido/Juan Carlos Checa Olmos
CargoUniversidad de Almería
Páginas255-267

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Introducción

Desde hace poco más de una década, en los cascos antiguos de las grandes ciudades españolas, se está produciendo un fenómeno de agrupación de negocios de inmigrantes que viene determinado, mayoritariamente, por un proceso de concentración anterior de comunidades étnicas.

Los negocios que instalan los inmigrantes en los núcleos urbanos cambian el aspecto externo e interno de las mismas a la vez que modifican la imagen que se tiene de ellos, sin embargo, en diversos estudios se pone de manifiesto que la población local muestra recelo y desconfianza ante el éxito de estos emprendedores. Esto puede tener explicación en la desconfianza hacia el éxito económico del Otro, aunque debería verse como una oportunidad: «la existencia de pequeñas empresas étnicas en España es una manifestación importante de la capacidad de creación de riqueza de los inmigrantes, al mismo tiempo que, en algunos casos, facilita su interacción con la población autóctona» (Cebrián, Bodega y Bordonado, 2004:118).

El análisis de los diferentes modos de incorporación laboral de los inmigrados en destino se ha convertido, con la ayuda de Portes y Böröcz (1992), en un clásico para comprender las variables del proceso de inserción en el mercado de trabajo en función de los contextos de recepción. En este modelo el avance del empresariado depende de si nos encontramos ante un contexto hostil, neutral o favorable. Para el caso español podríamos describir la aparición de un empresario extranjero que, para algunos tipos de negocios, está consolidando una pequeña empresa dominante.

De ahí que las investigaciones en la comúnmente denominada economía étnica han comenzado a proliferar entre los científicos españoles; en este trabajo hacemos un repaso, desde los inicios, por las pioneras y más importantes exploraciones en esta temática. Además, estudiamos los principales paradigmas teóricos desarrollados en Estados Unidos y Europa para intentar compararlo con la forma en que se han abordado en España. Prestamos atención a los diferentes perfiles del empresariado inmigrante centrándonos en la explicación de los conceptos que se utilizan para las diferentes casuísticas y, por último, reflexionamos en torno a la teoría más adecuada al modelo español a la vez que dejamos abiertas algunas interrogantes Page 256 que han de cubrirse en próximas investigaciones.

Las investigaciones en España

En España los estudios sobre la incorporación laboral como autónomos de los extranjeros son recientes si los comparamos con Estados Unidos y Europa y han estado centrados en áreas geográficas concretas. Repasamos, a continuación, los principales estudios y publicaciones llevadas a cabo. Sin ser exhaustivos, pretendemos mostrar el incipiente carácter de los trabajos, efectivamente, puede haber investigaciones que no citamos al no tener conocimiento que existan y, además, algunos autores tienen varias investigaciones sobre el tema aunque apuntamos las más destacadas.

El primer estudio que se preocupó por los comercios de los inmigrados se fecha en 1991, con la investigación de Yolanda Herranz sobre los empresarios latinoamericanos en Madrid. Aunque, dónde más profundiza la autora en esta temática es en 1996 con su Tesis doctoral; en uno de los capítulos aborda las características del colectivo latinoamericano en venta ambulante para la ciudad de Madrid. El trabajo es muy interesante ya que analiza esta incorporación laboral en las teorías de la Sociología Económica Contemporánea, con la relación de dos grandes paradigmas: la segmentación del mercado de trabajo y el concepto de red social.

Mónica Buckley en 1998 realiza, en lo que fue también su Tesis doctoral, un seguimiento de los comercios de extranjeros en Madrid, la autora centra su esfuerzo en analizar las estrategias de la ubicación de los negocios.

En 1999 Jordi Moreras profundiza en todas las cuestiones relacionadas con la venta de carne halal en Barcelona y la observancia religiosa de los musulmanes. El autor aborda el análisis siguiendo el modelo interactivo de Waldinger y otros (1990) y pone énfasis en la importancia que tiene la apertura de negocios en barrios pauperizados de la ciudad.

Para el año 2000 hay cuatro trabajos destacados, el de Joaquín Beltrán centrado en la comunidad china en Barcelona, el trabajo de Nadja Monnet que analiza el impacto de esta instalación de los negocios para la ciudad de Barcelona. Centrada en el negocio de los bazares regentados por argelinos aprovechando el tránsito portuario de Alicante, está la investigación que realizó Juan David Sempere. Y, para el caso del barrio de Lavapiés, en Madrid, es básico el trabajo de Carlos Giménez, que da un paso más y analiza la concentración en enclaves étnicos de los inmigrados.

La publicación del Colectivo Ioé en 2001 acerca de la mujer y el mercado de trabajo en España dedica un capítulo al autoempleo de las inmigradas en el ámbito laboral nacional.

Poco después, centrado en un enfoque teórico ecológico se encuentra el trabajo de Juan A. Cebrián y Mª Isabel Bodega en el año 2002 para el caso de los negocios emergentes en Lavapiés, Madrid. También en este año, ahora en Barcelona, Mikel Aramburu se interroga acerca de las características de los negocios instalados y la relación espacial de los mismos.

Pero la mayor proliferación de trabajos en torno a estas cuestiones se produce a partir de 2004; estamos ante una profundización en el análisis que abarca tres nuevas dimensiones: una, la ampliación y comparación entre distintas áreas geográficas; dos, la caracterización de tipos de negocios y colectivos y, tres, mayor complejidad teórica y metodológica. De este modo encontramos los trabajos de Juan A. Cebrián, Isabel Bodega y Julia Bordonado con un análisis comparativo de tres ciudades españolas, Zaragoza, Barcelona y Madrid. Ángeles Arjona se preocupa, en su investigación, por introducir modelos teóricos que expliquen las características de los nego-Page 257cios en Almería en el campo de análisis de las economías étnicas.

Alberto Riesco analiza, desde la teoría, las relaciones laborales entre dueños del negocio y empleados, mientras que Laura Oso y Natalia Ribas introducen una nueva dimensión de género en el trabajo comparativo de mujeres empresarias marroquíes y dominicanas para los casos de Madrid y Barcelona. Por su parte, Papa Sow se preocupa por los negocios en venta ambulante de los senegaleses en España y Sònia Parella trabaja con la variable estrategias étnicas de los emprendedores en Barcelona.

Ninguno de los estudios citados hasta el momento son monografías dedicadas exclusivamente a la economía étnica, habrá que esperar hasta 2005 para que aparezcan las dos primeras, una de Ángeles Arjona para Almería y otra de Carlota Solé y Sònia Parella para las ciudades de Barcelona y Tarragona, en ambas se avanza, unido a un extenso trabajo de campo, en el desarrollo de un marco teórico de referencia a esta cuestión.

También en este año se publican dos nuevos capítulos de libros, uno de Arjona y Checa, que dejan un interrogante abierto para descubrir si la economía étnica se puede considerar una alternativa laboral a la segmentación del mercado de trabajo y otro de Amelia Saiz centrado en el carácter emprendedor de las mujeres chinas, en esta ocasión para el caso español.

El año 2006 se inaugura con la publicación del libro Empresariado étnico en España, la primera obra que va a aglutinar trabajos sobre empresarios étnicos de toda la geografía española, con investigaciones de Beltrán, Oso, Ribas, Moreras, Arjona y Colectivo Ioé, entre otros.

Aurora García Ballesteros y otros colaboradores describen en ese año las características de los empresarios inmigrantes en la Comunidad de Madrid, mediante técnicas cualitativas (entrevistas e historias de vida) describen las principales características de los empresarios étnicos y el despliegue de estrategias para que los negocios funcionen.

También en 2006 Pau Serra analiza, con la ayuda de planos, la ubicación espacial e implicaciones sociales de los negocios étnicos en Barcelona, en la línea que ya inauguró Moreras, Serra plantea que la apertura de negocios étnicos produce revitalización económica en el barrio.

Para Francisco Torres (2006) los negocios que se instalan en Russafa (Valencia) son lugares de reunión y relación con compatriotas, donde encontrar información, contactos y un espacio acogedor y conocido en una sociedad extraña.

La obra Los colores del escaparate (2006) de Ángeles Arjona revisa los principales paradigmas de aproximación a este fenómeno en Estados Unidos y Europa y define un nuevo modelo adecuado a España: South-European Model.

Carlota Solé, Sònia Parella y Leonardo Cavalcanti en 2007 analizan las características de los negocios étnicos en tres puntos de la geografía española: El Raval (Barcelona), Lavapiés (Madrid) y Russafa (Valencia). En este trabajo observan las causas de las iniciativas de los empresarios inmigrantes así como los tipos de negocios que regentan.

En ese mismo 2007 Victoria Labajo examina la relevancia de la inmigración como innovación en la distribución comercial en Madrid, en su investigación describe un comercio minorista que responde cada vez más a las nuevas demandas de los inmigrados, bien adaptando su oferta de valor, bien con la propia integración de los inmigrantes como empresarios (comercio étnico).

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El marco teórico de referencia

Son múltiples las corrientes que explican la aparición de las iniciativas empresariales por parte de los inmigrantes en las sociedades de instalación. Sin embargo, la clasificación más oportuna distingue entre la aproximación culturalista, la ecológica y la interactiva, propias del ámbito norteamericano, a las que hay que sumar la teoría de la incrustación o encajado mixto desarrollada en Europa.

La corriente culturalista (Bonacich, 1973), pionera en este campo, sostiene que determinados colectivos de inmigrados presentan una afinidad opcional con las cualidades requeridas para el éxito en los negocios, o lo que es igual, los inmigrantes optan por el autoempleo bien por tradición comercial, bien por cuestiones religiosas, que posibilita al individuo un conocimiento amplio en el ejercicio de su profesión.

La segunda corriente que trata de explicar las iniciativas empresariales es de tipo ecológico. Su argumentación presenta dos líneas de análisis: en primer lugar, parten del contraste entre las modernas economías y las economías en poder de una pequeña clase de negocios. En segundo lugar, el factor crucial son los patrones de sucesión en el espacio, primero entre residentes vecinos y, posteriormente, entre la pequeña clase dedicada a los negocios (Aldrich, 1975). En consecuencia, la apertura de negocios étnicos sólo se realiza cuando hay servicios y ofertas de trabajo que la economía global no satisface. Esta situación deriva del abandono progresivo de la población autóctona que tenía pequeños negocios, para su incorporación a un mercado más global y rentable. De ahí que los inmigrados ocupen nichos laborales en espacios que han sido abandonados (vacancy chain).

En tercer lugar, se encuentra la aproximación interactiva, determinada por postulados economicistas. Su proposición inicial mantiene que existe una interconexión entre los recursos internos de los que disfruta la comunidad y la estructura externa de oportunidades. O lo que es igual, la segmentación laboral y el bloqueo de oportunidades que afecta a los inmigrantes tiene como respuesta el auto-empleo, aunque dependen de la adecuación entre lo que los grupos pueden ofrecer y lo que sus consumidores demandan (Waldinger, 1984), idea que proviene básicamente de los postulados ecológicos.

Desde esta teoría se sugiere que los negocios étnicos proliferan en industrias donde hay un equilibrio entre las demandas del desarrollo económico y los recursos informales de la población étnica (Light y Rosenstein, 1995). Como consecuencia, los propietarios de negocios étnicos tienen una posición favorable para competir con los propietarios nativos. Esta corriente integradora es la de mayor aceptación y reconocimiento en la literatura americana. Para Europa es menos aplicable ya que se infravalora el marco institucional y el contexto económico y político en el cual se inscribe el empresariado.

Por último, y como consecuencia de lo anterior, en el marco europeo surgen las explicaciones que enfatizan el contexto de recepción y los marcos jurídicos-normativos como elementos claves en la formación de emprendedores étnicos. Este modelo denominado mixed embeddedness «incrustación social» tiene su origen en los estudios de Kloosterman y colaboradores (1999). Para estos teóricos las economías étnicas dependen de la adecuación entre lo que los grupos pueden ofrecer y lo que les está permitido que ofrezcan, más que la relación entre la demanda del consumidor y lo que los grupos ofrecen, como ocurre en el modelo norteamericano.

Atendiendo a lo anterior, el propio Kloosterman (2000) establece una tipología de modelos de incrustación. En primer lugar, aparece el neoamericano (Neo-American Model), propio de Estados Unidos y que se repite en Australia, Irlanda e Inglaterra, cubre a países donde la adaptación económi-Page 259ca ha sufrido un trascendental desarrollo e importantes ratios de empleo acompañado de bajos salarios, con muy poco control de los gobiernos en la redistribución y provisión de servicios públicos. Con estas premisas es muy atractivo para los inmigrantes montar un negocio, hasta el punto que en algunas ciudades y para determinadas minorías la ratio de autoempleo es mayor que entre los autóctonos.

En segundo lugar, encontramos el modelo Rhineland presente en Austria, Francia, Luxemburgo y Alemania. Aproximación contraria a la anterior: altos salarios y seguridad en el empleo a cambio de alto desempleo, lo que deriva en un control importante por parte del estado de los flujos migratorios, existiendo grandes trabas y obstáculos en la inserción laboral de los inmigrados. Es un modelo, por tanto, que se caracteriza con una estructura dicotómica: insider/outsider. Para este caso, la ratio de autoempleo entre los inmigrantes no es más alto que los nativos (Haller, 2004).

Por último, el modelo nórdico (Nordic Model), característico de Dinamarca y Suecia, está basado en un control importante de la economía -red industrial- por parte del Estado, similar al modelo Rhineland, pero la verdadera diferencia estriba en una toma de conciencia en torno a políticas activas del mercado de trabajo, expansión del estado de bienestar e igualdad de género. En este modelo la proliferación de empresarios étnicos es menor que en los otros casos; la regulación de las relaciones laborales y las políticas de igualdad hace que los inmigrados opten por insertarse en el mercado de la economía abierta.

Como vemos, se han hecho importantes esfuerzos por ajustar la realidad social y económica de los emprendedores al marco europeo, sin embargo, la situación estudiada para el caso español no responde a ninguno de los tres modelos descritos. Por tanto, nos atrevemos a definir un modelo más acorde con esta realidad que vamos a denominar, siguiendo con la nomenclatura anglosajona, South-European Model (Arjona y Checa, 2006). En este modelo los emprendedores étnicos tienen que sortear una enorme cantidad de obstáculos para conseguir el objetivo de instalar un negocio y que éste prospere, por lo que quedan a expensas de decisiones contextuales -externas- con poco margen a las iniciativas empresariales -internas-.

En la investigación realizada por Cebrián y Bodega (2002:565) reconocen que «aunque las posiciones de tipo culturalista han perdido preeminencia en los estudios, es cierto también que la variable cultural sigue siendo incorporada, debido, quizá, al especial carácter de este tipo de negocio. Los estudios han desarrollado, por ejemplo, líneas de argumentación en torno a dos ejes fundamentales:

  1. en primer lugar, cuáles serían los elementos que diferencian a las distintas comunidades étnicas en el proceso de creación de este tipo de establecimientos y b), en segundo lugar, cuáles son los elementos diferenciadores de la actividad empresarial de las minorías respecto a la de los nacionales en el mismo tipo de negocios».

Estos dos ejes de trabajo son muy interesantes pues ayudan a distinguir el éxito en los negocios de unas minorías frente al fracaso de otras, donde se pueden buscar elementos de índole cultural y, además, las características que distinguen a estos comerciantes de los españoles. A saber: redes sociales étnicas, solidaridad intragrupal, apoyo familiar, clientela y empleados coétnicos, etc. Se trata de rentabilizar al máximo la etnicidad y grupo de pertenencia para obtener ventajas en lo comercial.

La perspectiva ecológica tiene algunos referentes en los estudios de caso en España. Por un lado, el análisis cobra interés en una lógica de invasión y sucesión; poniéndose de manifiesto la recomposición étnica y la proliferación de negocios en locales que ya habían sido abandonados por los autóctonos, debido Page 260 a su escasa rentabilidad. Esta instalación de empresas produce una revitalización económica en barrios que se encontraban en decadencia. Así, se pueden encontrar los casos de Ciudad Vella en Barcelona, estudiados por Moreras (1999) ó Aramburu (2002); el casco histórico de Madrid, en la zona de Lavapiés (Giménez, 2000; Cebrián, Bodega y Bordonado (2004) y el barrio de El Puche en Almería (Arjona, 2004).

Por otro lado, estos emprendedores abastecen de productos y servicios que los inmigrados no encuentran en destino, esto les hace rentables frente a la competencia externa de las grandes superficies y los negocios de autóctonos en general. Aquí encontramos explicación a la proliferación de carnicerías halal, bazares, teterías, colmados, etc.

El modelo de incrustación neoamericano coincide con los postulados teóricos de la corriente interactiva y, debido a la falta de un referente adecuado para el ámbito español, algunos estudios lo han incorporado como hipótesis de trabajo. Así, Moreras (1999) muestra cómo el paradigma interactivo tiene algunas bondades en la explicación de la incorporación de los musulmanes al mercado de la carne en Barcelona, sobretodo, en el despliegue de estrategias étnicas: ayuda de la familia, horario prolongado, especialización en los productos, ubicación urbana, etc. Por su parte, Solé y Parella (2005:99) afirman que en Cataluña estamos ante un fenómeno que «apunta hacia el modelo norteamericano, en el que la autoocupación se erige como una opción atractiva para los inmigrantes más emprendedores». Sin embargo, cabe plantearse, ¿por qué las tasas de autoempleo son tan bajas? Arjona (2004) pone de manifiesto que los inmigrados desean -en un porcentaje muy elevado- incorporarse al mercado de trabajo como autónomos, sin embargo, muy pocos de ellos lo consiguen. Además, quienes sí llevan a cabo su proyecto necesitan como media entre 5 y 7 años para conseguirlo. Por tanto, en España se pone de manifiesto la necesidad de buscar nuevos aportes teóricos que expliquen una realidad muy determinada por el contexto de recepción y el marco del régimen normativo más estricto.

La utilización de las redes sociales entre el empresariado étnico en España es una constante, así lo pone de manifiesto Aramburu (2002:226) que se plantea por qué son diferentes estos negocios de los autóctonos que también recurren a una base familiar: «un elemento distintivo de algunos comercios de inmigrantes es cierta tendencia a la expansión empresarial. Una vez que el negocio funciona, a menudo el propietario abre otras tiendas, poniendo como responsables a tíos, primos, sobrinos o amigos de confianza que anteriormente habían trabajado como empleados suyos1. Parecen estar enormemente fragmentados en comercios de base familiar, que de esta manera encuentran un modo de integración económica independiente y que los salvaguarda de la subordinación y discriminación que, con frecuencia, enfrentan a los inmigrantes en el mercado de trabajo asalariado».

Torres (2006) analiza los negocios desde la consolidación de las redes informales de cada colectivo pues funcionan como puntos de información, dinero, bienes y relaciones. Plantea también que el espacio de sociabilidad que constituyen los locales y las áreas comerciales adopta unas formas u otras según la cultura del colectivo de procedencia, el tipo de negocio, la estrategia de inserción y los diferentes usos que hacen del barrio.

El perfil del empresariado inmigrante

Analizar los diferentes conceptos que han surgido de la instalación empresarial de los extranjeros es una tarea compleja; en la literatura internacional existe, sin embargo, Page 261 cierto consenso en torno a la red conceptual que trata de explicar situaciones diferentes dentro de la economía étnica, de este modo encontramos a las minorías intermediarias (middleman minorities), empresarios de enclave y enclave económico étnico.

Lo primero que cabe analizar es la diferencia entre las minorías intermediarias y los empresarios de enclave. La particularidad esencial del primer tipo es el autoempleo en empresas familiares ubicadas en barrios pobres o guetos de inmigrantes, ocupando los nichos laborales del sector secundario abandonados por los autóctonos. Aunque en la actualidad también se han insertado en barrios de clase media con actividades dedicadas al sector servicios. Pero, en cualquier caso, apenas establecen lazos con las estructuras sociales de la comunidad en la que ellos dirigen sus actividades económicas.

Por su lado, los empresarios de enclave quedan definidos principalmente por la coetnicidad, tanto en el uso de las estructuras sociales, como en la ubicación. Esto es, son negocios que operan en barrios de inmigrantes donde la mayoría son coétnicos -condición que no se da con las minorías intermediarias- y existe un sistema de relaciones sociales que les hace autosuficientes, aquí cobra fuerza la hipótesis de la solidaridad étnica.

El concepto de economía étnica deriva de la teoría de los middleman minorities (Bonacich, 1973). Cuando Bonacich y Modell (1980) desarrollaron el concepto de economía étnica diferenciaron el empleo que surge dentro de la economía general, del empleo que la minoría crea para sí misma. El inmigrado se incorpora en destino a un mercado de trabajo dividido, que está determinado por el antagonismo étnico. La economía étnica se define como la economía que incluye cualquier persona inmigrante que sea empleador, autoempleador o que esté empleado en empresas coétnicas. En este sentido «el contorno de una economía étnica está definido por raza, etnicidad u origen nacional, caracterizándose por alcanzar ventajas en las relaciones entre propietarios de negocios y entre propietarios y trabajadores del mismo origen nacional» (Logan, Alba y McNulty, 1994: 698).

Por último, el concepto de enclave económico étnico proviene de la literatura del mercado de trabajo segmentado (Piore, 1974), donde al concepto de economía étnica se añaden varios elementos (Zhou, 2004): en primer lugar, la permanencia empresarial; en segundo lugar, las actividades económicas no son exclusivamente comerciales, sino que también abarcan actividades productivas destinadas a un mercado general; en tercer lugar, variedad comercial que supera la sucesión de los nichos laborales dejados por los autóctonos; por último, la variable territorial, esto es, las empresas deben estar concentradas en un área física determinada, donde también se ubican las redes (Logan, Alba y Stults, 2003).

En la actualidad los estudios sobre economía étnica siguen teniendo su origen en la teoría de los middleman minorities (véanse, entre otros, Yeung, 1999 y Kim, 2003) aunque ahora se analiza, en mayor medida, la independencia económica de los inmigrados y de las minorías étnicas, y no únicamente de las minorías intermediarias. Además, los diferentes conceptos analizados no hacen alusión específica al régimen de tenencia de los negocios y su regulación. Por eso, posteriormente se distinguió entre propiedad y control étnico. Light y Gold (2000:5) apuntan que «estas definiciones son válidas únicamente para describir la economía de propiedad étnica, que tan sólo es un componente de una economía étnica y de enclave sin abarcar la totalidad». Una economía de propiedad étnica se define por la propiedad de los negocios. Esto repercute en una contratación de empleados coétnicos y mayor margen de beneficio para el dueño. Por su lado, «las economías étnicamente controladas existen cuando, y en la medida en que, los empleados coétnicos ejercen un importante y duradero poder de mercado sobre los lugares de trabajo, debido a su cantidad, concentración y organización, pero Page 262

CUADRO 1. TIPOLOGÍA DE EMPRESARIADO EN ECONOMÍAS ÉTNICAS

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también allí donde son destinados por poderes externos, políticos o económicos» (Light y Gold, 2000: 23), de tal forma que estos inmigrados tienen capacidad para tomar decisiones sobre temas relacionados con los salarios o los marcos contractuales que regulan las relaciones entre los trabajadores y el propietario.

Además, tanto la economía étnicamente controlada como la economía de propiedad étnica tienen subsectores formales, informales e ilegales (Tienda y Raijman, 2000). El sector formal está compuesto por empresas que pagan los impuestos y se hallan registradas oficialmente. El sector informal incluye empresas que, produciendo bienes y mercancías legales, lo hace sin pagar impuestos ni tener reconocimiento oficial. El subsector ilegal está formado por empresas que manufacturan o distribuyen productos o mercancías prohibidas, incluye drogas, juego y documentos falsos. El siguiente cuadro muestra, sintéticamente, la relación conceptual expuesta hasta el momento.

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Para muchas zonas estudiadas en España, inicialmente, la incorporación laboral de los inmigrados como autónomos, encuadra en el concepto de minorías intermediarias, como decíamos arriba se trata de empresarios que instalan un negocio que suponen se necesita en un área determinada: un restaurante chino, un locutorio, empresas de envío de dinero, etc. donde no siempre es imprescindible la coetnicidad de los clientes.

Como estamos ante una empresa abierta, donde tanto la ubicación como el producto ofertado pretenden atraer a clientela mixta -autóctonos e inmigrados- los emprendedores que destacan son los de restauración, y por nacionalidad los argentinos y chinos, principalmente.

El siguiente tipo que descubrimos en España son empresarios de enclave. Aquí destacan los musulmanes en carnicerías halal (pakistaníes en Barcelona y Madrid, marroquíes en Almería, etc.), los colmados y tiendas de música latinoamericanos, las cafeterías y los bares de rumanos, etc.

Ahora bien, ¿estamos en España en disposición de hablar de economías étnicas? Los trabajos realizados hasta el momento denotan un carácter incipiente de esta situación, pues se percibe un salto cuantitativo y cualitativo de las minorías intermediarias y los empresarios de enclave hacia una multiplicación vertical y horizontal de los negocios, hacia mayores cuotas de participación de coétnicos como empleados (Solé y Parella, 2005; Arjona, 2005), y con una lógica transnacional en la actividad (Arjona y Checa, 2006).

De lo que no hay duda es que la situación española no permite afirmar la existencia de enclaves económicos étnicos; el contexto de recepción que hemos descrito arriba, donde las trabas jurídicas y administrativas son determinantes, unido a un corto espacio de tiempo transcurrido desde la instalación de los primeros negocios, impide ser optimista en cuanto a que los inmigrados se consoliden económicamente en torno a enclaves económicos étnicos (téngase en cuenta que este fenómeno es raro incluso en otras zonas de Europa).

En el estudio exploratorio llevado a cabo en Barcelona, Parella (2004:7) destaca «a tenor de nuestros resultados, el modelo de empresario identificado en España no apunta hacia el autoempleo como salida de emergencia (ninguno de los comerciantes entrevistados había experimentado situaciones de desempleo con anterioridad), sino más bien hacia una opción atractiva para los inmigrantes más emprendedores, análogamente a lo que ocurre en el caso de la sociedad norteamericana».

Asimismo, una característica importante es que los emprendedores étnicos están aprovechando el hueco dejado por los españoles en esos locales debida a la escasa rentabilidad de la oferta en el mercado. Dice Moreras (1999:221), «este tipo de iniciativas [comerciales] se han valido de esta situación de crisis, adaptándose a ella, como forma de encontrar una vía para situarse en el mercado. Han descubierto que, en estas circunstancias, la competencia que podrían plantearles los autóctonos no sería muy fuerte, y que podrían vencerla fácilmente aplicando ciertas estrategias (larga jornada laboral, autoexplotación laboral, negocio familiar, crédito a cliente, ventas al mayor y al detalle, etc.) y ofreciendo un tipo de productos muy específicos, a fin de atraer a la clientela de su propio colectivo, aunque sin limitarse exclusivamente a ella».

En este proceso se entiende una lógica de estudio del mercado por parte del emprendedor inmigrante que conoce el contexto social y la demanda no satisfecha que intentará cubrir.

En numerosos ejemplos de la geografía española se produce el efecto sustitución de un negocio propiedad de un autóctono que Page 264 pasa a un inmigrante, en palabras de Parella (2004:9) «se escoge un tipo de negocio determinado simplemente por el hecho de que éste se ofrece en traspaso en un momento dado, por lo que se detecta un importante efecto «sustitución». Se trata de comercios que han sido «abandonados» por comerciantes autóctonos después de una jubilación o por su escasa rentabilidad. El hecho de tratarse de un traspaso agiliza los trámites burocráticos para los inmigrantes y evita tener que solicitar nuevas licencias».

Para la reflexión

España en su todavía reciente condición de país receptor de inmigrantes y en la clasificación, en cuanto a la incorporación laboral de los inmigrados, como un contexto de acogida hostil, se encuentra inmersa en un primer nivel de desarrollo de economías étnicas. Ciertamente, en ninguna ciudad española podríamos hablar de un contexto de acogida favorable, es decir, donde los profesionales se logran insertar en puestos de trabajo de liderazgo y los empresarios alcanzan prosperidad en torno a un enclave económico étnico.

Esto deriva que tanto el modelo teórico interactivo, surgido para el contexto norteamericano, como el de incrustación social europeo no explican con precisión lo que sucede en España -y por extensión a países del sur de Europa que presentan similares características-. Por ello, se necesita de un nuevo paradigma, denominado South-European Model, para explicar la dinámica del mercado de trabajo español y las escasas posibilidades de emprender de los inmigrados no provenientes de la Unión Europea.

Esto es así, puesto que el proceso de incorporación laboral de los inmigrantes en España se enmarca dentro de la segmentación del mercado de trabajo. Dicha realidad les limita, en gran medida, hacer valer su capital humano, al igual que reduce sus posibilidades de ascenso y promoción. Por tanto, las iniciativas individuales y las características del grupo se ven frenadas por las estructuras de oportunidad que no son proclives a la instalación de negocios étnicos.

Pese a ello, una de las alternativas más valoradas entre los inmigrados es la instalación de un negocio por cuenta propia debido al carácter transnacional -se mantienen lazos comerciales y culturales con su país de origen y con otros países o regiones- y al éxito económico y social que reporta. La siguiente conjunción de factores: transnacionalismo, concentración espacial, utilización de redes y solidaridad étnica va a favorecer, frente a la hostilidad del contexto, la aparición de economías étnicas.

Sin embargo, de las relaciones laborales internas de este mercado se desprenden también características propias del segmento secundario de otros mercados segmentados y de recepción hostil. De forma que la verdadera alternativa es para los propietarios o gestores, sin embargo, para los empleados coétnicos actúa de formación.

Las distintas investigaciones llevadas a cabo en España muestran que estamos ante la particularidad una economía de pequeña empresa, esto conlleva que la rentabilidad está sujeta a varias condiciones: en primer lugar, diversidad de productos ofertados. La mayor parte de los negocios ofrecen múltiples servicios o productos a sus clientes, con la finalidad de maximizar los recursos y obtener más beneficios. En segundo lugar, negocios sin horarios. Tanto la apertura como el cierre se adaptan a los horarios de sus clientes. Así, la mayor cantidad de ventas las obtienen a partir de que sus coétnicos y otros inmigrantes concluyen su jornada laboral. En tercer lugar, salarios inexistentes cuando el empleado es un familiar -hijo o cónyuge- o bajos cuando el empleado es un coétnico no familiar. Y, en cuarto lugar, precarización e irregularidad. Los empleadores, salvo contadas ocasiones, dan de alta a sus trabajadores.

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El carácter incipiente de este fenómeno en nuestro país, deja la investigación abierta a posteriores revisiones de lo que suceda en el futuro. De ahí, que se debe continuar indagando en nuevas cuestiones: ¿dejará de ser el mercado de trabajo español un contexto de recepción hostil?, ¿se producirá un notable incremento de los negocios étnicos y éstos derivaran en enclaves económicos étnicos?, ¿cómo se establecerán las relaciones de trabajo entre el empresario y el coétnico? En definitiva, ¿será la economía étnica una alternativa tanto para empresarios como empleados?

Pese a todo, la transformación del paisaje urbano español a partir de la proliferación de negocios étnicos es ya una realidad incontestable, esta nueva forma de economía supone una revitalización del barrio, puesto que estos emprendedores han reactivado el comercio en zonas de la ciudad abocadas a la pauperización. Los consumidores debemos aprovechar esta coyuntura económica y entender las iniciativas empresariales de los inmigrados como una oportunidad.

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[1] En este sentido, el negocio étnico hace las veces de escuela de emprendedores (WALDINGER, 1993).

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