Editorial

AutorColegio Provincial de Abogados de Cádiz
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A San Raimundo de Peñafort podemos poner por testigo de las serias dudas que alberga la Abogacía española sobre las verdaderas motivaciones de las reivindicaciones de la Judicatura de este país y que han desembocado en el hito histórico de la primera huelga de jueces, hecho que ni siquiera los más avezados en profecías estrambóticas pudieron nunca imaginar en sus más disparatadas elucubraciones.

Y es que resulta ciertamente curioso que, habiendo sido la Abogacía Española el sector que tradicionalmente ha venido denunciando con mayor reiteración las deficiencias de nuestra Administración de Justicia, sin guiarnos por reivindicaciones salariales, aunque innegable que nos ha faltado mayor contundencia y beligerancia, jamás hayamos contado con el más mínimo apoyo de la Judicatura, asentada en una postura de cierta complacencia con la situación.

Hablemos claro. La huelga de jueces y sus demandas obedecen única y exclusivamente a una manifestación más del tradicional corporativismo de esos profesionales, auspiciada en esta ocasión por el "fenómeno Tirado", no vaya a ser que mañana le toque a otro ser enjuiciado públicamente. ¿O acaso somos tan ingenuos como para pensar que las deficiencias nacen en fecha reciente? ¿Por qué hasta ahora nadie de ese gremio levantó la voz ante una realidad tan palpable? Es claro y palpable que, de no mediar el "ataque" a los jueces, hoy seguirían anclados en el silencio de sus despachos y quejándose privadamente de las deficiencias de nuestra Administración de Justicia.

Desde siempre dos eran las cuestiones que hemos achacado como explicación de la mala situación de nuestra Administración de Justicia: Leyes obsoletas y carencia de medios. Y los sucesivos gobiernos han creído que el remedio estaba en la reforma legislativa, olvidando que nada sirve una Ley adecuada si los medios para desarrollarla no cambian. Hoy día tenemos los medios procesales pero no los materiales, quizás porque es más barato hacer una Ley nueva que reformar la Oficina Judicial. Y mientras...

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