La educación de la infancia: métodos y fines

AutorJuan López Martínez
Cargo del AutorMinisterio de Educación y Ciencia
Páginas203-212

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LA EDUCACIÓN DE LA INFANCIA: MÉTODOS Y FINES

JUAN LÓPEZ MARTÍNEZ

Ministerio de Educación y Ciencia

1. El niño y la niña de cero a seis años

Los primeros años de vida tienen gran importancia en la posterior evolución de la persona, ya que en estos años se forman las estructuras neuronales, ocurren los procesos de individualización y socialización, se produce un crecimiento físico y un desarrollo psicomotor, perceptivo e intelectual que posibilita el enriquecimiento de las relaciones con el medio y con los demás (relaciones que, a su vez, juegan un importante papel en el desarrollo de estos cambios). Todo ello proporciona unas adquisiciones que son la base de las posteriores experiencias. Según como sean estas primeras experiencias, su cantidad, su variedad, su significado, será el proceso de formación de la personalidad, las interacciones que se establecerán en el futuro.

Todos los educadores tenemos en común el deseo de favorecer el desarrollo del niño. Para ello conviene partir de un conocimiento básico de la psicología infantil, sus características, necesidades e intereses y de los procesos de desarrollo que tienen lugar en cada momento.

Porque el desarrollo que viven los niños y las niñas lo podemos definir como:

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  1. Un proceso de construcción dinámico, fundamentado en la interacción con el medio.

  2. Un proceso adaptativo, en el que van asimilando e incorporando la información que reciben del mundo y, al mismo tiempo, modifican sus comportamientos adaptándose a él.

  3. Un proceso global, es decir, que ocurre por la interacción de todos los factores que concurren en él.

  4. Un proceso continuo, en el que aparecen como una sucesión de formas de actuar, cada una de las cuales prolonga la anterior, la reconstruye y la supera con una forma más avanzada.

  5. Un proceso que no ocurre de modo uniforme en todos los niños y niñas de la misma edad.

    De aquí que podamos concluir la serie de características del niño y la niña que están realizando este desarrollo que, por su naturaleza, es dinámico, adaptativo, global, continuo y no uniforme:

  6. El niño y la niña en desarrollo son unos seres dinámicos, en continuo cambio y formación de estructuras de pensamiento y relación.

  7. El niño y la niña en desarrollo son unos seres unitarios, en cuyo crecimiento intervienen multitud de aspectos que se relacionan e implican a la globalidad de la persona.

  8. El niño y la niña en desarrollo son unos seres activos. Para que se produzca el desarrollo es necesario que el niño y la niña actúen y que los adultos promuevan un medio que potencie esta posibilidad.

  9. Cada niño y cada niña en desarrollo es un ser único e irrepetible, con características, necesidades e intereses propios y llenos de posibilidades.

    La infancia humana es un hecho biológico. Los niños y las niñas nacen con unas características físicas diferentes unos a otros y con una secuencia madurativa inscrita en su código genético, que condiciona el proceso de desarrollo desde la inmadurez hasta la madurez biopsicológica propia del adulto. Esta secuencia madurativa debe ser atravesada por todos los individuos de la especie humana.

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    Pero la infancia humana es, además, un hecho social. El desarrollo se produce en un determinado contexto; al niño y a la niña se les proporcionan unos estímulos determinados, se les enseñan unas habilidades concretas. Aunque la estimulación del ambiente no puede lograr cualquier cosa, ya que la maduración impone límites, lo mismo que abre posibilidades, sobre qué es lo que se puede lograr en cada momento.

    Así, a lo largo de los primeros seis años de vida ocurren una serie de hechos evolutivos, posibilitados por la maduración biológica, y cuyo eje conductor es la relación, los intercambios y las interacciones activas con el medio, los adultos y los demás niños de uno y otro sexo.

    Los objetos existen para el niño/a en la medida en que actúa sobre ellos, y a la vez va conociendo el mundo por la acción que realiza sobre los mismos. La progresiva diferenciación de los objetos, favorecida por la prolongación de los períodos de observación, le lleva a ser cada vez más consciente de ellos, aunque no estén presentes, por medio de su imagen mental o representación.

    A la vez, el niño/a va tomando conciencia de que existen seres distintos a él que le proporcionan satisfacciones. También va apareciendo un sistema de comunicación más consciente y dirigido, que es el lenguaje verbal, que se suma al expresivo y corporal y que irá perfeccionando por medio de la imitación y el refuerzo; así como gracias a la intervención de los adultos que organizan situaciones y actividades que, debido fundamentalmente a la regularidad y repetitividad de la vida cotidiana, le ayudan a ir consolidando sus adquisiciones lingüísticas de índole comprensiva y expresiva.

    La aparición de conductas motóricas nuevas (gateo, marcha...

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