Economía, trabajo, empleo y política. Paisajes desolados
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Las llamadas "reformas de estructura" exigidas por las instituciones financieras internacionales, el Banco Central Europeo y la Comisión a los países afectados por un sobreendeudamiento privado, convertido en su justificación económica en un falso problema de competitividad, ha tenido como consecuencia la implantación de una nueva normativa laboral caracterizada por la exaltación de la unilateralidad empresarial, el declive del control colectivo y la degradación de las garantías laborales en especial sobre el despido. Los efectos han sido tremendos en términos primero de destrucción acelerada de puestos de trabajo y posteriormente en la consolidación de la precariedad en el trabajo y el aumento en paralelo del trabajo ilegal, no declarado. La constatación del incremento exponencial de las desigualdades pavorosas que está produciendo la resolución neoliberal de la crisis se une a la percepción cada vez más extendida de que la gestión de ésta por las instituciones financieras internacionales y la Comisión Europea ha producido miseria, sufrimiento y desigualdad crecientes en los países del sur y este de Europa y amenaza progresivamente con extenderse a otras economías hasta ahora relativamente indemnes, como Italia y Francia especial-mente, también Bélgica y Holanda.
En nuestro país, por otra parte, resulta cada vez más evidente la interrelación entre el establishment financiero, el enriquecimiento injusto y la degradación democrática, lo que se presenta como un hecho insoportable para la sensibilidad de la mayoría, junto con otros recientes escándalos especialmente simbólicos -el último de los cuales el de la presencia del virus del Ébola y su nefasto abordaje en términos de administración y prevención- y una larga serie de narraciones sobre la corrupción de distintos alcances y niveles que da cuenta de los enlaces nada virtuosos entre el dinero, la política y la ética de las personas que ocupan cargos de representación política o social. El momento político que vive el Gobierno le sitúa en los niveles de aceptación más bajos de la historia democrática, y las encuestas de opinión presentan una fuerte erosión de la implantación electoral del partido en el gobierno, junto con la propia composición del bipartidismo.
Sin embargo, el discurso europeo de las instituciones financieras y la nueva Comisión surgida de las elecciones de mayo 2014 insisten en mantener la misma
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política de recortes y de degradación del trabajo con derechos. En efecto, en Europa se ha aprobado un gobierno basado en exponentes fuertes de la política de austeridad y de los lobbies empresariales más agresivos, como en el caso del comisario español, que nace bajo el auspicio del bipartidismo popular/socialista a nivel europeo y que por tanto no permite abrigar esperanzas respecto del cambio de política económica. En concreto, y sin excluir una mayor flexibilidad para algunos países como Francia e Italia en los...
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